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Entre mis hechiceras

en Control Mental

Pasaron varios días, en el que en un curso intensivo y sin poder contradecir ninguna orden de mi abuela, había aprendido, a realizar todas las tareas domesticas sin la menor queja. Yo me sentía mejor cada vez que realizaba cualquiera de esas tareas, estaba feliz y ella me premiaba con un gran beso en mi boca.

Yo había aprendido hasta hacer una reverencia en señal de gratitud, donde mostraba sin pudor mi pene erecto hacia ella. Cada día en la noche, repasábamos juntos todo lo que había trabajado y si consideraba que lo había hecho bien me regalaba o una masturbación perrito (como le gustaba decir) o me tendía en sus rodillas y mientras me amamantaba, me acariciaba mis partes hasta que yo le regalaba todo mi ser

No podía ser más feliz, y no me importaba estar siempre en camiseta y sin pantalón, mi abuela decía que así todo era más bello y más elegante, yo me miraba al espejo y me fijaba en ese collar tan bonito que colgaba de mi cuello.

Era fin de semana, cuando me encontraba quitando el polvo de la casa, que el timbre sonó con insistencia, ¡ya voy yo abuela!, corrí a la puerta pero antes miré por la ventana, era… ¡mi madre!

Mi abuela desde atrás me dijo ¿a qué esperas, abre? Yo dubitativo, lo hice y me mostré ante ella vestido con unas sandalias rosas y una camiseta e hice la reverencia.

-          Pero que….. ¿Qué haces, pe… ¡ponte ropa ya!, donde está tu abuela? ¿Dónde?

-          Aquí estoy hija detrás de el

-          Sabía qué harías algo de esto, no cambiarás hija del demonio, te odio mama, te odio, libéralo, lo hiciste en el pasado y sabia que lo harías, no tendría que haber dejado que viniera a verte, esto me pasa por….

-          Buen ya esta hija mía, ya esta, pasa, no pensaras quedarte en la puerta

Mi madre entró muy alterada, llevaba un cesto con algunas cosas de comer, fruta y algo de leche me pareció. Lo soltó en el suelo de inmediato y se dirigió al dormitorio quería buscar mi ropa y sacarme de allí

Mientras yo le hablaba, - Mamá todo está bien, la abuela es muy cariñosa conmigo y…¿no te parece la mujer más guapa del mundo?, es tan linda, tan atractiva….

Yo me iba empalmando a cada frase, mi abuela sonreía y extendió su mano, yo la tomé y quede junto a ella, con mi polla erecta, sujetado firmemente por mi abuela que me tenia cogido por mi cintura, yo apoyaba mi cabeza en su hombro

-          Que lo liberes, gritaba mi madre, ya. Una cosa era dulcificar su carácter, pero, ¿tenerlo desnudo? ¿con sandalias rosas?

-          Como quieras hija, pero permíteme que te enseñe los progresos que he hecho con tu hijo

Mi abuela, estuvo comentándole las cosas que hacía en la casa, como mi carácter ahora más dócil, era más llevadero, no increpaba ni llevaba la contraria, cumplía con todas las tareas. Mi madre al principio incrédula, mientras escuchaba a mi abuela, veía como yo pasaba la aspiradora, limpiaba cada figura y adorno de las estancias…

-          Pero es mi hijo mama, mi hijo…

-          ¿Y qué? Mejor, así tendrás compañía siempre, no te dejará

-          Pero el debe tener su vida, su esposa, su familia…

-          Tonterías, ¿una pelandrusca, que se queje por todo, que se meta en nuestras vidas, que te traiga nietos y te los endose a ti para ella pasarlo bien? Nada de eso. Esto es perfecto es tuyo, íntegramente tuyo solo tienes que aliviarlo por decirlo así y lo tienes comiendo de tu mano y esto lo he hecho por ti hija, para que tengas tu tiempo.

-          Pero ¿y desnudo?

