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Un año malo

en Confesiones

Aquél año siempre estará maldito en nuestros corazones, ¿Cómo es posible que nuestra cuadrilla de amigos se viera reducida a la mitad?, primero murió Ernesto, el más noble y un  comilón insaciable, un infarto fulminante mientras hacía el amor con Verónica, se lo llevó. La segunda, fue la desdicha de perder a Amalia cuando cabrón adelantando en línea continua se la llevó del lado de Pepe. Por último, un cáncer con el que llevaba un par de años luchando se llevó al marido de Luz.

Durante los últimos dos años, los tres han sido un apoyo único, una muleta colectiva para sacar adelante su casa y sus hijos. Una mañana, Pepe acudió sonriente al bar donde todos los días tomaban café los tres. Luz con su ironía, muchas veces hiriente no dudo en decirle:

¾    Cualquiera que te viera con esa cara diría que anoche….

¾    Jajaja…pobrecillo, no te metas con él que sabes que no le gusta…¾Le recriminó Vero.

¾    Te he dicho mil veces que no era mi coche el que estaba aparcado en la puerta del puticlub…¾Le replicó a la primera con cara de pocos amigos. ¾ ¿Os acordáis de mi amigo Jaime?.

¾    Sí, es el señorito aquél con el que fuiste al colegio…¾Contestó Luz.

¾    Sí ese, bueno, el caso es que acabo de cobrar un dinero a un tío que ya había dado por perdido…y como no me lo esperaba, he decidido alquilarle a Jaime una de las villas que tiene junto al mar, para irme con mis hijos de vacaciones. Así que he liado a Jaime para que me alquile la mejor y más grande para ir todos ¾ Dijo Pepe con alegría.

¾    ¿Todos?¾ Dijeron las dos a la vez.

¾    ¡Todos!, nosotros tres y nuestros hijos, organizaros como queráis porque en quince días nos vamos.

La cara de sus dos amigas cambió del cero al infinito al decir que se iban a ir todos durante quince días a la playa. Siempre habían ido juntos de vacaciones, ellas lo necesitaban tanto como él, quizá más, en especial Luz que había sufrido mucho con la enfermedad de su marido. Lo mejor de todo es que el alquiler llevaba incluido una pareja de filipinos que se encargaban de hacer todas las tareas domésticas, por lo que no necesitaban más que comprar las provisiones. El wasapp, echó humo durante esa semana a base de hacer planes, quedando para comprar las provisiones.

El día señalado, arrancaron los coches para irse a sus añoradas vacaciones, no sin antes sentir añoranza por aquellas en las que se juntaban para ir los tres matrimonios juntos. A los tres se les cayó alguna lágrima recordando aquellos tiempos felices. Pero sus hijos no tenían la culpa y necesitaban salir a  que les diera el sol. No podían condenarles a un encierro por culpa de que ellos añoraban sus seres ausentes.

El viaje no fue malo, abandonaron la ciudad y en siete horas estaban aparcando los coches en el garaje de la casa, que más bien parecía una mansión de un narco de lo grande que era. Una vez más el gran Jaime le había sorprendido.

Pero no menos sorprendido que los niños, sobre todo, cuando entraron y vieron la cantidad de cosas que había dentro, desde un salón recreativo, hasta un spa y gimnasio y por último lo mejor era la propia disposición de las habitaciones, los mayores nos instalamos en tres habitaciones contiguas en la última planta, cada una de ellas tenía su propio balcón y con su cuarto de baño individual, en cuanto a nuestros hijos, como siempre, los niños a una y las niñas en otra, cada habitación era enorme y con todas las comodidades. Además teníamos una sala de cine y lo mejor de todo, una pareja de filipinos para hacernos todas las tareas domésticas, que además tenían una hija de veinte años que por una suma económica al día se hacía cargo de los niños.

Después de dar la vuelta de rigor, Vero y Luz, con los ojos húmedos, solo pudieron acertar a darme las gracias, nos abrazamos y lloramos recordando los días felices. Pero teníamos que ser fuertes, nuestro objetivo principal en aquél momento era que nuestros hijos recuperan la sonrisa que habían perdido por culpa de aquél año tan vil.

