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Mi esposa y mi jefe

en Hetero: Infidelidad

Esta es la historia de cómo mi esposa consiguió que me ascendieran. La conferencia anual de la empresa en la que trabajo fue celebrada en un hotel cinco estrellas al sur de la capital, y las esposas de todos los empleados fueron invitadas. Se trataba de un resort conocido y muy lujoso, y mi esposa no desaprovechó la oportunidad de ir.

En el viaje de ida, me quejé por enésima vez acerca del ascenso que me había prometido pero que todavía estaba esperando. “Ten paciencia” seguían diciéndome. Mi esposa trabaja en recursos humanos y es muy buena con las personas, y me dijo que pensaba que podía hablar con mi jefe y animarlo a que finalmente me otorgara el ascenso. La idea me pareció buena y en verdad creí que podía conseguirlo.

Tan pronto como llegamos al hotel, me dirigí a mi primera reunión. Liliana pasó el día en el hotel y conociendo las instalaciones del resort. La primera noche era la cena de bienvenida, a la que todos tenían que asistir. Regresé a mi habitación con 20 minutos para alistarme. Mi esposa ya estaba lista para irnos. Estaba decidida a causar una gran primera impresión, así que se había laceado el cabello, su maquillaje estaba perfecto y sus uñas con manicura. Estaba usando un seductor vestido negro con un escote pronunciado. Liliana tiene unas tetas magníficas y disfruta usar ropa que las resalte. Sus pechos lucían aún más grandes con la ayuda de un sujetador “push-up”.

Caminando mano en mano con ella me sentí muy orgulloso. Mis compañeros de trabajo ni siquiera se fijaron en mí, simplemente se quedaron mirando a mi esposa. Más tarde, muchos de ellos me comentaron la suerte que tenía; con lo que no puedo estar más de acuerdo.

Liliana me preguntó quién era mi jefe. Lo señalé, y ella comentó que era bastante más atractivo de lo que esperaba. Nos dirigimos hacia él y los presenté. Ciertamente él quedó impresionado por Liliana y no podía apartar la mirada de ella o de su generoso escote. Él le pidió que lo acompañara al bar, y se quedaron allí hablando y flirteando. No me importó ya que sabía que Liliana sólo estaba haciendo lo necesario. Simplemente haría que él se sintiera tan atraído por ella, que se sintiera obligado a darme el ascenso.

Mi jefe pagó las bebidas, y mi esposa regresó a nuestra mesa. Me dijo que todo había salido bien y que mi jefe la había invitado a almorzar al día siguiente, ya que estaba entusiasmado con saber más acerca de su trabajo en recursos humanos. Ella estaría en la piscina, así que se encontrarían allí. Pensé que aquello era una buena señal.

A la mañana siguiente, al estar yendo hacia la puerta, mi esposa estaba marchándose a la piscina. Liliana tiene un cuerpo hermoso y voluptuoso. En su minúsculo bikini se veía increíble. El aire acondicionado de la habitación hacía que sus pezones se endurecieran y amenazaran con atravesar el top del bikini. Este era muy pequeño, así que dejaba ver gran parte de sus pechos. Pero no había tiempo para quedarme a verla ya que tenía que marcharme a mi reunión. Le dije que disfrutara su día y el almuerzo. Ella respondió que hablaría con mi jefe para ver que podía hacer acerca de mi ascenso.

A la hora del almuerzo, mi jefe dejó apresuradamente el seminario y se dirigió a la piscina. Decidí permanecer alejado, de esa no interrumpiría la importante conversación. Él buscó alrededor y encontró a mi esposa tomando el sol cerca de la piscina.

Al momento de saludarla, mi jefe no pudo evitar mirarla de pies a cabeza. No le importó que estaba siendo demasiado obvio al respecto, lo que Liliana pensó que era una buena señal. Ella sabía que la mayoría de hombres hacen lo que sea por una mujer atractiva.

Se sentaron en el bar de la piscina y conversaron. Mi esposa hizo lo suyo, coqueteando y siendo ella misma. Yo aparecí en la conversación, y mi esposa mencionó el ascenso que estaba esperando. Mi jefe le dijo que no podía discutirlo ya que era algo confidencial. Así que ella se levantó, le agradeció por el almuerzo y caminó de regreso a la tumbona.

Como quien no hace nada extraordinario, mientras se alejaba, mi esposa alcanzó con sus manos el nudo del top del bikini y lo desató. Caminó el resto del camino a la tumbona en topless, con mi jefe viéndola desde atrás. Tal y como ella lo esperaba, rápidamente él la siguió y la llamó por su nombre. Ella lo ignoró y se acostó boca abajo en la tumbona, asegurándose que él no pudiera ver sus firmes pechos.

