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Desde el balcón del hotel.

en Confesiones

Desde el balcón del hotel.

 

 

Te prometí enviarte fotos de mi mujer desnuda… o al menos en top les en la playa. Nada, no pude convencerla para hacer fotos. Ya sabes que está con lo de que se ve gorda y todo eso. Pero sí hice alguna cosilla...

Había un spa en el hotel; nada del otro mundo, pero... ¡no permitían entrar a niños! ¡Por fin libres! Pensé.

En el spa, había una sauna textil y otra no textil. La convencí. De mala gana, pero se desnudó y entró en la sauna.

Dentro unos tíos. Extranjeros. Se callaron nada más entrar nosotros. Nos sentamos. La estuvieron mirando de arriba a abajo. Luego a mí. Me puso a mil.

Antes de que pudiera hacer nada, la empujé y la dirigí a sentarse en los bancos, justo de frente a ellos. Uno sonrió. Ella sé que estaba colorada, pero con el calor y la penumbra de la sauna no se notaba y podía achacarse al ambiente. Me gustó mirar sus pollas. Uno la tenía morcillona.

Luego llegaron tres tías. Muy gordas. Saludaron. También extranjeras. Una de ellas, tenía unas tetas gigantes. Las miraron, pero un instante. Volvieron rápidos las miradas a mi mujer. El del rabo a media asta, no paraba de sonreír a mi mujer.

A los cinco minutos, se abrió la puerta y entró un chaval solo. Ese descaradamente entró a mirar. Tenía todo depilado. Una polla pequeña, encogida lógicamente por el agua... Como la de todos los tíos que estábamos allí. Bueno menos la del que no paraba de mirar a mi mujer y la tenía morcillona. A mí me gustó que la vieran desnuda. Yo miraba a tíos, concretamente a sus pollas. Ellos lo sabían y repartían sus miradas entre las tetas de mi mujer y mi colita.

A las otras tías las miraba de vez en cuando.

La sensación de calor me estaba agobiando, pero al tiempo estaba reanimando mi polla. Y el morbo de saber que los dos tíos nos estaban mirando… y no con muy buenas intenciones digamos… Lenta, pero imparable mi polla estaba despertando. Y “el sonrisas” se estaba dando cuenta. La de él ya estaba mirando al techo. El chaval se fue moviendo hasta juntarse a las tres tías. Muy obvio lo que pretendía…

Mi mujer se estaba poniéndose ya muy nerviosa.

Me dijo “vámonos”.

Cedí. No merecía la pena tensar la cuerda, no era el momento de forzar nada.

Nos levantamos y pasamos junto a los dos extranjeros.

“El sonrisas” seguía sonriendo. Al pasar a su lado se levantó. No sé qué dijo. Algo relacionado con el calor supongo. Cogió agua con una especie de cazo, y muy amablemente se la empezó a echar a mi mujer. Primero por los hombros, luego sobre las tetas colocando el cazo justo a la altura de la clavícula. Veía resbalar el agua sobre sus pechos. Mi mujer de piedra, sin saber qué hacer. Sobre todo, porque el tío sonriendo tenía la polla completamente tiesa rozándola en la barriga de mi mujer. Sé que la estaba excitando, que la estaba gustando. Bastaba mirar cómo tenía los pezones. Si, los tenía de punta como si se los hubiera estado tocando.

Sentí una mano en mis nalgas. Me volví. Sonreí y me giré un poco. Me sobeteo disimuladamente todo el culo… Mi polla estaba completamente tiesa…

Mi mujer no se movía. Las tías y el chaval miraban las escena sonrientes y curiosos, seguro que preguntándose cómo iba a terminar aquello. La de las tetas enormes tenía la mano apoyada en el muslo y muy disimuladamente se estaba tocando el coño.

“El sonrisas” ofreció un bote con crema, cogió un poco con los dedos e hizo, por señas, el ofrecimiento de dárselo a mi mujer… es más, empezó por el cuello. Bajó un poco. La giró y se la extendió un poco por la espalda. Llegó hasta la mitad de las nalgas más o menos. Bueno creo que aprovechando “la bruma” de la sauna bajó y la tocó entera.

Mientras, su amigo se había levantado y le tenía pegado a mi espalda. Sentí como separó mis nalgas y colocó su polla en medio, entre mis glúteos. La tenia dura. Tensa. Según la restregaba, según la rozaba con mi ojete, la mía comenzaba a revivir.

La giró de nuevo. Frente a frente. Los pezones estaban aún más encabritados. Volvió a extender la crema por los hombros. Por los brazos. Rozó un pecho. Vi temblar la carne. Una nube de vapor. Cuando se aclaró un poco, les vi más juntos, casi pegados. Ella tenía, literalmente, la polla aplastada contra su barriga. Me fijé en la cara de “susto” de mi mujer. Estaba como petrificada. La situación la estaba sobrepasando.

Me moría de ganas por ver cómo la iba a sobar las tetas, pero en ese momento mi mujer sonrió y se apartó. Él se encogió de hombros e hizo un gesto como de resignación. No obstante, al pasar a su lado, la volvió a meter un buen sobeteo en el culo. Mi mujer no le puso buena cara. Me miró incluso algo mosqueada porque yo no hacía nada. Yo si se la puse. Intencionadamente me rocé con su polla al pasar a su lado y le guiñé un ojo.