Nuestras vacaciones empezaban y una vez instalados, nos fuimos a la playa para pasarlo en grande. Jugar con las olas, hacer castillos y ver otra vez a nuestros hijos reír. Los niños son más fuertes de lo que nos parece, se sobreponen de las adversidades más rápido que los adultos. Entre juegos y diversiones, una ola hace que el biquini le juegue una mala pasada a Vero, dejando al aire sus encantos, cosa que no pasa desapercibida por nuestro protagonista que se queda embelesado mirando sus pezones rosados y duros por efecto del baño. Un cruce de miradas entre ellos, hace que él se sienta avergonzado por mirar y aparta la mirada.

El día ha sido agotador, pero Pepe una vez duchado y cómodo decide que es lo que él llama su “hora”. Se sienta fumando un cigarro y le apetece una copa, así que baja a la cocina y coge hielo y una copa para coñac para prepararse un whisky como a él le gusta, sin prisas saboreando el sabor añejo de un Yoichi de diez años, le gusta beberlo con mucho hielo y a pequeños sorbos. Está ensimismado mirando al mar y recordando esos ratos que tanto le gustaba compartir con su mujer. Sale de sí mismo cuando Luz y Vero le recriminan lo egoísta que es, han estado buscando algo pero sólo está la botella que Pepe ha traído.

¾    ¡Podías haber traído una de ginebra ya sabes que no nos gusta el whisky! ¾ le recrimina Luz.

¾    Os pasaba lo mismo que a mi Amalia, no sabéis beber…Dejad que os prepare una copa y dejaros llevar…¾Le responde Pepe, que repite el ritual que ha hecho para sí y les prepara una copa igual pero con más hielo y menos cargado.¾ Cerrad los ojos, ahora, sólo mojaros los labios mínimamente, notad el sabor profundo pero suave de la malta, veréis como al final de todo podéis saborear ese roble que fue envejecido en Jerez a base de curar las barricas de roble con su vino y que siempre deja un cierto regusto…recrearos en ello mientras miráis el mar en calma y la luna que se refleja en el horizonte…Así es como se bebe un buen whisky.

¾    Pepe, ¡eres la hostia! ¾dice Vero…¾Vas a conseguir que nos guste.

Se quedan tranquilos, en un silencio cómodo para los tres, han llorado mucho juntos y han sido una roca en la que agarrarse en los peores momentos. Sobre todo para él, sin Amelia, Pepe seguiría siendo un idiota mangoneado por su familia, ella le hizo crecer como persona y madurar siendo un faro que lo sacó de una tormenta, se acuerda y no puede reprimir una lágrima. Se han servido dos rondas más hasta que el silencio se rompe cuando Vero pregunta:

¾    Todos los echamos de menos, ¿qué echas de menos de ella?

¾    Uff…Yo era el sustento económico, pero sólo era eso, ella era una especie de azote para salir de mi zona cómoda y progresar en la vida. No creáis, a veces era una mosca cojonera…pero ahora tengo dos hijos en la peor edad y creo que los voy a echar a perder…

¾    Pepe, sabes que nosotras te ayudaremos siempre, gracias a ti conservo mi casa que estuve a punto de que me la quitara el banco, por culpa del inútil de mi marido…era un buen hombre pero siempre tuvo mala suerte en los negocios.

¾    Eso no es cierto Vero, tu marido era bueno en ello, a última hora lo engañaron, ninguno pudo imaginar que los cabrones de los franceses lo dejaran al pie de los leones. Ernesto era bueno, muy bueno en lo suyo.¾ Le recriminó Pepe.

¾    Ernesto era bueno comiendo, bebiendo y follando…pero nada más, era un inútil para los negocios…además me puso los cuernos más de una vez, y tu mujer lo sabía.

¾    Amalia nunca me dijo nada…

¾    Era muy ardiente en la cama, tanto que a veces lo tenía que evitar, en serio eso sí que lo echo de menos…¾Dijo Vero mientras le daba un sorbo a su copa.

¾    No te quejes…¾Le recriminó Luz¾, mi Paco no era un hermanita de la caridad…si no llega a ser por mí, se hubiese comido la herencia que le dejaron sus padres. Era muy golfo y sé que tú no lo tragabas.

¾    Es cierto, tu marido y yo éramos el agua y el aceite, pero tú siempre me has caído bien, tan divertida y vosotras eráis grandes amigas, no podía privar de eso a mi mujer. Por eso siempre miraba para otro lado…además tu marido… ¾Pepe interrumpió la frase cuando se dio cuenta que iba a largar de más.

