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De maltratador a buen hijo Cap. III

en Amor filial

Me levante para ir al baño, a lavarme la boca, tenía un sabor raro, pero no recordaba de haber tomado nada, salvo los jugos de mi madre, pero era un sabor diferente. Mientras me lavaba los dientes recordaba la frase de “se hacía más poderosa“ y eso me asustaba, por lo que tenía claro que era mejor marcharme de casa.

Yo estaba cambiando y no sabía bien a donde o que, solo tenía la rutina de la consulta y luego a casa de mi madre y luego mis numeritos que no podía controlar y….

-          Buenos días Jano, ¿estás bien?

-          Eh…si…si mama me lavaba los dientes voy a salir

-          Ah,… vas a salir? Hoy Domingo a las seis de la mañana? ¿Y donde piensas ir?

En realidad me iba a marchar de casa para siempre, pero tenía que improvisar, no sabía que decir

-          Pues…

-          Pues qué? Me miraba ella desde la puerta del baño

-          Pues voy a salir eso es todo

-          Si, pero ya sé. Ve a comprar unas porras para los tres, y no tardes

-          Si mama

Sin voluntad pero sin discutir, estaba ya de regreso con los churros, al entrar, estaba la mesa puesta y el chocolate caliente. Así desayunamos los tres, yo como de costumbre sin hablar, terminé y me iba a mi cuarto a coger lo que me quedaba de dinero y lo poco que podía y escapar de esa casa. Era mi madre y abuela pero yo me estaba convirtiendo en una especie de esclavo y…

-          ¿Ya te vas Jano?, ¿no recoges la mesa?

-          Eh…claro, por supuesto si mama

-          Eah, pues cuando termines te vienes a la cocina que queremos hablar contigo

-          Está bien

No hice caso y me fui a mi habitación, rápidamente guarde el poco dinero que tenía, me puse varias camisas a la vez y un abrigo y solo pensaba  salir por la puerta y no volver. No quería seguir en esta situación

Pase rápido por el pasillo, hasta la puerta cuando justo al abrirla…

-          Jano! ¿Dónde vas?

-          Voy a salir!

-          Ven aquí un momento no grites

-          Luego hablamos

-          Te he dicho que vengas, ¡obedece!

Mis manos soltaron el picaporte, obedece, obedece,…algo en mi interior decía que hiciera caso, total solo me había llamado así que, entre al salón ya con calor de toda la ropa que llevaba puesta

-           Jano, siéntate en la butaca anda, y escucha. Tu no puedes salir cariño sin nuestro permiso

-          ¿Qué?

-          Que no puedes salir, ¿no te has dado cuenta que solo lo haces cuando te lo pedimos?

Y me fue explicando con toda claridad mi nueva situación. Jano, tú te debes a nosotras, o no será conforme tu libertad condicional, ni lo será tu terapia y volverás como al principio. Además debes reconocer que todo esta mejor ahora, eres un hijo encantador, obediente, todo un hombre y muy, muy, cariñoso

Y a nosotras nos gusta verte tan cariñoso ¿verdad madre?. Desde luego querida, contestó la Yaya.

Jano, también debes saber que yo voy a la misma psicóloga y me ha ayudado bastante, me ha reafirmado como mujer y como madre, ya no tengo miedo a tus injurias ni tus arranques, de hecho ya no existen y ahora sé que es justo que yo me vea recompensada.

Y por cierto estamos encantadas de tener un hombre en casa, así no estaremos solas y por eso…

Yo estaba muy cabreado y alterado, me la habían jugado bien y si se creían con derecho a disponer de mí como si no tuviera uso de razón, lo tenían perdido, pues no lo iba a permitir. Así que me levante y me fui a la puerta despidiéndome y visiblemente alterado y engañado

-          Jano, vuelve aquí

-          Adiós mama, ya te enviaré una postal, pero no me vuelves a ver

-          Jano, ven, pero si la Yaya y yo estamos muy contentas

-          …

-          Nos oyes? Muy contentas de tener un hijo tan bueno y tan guapo

-          ….

