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Entre mis hechiceras

en Control Mental

No me quedaba mas remedio que ir a visitar a mi abuela, no la soporto pero mi madre me oblig,ó ya hacia como un año que no la veía.

Mi abuela nunca ha tenido buena reputación en el pueblo, es de aquellas persona a las que consideran brujas, bien  sea porque quedó viuda muy joven, bien porque apenas sale y ya se sabe la gente de pueblo, es muy presta a elucubrar cualquier historia.

Por mi parte, la historia se repite con mi madre, viuda muy joven de un marido al que yo como padre, no conocí. Mi madre ha seguido con la profesión de la suya, costurera y aunque nunca ha faltado de comer, poco mas tenemos en casa.

Tanto a mi madre como a mi abuela las llaman las hechiceras (ni idea de porqué), a ellas parecen no importarles. De mi abuela supongo que es porque siempre está con infusiones, bebidas depurativas, y similares que recuerdo de pequeño, me hacia tomarlas constantemente.

Se ven poco, algo tuvo que ocurrir que nunca me ha querido contar, pero como nieto suyo, entiende que debo visitarla. Después de caminar al otro lado del pueblo, llegue a su casa, una modesta vivienda de una sola planta, al final de una calle sin salida, unas macetas por fuera, una puerta y una ventana con visillo es todo lo que se divisa.

Mi abuela me abrió, iba como siempre la recuerdo, un vestido enterizo con fuerte escote y un delantal de cintura con bolsillos, donde siempre lleva algo, pues  se notan llenos y pesados.

-          Hola Emo, ¿Qué tal, cuanto tiempo, por fin vienes a ver tu abuela? Me miró como es ella por encima del hombro, como si le debiera algo

-          Hola Yaya, te traigo…

Mi madre ha salido a mi abuela, de eso no hay duda, unos enormes pechos, pero sin embargo un cuerpo normal nada obeso, ella va siempre con el pelo recogido en un moño alto, que le da imagen de institutriz o  maestra.

Reconozco que a mis 22 años, y la falta de chicas en este pueblo, muchas veces me he empalmado y hasta masturbado pensando en esas tetas, en las más estricta intimidad de mi mente, daría lo que fuera por dormir apegado a ellas, chuparlas, besarlas y que me hicieran una paja.

Era temprano un Lunes por la mañana de Agosto, yo vestido con una camiseta unas alpargatas y pantalón corto, no tengo ocupación ni beneficio y como no tenía nada que hacer, mi madre me obligó a llevarle diversos patrones y telas, quería que me quedará allí hasta que la abuela terminara, o sea que podía ser perfectamente toda la semana.

-          Anda, pasa, déjame ver y cuéntame ¿Cómo va el trabajo, hay algo?

-          Naaa, todo está muy flojo,…

-          Aquí lo que pasa que el flojo eres tú, que no haces nada

-          No empecemos Yaya

-          Bueno déjalo estar ya he hablado con eso de tu madre largo y tendido, a ti te ponía yo a hacer algo útil en nada, ya verías… en vez de estar haciendo el vago, solo pensando en ver la tele y salir por ahí

-          Vaaale abuela, ya está (ya me estaba hartando otra vez)

Iba caminando por la casa, y fui a la cocina, allí entre botellas con líquidos de colores y alacenas, me fije en una botella muy labrada con tapón de cristal, la olí, parecía ser algún tipo de licor y no me vendría mal un trago con este calor de verano.

Tomé un vaso pequeño y le día dos buches, estaba bastante rico, un fuerte sabor a cereza, cuando de repente se me nublo la vista, me mareé, agarrándome a la mesa, hice una gran ruido.

Mi abuela apareció de inmediato, vio lo que había hecho - ¡que has hecho insensato!, ¿has tomado de la botella de cristal? ¿lo has hecho? Rápido no hay tiempo dime…

-          Sss….si….un poco

Mi abuela se calmó, dejó la labor que tenía en sus manos, se quitó el delantal, caminó hacia mí, me agarró la cara, y me hizo mirarla

-          Estupendo, estupendo, no dejes de mirarme Emo, no dejes de mirarme, mírame a los ojos, eso es,..concéntrate, todo va a estar mejor a partir de ahora…mírame…mírame

-          Yo miraba fijamente a mi abuela, veía sus ojos, cada vez me parecían mas grandes, luminosos, preciosos, miraba su boca, su lengua que se movía diciendo palabras que no entendía, yo…miraba su pelo, su moño, miraba su escote, su pecho, mientras ella me sostenía, intente tocarlo

-          Emo, sigue mirándome, así…así….