¾    ¡Dilo!….mi marido era maricón, el de Vero era un putero y a tí te gustaba ir con tu mujer a fiestas de intercambio, porque ella era bisexual y sé que alguna vez te llegó a encular con un arnés.

¾    ¿quién te ha dicho eso?...

¾    Nunca tuvimos secretos entre nosotras…y honestamente, siempre sentí envidia de Amalia, ella se llevó al mejor.¾ Dijo Luz.

¾    No digas eso, tu marido…

¾    Mira Pepe, es duro reconocer lo que os voy a decir…¾Dijo Luz entre lágrimas¾ pero yo me casé con Paco por su dinero…sabía que era así desde el principio, porque estaba liada con su padre y fue el me preñó, para evitar males mayores, llegamos a un acuerdo y mantener las apariencias….. Vendí mi felicidad a cambio de dinero, fui la amante de mi suegro hasta que murió, a Paco le iba de puta madre dando el culo por dónde quisiera, se fundió la herencia y vivimos gracias a lo que le pude sacar a su padre, que no fue poco. Soy una mujer buena, lo juro…no soy un monstruo, a pesar de todo, ¡cuidé de mi marido durante años y no me quejé¡…¡sólo cometí un error!, ¿por qué?...

¾    ¡Ya está bien Luz! Relájate, todos tenemos cosas de las que arrepentirnos, anda vámonos a dormir, estamos jodidas, pero ahora podemos empezar de cero. ¾Le recriminó Vero.

¾    ¡Cállate mojigata de mierda!, ¿Le has contado a Pepe la verdad?...

¾    ¿Qué verdad?...¾Preguntó Pepe.

¾    ¡Cállate y vete a dormir la mona!...no metas al pobre en nuestras movidas.

¾    ¿Qué movidas?...

¾    ¿No sabías que Ernesto y Amalia eran amantes?, sí…tú mujer “Doña Perfecta” le comía la polla a tu amigo y todo a cambio del favor que les hiciste para salvar la casa…¾Dijo Luz con muy mala hostia.

¾    ¡Eso es mentira!...¾Dijo Pepe dando un portazo para evitar hacer algo mucho peor.

¾    ¡No lo es y lo sabes!...Eres buen tío pero a veces pensábamos que de bueno eras tonto de babero, tú con tus viajes de trabajo y no te enterabas de la misa a la media…¾ Insistió Luz.

¾    ¡Cállate zorra!...nos regala unas vacaciones y así se lo agradeces, haciéndole sufrir…¾ Dijo Vero.

¾    ¡Tú…calla mojigata de mierda! ¿sabías que mientras su marido se follaba a tú mujer, ella estaba liada conmigo?...Como ves Pepe, no somos buena gente, nos hemos aprovechado todo lo que hemos podido…no puedo mirarte más a la cara y no sentir cierto remordimiento….¾Dijo Luz mientras salía llorando de allí.

¾    ¡Tú también vete!, no os quiero ni ver a ninguna…me habéis fallado como amigas. ¾Dijo Pepe mientras agarraba a Vero del brazo para echarla de su habitación, por no darle dos hostias.

Vero rompió a llorar queriendo dar explicaciones, pero él no le quiso escuchar.  Quizá fue el remordimiento, o quizá fue el alcohol pero la noche le había dejado muy tocado y que sólo el alcohol había conseguido aflorar todo el remordimiento acumulado. Pepe estaba demasiado acelerado para irse a dormir, se fue a dar un paseo por la playa para tranquilizarse. La calima y el alcohol le hacían sudar más de lo deseado, nunca le había gustado el sudor, quizá por eso se desnudó para bañarse como Dios me trajo al mundo, el agua corriendo libremente por mi cuerpo hizo un efecto reparador, más bien de limpieza interior, un nuevo bautizo que hizo que dar el paso que tenía que dar, hay que cambiar y dejar atrás toda la mierda. Salió del agua y se tumbó mirando las estrellas. En espera de que algo le sirviera de inspiración. Estaba jodido, dolido, mi mujer el amor de mi vida a la que siempre había sido fiel, incluso después de muerta, y sus amigas no había hecho nada para evitarlo. Lloró de rabia e indignación.

Llegó a la casa con las primeras luces del día jurándose así mismo que nunca más volvería a llorar a su difunta. Ahora sólo quería darse una ducha caliente y dormir hasta la hora que le saliera de los cojones. Al llegar Vero estaba esperándole fumando un cigarro y con ojeras de haber estado llorando. Con cara compungida me dijo:

¾    Te estaba esperando para decirte que me voy a casa con mis hijos.

