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La educación adecuada Cap. III

en Dominación

Los días pasaban y el verano se iba, sin embargo el juego al que ellas me sometían les gustaba sin remedio.

Me azotaban cuando querían, me humillaban, jugaban conmigo haciéndome mentir y así recibir castigos de mi madre.  Ver como me castigaba mi madre les ponían muy cachondas, pues luego me llamaban y me tocaban para ver como tenia mi culo.

Yo intentaba ser un galán con ellas para enamorarlas y conseguir que alguna abriera la cancela de la escalera y me dejara salir, pero no había forma, me habían catado bien. Me estaban haciendo  a su forma, todo lo que había aprendido del sexo era por ellas.

Yo, desde que alguna con descaro, me enseñaba un pecho o abría las piernas y me señalaba para que me acercara, me derrumbaba, y me quedaba como un tonto sin saber qué hacer.

Otras veces, cuando mi carácter quería aflorar, y contestaba a mi madre o alguna de ellas, todas sabían lo que había que hacer como cuando harto de sus burlas a mi y de decirme que era un niño chico que no servía para nada, mandé a callar a Hortensia

-          ¿Eh? ¿Qué le pasa a este? Mucho cuidado que…

-          Nada mujer tranquila (dijo Amparo) yo sé lo que le pasa

Caminando hacia mí, yo de reojo miraba a mi madre, que solo por encima de sus gafas me observaba sin decir nada, justo apoyado en la cancela que intentaba abrir, Amparo sin decirme nada me bajó el pantalón, me agarró la polla y empezó a masturbarme mientras hablaba con Hortensia

-          Es esto, ¿ves? Lo masturbas y veras como enseguida se le bajan los humos, ¿verdad que si, cariñin? Jajaja

Yo me quede callado, solo notaba su mano, moviendo mi polla y como me gustaba cada vez mas. Ella seguía hablando con Hortensia que no quitaba ojo. De vez en cuando paraba y me rascaba mis huevos con sus uñas para seguir otra vez a mover mi pene.

Yo miraba otra vez a mi madre, pero no me hacia caso, la verdad es que no me atrevía a contestar otra vez, sabia que Yaya estaba muy atenta y cualquier atisbo de hablar me lo haría callar, me señalaba con la mano como que me iba a pegar y luego se llevaba el dedo a su boca en señal de silencio.

Amparo seguía masturbándome y yo cada vez sentía su mano mas caliente, me aferraba a la cancela, quería salir, ella tiraba de mi y me fue volteando hacia Hortensia. Ya me había empalmado, miraba al techo, pero sentía cerca la cara de Amparo, su sudor, el sonido de sus collares mientras agitaba su mano en mi pene.

Ella me miraba y sonreía, porque sabía que poco a poco yo iba a ir buscando su boca para besarla, sacaba mi lengua, como un toro sediento, buscaba su beso

-          ¿Lo ves?, ¿lo ves, que fácil?, lo que pasa que nuestro niños esta cargadito, a que si, ¿eh a que si?

Y me daba besitos en el cuello, yo intentaba robarle uno, pero ella me tenia controlado y…

-          ¡Venga!... a correrse

Yo escupí varios chorros de semen y quedé apoyado en la cancela, callado y sin decir nada

-          Pues si que tienes razón, mira tu que fácil es dejarlo tranquilo cuando se pone pesadito el niño.

Exclamó Hortensia que había dejado su labor de ganchillo en sus rodillas y con sus brazos acodados en la silla, movía sus piernas cruzadas, mirándome y masticando chicle. Yo la miraba muy colorado, otra vez habían frenado en seco mi hombría

Yo quería salir al mundo, vivir mi vida, tenia sexo, pero yo quería chicas de mi edad, compartir cosas. Pero cualquiera de sus manos, gestos o palabras podían conmigo, me sentía como su juguete, no sabia que hacer no me movía.

-          Silvio limpia eso - dijo mi madre sin ni siquiera mirarme

Yo me puse a fregar y recoger lo que había tirado. Ellas seguían a lo suyo. Luego me mandaron como cada tarde a preparar el café y servirlo. Mientras ponía el café en vasos de nocilla y propaganda, notaba como Yaya me acariciaba el culo, me decía, no, me ordenaba que lo hiciera muy lento o lo iba a derramar.

-          Hoy me lo tomaré solo, pero esta noche me servirás café con leche, jajajajaja y me dio una nalgada tremenda que me hizo tirar la cafetera.

Estaba encendida se lo notaba porque no hacia mas que colocarse en la silla y recolocarse el sujetador en esa camiseta rosa llena de brillantes que compraba en el puesto de la plaza a 3 x 1 eur. Lo sé bien porque muchas he comprado para mi madre a la gitana de turno.

Una vez servido me fui a la cocina, cuando escuché como pocas veces a mi madre llorar, llorar como una plañidera, cosa muy habitual entre ellas, una mezcla de teatro y sufrimiento. Mi madre se quejaba de que no vendía prácticamente nada y que este mes casi no había para comer, que qué desgracia, que….

