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Asuncion y Aurora

en Hetero: General

Hola soy Javier y mi mujer se llama Ascensión. Después de años en paro, aunque teníamos algún dinero ahorrado ella no trabajaba y tras pensarlo mucho, mi mujer decidió responder a una oferta de trabajo. El anuncio había sido publicado en una revista porno que mi mujer veía cuando quería hacerse una paja y yo, por mis turnos, no podía satisfacer es una mujer muy ardiente. En el anuncio aclaraba que no se trataba de un casting, ni de hacer de actriz, ni de realizar ninguna escena de sexo.

 La citaron en un chalet a las afueras, y cuando llegó, todo estaba preparado para la grabación de una escena de sexo, los actores en sus camerinos, la iluminación ajustándose, los cámaras en su sitio y el director dando sus últimas instrucciones. Se presentó a la ayudante de producción. Ésta le fue presentando a todo el equipo, dejando en último lugar a la productora, una atractiva mujer de unos 45 años que vestía un traje de ejecutiva que hacía que se marcaran sus voluptuosas formas. Se presentó como Aurora.

 Cumplido el protocolo, mi mujer preguntó qué era lo que tenía que hacer ella, ¿llevar los cafés, secretaria personal de la productora o qué? La ayudante de producción le explicó que su trabajo iba a consistir en mantener la polla tiesa del actor a lo largo de los descansos, cambios de posturas, iluminación y demás interrupciones que el rodaje sufriera. Mi mujer se sorprendió y se indignó tanto que a punto estuvo de abandonar el rodaje, pero el dinero que pagaban y una cierta calentura que ella tiene siempre le hicieron pensárselo. Preguntó a la ayudante que cómo y cuándo debía hacerlo, a lo que ésta le contestó: “Eres mujer, ya sabrás cómo mantener a un hombre empalmado, ¿no? Utiliza tus armas”.

 El rodaje empezó, se trataba de una escena en la que una mujer madura le hacía una entrevista de trabajo a un hombre de unos 30 y pico de años y al que, después de comprobar su formación y dotación, acababa follándose encima de la mesa, en el sofá y de todas formas imaginables. El guion seguía el orden previsto, después de una larga mamada empezaron a follar, ella con las piernas bien abiertas encima de la mesa y él bombeando con fuerza el coño de ella.

 Por toda la habitación se escuchaba el sonido de la polla entrando en aquel coño completamente húmedo. A mi mujer le estaba empezando a excitar la escena y notaba cómo sus pezones empezaban a ponerse erectos y duros. A punto estuvo de empezar a tocarse en ese mismo momento cuando el grito de “Corten” del director la sacó del trance. Los actores volvieron a sus puestos y el director empezó a dar nuevas órdenes y a colocar las luces, esta vez apuntando al sofá.

 Mi mujer estaba de pie al lado del actor que tomaba un bote de bebida energética, no podía quitar la mirada de aquella polla, poderosa, enorme, empalmada y totalmente embadurnada de los flujos de la actriz. Aurora, que estaba presenciando la escena, se acercó a ella y le susurró al oído: “¿A qué esperas? Aprovecha, no seas tonta, si lo estás deseando y encima te van a pagar por ello, ¿crees que no noto cómo tienes los pezones?”. Y dándole una palmada en el culo se fue a su despacho.

 Mi mujer se armó de valor y con el coño encharcado ya se fue acercando y cogiéndole con su mano lentamente a la enorme polla que empezaba a dar muestras de que se iba aflojar la agarró con una mano, notando su dureza, sus venas, la mano se le empapó de flujos, apenas podía cerrarla alrededor de ella, era una polla gordísima. Poco a poco empezó a menearla, despacio. Con la primera bajada notó cómo la polla se empezaba a endurecer, bajó al pellejo hasta el final y vio aparecer el amoratado capullo, húmedo, brillante, imponente, y así siguió, lentamente, notando cómo la polla iba reaccionando y se iba poniendo más y más dura. Notó cómo en la punta empezaba a asomar una gota de líquido seminal. Se estaba poniendo tan cachonda que a punto estuvo de lamerla con su lengua. Tan absorta estaba, que apenas escuchó al actor decirle: “Oiga, que vas a hacer que me corra, tranquila. Luego si quieres me lo acabas en el camerino, pero ahora tengo que trabajar”, y con una sonrisa le apartó la mano y fue hacia el set de rodaje. Mi mujer se quedó ruborizada y bastante cortada, y cachondísima y mientras volvía a su silla no pudo reprimirse y, disimulando todo lo que pudo, se lamió la palma de su mano, y pasársela por su coño.

 A las 13:00h el director anunció una parada para comer, todo el mundo empezó a recoger. La actriz se puso su bata y se marchó a la ducha, el actor hizo lo mismo y se marchó a su camerino. Mi mujer se disponía a acompañar al equipo de rodaje a comer cuando la ayudante de producción le comunicó que el actor solicitaba su presencia. Fue a su camerino y le encontró desnudo, frente al espejo, aplicándose aceites y cremas en su musculado cuerpo. “Vamos, que tengo que ir a comer” le dijo Pedro que así se llamaba. Mi mujer le contestó que qué se quería que ella tenía que hacer. “Acabarme esto”, le contestó señalando su gran polla. “Como supondrás, no puedo estar 2 horas sin correrme”.