¾    ¡No te vas a ningún sitio!, tus hijos no tienen que pagar nuestros platos rotos y yo…yo siento lo de anoche…¾Dijo Pepe entre lágrimas.

¾    No hay nada que hablar, lo he decidido.

¾    Te lo pido como un favor, no me dejes sólo ahora, ni tú ni yo tenemos la culpa, bastante mierda hemos tragado ya, te necesito, ahora mismo soy capaz de cualquier tontería, yo no estoy enfadado contigo sino con Amalia. Yo me he portado mal, me he guiado por la ira y he perdido a alguien especial.

¾    No te das cuenta, yo lo sabía todo y tú eras mi amigo, el mejor de todos y…

¾    ¿Y?¾preguntó Pepe.

¾    Nada déjalo.

¾    Yo…yo… a mí me hubiese encantado.¾Dijo él.

Los dos se abrazaron, Pepe besó sus ojos que sabían a sal debido a la amargura del llanto, ella buscó su boca y encontró una lengua deseosa de saborearla, Pepe había salido de su habitual cliché de niño bueno y decidió que era hora de dejarse llevar por sus bajos. Subieron a la alcoba de ella entre jadeos de excitación. No querían despertar al resto por lo que se metieron en el cuarto de baño y pusieron la ducha a todo trapo, ella se apoya en la pared y él le come el coño mientras ve sus tetas preciosas. Se corre con poco estrépito, más por el temor a ser pillada, pero ya ha entrado en un camino sin retorno, en el que el hombre la está follando con una polla más que decente, piensa ella. Encuentran el ritmo adecuado, ella se ha dado la vuelta para mirarle con sus ojos de color miel y él la levanta en vilo para cogerla desde las corvas y hacer una penetración más honda ella se agarra del cuello, no sabe si va a poder sujetarse tras el orgasmo final, pero es algo tan placentero y que por desgracia había olvidado. No tiene que tardar mucho, aunque él la posa en el suelo otra vez para empotrarla contra la mampara de la ducha hasta que él se corre. Ha sido un aquí te pillo aquí te mato en toda regla. Los dos se quedan mirándose mientras el agua cae sobre sus cabezas. No está contento con el resultado del mismo, por eso la voltea para ponerla a cuatro patas y follarla desde atrás. Le agarra del pelo y él empuja como una bestia, ella se deja llevar mientras su amante la agarra firmemente con las dos manos, una idea perversa recorre la mente de él, cuando ve que el bote de gel está a su alcance. Echa un chorreón sobre su culo, ella todavía no es consciente de la maldad que va hacer, pero reacciona cuando Pepe le mete un dedo embadurnado de “la toja” en el esfínter. ¾¡No…por ahí no!¾ Le pide ella. Pero no hay vuelta atrás, la inmoviliza contra la pared y con su cuerpo saca la polla para meterla en su rico agujero. Ella ya ha pasado por tres orgasmos y han debilitado su mente. Pepe la introduce lentamente, ella gime, llora y sólo pide que pare. Pero es tarde no le hace caso, para cuando ella intenta rebotarse, él ya la ha metido toda. ¾ ¡No, por favor! …¾ Le está implorando, pero a él le da lo mismo, una especie de maldad recorre su cuerpo, se le helaría la sangre si hubiese visto la sonrisa psicópata que tiene ahora mismo mientras le taladra el culo. Un “cállate guarra” sale de la garganta de él cuando ha empezado a bombear con fuerza. Poco a poco la resistencia inicial a ser enculada va siendo vencida y decide entregarse al placer doloroso del sexo anal. Pepe se vuelve a correr dentro de su culo, cuando ella se da la vuelta tiene la cara cubierta de lágrimas y mocos, pero ella le hace ver que es una mujer de verdad que le gusta el sexo y que sabe disfrutar y hacer que su compañero disfrute. No le ha gustado que la den por culo, pero reconoce que la comida de coño ha sido probablemente la mejor que le hayan hecho nunca. Aun así, ella se levanta y le da un sonoro bofetón a Pepe. Vero sale de la ducha  e invita a Pepe a salir de la habitación, pero antes le advierte.

¾    Esta te juro que te la guardo y sabes que llevo razón, que sepas que romperme el culo te va a costar caro…y pienso vengarme antes de que terminen las vacaciones.¾Dijo Vero mientras se tanteaba el esfínter intentando cerrar el boquete que le acababan de abrir.