-          Y tan cumplidor, ¿Por qué tu eres bueno y cumplidor verdad?

-          ….

-          Jano, no te oigo ¿no te ibas, jajajajaja? Ven, ven y dile a mama que te quiere mas que a nada en el mundo, lo cumplidor que eres

Fueron pocos pasos míos los que cruce por el pasillo, hasta entrar al salón completamente desnudo y visiblemente excitado

-          Mmmm, que niño tan rico, ven con mami, nuestra nueva vida empieza hoy. Ven y adórame

Corrí  hacia mi madre, con los ojos perdidos en su cuerpo, con la boca soñando por la suya, con mis manos sudorosas por abrazar sus anchas caderas, con mi polla caliente por hacerle el amor a mi propia madre, a mi progenitora y a la que quería obedecer

Me lancé a besarla y en mi posición a cuatro patas recibí un gran latigazo con un cinturón por parte de mi abuela, que solo dijo – No nos vuelvas a contradecir

-          Si abuela, si y la bese también

Ahora totalmente perdido en mis emociones y sin poder evitar mi nueva condición, fui desnudando a mi madre que convencida de su autoridad, se bajó las bragas, las cuales me puso en el cuello y a continuación me dijo

-          No habrá otro olor para ti, hijo mío y ahora fóllame

-          En el sillón y delante de mi abuela penetré a mi madre, con deseo, embravecido y salivando en su pecho,

-          Sigue cariño, aaahhh, sigue,….ahhhh…tenias ganas de mami, verdad?

Eso me excitaba mucho mas, así que la agarre por la cadera y la voltee y la folle por detrás. Ella al principio me dijo que parara, supongo que nunca lo había hecho así, pero basto cuatro empujes para que ella sacara la lengua que posó en la tela del sofá mientras gozaba sintiéndose movida hacia arriba y hacia abajo y su cara aplastada contra el respaldo.

Yo estaba desconocido, pero desatado, me estaba follando a mi madre delante de mi abuela, que solo miraba y aprovechó para darme un par de azotes mas. Mi madre solo jadeaba y respiraba rápido yo solo pensaba que eran mis mujeres, que me habían ordenado amarlas y yo debía obedecerlas

Estaba a punto de correrme, pero quería hacerlo para las dos, asi que saque mi polla y todos los chorros que pude ofrecer los hice en la espalda de mi madre y en el pecho de mi abuela a la que manche toda su ropa.

Cuando acabe me tiré al sillón agotado, mi madre se había colocado y puesto su bata de costumbre y respiraba sudorosa, no para de mirarme. Yo miraba al techo, otra vez lo había hecho pero mi gran corrida me había dejado exhausto y feliz

Mi madre se me acercó y con una toallita me limpiaba mi polla mientras al oído me decía ¿lo ves cariño?, que felices somos y….lo mas importante

Ambas estamos muy contentas

Yo quedé callado sin decir nada, solo las miraba y miraba hasta que lo asumí, soy feliz con ellas, quiero a mi madre y mi Yaya y es mejor obedecerlas, así todo irá bien

-          Si mama, si abuela, soy vuestro y me portaré muy bien siempre con vosotras

Mi madre casi lloraba de felicidad, así que le dio por hablar y hablar y hacerme recordar los años pasados y que ahora teníamos un nuevo comienzo y que seriamos muy felices.

Los días, fueron semanas, y estas meses, la vida iba relativamente bien, aunque no había encontrado trabajo, nos apañábamos con la pensión de las dos, yo cumplía y ya hacia prácticamente todo lo de la casa, aprendí a entender que ellas se merecen lo mejor y descansar al fin y al cabo, era un matriarcado y yo debía obedecerlas, aprendí que esa es la función de un hombre.

