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AÑO 2112 - Capitulo VIII

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CAPITULO VIII

 

Como cada lunes, Diana, la señora Person para sus empleados, visitaba la fábrica para interesarse por el negocio que había heredado de su padre y que dirigía su marido. Al cruzar el vestíbulo reparó en la nueva muchacha que tras el mostrador de recepción le saludaba con una amable sonrisa.

D- Buenos días, ¿cómo te llamas?

M- Buenos días señora, me llamo Marie

D- ¿Tu eres humana, verdad?

M- Si señora.

D- Bienvenida a la empresa.

M- Gracias señora.

Ya en el despacho de su marido

D- He visto que tienes una empleada nueva en recepción

P- Ah, si, es cierto, es la mujer de Brían

D- ¿Cuándo se ha casado Brian?, no me habías dicho nada

P- Es que yo me he enterado tan solo hace unos días, lo llevó todo en secreto.

D- ¿Y la has puesto en recepción?, ¿es que habla idiomas?

P- No, pero es la esposa de mi secretario, no puedo ponerla en otro sitio. Además es una persona muy simpática y amable y seguro que resulta perfecta para ese puesto. Necesitaba contratar a una persona para cubrir el cupo y quien mejor que alguien de confianza.

D- Claro, claro, es lo más adecuado.

 

Durante el resto de su rutinaria visita ya no se volvió a tocar el tema de Marie, pero nada más regresar a casa…

 

D- ¿Carlota?, necesito que me hagas un favor…

D- Necesito que indagues en los archivos oficiales sobre una tal Marie. No tengo más datos, pero es la última persona que se ha contratado en la empresa…

D- Bueno, tu mira, la hemos contratado por asignación de cupo, así que algún expediente tiene que haber por algún lado…

D- Venga Carlota, si alguien sabe bucear en la red y sortear las medidas de seguridad, esa eres tú…

D- Eso no puedo hacerlo, ¿cómo voy a pedirle el expediente a mi marido?, pensaría que sospecho algo…

D- Pues no lo tengo claro, así que lo mejor es asegurarse. Mira a ver lo que puedes encontrar y me cuentas…

D- Besos Carlota… de los que te gustan…

D- Ja, ja, idiota.

D- Adiós.

 

No habían pasado muchos días cuando Carlota citó a Diana en una cafetería. Al parecer había obtenido la información que le solicitó.

 

C- ¡Camarero!, nos trae dos cafés. Gracias.

D- Entonces dime de una vez lo que has averiguado.

C- He encontrado un expediente, el 115856-B. Procede de la zona de cuarentena.

D- ¿De la zona de cuarentena? ¿Entonces no es la mujer de Brian?

C- En el expediente pone que está soltera, pero he hecho otras averiguaciones y efectivamente se casó con Brian hace exactamente un mes.

D- Yo la vi por primera vez hace una semana. Por lo que parece es verdad lo que dijo mi esposo.

C- Bueno, no exactamente…

D- Explícate

C- Marie lleva trabajando en la empresa casi dos meses, así que cuando la contrató todavía no era la mujer de Brian.

D- Ya me parecía a mí que había algo raro. Me extrañaba tanto que Brian se hubiese casado sin decirme nada…

C- Y eso no es todo. En el expediente hay una clave, una clave que según he podido averiguar corresponde a una mujer en estado virgen.

D- ¡Sabía que había algo sucio detrás de este asunto! Encima el cabrón de mi marido se habrá gastado una fortuna de mi dinero en sobornar a los funcionarios para que se la adjudicasen. Lo que no entiendo es porque se ha casado con Brian. ¿Qué pinta él en todo esto?

C- Eso ya no lo sé. Es todo lo que he podido averiguar. ¿Qué vas a hacer ahora?

D- No lo sé. Tengo que pensarlo con tranquilidad. Por un lado necesito al cabrón de mi esposo para dirigir la empresa, pero por otro me apetece divorciarme y dejarle en la puta calle con una mano delante y otra detrás. ¡Será imbecil,  jugarse toda su vida por un puto coño virgen!