-          Yo la volví a mirar, intenté besarla, me había empalmado, me baje la cremallera, y me saque la polla, …¡abuela que guapa eres….! Que guapa….eres la mujer más guapa que he visto en…. Seguía intentado tocarle una teta

Ella empezó a hablar conmigo y aclararme las cosas y mi futuro

-          Emo, me estas mirando y te estás enamorando irremediablemente de ti, soy la primera persona que miras, los efectos del brebaje pasarán no te preocupes, pero quedaras para siempre, enamorado, embebido y loco por mí. Soy la personas más guapa, bella, erótica y sensual que has visto. No habrá otra mujer para ti ¿me estas entendiendo?

-          Siiii… (yo intentaba abrazarla y pegar mi polla a su vestido, estaba muy excitado

-          No habrá otra mujer para ti, salvo que yo lo indique. A partir de ahora sentirás siempre ganas de estar conmigo, de desnudarte si te lo pido, de hacer cualquier cosa por mí. No existe nada más placentero, que servirme y obedecerme, cada vez que lo hagas sentirás mucha paz y alegría en tu interior.

Mi abuela fue llevándome a la sala de costura, donde me recostó en un sillón con brazos altos, yo solo la miraba con los ojos abiertos, intentaba pronunciar ¡que guapa! Pero apenas podía

-          Emo, esto ya lo he hablado con tu madre y está de acuerdo, vamos a hacer de ti, una persona trabajadora, nos vas a ayudar y te vamos a tener sometido a nuestra voluntad, ¿me comprendes? Ahora si estás de acuerdo, que se que lo estas, vas a besar este colgante, luego te lo pondrás, ese será nuestro contrato, ahora ya sabes porque a tu abuela la llaman la hechicera.

Yo estaba quieto en el sillón, solo la miraba, veía sus grandes ojos, preciosos, su pelo blanco divino, sus grandes pechos, me parecían magníficos, ella me acariciaba la cara y hacia que me fijara en su colgante, que sacaba de su escote, yo me tocaba la polla y la meneaba, ella fue acercándolo a mi boca

Emo, repite conmigo…

-          Quiero

-          …Qui…ero…

-          Amarte, hacer lo que me ordenes  siempre, por siempre

-          Amm…arte, hacer lo… que me ….ahhh….mmm…. (m i excitación iba en aumento), abuela,,..toc….tocameeee, yo me fui quitando los pantalones, quedando desnudo para ella, (abri mis piernas y me la meneaba mirando a mi abuela, yo sacaba mi lengua, miraba sus tetas)

-          Ahora no Emo, solo mira el colgante, mira el colgante, bésalo

-          Sin dejar de masturbarme lo besé, me dio un espasmo, no me podía mover, ella aprovechó y me lo puso alrededor del cuello atándolo

-          Emo, ahora descansa, quédate tranquilo, iras recuperando fuerzas poco a poco, ahora…ya…eres…mío

No sé cuanto tiempo pasó, pero intuía que varias horas, yo seguía sin pantalones con la mano en mi polla y sentado en el sillón, no había nadie en la sala, solo el reloj antiguo de balancín, emitía su sonido particular,…

Me levanté con mucha sed, sin embargo no tuve ningún reparo en caminar por la casa solo con la camiseta, me encontraba cómodo, llegue a la cocina para tomar agua, vi a mi abuela, fregando cacharros, que silueta, que bonita era, fui caminando hacia ella, a la vez que sentía fuego interior en mi cara, un sopor que me llenaba todo el cuerpo, me había empalmado casi al instante, la abracé por detrás rodeándola por la cintura y apretando mi polla en su trasero

-          Ya estaaaa, ya, yaaaa, Emo, tranquilo

Abuela (yo la besaba en el cuello, la besaba mucho, le agarre las tetas, ella pareció no importarle y poco a poco iba empujando en un movimiento continuo, sus nalgas con mi polla, notaba como algunas gotas manchaban su vestido

-          Emo ¿sigues tú fregando?