Salimos por la puerta directos a la ducha de vapor frio y a los masajes. Me iba a empezar a echar una bronca del demonio, pero en ese momento vimos acercarse un grupito de parejas. Aquí vino lo bueno porque claro, era el pasillo de los nudistas, los no textiles.... Aquí si la vieron tíos y tías... Y yo lógicamente también pude mirar a tíos y a tías....

En las cabinas de las duchas cerradas no pude evitar pensar que en la sala de la sauna los dos tíos podían haber.... Ummmm… Si… podían habérsela follado. Y yo lo hubiera visto encantado… Solo con pensarlo…

Mi polla estaba durísima. Entre mis nalgas aun notaba ese líquido caliente y pegajoso. Ni se había dado cuenta…

En apenas cinco minutos había vivido una de las situaciones más morbosas e increíbles de toda mi vida.

Esa misma tarde, mientras cenábamos, tracé un plan para follarla, hubiera o no niños…. Si no, la polla me iba a explotar.

Parecía fácil; meter a los niños en la cama; esperar a que se duerman tomando unas cervezas en el balcón, bueno en la terraza… Y dejar pasar el tiempo.

La terraza no era muy grande. Una barandilla, una poyata de unos 30 centímetros, con una jardinera. Cómodamente te puedes sentar o apoyar y mirar a la piscina...

Cerveza en mano empezamos a mirar asomados. Las luces de la piscina se apagan sobre las 12.30, pero las terrazas siguen teniendo luz. A algunos se les ve perfectamente, a otros sus siluetas.

La senté en el alfeizar aun con la cerveza en la mano. La forcé a abrir las piernas. Ella me mira sorprendida. pero... pero… ¿pero qué haces? Señalo con el dedo hacia abajo. Me mira la polla. Sin que me viera la he sacado. Está tiesa, casi en ángulo recto...

Visto y no visto. Fuera braga del bikini.

A palo seco. Arrimar la cabeza de mi polla y hasta adentro. Meterla a la fuerza. Tuvo que ahogar el gemido.

Agarro su culo, clavo los dedos en sus nalgas... y empujo otra vez.

Me gusta agarrar su culazo y empujar...

Jadea… no protesta, pero la vergüenza parece que la puede… “Pueden vernos... Por lo menos apaga la luz” Ni caso, ni respondo. Solo la doy otro empujón. Otro jadeo. Sigo empujando un ratito. Ya está húmeda. Su coño abierto. Sé que ya está excitada. Dentro de poco, estará fuera de control.

Asique pueden vernos ¿no? Pues fuera camiseta, la digo sabiendo que ahora no protestará. Suelto el sujetador y lo tiro al suelo, junto con la braga del bikini.

Ahora sus tetas rebotarán al mínimo empujón. Me gusta…

La follo poco... Es cierto. Pero cada vez que acerco mi rabo a su coño, se abre en un segundo... A lo mejor es por eso: su coño pasa tanta hambre que a la mínima se pone como una moto. Si, y con cuatro empujoncitos gime como una guarra. No digamos cómo se pone nada más tenerla toda dentro... Al rato su coño comienza a moverse automáticamente. Trata como de agarrar mi rabo, de absorberlo... En ese momento puedes hacer con ella lo que te dé la gana.

Jadeando se abraza a mí, pero la separo. Quiero ver bailar sus tetas, que reboten sobre la barriga...

Mientras me la follo, pienso en las tías que he visto en la playa haciendo top les… Me motiva…

También pienso en que la están viendo desde cualquier ventana... Me gusta lucirla. La excita, pero la avergüenza. Las dos cosas al tiempo. A mí me gusta que la vean desnuda y follada como a una perra.

Pero, sobre todo, pienso en que los tíos de la sauna podían haberse levantado y habérsela follado...

Mi polla se pone aún más dura.

Cuando la veo cerrar los ojos y apretar la boca, sé que se está corriendo. Sé que por no despertar a los críos se traga los gritos...

Un fuerte empujón y mi polla comienza a dar botecitos... Mis huevos quieren empezar a vaciarse... Escojo mi fantasía... Sin duda la de los tíos de la sauna. Si. Me quedo con esa.

Imagino que la agarran. La sujetan. Dice que no, se resiste algo, pero terminan tumbándola, y se resigna. Y allí mismo, delante de mí, la abren las piernas. Ella mira asustada cómo se acerca la polla del “sonrisas”… Cómo la coloca a la entrada de su coñito… y… Ummmm. Un empujón y se la mete entera. Su grito. Su cara…

Me les imagino follándosela como a una guarra cualquiera. Uno metiéndola la polla en la boca, yo mirando como un sumiso cornudo y el otro, echándola un súper polvazo…

Ya la tengo a punto. La fantasía ha hecho su efecto. La saco. La giro. La hago apoyar los brazos en la barandilla del balcón. Contemplo su culazo. Meto la mano por debajo y separo los labios. Esta puta está calada…

Se la meto por detrás. Resbala que da gusto. Un movimiento de cadera. Hasta adentro. Las tetas la cuelgan. La bailan cada vez que arremeto. La sujeto para poder penetrar todo lo que pueda.

Vuelvo a cerrar los ojos. Pienso que son los tíos de la sauna los que se la han colocado a cuatro patas y son ellos los que la están follando. Mi vientre rebota en sus nalgas. El ruidito característico. Plas, plas…

Comienzo a llenar su coño de leche...

 

csdsumiso@hotmail.com

 

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