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Ana va de médicos

en Hetero: Infidelidad

Soy y me defino, y me siento la puta zorrona ,y me encanta hacerlo un cabrón. Normalmente, estamos los dos juntos en todos los juegos sexuales, pero a veces, la ocasión se presenta en algún lugar donde no nos encontramos los dos juntos, pero me dejo follar, inundar de leche de macho, para oler a zorra y, toda inundada acudir al encuentro de mi cabroncito, restregarme por su cuerpo y su nariz, para que olfatea el olor a hembra follada, lo quiero mucho pero su leche como yo digo es desnatada y prefiere oler la leche de los tios que me follan,algunos como sabeis son los que me han preñado.

 

Tuve que acudir a la consulta de un médico a recoger unos informes que tenía al parecer preparado para un tio mayor, hermano de mi padre, ya que nadie más de la familia tenía libre en dicho momento para recogerlo.

 

Como cada mañana, me duché, acariciando mi cuerpo debajo del agua, sintiendo la humedad de mi coño  mis labios, estaban algo pegajosos de mi flujos estaba algo caliente.

Me unté mi crema para hidratar mi piel, con suave aroma a jazmín y, me pongo mi vestido, sin más ropa que el suave tejido, adaptado al cuerpo, marcando mis desnudas nalgas y, con un generoso escote, que deja bien a la vista el canal, y la parte interior de los dos pechos llegando casi a la aureola del pezón, me gusta sentirme deseada.

 

Encima me coloqué una chaqueta abierta, resaltando mi tostada piel y, resaltando el escote. Mis tacones y puse rumbo a la consulta del médico de mi  tio.

 

Cuando llegué, como es costumbre en los hospitales, me hicieron esperar, me indicaron cual era la consulta del médico, era la última de un estrecho pasillo, que además era largo, pero los sillones estaban en la sala de espera antes del pasillo, y me explicaron que, ya me estaba esperando, que cuando él saliese mencionaría el nombre de mi familiar y, entonces, tendría que ir.

 

Estando esperando más de lo que esperaba, porque, me habían informado que el médico estaba solo en la consulta, apareció un hombre alto, elegante, con muy buen porte, muy guapo y atlético, más morboso que nada con su bata blanca impecable. Se quedó mirando mi escote, y sin poder evitarlo, seguidamente me miró a los ojos y me sonrió.

 

No pude por menos que devolverle la sonrisa, a la misma vez que sentí un picotazo en mi chocho, avisándome del grado de calentura en que se había puesto, me imaginé en su consulta, de pie, apoyada en la camilla, y el médico, levantándome la falda del vestido por detrás, dándome  con su polla, abriendo los agujeritos y, clavándome la polla primero por detrás y, luego por mi coño, para estallar una buena descarga de leche lenandome todo el coño.

 

Con esos pensamientos, le seguí sus pasos pasillo adelante y,  mirando sus andares y el movimientos de su trasero apretado que tenia,al menos era lo que daba a entender el pantalón de sport que llevaba debajo de la bata.

 

Sonreí al comprobar que abrió la puerta de la consulta donde estaba el médico que tenía que darme el informe y, tampoco pude remediar sentir doble picotazo de excitación, tal era, que mi coño emanaba jugos en tal cantidad, que ya comenzaba a oler más a zorra caliente que a la crema de jazmín que llevaba puesta.

 

Se volvió a abrir la puerta y salieron los dos hombres, el otro médico era más bajo, pero igualmente interesante y atractivo, con una sonrisa y mirada picarona que, también me pone bien caliente.

 

Al nombrar a mi familiar, me levanté y encaminé mis pasos pasillo adelante, dirigiéndome hacia los dos hombres, el médico que había observado mi escote, sonrió y pareció arrepentirse, prefiriendo supongo que cotillear quien era yo, decidió imeterse nuevamente en la consulta con el médico que tenía que darme el informe.

 

Una vez dentro, me encontré con esa sensualidad, sentado en la camilla, con una pierna al aire y, la otra apoyado en el suelo, ya que dado su estatura se lo podía permitir y, el otro médico atraído también por mi generoso y exuberante escote, se sentó en la misma posición pero él, en la mesa de la consulta, mirando descaradamente mis tetas.

 

No pude ya que sentir la humedad chorrear entre mis muslos, algunas gotas de jugos vaginales bajaban por mi entrepierna, y mi boca de zorra se entreabrió más que en una sonrisa, en una hueca de deseo, y mi mirada se tornó realmente desafiante y provocadora.

 

El más bajito, me entregó un sobre que yo cogí, no sin antes rozar sus dedos, gesto que le hizo dar un saltito y, que no pasó desapercibido para el otro médico.

 

Entonces, se aventuró a decir, así da gusto trabajar con semejantes belleza, qué pena que no tenga que reconocerla.

 

Contesté bien claro, pues nunca viene mal un buen reconocimiento muy a fondo, porque con la salud nunca se sabe y, si es doble opinión médica, pues mejor.

 

Los dos hombres sonrieron y, sus pollas adquirieron tamaño morcilón dentro del pantalón con semejante comentario y, ninguno de los dos se cortaron y, me dijeron, pues si quieres, puedes quitarte los zapatos, la chaqueta y tumbarte boca arriba en la camilla.