Me detuve,…mire por unos segundos al fregadero…Claro que si abuela, me encantaría. Tome el estropajo y me dispuse a ello, una sensación de bienestar se apoderó de mí, me encontraba cómodo, bien, tranquilo, me puse el delantal que mi abuela se quitó y repasé además el suelo, limpié los armarios, coloqué los utensilios y descongelé alimentos para preparar la siguiente comida.

Todo había quedado limpio y con esplendor, yo me encontraba satisfecho, feliz y con la misión cumplida, fui a decírselo a mi abuela, ella estaba sentada cosiendo un vestido estampado, me fije en sus manos, manejando la aguja y como esta aparecía por detrás de sus pechos, que en perfecta silueta, remarcaba una vista femenina maravillosa

Me acerqué  y la besé en el cuello y en la cara, ella con su mano, tomo la mía y me dio unas palmaditas, (muy bien cariño, muy bien…)  que bien, que feliz estaba. A continuación me quedé a su lado sentado, solo con mi camiseta, esperando alguna frase o comentario que quisiera hacerme y me encontraba muy caliente, ella perfectamente vestida, yo desnudo de cintura para abajo, dócil, indefenso, descubierto…

Miré al espejo de la cómoda, y me vi un colgante en mi cuello ¿Cuándo me puse yo…? No recordaba, fui a buscar el cierre, en eso mi abuela comprendió mi movimiento y con total autoridad puso su mano en mi polla, que al instante la recibió encantada.

Ella dejó la labor y movía un poco su mano, me miró y me lanzó un beso, mis orejas, mofletes y boca se encendieron, que mujer tan guapa, bella que afortunado era, yo abrí un poco mis piernas y sin dejar de mirarla la invitaba a cualquier actuación que quisiera llevar a cabo conmigo.

-          Abuela,… guapa (le decía)

-          Ella reía, calla, calla, pero invitándome a oírme otra vez

-          No en serio, eres muy…ahhh….mmmmff…..(estaba muy caliente, ella seguía acariciando y moviendo mi pene y yo me sentía atrapado, esclavo de esa mano, perdía mi voluntad a cada instante)

-          Mi nietito bueno….¿vas a ser bueno con la abuelita?

-          Siiii…..muy bueno….si…mmmff…..ab…

-          Nunca te quites ese colgante, es un regalito mío para ti mi nene. ¿lo llevarás?

-          Si…si..siempre

-          Ella intensificó apenas un poco sus movimientos y yo le regalé todo el cariño, el amor y la leche que mi cuerpo pudo dar, veía como ella seguía con su mano mojada, acariciándome, era perfecta

Después de unos minutos, me mando bañarme, con las cremas que había dejado para mi, primero debía depilarme por completo, consideró que mi cuerpo aniñado le podría dar frutos para sus intereses, luego enjabonarme y perfumarme y que regresara al salón.

Así lo hice sin rechistar y me planeé junto a ella, vestido con la toalla alrededor de mi cintura. Ella me dijo que viera le tele un rato si quería. No dije nada simplemente me quedé quieto

Ella comprendió que había funcionado a la perfección el hechizo, yo no tenía ninguna voluntad, entonces me dijo… Emo, vete a ver la tele. Yo me levante y fui a la salita.

Sonó mi móvil, eran los colegas para salir de noche, había una fiesta en el pueblo de al lado, a ver que pescábamos y demás, después de quedar con ellos por supuesto, fui al salón donde había dejado mi ropa, mi abuela seguía allí, vio como me cambiaba pero no dijo nada.

Yo sin ninguna extrañeza me puse mi pantalón corto y mi camiseta, fui a despedirme de mi abuela, le di dos besos y me dirigí a la puerta, a cada paso una sensación de vacío y angustia se apoderaba de mi, mis pasos cada vez eran más lentos, parecía no tener fin la distancia hasta la puerta

-          ¿A dónde crees que vas Emo? Me preguntó

-          Yo…eh…voy a salir con los …amigos…creo

-          ¿Estás seguro?

-          S…si…claro… (mi cara la notaba sudorosa, me notaba raro, ¿iba a dejar a mi abuela sola?) alcancé a tocar el llamador, me quede mirándolo

-          Emo ¿y no me das un beso?