Fue cuando una por una la fueron interrumpiendo, que eran vecinas y que parecía mentira, todas ya jubiladas tenían asegurada su pensión y entre todas se podían ayudar. Todo sonaba muy bien hasta que Hortensia sin deja de coser y sin mirar a ninguna dijo

-          Que menos, con lo bien que lo pasamos con el muchacho. Hacía tiempo que no me divertía tanto y ya que no estoy para aguantar hombres al menos de este hago lo que quiero

-          La verdad es que sí, me hace recordar la disciplina que imponía yo a los niños en el colegio, dijo Amparo

-          Una pena, que lo tengas tan atado y solo tu lo eduques, porque claro deberías pensar (dijo Yaya inclinándose para entrarse las chanclas), deberías pensar que todas lo podríamos no sé, llevar mejor, como tú necesitas tantas cosas…. Y se recoloco la falda para tapar sus piernas llenas de varices

Y como quien lo deja caer miró al resto, las cuales seguían con sus quehaceres, pero todas asintieron con la cabeza, yo veía atónito desde la puerta de la cocina que está junto a la entrada.

-          ¿Te hace falta jabón de lavadora, mujer? Hace tiempo que veo que no lavas, si quieres llama a tu hijo y que vaya a mi casa creo que tengo uno sin estrenar. Si a ti no te importa claro, yo se lo doy, ¿me entiendes querida?

Mi madre, toscamente, seguía con un collar en la mano, dándole vueltas como quien reza el rosario, callada miraba pensativa, un vacio en el estómago, una mirada a su casa, donde casi me pilla mirando, pero volvió a mirar a Yaya, ya comprendía, podría obtener cosas gracias a mi. Podía sacar partido y beneficio, claro, me tenia encerrado en aquel rellano amenazado con volver al reformatorio, pero mis hormonas le podían servir para lucrarse. Mi madre se levantó y caminando a su casa…

-          Pues claro que si mujer, no veo porqué no, yo me voy a echar la siesta pero enseguida te lo mando y muchas gracias

-          No hay de que para eso estamos, dijeron todas

Mi madre entró y frente a frente quiso como explicarme que el pacto implícito que había hecho era por nosotros (aunque yo supiera que solo le preocupaba ella), que era una racha y que yo debía ser obediente, dudaba en sus palabras broncas, pero que me portara bien

-          Lo vas a hacer Silvio, ¿me oyes? Lo vas a hacer

-          ¿Me preguntas o lo tengo que hacer mama?

Ella recobró su compostura habitual, y otra vez cruzando sus brazos y dejando sus tetas por encima de la camisa me dijo

-          ¿Hay alguna diferencia?

-          No mama

Me apoyé en la mesa de la cocina, doblando mi cabeza hacia la solana, con mis manos fui lentamente bajando mi pantalón, abrí un poco las piernas y le ofrecí mi culo a mi madre, no sé porque lo hice, simplemente sentí que debía hacerlo

-          Castígame

Mi madre que mientras me hablaba había abierto una cerveza, el olor del alcohol la envalentaba por momentos, - ¿y eso?

-          Me lo merezco, hazlo por favor, se que lo vas a hacer, pues hazlo

Mi polla colgaba por el filo de la mesa y mis piernas abiertas estaban preparadas para recibir mi castigo, mi mente decía que tenía que tener algo de humillación para tener sexo, así lo había aprendido.

Zasss, un ruido seco en el suelo, mi madre se ha quitado la chancla, zas, zas, zas, zas, zas, esta vez son continuas, solo unas breves pausas para oír la garganta de ella tomando cerveza. Yo solo sigo mirando sin decir nada, mi cuerpo se mueve un poco adelante y atrás con cada golpe.

-          Me parece bien, por fin vas aprendiendo

Yo tenia que rodarme un poco hacia atrás, pues con cada golpe me iba empalmando, iba perdiendo mi voluntad, me iba excitando, abría mi boca y pasaba la lengua por la mesa, me sentía muy excitado

-          Bueno ya está o no vas a poder ir a buscar el jabón, ahora vete, vete y recuerda (me agarro del pene) pórtate bien

-          Si madre

Salí nuevamente al rellano, donde Amparo y Hortensia que habían puesto la radio, al verme ir a casa de Yaya, a la vez decían – Uuuyyy y se reian. Yo me sentía raro entre avergonzado y pasivo, eran sensaciones nuevas, no me lo pensaba, tenia que hacerlo y punto. El reformatorio si que no lo volveria a ver nunca mas

Toque en la puerta y de inmediato se abrió. Hola vengo por…pasa, pasa y cierra la puerta. Esta en mi cuarto allí tiene el jabón.

-          ¿En su cuarto?

-          ¿Vas a discutir? Dijo mientras caminaba detrás mio, quitándose la falda

Entre en el dormitorio, una cama ancha pegada a la pared con cabezal de medial luna blanco brillante con un filo dorado, una mesa de noche igual del mismo color y unas lámparas con unos pañuelos encima para tamizar la luz, estaban encendidas

Sobre la cama, una colcha de raso, blanca también y un par de cojines turquesas, era una habitación bastante fea la verdad, parecía otra cosa.

