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AÑO 2112 - Capítulo XXIV

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CAPITULO XXIV

Marie había estado todo el día dándole vueltas a la cabeza por la discusión con Brian de la noche anterior y a pesar del rechazo sufrido sentía que todo había sucedido por su culpa y tenía que hacer algo para recobrar la atención de Brian. De repente se le ocurrió en algo que podría despertar el interés de su amado, siempre que Diana pudiera dispensarla durante un par de horas…

La visita de Carlota había dejado a Brian con una preocupación más que le impedía concentrase adecuadamente en su trabajo. De repente, la puerta de su despacho se abrió disipándole de sus turbios pensamientos.

L- Señor García, la señorita Karen pregunta si puede bajar un momento a los sótanos.

B- ¿Te ha dicho lo que quiere?

L- No señor García, solo que si podía bajar.

B- Gracias León, voy enseguida.

Mientras se dirigía a los sótanos pensaba en las palabras de Carlota y no pudo evitar que por su cabeza planease una preocupante idea sobre un furtivo encuentro sexual con Karen.

Cuando por fin llegó, encontró a Karen junto a la puerta del almacén.

B- ¿Qué ocurre? ¿Por qué me has llamado?

K- Quiero que veas una cosa –dijo señalando el interior del almacén-

Brian no entendía lo que ocurría. ¿Qué le podía preocupar tanto a Karen que había requerido su presencia?

Cuando Brian se asomó a la puerta no vio nada especial salvo todos los artículos de limpieza que allí se guardaban.

B- ¿Pero que ocurre?, yo no veo nada extraño

K- Entra y lo verás

Intrigado, Brian se introdujo unos pasos en el almacén tratando de encontrar aquello que fuese que debía ver. Inmediatamente la puerta se cerró tras él. Trató de abrila pero la había cerrado con llave.

B- ¡Karen, Karen, abre la puerta, no hagas que me enfade!

De repente, una voz familiar surgió de detrás de unas cajas

M- Hola Sr. Person

Brian se giró bruscamente. Allí estaba Marie vestida con el escaso uniforme de recepcionista, como el primer día en que la acompaño al despacho al despacho de su jefe para que éste se cobrase su tributo. Estaba atónito.

M- Le estaba esperando Sr. Person.

Aquello era absolutamente de locos. Nunca podía haberse esperado encontrarse a Marie fingiendo con él uno de los encuentros con Eduard. Estaba preciosa. Los recuerdos de aquellos días se le agolpaban en la cabeza y corazón volvía a sentir la compasión por aquella frágil joven sometida a los caprichos sexuales de su entonces jefe. Verla así le excitó sobremanera y decidió seguirle el juego adoptando la personalidad de Eduard Person.

B- Hola mi pequeña putilla. Siento que no puedas subir más a mi despacho y que tengas que hacerlo en este sucio cuarto, pero debemos ser muy discretos.

M- Si señor Person, lo entiendo.

B- ¿Estas preparada?

M- A su disposición, como siempre.

B- Bien pequeña, ves desnudándote

En el pasillo, Karen escuchaba todo lo que se decía dentro. Le comía la curiosidad y el morbo. Entonces recordó que el almacén se comunicaba con un cuarto anexo desde el que podría no solo oír, si no ver todo lo que sucedía. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Deseaba verlo pero a la vez le incomodaba semejante intrusismo. Finalmente se decidió a entrar. Ambos cuartos se comunicaban a través de una puerta que en su día hubo pero que ya no existía, lo que le iba a permitir contemplar toda la escena desde tan solo unos metros.

Cuando llegó a la posición, pudo observar por detrás a su amiga que ya se había desvestido conservando puestos únicamente los zapatos.

Brian se acercó lentamente hasta Marie, quien permanecía inmóvil a la espera de lo que se le solicitase. Frente a ella, sin dejar de mirarla a los ojos, introdujo uno de sus dedos en la vagina, acariciándola profundamente hasta que consiguió arrancarle un gesto de placer. Seguidamente llevó su dedo húmedo con los flujos vaginales y se lo introdujo a Marie en la boca, quien lo chupó golosamente hasta relamerlo. Brian tomó su cabeza con ambas manos y la empujó hacia abajo hasta hacerla arrodillarse. Entonces extrajo su pene y sin más contemplaciones se lo metió en la boca.

Karen estaba observando la escena por detrás y lo que veía le estaba pareciendo muy excitante. Estaba viendo a su amiga en una actitud muy sumisa y complaciente, entregada completamente a las exigencias sexuales de su esposo.

De rodillas, Marie le estaba practicando una felación como solo ella lo sabía hacer, sensual y profunda hasta hacerla desaparecer por completo dentro de su boca. A Karen le sorprendió la habilidad de su amiga, conocedora como era de los gustos masculinos a los que se había visto forzada a complacer pero que nunca pudo realizarlos con la facilidad y la naturalidad con la que Marie lo hacía.

Brian parecía disfrutar enormemente de la espectacular mamada.

B- Así pequeña, así, hasta dentro…

Marie incrementaba su ritmo obligada por las manos de Brian que empujaba de su cabeza cada vez más rápido y más fuerte hasta casi atragantarla.