-          Mejor hija mía, más dócil, a el por lo que intuyo le gusta, se siente mas, digamos, cercana. Y si no quieres desnudo, como tu lo quieras, sabes controlar una mente tan bien como yo

Mi madre que también se dedicaba a las mismas infusiones y brebajes que mi madre le había enseñado, pero con menos ímpetu, algún ungüento para dolores que regalaba a las vecinas, poca cosa. Ella seguía ahora callada, las explicaciones y mirando como yo delicadamente semi desnudo, y con una semi erección permanente, hacia todo lo de la casa, incluido cocinar, fue viéndole las ventajas a tal circunstancia

Mi abuela se encargó  hablándole y hablándole de despertar en ella, todo lo que le había enseñado de pequeña, hechizos, obtener favores, etc… haciéndole recuperar el apetito de ese poder que ella había querido olvidar.

Pero mi Yaya quería asegurarse de que así siguiera mi actitud por lo que sin dejar de hablarle a mi madre, saco otro colgante que fue mostrándole a mi madre mientras le hablaba (¡la estaba aleccionando también¡). Mi madre no decía nada solo escuchaba. Mi Yaya pronunció y le hizo beber a mi madre varios brebajes donde fue haciéndole ver el poder que ella le otorgaba y le incitaba a que los usara, era tan poderosa como ella ó mas.

Mi abuela le recordaba una y otra vez a mi madre que su poder era mayor, que no entendía como no se aprovechaba de el para conseguir lo que quisiera, podía modificar cualquier cosa a su antojo, físico, material, la mente, …todo.

Manipulando el colgante que le puso a mi madre, la forzó a que usara todo su poder en mi y le inculcó que debía conmigo, con su propio hijo, dar rienda suelta a toda su imaginación. Mi madre perderse en un desvarío, mientras oía a mi abuela, manipularla para que fuera caprichosa, caliente, sin remordimientos y que conmigo podía y debía experimentar su poder.

Después de varias horas de charlas, mi madre ya no protestó, su cara había cambiado, ahora más serena, me ordenó que tomara mis cosas y me pusiera los pantalones, volvía con ella a la casa.

Cuando tuve todo preparado fui a despedirme de mi abuela que esperaba en la entrada, yo bebía mis lágrimas, me separaba del ser más bello que he conocido, el que hace de mí a su antojo, el que violenta mi cuerpo cada vez que quiere, yo la miraba desconsolado

Ella me agarró por la barbilla, me besó profundamente, con toda se lengua dentro de mi boca y me dijo – Vas a ser muy feliz con mami, obedece

-          Si

Después de caminar por todo el pueblo y notar como las puertas y ventanas se cerraban a nuestro paso, yo cargaba toda la ropa ya tejida que mi madre se encargaría de vender en los rastrillos de la comarca.

Al llegar a la casa justo enfrente de la puerta, mi madre toco mi colgante, dijo unas palabras que no entendía, al igual que mi abuela, la oía hablar, pero solo en mi mente recibía sonidos, mi mirada quedo perdida, tan solo escuché el final,…”para todo”….y yo conteste afirmativamente.

Nadas mas entrar y como me habían adiestrado, en mi habitación, quite toda mi ropa del armario, metiéndola en cajas que puse en el altillo, en su lugar coloque camisetas y solo faldas, que mi abuela me había confeccionado y yo me encontraba muy cómodo con ellas, así me lo había hecho “ver”

Mientras mi madre salió al mercado, yo me puse una pequeña falda y una camisa de tiros y con las sandalias, me dispuse a atender la casa, lavé, tendí e hice la comida, todo estaba en perfecto orden

Mi madre no salía de su asombro cuando llegó rendida después de toda una mañana de vociferos y exiguas ventas, se sentó en el salón rendida, con la mirada fue inspeccionando, todo relucía hasta encima de la mesilla del salón había puesto una ramito de flores que había cogido del pequeño huerto trasero de la casa.

Yo me presente con  una limonada y la besé. Un beso largo, largo, todo lo que ella me permitió. Sin hablar me hizo retroceder y me miraba de arriba abajo. Mis sandalias, mi falda,…no entendía porque vestido de chica, pero recordó las palabras de su madre “así todo es más bello y elegante”. Después de tomas unos sorbos, no le pareció mal, tampoco me quedaba tan mal, con mi cuerpo aniñado y siendo tan joven, a poco que me maquillara…

Dejó el vaso y tomo una ducha, de la que salió con su bata habitual, yo miraba sus melones casi iguales a los de mi abuela, pero estos mucho mas tersos y dorados, sin hacer nada la esperaba en el salón viendo algo en la tele.