C- Ya se sabe como son los hombres, por eso yo no me he casado con ninguno.

 

Diana no paraba de darle vueltas a la cabeza con todo este asunto. Debía atar bien los cabos antes de acusar a su esposo de infidelidad, aunque lo que más le dolía es que la hubiese engañado gastando su propio dinero, el dinero de “su” empresa. Pero antes debía apartar a Marie de las garras de su esposo.

B- ¡Señora Person, que sorpresa!, hoy no es lunes

D- Ya lo sé Brian, pero tenía que hablar contigo

B- ¿Conmigo?, pues usted dirá lo que se le ofrece.

D- He conocido abajo a Marie, tu esposa. No me habías dicho nada de que te casabas.

B- Le ruego que me disculpe si he sido descortés, pero hemos llevado este asunto muy en privado. Solo lo sabe el Sr. Person y se lo dije cuando ya nos habíamos casado.

D- No pasa nada Brian, cada cual es dueño de su vida. Por cierto, Marie me ha parecido una niña muy hermosa y muy agradable.

B- Muchas gracias señora Person, verdaderamente es un encanto y me hace muy feliz.

D- Claro, cualquier hombre se sentiría muy feliz teniéndola a su lado. Eres muy afortunado por ser precisamente tú quien disfruta de su compañía.

B- Claro señora, me siento muy afortunado.

D- Mira Brian, he pensado una cosa. Aun no he hablado con mi marido, antes quiero preguntártelo a ti.

B- Usted dirá

D- He pensado que Marie podría ser mi asistenta personal. Yo no la veo como recepcionista, sinceramente. Ese puesto es muy específico y las replicantes están especialmente diseñadas para desarrollarlo. Marie nunca podrá adquirir sus capacidades, pero para ser mi asistente necesito a alguien capaz de adaptarse a todas las circunstancias y para eso no hay nada mejor que un humano. Y Marie me parece perfecta, es dulce, simpática y parece muy servicial. ¿A ti te parece bien?

B- Sería un honor para Marie poder servirla personalmente, de eso estoy seguro. Yo me sentiría alagado si trabajase para usted, pero el Sr. Person…

D- Pues no se hable más. De mi esposo me ocupo yo.

 

La discusión con su esposo resultó muy fácil de resolver. Ella era la dueña de la empresa.

 

P- ¿Cómo que te la quieres llevar?, pertenece a la plantilla de la empresa

D- Y seguirá perteneciendo, solo que como mi secretaria personal. Yo soy la dueña, no lo olvides, ¿acaso no puedo tener secretaria?

P- Y a que viene eso ahora, puedes tener lo que quieras. ¿Pero por que ha de ser ella precisamente?

D- Porque es la mujer de Brian, tu fiel secretario. Nadie mejor que Marie para servirme fielmente también a mí, con la misma fidelidad que te ha servido a ti hasta ahora.

P- No te entiendo mujer, pero haz lo que quieras, como lo haces siempre.

D- Y como lo seguiré haciendo.

 

Diana era una mujer con carácter y su esposo lo sabía perfectamente. Si quería a Marie no podía hacer nada por evitarlo.

Al día siguiente de su estreno como secretaria personal de Diana, el Sr. Person requirió la presencia de su ayudante.

 

P- ¿Qué tal Marie en su primer día con mi esposa?

B- Muy bien, está muy contenta, dice que la señora Person es muy amable con ella.

P- Mi mujer lo que es, es una mala zorra. Seguro que se huele algo y por eso se la ha llevado. Sobre todo asegúrate de que Marie no se vaya de la lengua.

B- Tranquilo señor Person, ella nunca va a contar nada de lo que pasa, de usted solo puede estar agradecida.

P- Ya, el problema es que ahora no puedo arriesgarme a verla, está todo el día con mi mujer y cuando acaba y vuelve a casa ya no es momento de visitarla. Esta Diana seguro que me tiene vigilado. Me temo que se me ha acabado la diversión.

