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Hotel con sorpresa

en Autosatisfacción

El otro día estaba de viaje y me alojé en un hotel de 4 estrellas. Por la mañana me levanté y me disponía a darme una buena ducha, cuando de repente algo llamó mi atención. Eran unos ruidos como jadeos, acompañados de una especie de movimientos rítmicos que identifiqué enseguida resumiendo que me había tocado una pareja que estaba follando, aprovechando la empalmada mañanera de él. Desde luego a ella se la notaba "sufrir", porque no escatimaba en jadeos...

 

Me contuve de hacerme una paja imaginándome la situación, aunque pensé que posiblemente se trataba de una pareja del montón, y ella seguramente no fuese una diva, sino una madura normal y corriente. Así que esperé a que terminasen y continué con lo mío. El tío le acababa de soltar una buena corrida, porque oí claramente un jadeo largo y sofocante. Terminé de afeitarme y me vestí, no sin dificultad para meter mi pene completamente erecto en el pantalón. Cogí las cosas y salí dispuesto a ir a desayunar. Mientras dejaba cerrarse la puerta de mi habitación, oí voces y me dí cuenta de que estaba abierta la habitación contigua, los folladores estaban a punto de salir. Entonces pasé por delante lo más lento que pude y lo que ví me devolvió la erección de inmediato: Una pedazo rubia con un vestido rosa estaba sentada en el borde de la cama, con la melena tapándole la cara, llevaba sus piernas cubiertas por unos pantys semitransparentes de brillo y unas sandalias de tacón remataban la escena más sexy que me podía haber imaginado. Estaba atándose las sandalias, y hablaba con su novio/marido/amante, por lo que ni se dió cuenta de mi presencia. Ya me puse tan malo que dudé en volver a mi habitación y hacerme la paja del siglo o seguir mi camino. Opté por lo segundo, y cuando estaba terminando el desayuno, un murmullo invadió la sala, y absolutamente todos los tíos clavaron la mirada en la rubia, que se sentó visiblemente incómoda por las decenas de ojos que se clavaban en sus piernas.

 

Terminé y pasé a su lado al salir, evidentemente no llevaba sujetador, porque desde arriba pude verle un escote generoso, ante la mirada encantada de su pareja. Subí arriba dispuesto a acabar con esto, y me crucé con las chicas del servicio de habitaciones, que se reunían para tomar el café. Entonces caí en el detalle de que ¡la puerta de la habitación de esa diosa estaba abierta!. Los utensilios de limpieza estaban bloqueando la puerta, y no pude evitar colarme dentro. Lo primero que hice fué echar un vistazo a las sábanas, que estaban completamente revueltas, y por supuesto allí estaban las pruebas del delito: Un montón de manchas de semen, esparcidas por el blanco algodón. Me puse como una moto, y calculando el riesgo de ser sorprendido por ellos o por la chica de la limpieza, me bajé el pantalón y empecé a masturbarme delante de la cama, rememorando los gemidos de la rubia, follando desesperada al ritmo que había oído a través de la pared.

 

Cuando estaba a punto de explotar, caí en el detalle de algo rosa que había enredado entre las sábanas. No podía ser!. Era un minúsculo tanga rosa totalmente enredado, que seguramente se tuvo que quitar para buscar la penetración, después de toda la noche entre sus piernas... Sin poder contenerme un minuto más y con el morbo del riesgo que corría allí metido, acerqué el tanga a mi boca, y mientras sentía sus flujos húmedos en mis labios, aspiré intensamente y un aroma femenino absolutamente embriagador hizo que alcanzase un orgasmo brutal, soltando inmediatamente una corrida sobre las sábanas blancas, manchándolas aún más...

 

Rápidamente me subí el pantalón y salí de allí, y no me sentí a salvo hasta que no estaba tumbado sobre mi cama, aún con la erección latente, y sintiendo algunas gotas de semen brotar de mi pene. Entonces me dí cuenta de que aún tenía el tanga de la rubia en mi mano, y me lo llevé a la boca mientras me recuperaba del mejor momento del día...