-          Ya te lo di, creo…pero... (que mal educado soy pensé,… que me costará…)

Volví sobre mis pasos, ella me estaba mirando, con sus manos apoyadas en su falda, me incline para darle un beso, momento en el que sabiamente se desabrochó por completo su blusa, dejando al descubierto, su sujetador blanco, que apenas podía mantener recogidos sus pechos arrugados pero imponentes. Yo estire el beso más de lo normal sin dejar de mirar cómo podía aquella vista tan fantástica, el olor cálido de su piel me llegó, mi polla creció mi cara estaba caliente, ella me tomo por el pelo también me besó y me dijo en voz baja …. Que lo pases bien…

Me fui alejando, empalmado, eran increíbles, que daría por besarlas, que ganas de sexo tenia a mi edad no pensaba en otra cosa, mi mente era un mar agitado, por un lado la fiesta en el pueblo de al lado, pero por otra, ese escote, esa…al fin y al cabo mujer…la más guapa que he visto nunca, yo me tocaba el pelo intentaba reflexionar, justo al llegar a la puerta mi abuela me habló

-          Emo gira la llave, cierra bien, quítate toda la ropa y ven hasta mi gateando

Yo quedé semi parado, no sabía cómo actuar mis ojos miraban la cerradura girándose por mis manos, como lentamente doblé y puse en la silla de la entrada mi ropa y gateando veía a mi abuela al fondo,  ahora con los brazos abiertos esperando mi llegada. Yo gatee todo lo rápido que pude y hundí mi cabeza en sus pechos, sintiéndome abrazado por ella, como un glotón, chupaba sus pezones, grandes y oscuros, oscuro como la soledad de nuestros cuerpos en aquella casa del final de pueblo de donde yo mismo me había encerrado con ella.

-          ¿No te ibas…? Me sonreía

-          No,..no…creo que es mejor quedarme aquí

-          Ah si, ¿y eso?

-          Estoy mejor con…contigo, mis taquicardias me hacían moverme en sus brazos

-          ¿Y sabes por que?

-          Totalmente empalmado y sin voluntad propia lo supe al instante. Si abuela, porque tú sabes que me conviene, que debo hacer y yo debo obedecerte, soy feliz cuando te obedezco (dije de corrido y sin equivocación alguna)

-          Exactamente así Emo, buen chico, ahora debes recibir un castigo por intentar contradecirme, ¿no crees?

-          Si ….yo seguía chupando a cuatro patas aquellas maravillosas ubres

-          Sin embargo no lo voy a hacer muy al contrario, cariñito mio, quiero que comprendas porque es mejor estar conmigo…siempre

Ella me apartó y me hizo ponerme de espaldas en la misma posición  de perrito, se bajó del sillón y se colocó detrás mía, con su mano me agarro mis huevos que empezó a masajear, yo me encontraba quieto mirando a la sala, siendo agarrado por ella de mis partes, la sensación era de total dominio y sumisión. Mi polla palpitaba. Ella me iba hablando…

-          Tienes que comprender, no cariño mejor, tienes que aceptar  que aquí mando yo (un leve golpe con su mano, lo justo para que mi cuerpo tuviera un pequeño temblor) aquí se hace lo que yo diga sin discusión y tu aprenderás a obedecer, ¿si?

-          Si, si…siiiii

Había tomado mi polla con toda eficacia y me masturbaba un movimiento continuo sin pausa y sin parar

-          ¿Quién solo te puede hacer estas cosas tan ricas? ¿Quién? Aprovechaba en cada interrogante para con sus dedos dar pequeños círculos en mi capullo que me enloquecían

-          Tu…solo tu…ahhhh…..ahhhh

-          ¿A quien quieres mas? ¿Quién es la más bella?

-          Tu…yaya…tu…mmmffff…

Continuó varias veces, a la vez que con la otra mano, acariciaba mi culo, y en algún momento se atrevió a rozar el orificio de mi ano, palpando mi estrechez. No pude mas y me corrí otra vez, manché todo el suelo, y quede muy sudoroso

-          Ahora lo limpias todo Emo, y luego te pones tu pijama que te he dejado en la cama, ¿está claro?

Así lo hice, limpie el suelo, a lo que aprovechó para hacerme fregar todo el salón, me duche otra vez y me puse el pijama.  Luego me mandó ir a la cama.

Durante la noche oí varias veces mi móvil que se había quedado ella, me dijo que yo ya no lo necesitaría, la escuché hablar con alguien, pero no supe quien era.