B- Ha estado dos meses con ella, ¿todavía le sigue apeteciendo tanto verla?

P- Mi fiel Brian, estoy seguro de que has cumplido a rajatabla el acuerdo y no le has puesto la mano encima, de lo contrario no me harías esa pregunta. Tu Marie es una diosa nacida para el sexo, es imposible renunciar a ella.

B- Entonces… ¿aun así tengo que seguir respetándola para usted?

P- No sé porque te has casado con ella, no sé si los has hecho por lástima o por amor. Espero que haya sido por lástima pues de lo contrario lo has tenido que pasar muy mal todo este tiempo. Dadas las circunstancias ya no voy a poder disponer más de tu dulce Marie, así que a partir de este momento quedas liberado de tu compromiso.

B- Gracias señor Person por permitir que se quedase y no devolverla a los asentamientos. Eso se lo debemos a usted.

P- Cuídala Brian, es una chica especial, al final se le coge cariño.

 

Por primera vez en mucho tiempo, Brian regresaba a casa pleno de felicidad. Por fin iba a poderle hacerle el amor a su preciosa esposa y lo mejor de todo, podría prometerle que ya no tendría que estar más con el señor Person, que quedaba liberada definitivamente de esa carga que tanto le hacía sufrir. Finalmente las dificultades quedaban atrás y ya eran libres para iniciar una nueva vida juntos, plena de dicha y amor.

Marie llegó tarde a casa. Su segundo día de trabajo con Diana y su segundo retraso.

B- ¿Tambien hoy te ha entretenido la Sra. Person?

M- Tendremos que acostumbrarnos a esto Brian, Diana no tiene un horario concreto como lo tienes tú en la empresa. Hasta que no termina lo que sea que esté haciendo yo no puedo irme. Hoy hemos ido de compras. Nunca había entrado en esas tiendas de tanto lujo, me he quedado alucinada mirando todo lo que tenían. Hasta Diana me ha pedido mi opinión antes de comprar nada.

B- ¿Le llamas Diana a la señora Person?

M- Si, así quiere ella que le llame, me trata como a una amiga y pide que le corresponda como tal.

B- Me impresiona lo bien que habéis congeniado. Me alegro mucho por ti. Además tengo una muy buena noticia que darte.

M- ¿Por fin…?

B- ¡¡Por fin!!

Ambos amantes se abrazaron y se besaron ardientemente, casi con furia. Por primera vez ambos cuerpos pudieron sentirse con el contacto de su piel desnuda, ardiente y sudorosa.

M- Te quiero tanto amor mío, te quiero con toda mi alma. Tómame y hazme tuya, disfrútame como quieras, que sea éste el momento más feliz de tu vida.

B- No te puedes imaginar como he deseado este momento, ni cuantas veces lo he podido soñar. Verte desnuda sin poder tocarte me mataba.

M- Ya no sufras más mi amor, ahora me tienes toda para ti. Yo también me moría por tenerte dentro.

Marie abrazó con sus piernas la cintura de Brian y ayudándose de la mano se introdujo por fin el deseado pene de su amado. Sendos gemidos de placer y liberación brotaron al unísono de sus gargantas. Se besaron hasta quedarse sin aliento, se abrazaron hasta fundir sus cuerpos en uno solo y follaron como dos adolescentes enamorados hasta caer rendidos.

M- ¿Eres feliz?

B- Soy la persona más feliz de este mundo y de todos los mundos conocidos.

M- Quiero que sepas que si alguna vez te he dicho algo hiriente ha sido porque te quiero más que a mi propia vida. Que siempre haré todo lo que te haga feliz, sin importar lo que me pidas. Si no hubiese sido por tu generosidad ahora estaría expulsada y malviviendo en los asentamientos.

B- No fue generosidad, fue egoísmo. Nada más verte quedé prendado de ti y no podía dejarte marchar. Hubiese hecho lo imposible por mantenerte a mi lado. Me hubiese ido contigo a los asentamientos si esa hubiera sido la única posibilidad para estar juntos.

M- ¡No sabes cuanto te quiero!