Con las vecinas iba todo muy bien, no solo me había convertido en el “portero” de aquel pequeño edificio, igual arreglaba un grifo, que cambiaba una bombilla, todo con suma educación y disciplina.

Todas las vecinas estaban encantadas conmigo hasta que una noche de fin de año, las mas de una copa de alegría, hicieron perder la intimidad de mi casa y mi madre, pues se fue de la lengua. Esto corrió como la pólvora entre las vecinas que eran incrédulas hasta que una tarde…

-          Jano, ve por favor a casa de Matilde, la solterona del cuarto, que dice que no ve la tele a ver si puedes arreglarlo

-          Enseguida voy madre

Cogí mis cuatro herramientas y subí, al tocar de inmediato me abrió Matilde, una cincuentona solterona y que tiene una pequeña mercería. Me hizo pasar al salón donde la tele no emitía señal, con gran esfuerzo rodé el mueble y vi que simplemente el cable había sido cortado.

Me calle y lo arreglé, dejando otra vez todo en su sitio y con una señal muy buena

Ella había estado todo el rato detrás mia, insistiendo en que si quería tomar algo y comentarios triviales.

Tome mis herramientas y me fui a despedir cuando ella se interpuso en mi paso, y como nerviosa no sabia que decir, yo miraba un poco extrañado

-          Eh….Jano estas bien? Quiero decir todo bien?

-          Si, gracias, pues nada

-          No espera, muy bien, si..

-          Vale y me rocé un poco con aquella mujer de grandes pechos cuando caminaba por el salón….

-          Estoy muy contenta, muy contenta que bueno chico eres

Me detuve en seco, no puede ser, me puse muy nervioso y agitado, me gire para mirarla, pero solo me centré en sus tetas enormes y caídas, pero enormes, quieto ante ella, quería agradecerle el cumplido y agradecerle….y que buena es ella y que bueno es portarse bien con ella y ….

Matilde notó mi cambió en la cara y mi aire perdido sin duda, y ya sabiendo que había dicho la frase correcta se desabrochó varios botones de la camisa. Casi al instante yo me fui quitando la ropa y mostrándome desnudo ante ella, estaba claro, mi tratamiento funcionaba con todas, todas las mujeres

Caminé hacia ella en el pasillo, y Matilde agarro mi polla y la acarició un poco, como para empalmarla bien, yo solo exclamé y hablaba dando las gracias

¡yo dando las gracias, cuando había arreglado la tele!

Ella sin soltar mi polla me llevó a un silla donde me sentó en sus rodillas y buscando mi boca me besó y me masturbó hasta que me corrí en su mano. Al terminar y mientras me vestía, solo me dio una fuerte torta en el culo y se limito a decir

-          Pues si, era verdad

Yo acostumbrado ya a dejarme hacer por las mujeres, solo la bese en la mejilla y me volví a mi casa.

Asi acabé convertido en el hombre de toda la escalera, el portero de las vecinas y el amante, esclavo y buen hijo de cada una de ellas.

Yo no era consciente de todo mi día la única frase que podía recordar, era cuando estando en mi casa, escuchaba – Jano, ¿tienes ganas de mami?

-          Ohhh,….mmmm, si, claro que si

Quería besar cada centímetro del cuerpo de mi madre, adorarla y amarla y cumplir y portarme bien con ella, así debía ser, y así me habían inculcado en el tratamiento.

Mi madre comenzó a tener ingresos conmigo, favor a la del cuarto, arreglo a la del tecero,… yo me limitaba a obedecer y a tomar mis vitaminas pues reconozco que en ocasiones estaba muy cansado

Finalmente obtuve mi libertad digamos penal pero comenzó mi condena maternal y seamos sinceros de la que no quiero salir

Aquí debo finalizar pues mi madre me reclama, quiere tener a su cachorrito acercándose, mientras ella se pone miel, que debe lamer su hijito.