-          Cariño al otro lado de la cama, pasa por encima y la tienes entre la cama y la pares, pero no me manches la colcha, quitate los zapatos, bebito

-          Me llamo Sivio, yaya

-          Te llamas como yo quiera, ¿otra vez me vas a discutir?

-          …no…no…(recordé las palabras de mi madre)

Me descalcé y aunque sabia que allí no encontraría nada, seguí el juego, me subi a la cama a gatas y me dispuse a cruzarla para buscar el jabón, extendí una mano y quedé, descubierto ante ella con el culo en pompa, mis piernas abiertas y mi brazo apretado en el filo de la cama

-          Ahhhh,…que…que hace…espere (me fui adelante y me golpee con la pared), no por favor…ah..

Yaya, me estaba agarrando los huevos con su mano, muy fuerte y tiraba hacia ella. Su otra mano busco mi polla que agarro por la cabeza y apretó, yo gritaba un poco de dolor, me fue doblando hasta hacerme sentar en cuclillas

-          Por…por favor…me duele

-          Escúchame bien, esto que te estoy agarrando es mío, solo mío, mío, ¿entiendes? Hace muchos años desde que me retiré que no he vuelto a tener un hombre en mi cama, y tu si algo tienes es que estas bien dotado, y a mi esto siempre me gustó como cuando tuve mi casa de citas. (Fue aflojando la fuerza cuanto mas contaba mas aflojaba)

Ella ahora sentada en la cama y sin dejar de agarrarme los huevos, me iba hablando, la notaba con voz triste

-          Ya ni me acuerdo, yo era espectacular, la mas deseada, no me faltaba ni dinero ni compañía, hice de todo y a todos, era una diosa (alzaba la vista), pero con los años fui perdiendo posición, ya no me miraban tanto, hubo noches solitarias para mi, pero…eso ya es un tiempo pasado

Recobro su energía y …

-          Ahora tengo un hombrecito, y quiero disfrutar de el, asi que dime ¿de quien esto?

-          Tuyo…tuyo…ah…

-          Uy esto esta muy colorada, me he pasado ¿verdad? Que bruta es la Yaya, no te muevas

Y regresó con un bote de leche corporal, que se puso a untar en mis partes, yo me tumbé boca arriba y ella me masajeaba con mucha suavidad, tanto que me fui relajando, con mi brazo yo me atrevi a acariciarle la espalda, ella paró.

-          Muy bien, bobito, pero no es hay donde quiero que me acaricies, ponte en el suelo, de rodillas, ven

Hice lo que me ordeno, ella abrió sus piernas y yo veia unas bragas blancas, grandes, como su culo maduro, que coronaba unos muslos gruesos, llenos de venas pero muy depilados, Yaya me metió uno, dos, dedos en mi boca, tomo mi lengua, tiro de ella y la llevo a una de sus piernas, y tiraba de un lado a otro, soltó su mano

Yo adiviné lo que tenia que hacer y pasaba mi lengua por todo su muslo, hasta su rodilla, ella gemía, y gemía, yo me iba acelerando, baje por la rodilla  llegue a su pantorrilla, agarré su pie y volví a subir.

Ahora acariciaba los dedos de sus pies y besaba sus muslos y les pasaba la lengua, me gustaba, sentía que era muy erótico, ella recostada en la cama, solo exclamaba – así, así, mi bebe, así…

Me subi a la cama y me puse de rodillas dejando su otro pie entre mis piernas, ella movia sus dedos que alcanzaba mis testículos y rozaba mi polla erecta, cuando yo me inclinaba a besar su muslo ya muy cerca de su ingle.

Ella con suaves movimientos de los dedos de sus pies, supo meterlos por entre mi slip y quedar cercados al lado de mi polla, a la que ahora rozaba y movia, yo me sentía mas caliente y mas caliente y bese su boca

Ella gritó, ¿Qué haces idiota? ¿Te he dicho que me beses, te lo he dicho? Mi maquillaje, oh no… se incorporó y fue al tocador.

Mal decía mi beso, y volvía a pintarse aquellos labios curtidos por los años, como has podido, como has podido…. Termino de pintarse como ella creía que estaba bien y delante de su espejo se recolocó el peinado, se asustó aquella camiseta del baratillo, se pliso la falda y me miró muy seria

Yo me baje el slip, tome una de sus zapatillas, de la dí en la mano, (ella seguía lo que iba haciendo sin hacer ningún gesto), me tendí en la cama boca abajo, me puse los dos cojines en mi barriga y le ofrecí mi culo en pompa. Yo sabia lo que tenia que hacer

-          Aprendes rápido, Silvio, y se puso a darme golpes

Yo me empalme con el segundo zapatillazo y sin decoro alguno me masturbaba mientras ella me pegaba, cuando se dio cuenta, me decía que era un guarro, pero yo seguía masturbándome.

Con confianza en mi cuando noté que estaba a punto de correrme, atrape su mano antes del siguiente golpe y la puse en mi pene, corrí toda mi leche en ella.

Cuando hube terminado sin decir nada, limpié lo que pude con mi slip y con mi lengua, la mire a los ojos, la besé en el escote, en señal de sumisión y le dije

-          ¿Quiere algo mas de mi?