Él se sentó en la tumbona junto a ella, y dijo que le gustaría discutir mi oportunidad de ascender. “Pensé que no podías” le respondió Liliana, pero en ese momento mi jefe estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de pasar más tiempo con ella. Le dijo a mi esposa, sin embargo, que quería hablarlo cara a cara y no con su espalda, así que le pidió que se volteara. “Pero estoy en topless, y no quiero que te sientas incómodo” dijo ella. “No te preocupes, no me sentiré incómodo”, respondió él y añadió “Sólo tengo 10 minutos antes de regresar a la siguiente reunión así que tenemos que ser rápidos.”

Dicho esto, mi esposa se dio vuelta, mostrándole sus pechos grandes y firmes. Él sólo se quedó mirándolos, y no dijo nada por bastante rato. Rompiendo el silencio, Liliana le dijo “¿Qué era lo que querías decirme?” Los siguientes 10 minutos él se quedó mirándole las tetas a mi esposa, mientras intentaba concentrarse y hablar acerca de cómo podía ayudarme con el ascenso. Le dijo a Liliana que lo haría más tarde esa noche. Ella dijo que estaría muy agradecida si lo hacía.

Me dirigí a la piscina para tomar un trago antes que la hora de almuerzo finalizara, y llegué al final de su “reunión de almuerzo.” No podía creer lo que estaba viendo, mi esposa en topless y mi jefe mirándola con descaro. Quería correr y cubrirla, pero no había forma de que pudiera hacer eso ahora. Ella nunca antes había estado en topless (que yo supiera), pero en ese momento parecía sentirse muy cómoda.

Más tarde en nuestra habitación, la confronté y le pregunté qué era lo que estaba haciendo. Ella respondió “Lo que tengo que hacer, conseguirte ese ascenso. Tú pediste mi ayuda y está funcionando. Si no me quitaba el top del bikini y dejaba mis pechos libres, tal vez tu jefe se habría marchado.”

Liliana bromeó acerca de que pensaba que mi jefe estaba buenísimo, y que de hecho estaba disfrutando flirteando con él y provocándolo. La verdad odiaba el sólo pensar en lo que estaba haciendo, pero necesitaba ese aumento en la paga. De toda la gente, había tenido que ser mi jefe quien viera los pechos increíbles de mi esposa y eso no me gustaba. Ahora él tendría esa imagen en su cabeza y podría usarla cuando le viniera en gana.

Mi esposa se alistó para esa noche, y lucía aún mejor que en la cena. El escote de su vestido era todavía más revelador y sus zapatos de tacón más altos. Me dijo que esa noche era la noche en que iba a ganar o a perder mi ascenso. Me preguntó si habían restricciones en lo podía hacer, ya que me había molestado por lo que pasó en la reunión que tuvieron en el almuerzo.

Sólo le dije que tuviera cuidado, y que mi jefe podía comportarse como un idiota algunas veces. Y que no tenía que hacer nada; pero ella sonrió y me dijo que quería conseguir ese ascenso para mí.

Al llegar al comedor, Liliana recibió las miradas usuales mientras caminábamos. Sus pechos, ahora bronceados, botaban lentamente mientras ella movía. Mi jefe se nos acercó apenas la vio. Nos dijo que mi ascenso se iba a decidir más tarde esa misma noche. Ofreció comprarnos un trago y mi esposa se fue con él al bar. Después del coqueteo habitual, ella regresó y me dijo “tu jefe me dijo que quiere que me vaya con él a su habitación para discutir lo de tu ascenso en privado, ya que como se trata de algo confidencial nadie puede escucharnos.” Yo sabía que él sólo quería estar con ella a solas. Había muchos lugares en lo que ellos podían haber hablado en privado.

Mi esposa me dijo, “Si de verdad quieres que no vaya, no lo haré. Sólo estaremos hablando, estoy segura.”

“¿Así que no está esperando una repetición del show que le diste en el almuerzo? Le pregunté enojado. Pero realmente necesitaba el ascenso, así que le dije que podía ir. Estaba empezando a sentirme nervioso y celoso.

Vi cómo se marchaban a la habitación de él cogidos del brazo. Los seguí por detrás, sin que me vieran. Pero me quedé en shock cuando de repente ella se detuvo, lo jaló a una esquina y empezó a introducir su lengua en la boca de él. Por 5 minutos vi cómo disfrutaban el uno del otro. Él tenía sus manos cogiendo firmemente el trasero de Liliana y lo apretaba y acariciaba. Ella estaba disfrutando cada segundo de aquello. ¿Qué sería lo siguiente?

Luego siguieron caminando y entraron en la habitación de mi jefe. La luz se encendió y para mi suerte había una leve abertura en la cortina, así que podía ver el interior de la habitación. No quería ver, pero necesitaba saber qué estaba pasando. Además no quería poner en riesgo las cosas, y perder mi trabajo del todo.