Pepe se queda tan perplejo, es como si hubiese salido de una especie de trance, gracias al hostión que le ha arreado Vero. Como no sabe que no sabe que pensar y decide eso mismo, no pensar, y que mejor que la ayuda de un par de pastillitas y así evitar  hasta la mañana del día siguiente. En el momento que se despertó se juró a sí mismo que era ahora o nunca y que desde luego su misión iba ser hacer felices a esas pobres mujeres. Demasiado habían sufrido ya, y en cuanto a él, era un hombre libre y había que pasar página, no estaba dispuesto a ser un amargado.

Nada más bajar se encontró a las chicas con caras más animadas y con pinta de haber arreglado las cosas, aunque no después de una sesión de llanto, no lo pueden negar, sus ojos les delatan. Pepe se había levantado hambriento, no empezó a hablar hasta que se había tomado un café con un par de tostadas con un par de huevos fritos.

¾    He llegado a una conclusión…es hora de enterrar el pasado y seguir adelante, la que quiera quedarse y pasar unas buenas vacaciones que se quede, por mi parte no pienso pasarlo tan mal como lo hice la otra noche. Hoy pagaré una propina a los filipinos para que atiendan a nuestros hijos, pienso alquilar un descapotable darme un paseo por las calas de aquí y a lo mejor hacer alguna locura, si queréis veniros estáis invitadas pero sólo pongo la condición de que no quiero más malos rollos, sólo quiero pasarlo bien y desvariar hoy es el día de soltar lastre, quien se quiera venir, le espero en una hora abajo mientras alquilo el coche y arreglo el tema de los nenes…¡Ah!, ¡Lavaros esas caras de resentimiento, coño!.¾Pepe salió corriendo cuando las dos le lanzaron las zapatillas a la cabeza.

Al cabo de una hora y media, regresé con un Mitsubishi Montero rojo descapotable, un plano con las mejores calas de la zona y el maletero repleto de comida y bebida en dos neveras portátiles. Para alegría de todos, las chicas estaban allí esperando, Vero vestía una camiseta blanca de algodón y un pantalón vaquero corto, unas gafas de sol de colorines el un sombrero de paja dando un aspecto juvenil. Vero había optado por ir más en su estilo, una túnica y una pamela preciosa. El, fiel a su estilo había decidido ir con un polo blanco, el bañador, una gorra, mis inseparables gafas de sol y mis tenis converse blancas. Como anticipé les di una propina tan buena a los filipinos que el marido me hizo lo menos treinta reverencias. La de la niñera, fue tan generosa que al principio creyó que era otra cosa lo quería. Ya estábamos preparados y yo al menos no estaba dispuesto a hacer prisioneros.

El día estaba radiante, Pepe puso un cd de música ochentera, no se pararon en la primera cala salvaje, estaba muy llena. El día era de ellos, aún era pronto y el conductor sabía dónde ir, se lo habían recomendado alguien que sabía que conocía todas las caletas de la zona, cruzaron una pequeña sierra para acceder a donde de verdad iban, nada más verlo tuvo la certeza de no haber sido engañado en absoluto y entendió el motivo con sólo ver el acceso. Y es que el camino para llegar a esa playa por tierra era muy complicado y sólo accesible a unos pocos conductores con bastante pericia en el campo del 4X4 y por suerte Pepe la tenía. El sitio era un paraíso en la tierra no había ni un alma, el agua del mar se metía por una especie de acantilado hasta internarse como si fuera un mini fiordo, era muy estrecho de echo de lado a lado no habría más de treinta metros y no tenía calado suficiente para acceder desde un barco. Nada más llegar, las chicas bajaron emocionadas ante semejante paraíso. Ellas se quedaron embelesadas viendo un sitio tan bonito y no se dieron cuenta de lo que hacía su amigo hasta que dijo: ¾Chicas…lo siento pero yo hoy no soy el Pepe de siempre.¾Dijo mientras se desnudaba completamente para meterse en el mar.