Mi poses habían cambiado, cruzaba las piernas, y era muy refinado con mis manos y brazos, yo me daba cuenta pero lo achacaba a la obligación que mi subconsciente me dictaba, de hacer las cosas de la casa y sentirme feliz.

Estuvimos un par de horas sin decirnos nada, ella se masajeaba los pies que doblados en el sofá, hacia que la bata, se recogiera, y me enseñara unos muslos corpulentos pero hermosos.

Cuando consideré que era el momento, preparé la cena, la cual le lleve en una bandeja, ella no salía de su asombro, y me pareció oírle decir que la abuela había hecho un gran trabajo. De haber estado trabajando en la calle y en su casa, donde continuamente me veía tirado sin hacer nada, ahora tenía un gentil y sirviente compañero que…

Cenó con gusto, dejó la bandeja en la mesa y …. – lo has hecho muy bien, cariño, mamá está muy contenta

Dicho y hecho, mi polla despertó y en toda su plenitud, pues mi falda formo un pequeño montículo que no paso por alto a mi madre.

-          Ven cariño

-          Yo me levanté y camine hacia ella

-          No, …a cuatro patas corazón mío (como le había indicado la yaya)

Llegue ante ella, y me puse de perrito, ella no entendió bien y con su mano acariciaba mi trasero, yo al poco estaba levemente gimiendo, entonces ella, ayudándose de la mayonesa sobrante de la cena, untó sus dedos e introdujo con cierta fuerza dos de ellos en mi ano.

Yo clamé, - no…n…mm…

-          ¿Pasa algo corazón? Esto te va a gustar

-          S…si…sigue…ahhh

Ella continuó con su masaje, y me llamaba perrito, perrito lindo, tuvo una idea, tomó el plumero que había dejado en la mesa, y me lo insertó en el ano – Ahora si que pareces mi perrito, uy…. Y me acariciaba la espalda y la cabeza. Yo me giré con la boca semi abierta, no podía mas, puse mis manos en sus rodillas y ella se vino hacia mi y me agarró la polla que empezó a masajear.

Mientras me masturbaba, me decía, que a lo mejor me prefería de perrito, no estaría mal verme por la casa contento y moviendo la colita para ella, se reía, se reía bastante como la recordaba cuando era pequeño, cuando hacia sus brebajes en la cocina con mi abuela.

Me corrí abundantemente en la mano de mi madre, ella se fue al baño a lavar y yo me quede de rodillas al lado del sillón.

El teléfono sonaba sin parar, mi madre descolgó, eran mis amigos, ella me señalaba con el dedo para que no hablara.

Les contó que me había marchado a otra comarca, pues había encontrado trabajo de temporero y me había obligado a aceptarlo. Luego de platicar por unos minutos más en el que educadamente preguntó por cada uno de los familiares de mis amigos, colgó despidiéndose muy cortésmente.

Quedó mirando hacia mí, que permanecía arrodillado, con el plumero en mi trasero, yo la miraba. Ella iba repitiendo, - un perrito si, un perrito, podría ser….un p…

En ese instante, comenzó a pronunciar en voz alta, una serie de palabras inconexas que no entendía, con sus manos fue dibujando mi silueta que iba modelando o me parecía ver.

-          Emo, a partir de ahora vas a ser un perrito, un perrito lindo de mami, en 3,2,1 …ya

Yo noté que me faltaba la respiración, me tuve que encoger del dolor, sudaba, encorvado miraba hacia el suelo, solo podía decir mam…mama…aaam…aa..aaauuu…mamauuu..aaargg…

Aaa…aaarffff….amarrfff…aarrrfff.arf….arff…. ¡mis man…arfff!

Mis manos se recogieron y doblaron, me salía pelo por toda la espalda, brazos, mi boca me dolía mucho, sentía como que se estiraba, me encoprvé no podía….