 

Sonriendo, solté el bolso en la silla, me quité la chaqueta, dándole la espalda a los dos hombres que, comprobaron cómo el vestido marcaba mis nalgas y, tenía también un amplío escote en la espalda, dejándola ver de forma coqueta.

 

El médico de la consulta, cogió el auricular del teléfono, le preguntó a la enfermera que estaba en la mesa fuera, donde están las sillas de la sala de espera, qué le quedaba y, ésta le contestó que sólo un paciente; indicándole el médico que le avisara que fuera a tomar un café que tardaría aún un buen rato, porque tenía que explicarme muy detenidamente algunos aspectos del informe y, dio instrucciones de por favor nadie le molestase para acabar pronto.

 

Como estaba también el otro médico, la enfermera pensó que debía ser algo serio y grave, y entonces, le dijo que no se preocupase que no dejaría pasar absolutamente a nadie.

 

Con mirada pícara colgó el auricular, a medida que yo me tumbaba boca arriba en la camilla.

 

Las cuatro manos de los dos médicos, comenzaron a acariciarme, me levantaron la falda para comprobar que no tenía braguitas y los pelo de mi chocho, y entre los dos me fueron despojando del vestido.

 

Bien abierta de piernas, uno de ellos mordisqueaba mis pezones y apretaba mis pechos y, el otro metia su lengua dentro de mi coño, recorriéndolo entero, separando mis labios vaginales y saliendo y entrando lo que su lengua daba, joder como sabia comerse un coño el medico.

 

Mis manos, estaban cada una en cada polla, gruesas que estaban dentro de los pantalones, yo gemía de placer.

 

Se iban turnando, y con sus bocas oliendo a mi coño me daban besos y lengüetazos, que dejaban mi propio olor impregnado en mi cara.

 

Con esas caricias me provocaron dos corridas que, para no gritar mucho, me taparon la boca cogiéndome del pelo y, agachándome, metiéndome una de las dos pollas dentro, ya que ambos las habían sacado desabrochando la cremallera.

 

Mientras tenía esa buena polla dentro de mi boca, lamiendo, succionando y mamando, escuchaba el comentario del médico, diciendo, ufff, qué bien lo hace esta zorra, se ve que le gusta follar.

 

El otro médico, dejó mi boca entretenida con esa polla, y delicadamente, tiró de mi cuerpo, atravesándome en la camilla, por un lado con la polla de uno de ellos, el más alto en la boca y, por el otro lado, caía mi cuerpo sobre la camilla y los pies hacia el suelo flotaban en el aire, y para no permitir que pudiese caerme, abrió mi coño, y me clavó su polla hasta el fondo, empezando a embestirme fuertemente hasta lo más hondo de mi coño.

 

Yo gemía de gusto y placer, sintiendo las embestidas de ese gruesa polla que tenía mis labios de mi coño bien abiertos, y los  huevos golpeándome la chocho una y otra vez, hasta provocarme una fuerte corrida  Aaayyyyyy   Aaahahhhhh, uuummmhhhh.

 

Al sentir mi corrida, no pudo contenerse más y, comenzó a soltar toda su leche dentro de mi, se vació entero, me inundó mi coño de ese líquido blanquecino y caliente me puedes preñar no tomo nada y estoy en los días fértiles.no te preocupes ahora te resetamos la pildora del dia despues pero te vamos a llenar ese coño hambriento de leche.

 

Una vez sus testículos dejaron de descargar, sacó su polla y, el otro médico, sacó la suya de mi boca, se dio la vuelta y, fue a clavármela también, entonces, yo lo paré y, le dije, reconózcame doctor ahora por el culito a ver qué tal lo tengo, y aún le engordó más la pollade excitación, si querida paciente me dijo en tono morboso, te voy a clavar el periscopio hasta el fondo con cámara incluida y, acto seguido me clavó la polla por el ano, éste dilató sin problemas, aunque al principio, al estar tan apretado, protestó por falta de estimulación.

 

Ufff, ya dentro, me bombeaba mientras el otro médico sonriendo miraba y se recolaba su polla deshinchado otra vez en su sitio, yo gemía de gusto y placer, sentía los sus huevos rozarme y clavárseme en la piel con la profundidad de la penetración, pronto, tuve otra corrida y, el médico dijo , Dios me voy a correr me voy a correr, dijo tengo mucha leche acumulada  y empezó a correrse dejándome bien abierto el agujero y bien llenito de leche, se vació entero también, al ponerme de pie, salió parte de los dos líquidos por cada agujero, chorreando por mis muslos, me los restregué mezclándolos y, entonces, me coloqué unas braguitas que saqué del bolso, y los miré y les dije, ahora no quiero que se pierda vuestra leche que, mi cabrón tiene que disfrutarlo también.cuando quieras vienes a por los documentos de tu familiar,te atenderemos gustosamente.

Cuando llegue a casa, y mi marido me vio algo colorada,me pregunto que habia hecho y le dije,tumbate en la cama,y vas a probar leche de medico,jaja.

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