Las chicas primero le miraron con cara extraña, pero enseguida comprendieron que hoy era el día de hacer lo que les diera la gana y que no iban a tener a nadie que les reprendiera, hoy no estaba sujetos al corsé de lo convencional, era el día de soltarse la melena, las represión está prohibida. Ellas lo esperaban en la orilla y con cara divertida él las abrazó para hacer la famosa maniobra de tirar del lazo del top del biquini. Ellas le persiguieron gritando obscenidades. El contratacó intentando tirar del lazo de la braguita. ¾Sois unas mojigatas, no tenéis ovarios de hacer lo que yo he hecho.¾Les retó Pepe.

Los tres se tumbaron un rato al sol, tranquilamente…era la primera vez que no tenían prisa en mucho tiempo, bajo la sombrilla y el rumor del mar, hacen que los cuerpos se destensen de una manera increíble. Al cabo de un rato, Pepe vuelve del coche con un canuto de maría y se lo enciende ante la incrédula mirada de Luz y Vero. ¾¿Cuántos años hace que no nos fumamos un cacharro de estos?.

Las chicas, extrañadas al principio, pero en un instante pusieron una mueca de “¡Qué coño!”, Vero con su descaro me soltó un “¡Que rule!”. Pepe se había olvidado del sabor acre y oloroso de la “maría”, conforme invadían su cuerpo, la mente se relajaba más y más. Las chicas se quitaron la ropa y mostraron su esplendor a Pepe. Vero tenía una tez pálida y su cuerpo era más alto y con menos pecho, pero su culo, ¡ay su culo!, su melena pelirroja tapaba un poco unos pechos pequeños con unos pezones rectos y rosados. Remataba todo con un coño que debió afeitarse en espera de más, porque Pepe juraría ante un juez, que la última vez que lo vio era un felpudo de tonos claros que no se había arreglado desde hacía demasiado tiempo. El caso de Luz, era todo lo contrario, su cuerpo era ya de por sí muy moreno, menudo y rematado por unas tetas y unas caderas muy grandes. Sus pechos grandes hacían que fueran rematados por unos pezones grandes y oscuros, su culo no era respingón sino más bien grande y el coño…su coño negro hacía prometer las delicias de cualquiera.

Solo de ver a las mujeres más guapas de la playa desnudas y bailoteando para él, hizo que a Pepe le viniera una erección que en su estado resultaba difícil de ocultar. Las viudas se reían de ver el miembro erecto de él, pero nada más lejos de sentirse abrumado, nuestro chico se pone entre ellas agitando las caderas para que su polla se mueva descontroladamente.

Luz se agacha y dice con cara traviesa.¾Déjame que lo cate no vaya a ser que de no usar se ponga mala. Jajajajaja.¾Ella se pone de rodillas y le da un ligero lengüetazo que hace que un escalofrío recorra la espalda de Pepe. La cabrona de Vero está empezando a cobrarse su venganza pasándole un cubito de hielo por la espalda, de la impresión ha dado un bote tremendo, momento que aprovecha Vero para colarse, la chicas se morrean mientras sus manos se magrean las tetas y el culo. ¿Puede haber una escena más hermosa?, piensa Pepe, aliviado porque esperaba una peor venganza de su amiga. Alberga con impaciencia el ser invitado, pero no, enseguida entiende que es  privado y que más que una fiesta es una reconciliación en toda regla.

Las dos mujeres están arreglando sus diferencias de la mejor manera que es haciendo un sesenta y nueve en la orilla del mar. El siente una envidia sana de no poder estar en ojo del huracán, pero sabe que para poder serlo primero ellas tienen que arreglar sus diferencias. Así que se abre una botella de Alhambra especial y se limita a ver el espectáculo.

Luz es ruidosa succionando el clítoris de Vero, o quizá son gemidos provocados por que los dedos que su amiga le acaba de meter en su coño. Ver el culo en pompa de Luz revela un dato que sospechaba, su culo no es virgen y por él han pasado más pollas de las que cabía esperar. Algo que pobre hombre le ha hecho ponerse más cachondo si cabe. Las tetas enormes y bamboleantes le excitan más todavía, su polla está lista, pero no quiere entrar todavía. No hasta que ellas estén rendidas a sus pies pidiendo que se las folle. Reconoce calladamente que ha soñado con esto y que siempre se había hecho una paja pensando en cómo podría ser una relación con ellas por separado, pero ni en el más cachondo de sus sueños lo había imaginado de una manera tan idílica. Alcanzan el clímax y las dos yacen tumbadas en el suelo abrazadas. Pepe se levanta para darles más intimidad, pero las dos mujeres con una mirada realizan la ansiada invitación que perdurará el resto de sus días.