Mi esposa se sentó en el borde de la cama. Lucía increíblemente bella. Sus pechos casi escapan del vestido. Él camino hacia ella y ella inmediatamente desabotonó y bajo la cremallera de sus pantalones, y sacó a la luz el enorme falo de mi jefe. El muy maldito tenía un miembro bastante grande – más largo y grueso que el mío. Liliana lo miró a los ojos con lujuria y sin ningún reparo le dijo, “La tienes mucho más grande que la de mi esposo.”

Ella empezó a pajear aquel tronco suavemente, sonriendo, y luego se lo metió a la boca. Liliana me da sexo oral muy de vez en cuando, pero ahora parecía una profesional, a punto de clavarse aquella tranca hasta el fondo de su garganta. Después de ver aquello por algunos minutos pensando que las cosas no podían empeorar, ella se levantó y se quitó el vestido rápidamente. Parada allí sólo en sujetador y tanga lucía estupenda.

Rápidamente, Liliana desnudó a mi jefe y él quedó de pie completamente empalmado. Luego él se aproximó a ella y le quitó el sujetador primero, y luego la tanguita. Ella estaba completamente afeitada y por lo que pude notar, muy mojada. Con una sonrisa enorme en su bello rostro, Liliana se acostó de espaldas y se abrió de piernas completamente. Él fue despacio, besándola, acariciando con sus manos sus pechos, su coño mojado y su clítoris. Poco a poco, fue introduciendo sus dedos en su concha, y ella estaba disfrutándolo claramente, porque empezó a retorcerse de placer. Finalmente Liliana le cogió la polla, y la colocó en la entrada de su agujero. Mi jefe no perdió el tiempo, y deslizo su enorme aparato en el interior de mi esposa, tomándose su tiempo, para no lastimarla. Mientras aquella tranca se hundía hasta lo más profundo de su concha, pude ver como mi mujer luchaba por acostumbrarse al tamaño de la verga de mi jefe, pero después de algunas embestidas, la sonrisa regresó a su rostro.

Ver a mi esposa ser follada por otro hombre fue una experiencia muy extraña. Estaba preguntándome porque me estaba excitando. Me sorprendí descubriéndome a mí mismo disfrutando la escena y de repente empecé a desear que mi esposa se corriera.

Después de 10 minutos viendo a mi esposa tumbada de espaldas y aquella verga entrando y saliendo de su concha, ella se levantó y se inclinó sobre la cama. Mi jefe se puso de pie y se colocó detrás de ella. La cogió de las caderas y la penetró con fuerza, enterrando su pollón en al agujero mojado de mi esposa. Conforme la embestía, cada vez con más y más fuerza, sus grandes pechos se bamboleaban sin control.

Era una vista increíble. No podía creer que estaba disfrutando aquello. Después de 5 minutos de brutales y constantes embestidas, mi esposa finalmente llegó al clímax. La mirada en su rostro era inequívoca, y puedo decir se trató de un orgasmo fue largo e intenso. Mi jefe continuó dándole sin descanso, y ella se corrió de nuevo. Finalmente pude ver que él también estaba por llegar al orgasmo, y saber que estaba corriéndose en el interior de mi esposa fue increíble. Ambos se acostaron en la cama, y vi el semen empezar a rezumar del interior de la concha de Liliana. Después de un rato más besándose y acariciándose, ella se fue al baño a asearse, se vistió y se marchó.

De regreso en la habitación, estaba esperando a que llegara. Le pregunté qué había pasado y ella dijo “Se comportó como un perfecto caballero; sólo hablamos y me dijo que definitivamente el ascenso era tuyo.” No estaba seguro de dejarla mentir o confrontarla.

Finalmente, como yo también me había excitado con lo que había pasado, decidí ser honesto. Le dije que los había seguido, que los había visto besarse, y luego tener sexo. Ella estaba atónita y parecía avergonzada hasta que tomé su mano y la llevé a mi polla erecta. “¿Así que disfrutaste viéndome con otro hombre? me preguntó con una sonrisa en su rostro.

Le dije que yo mismo me había sorprendido, pero que lo había disfrutado mucho. Aún a pesar de que se tratara de mi jefe. Me excitó ver como la verga de otro hombre la llenaba, verla correrse, y ver como él se corrió en su interior.

Casi de inmediato, Liliana y yo tuvimos una sesión de sexo brutal. Nunca me corrí con tanta fuerza. Eso abrió un nuevo capítulo en nuestra vida sexual, Liliana y mi jefe son ahora amantes y se ven de una a dos veces por semana. En cuanto a mí, conseguí el ascenso, un aumento de salario significativo y el placer de escuchar a mi esposa contándomelo todo acerca de sus correrías.