-          Que lindo perrito, tengo en casa, emo, ven, ven,…

¡Me había convertido en un perro!, un perro callejero, pequeño,  mi propia madre ¿por qué?, ¿era capaz, era una autentica hechicera?, yo quería gritar, pero de mi boca solo salían aullidos, débiles, … me acerqué con mis cuatro patas, quería preguntarle, en ese momento, ella me puso un collar y tirando del con su mano, me llevó al espejo de su alcoba

Me vi reflejado, mi respiración se detuvo por un instante, yo veía un perro pequeño, sacaba la lengua, yo miraba a mis lados asustado, ella se puso en el suelo y me acariciaba, me cogió y me puso en su falda, yo puse mis patas en sus piernas y descansaba, me fui calmando, acepté mi destino, era hijo de unas hechiceras y estaba a lo que ellas dispusieran

Mi madre, me llamaba continuamente mientras me acariciaba el lomo, emo…emo…y me hacia carantoñas, por la barbilla, por las orejas, ella levantó su falda y me hizo oler. Me volví loco, olfateaba muy rico, y busqué con mi hocico y lengua, saborear sus bragas que estaban calientes

-          Uy, que haces tonto…. (jugaba conmigo)

Yo alcancé y con mi lengua chupaba y lamia toda su ropa interior, era perfectamente consciente de lo que era, y era perfectamente consciente de que quería lamerla, al fin y al cabo, ella era mi dueña, y debía hacerle caso como me ordenó la Yaya.

Se levantó y camino por el pasillo, yo la seguía, dando saltos, intentando llegar a su culo que quería oler, en el salón se sentó nuevamente, yo sin parar de mover mi cola, buscaba sus piernas, hice ademán de saltar encima, pero pude poner mis brazos en las piernas de ella y otra vez me puse a lamer sus bragas, noté como ella se dejaba besar por mi gran lengua y acariciaba mis orejas

Mi pene empalmado buscaba calor, intentando mantener la postura, me aferré a una de sus piernas y empecé a bombear, empujaba sin parar, jadeaba con mi boca abierta y la lengua fuera, ella después de unos minutos, me quitó de su pierna yo buscaba su olor otra vez , pero me puso en sus brazos boca arriba. Mis patas dobladas solo le mostraba mi cuerpo y pene empalmado.

Ella lo tomó y se puso a frotarlo hasta que me hizo correr, yo jadeaba y manchaba su ropa, m e puso en el suelo, yo seguí por unos momentos, bombeando con mis patas, a un cojín que alcancé, me sentía un perro auténtico.

Ví como mi madre abandonaba la estancia y la seguí, corría detrás de ella, saltaba, solo quería chuparla y olerla. Ella se tumbó en la cama y encendió la radio, yo después de varios intentos, pude subirme, y dando vueltas, localicé mi sitio entre sus piernas, me acomodé y pase la noche, chupando y lamiendo los dedos de sus pies, y calentando sus piernas con mi cuerpo.

Dormimos los dos profundamente, no estaba tan mal, me sentía contento, lo sé porque no paraba de mover mi cola, que ella en ocasiones, la rozaba con sus manos y me hablaba. A la mañana siguiente, se levantó para ir a trabajar, yo esperaba en la cama, moviendo mi colita sin parar, ella salió del baño y se dispuso a cambiarse, llegó hasta la mesa de noche y se inclinó para buscar sus bragas, yo mientras olfateaba su trasero y sin poder evitarlo, me puse a chuparlo, pasaba mi lengua por todo su ano, olfateaba y volvía a pasar mi lengua, (en definitiva es mi hembra, el ser que me cuida y yo hago por ella lo que sea), noté que se apoyó en la mesa de noche, mientras pronunciaba mi nombre

-          Emo, …¿Qué haces?...emo…estate quie….uffff….oh,... emo….

Yo seguí y seguí hasta que tuve que beber liquido que salía de su coño, yo satisfecho me lo tomé todo, había limpiado y dejado reluciente a mi ama. Después de unas caricias y besos que me dió, se marchó, pase todo el día tirado por la casa, olfateaba todo, su cama, el cojín, su sillón donde se sienta, me gustó tanto que lo mordí y se abrió, todo quedó tirado por el salón.

Cuando ella regresó al atardecer, sé que no le gustó, porque la escuchaba gritar, yo solo agitaba mi colita y la buscaba rodeando sus piernas, pero ella me tomó del cuello, me llevó a otra habitación que…. me sonaba de algo,…me puso en la cama y me hizo dormir.