B- Más rápido pequeña, más rápido… quiero venirme en tu boca y que te tragues hasta la última gota de mi leche.

Karen observaba excitada el espectáculo reprimiendo los deseos de masturbarse para evitar emitir gemidos y ser descubierta.

Finalmente Brian se corrió de una forma salvaje mientras Marie no cesaba de chupársela y de introducírsela hasta la garganta. Cuando por fin Brian derramó su último estertor, retiró las manos de la cabeza de Marie permitiéndole retirarse, pero ella continuó todavía un rato hasta que su pene quedó totalmente flácido.

De rodillas, con su culo reposando sobre los talones, Marie se relamía golosamente saboreando el regusto que aun le quedaba en la boca.

M- ¿Le ha gustado Señor Person?

B- No ha estado mal, pequeña, nada mal… pero la próxima vez que me mandes llamar no vendré solo. Así que prepárate bien porque entonces voy a ser mucho más exigente.

Y dándose la vuelta se subió la bragueta y se dirigió hacia la puerta

B- ¡Karen, abre la puerta, ya hemos terminado!

A Karen casi le da un vuelco el corazón. Tan ensimismada había esto contemplando el espectáculo que no se había dado cuenta de que “oficialmente” debería estar fuera para abrirle la puerta. Salió todo lo deprisa que pudo y antes de que se le reclamase por segunda vez ya había abierto la puerta.

Brian se quedó mirándola fijamente y le dijo

B- ¿Te ha gustado lo que has visto?

Y seguidamente se marchó rápidamente hacia su despacho.

Karen se quedó desconcertada. Mientras observaba a su amiga todavía desnuda y de rodillas, se preguntaba si Brian la habría visto mirar o solo se refería al hecho de ser cómplice de provocar aquella situación. La duda le asaltaba.

- - -

A la salida, Brian esperaba a Karen para volver juntos a casa como todos los días. Esta vez su compañía le resultaba bastante violenta como consecuencia de lo sucedido ese día. No sabía que decir, ni siquiera si debía decir algo. Al hacerle ese favor a su amiga se había comprometido de una forma que no se esperaba.

Cuando ya llevaban un trecho recorrido, Brian rompió el hielo.

B- ¿Sabes?, cuando León me dijo que me llamabas pensé que tal vez eras tú quien me estaba esperando.

Karen no dijo nada

B- Esta mañana me visitó Carlota y me dijo que tarde o temprano terminaríamos tú y yo en la cama. Me pareció un disparate, pero cuando bajaba a los sótanos deseaba que su premonición se cumpliese.

Karen continuó en silencio

B- ¿No dices nada?

Tras unos segundos contestó

K- Os he estado viendo

B- Ya lo sé

K- ¿Me has visto?

B- Igual que tú a mí

Karen no pudo evitar sonrojarse

K- Eso que le has dicho a Marie sobre la próxima vez ¿iba en serio?

B- Solo era parte del juego

K- Si, pero a mi me dijiste que querías compartirla con otro hombre

B- Eso depende de Marie. Si vuelve es que acepta el juego.

K- ¿Y quien va a ser el otro? Si Marie se presenta sin avisar no tendrás a nadie preparado.

B- No te preocupes, está todo pensado.

No quiso seguir preguntando. Mejor era no conocer los detalles de algo que no iba con ella.

B- Pero no has contestado a mi pregunta

K- ¿Qué pregunta?

B- Que qué es lo que piensas sobre lo que me ha dicho Carlota

Karen parecía pensarse demasiado la respuesta

B- No contestes si no quieres. Solo el tiempo dirá si ella tiene razón o no.

 

Al llegar a casa Marie todavía no había vuelto. Brian se fue a dar una ducha de vapor para relajarse del “intenso” día de trabajo. Mientras se duchaba, Karen irrumpió en el aseo.

B- ¿Qué quieres? –preguntó con sorpresa por su inesperada y descarada aparición-

K- Únicamente decirte que Carlota está en lo cierto. Solo es cuestión de tiempo que suceda.

Y antes de irse, añadió:

K- Y no te preocupes, no eres el primer hombre al que he visto desnudo, ni la primera vez que veo tu polla.

Y tras sus palabras salió y cerró la puerta.

Cuando Marie llegó a casa Brian la estaba esperando impaciente

B- Buenas noches amor

M- Buenas noches ¿ya no estás enfadado conmigo?

B- Nunca he estado enfadado contigo. Lo estaba conmigo mismo.

M- ¿Te ha gustado mi sorpresa?

B- Me ha encantado, y desde luego si que ha sido toda una sorpresa

M- Pues a lo mejor hay más

B- Creo que si vuelves, el Señor Person te ha prometido algo especialmente preparado para ti

M- El Señor Person puede disponer de mí como más le plazca. Estoy a su total disposición.

B- ¿Y aun le perteneces exclusivamente?

M- Solo en horario de trabajo. Aquí soy enteramente tuya. Y precisamente necesito que ahora me compenses, porque el muy cabrón me ha dejado con las ganas.

Y abriendo la puerta del dormitorio, Brian invitó a Marie a pasar

B- Ven amor mío que voy a darte todo lo que tú te mereces…