 Mi mujer empezó a hacerle una paja, despacito, lo estaba disfrutando. Cuando empezó a ver el sonrosado capullo a punto de estallar y con las primeras gotas de leche a punto de aparecer, no pudo aguantarse más y, poniéndose de rodillas, se metió aquella polla en la boca. Casi no le cabía, pero su gran experiencia le hizo tragársela entera. El actor comenzó a follarle la boca, notó las primeras gotas en su lengua, se sacó la polla y abrió la boca esperando el chorro de leche. Dos buenos lametazos en la punta del capullo acabaron por hacer estallar aquella polla llenándole de leche la boca, la cara, y derramándose por su cuello hasta llegar a sus tetas, lo que aprovechó para frotarse los pezones con la leche de Pedro que se encontraba extasiado. “Tenía que dar el visto bueno a tu contratación” dijo, “Y vaya si lo voy a dar... Pasa ahora mismo por el despacho de Aurora a firmar el contrato y nos vemos a las 5 de la tarde”.

 Cuando entró en el despacho, Aurora estaba colgando el teléfono.” ¿Qué tal tu primera mañana?”. “Bien, interesante” contestó mi mujer.” Acabo de colgar a Pedro, y me acaba de dar el visto bueno a tu fichaje, tienes que firmar tu contrato”.

Aurora se levantó, llevaba la falda ajustada y la blusa blanca. Al agacharse a darle el contrato, mi mujer no pudo evitar echar un vistazo a su generoso escote que hacía adivinar unas enormes tetas. Mi mujer estaba cachonda como una perra después del trabajo en el camerino y notaba sus braguitas mojadas. No pudo evitar pensar en cómo tendría los pezones, se sorprendió pensando en el morbo y el sexo que desprendía esa mujer.

 Mientras firmaba, esos pensamientos la hicieron relamerse, lo que le trajo de repente un sabor a leche que aumento más si cabe su cachondez. ¿Lo habrá notado Aurora?, ¿lo habrá olido?, pensó. Cuando levantó la vista, sus ojos se cruzaron con los de Aurora que la observaba con una sonrisa pícara por encima de sus gafas. “Pedro me ha hablado de lo bien que manejas la lengua, es más, me ha dado todos los detalles”. “Al parecer forma parte de mi trabajo” contestó mi mujer. “Ya” dijo Aurora sin disimular su sonrisa. “También forma parte de tu trabajo como asistente mantener conforme a tus jefes, en este caso yo, y lo que me ha contado Pedro me ha puesto muy cachonda, de hecho, tengo el coño chorreando, y seguro que tú también estás mojada.

 ”¿Te has comido un coño alguna vez?”. “No” dijo mi mujer. Le costaba mantener la serenidad. Aquella mujer le ponía mucho y estaba deseando comerle los pezones, el coño o lo que la obligara, llevaba toda la mañana mojada y ya iba como una perra en celo, y las insinuaciones de su nueva jefa la estaban humedeciendo tanto que notaba cómo los flujos le chorreaban por las piernas. Aurora se dio cuenta de ello y le puso la mano entre las piernas.

 “Pero chica, cómo vas, si estás apuntito de correrte... Déjame a mí”. Al sentir el tacto de su experimentada mano, mi mujer empezó a gemir, un par de dedos en su coño y unas caricias de pipa hicieron a mi mujer llegar a una gran corrida que la dejó empapada y abrazada a Aurora. Su nueva jefa sonrió, y le dijo: “No me irás a dejar así...” y acto seguido se subió la falda, se quitó hábilmente las bragas y se abrió de piernas ante mi mujer que, exhausta por la corrida, no pudo quitar los ojos de ese depilado coño que brillaba de los flujos de Aurora. Nunca había estado con una mujer, pero se lanzó a lamerlo con ganas, pasando su lengua a lo largo de su raja y dedicándole unos suaves lengüetazos a su pipa. Aurora gemía como una loca.” Me estás poniendo como una perra, fíjate qué cachonda estoy”. Y dándose la vuelta le obligó a comerle el culo. Mi mujer lo lamía mientras tres de sus dedos entraban y salían del coño de Aurora mientras con el dedo gordo le acariciaba solo la pipa.

 Aurora llegó a un orgasmo bestial que dejó a mi mujer con la boca llena de su flujo. Acto seguido, se acicaló, se bajó la falda y se dirigió a mi mujer: “Esta tarde quiero que te pongas esto”, dijo señalando una minifalda de ejecutiva negra y una camisa blanca semitransparente.” Y a partir de ahora nada de bragas ni sujetador, quiero que todos vean tus pezones duros y tu coño húmedo cuando te agaches, aquí somos una familia, tranquila, nadie va a acercarse a ti sabiendo que eres mía. Y ahora, vístete que vamos a comer”. “Bastante comida había tenido ya” pensó mi mujer “para mi primera mañana de trabajo”.

Mi mujer llevaba ya varios meses en su nuevo trabajo, y entre mamadas y pajas se había hecho toda una profesional. Pedro, el actor porno, solo dejaba que ella le tocara entre escena y escena, incluso mi mujer sospechaba que no se corría en las escenas reservándose para correrse en su cara, en su boca, incluso, alguna vez en sus pies, corridas que mi mujer aceptaba encantada. A veces cuando iba muy cachonda se ponía la polla de Pedro entre las tetas haciéndole una cubana hasta que se corría en sus tetas y ella aprovechaba para lamerse los pezones llenos de leche. Nuestra vida sexual había mejorado notablemente, ella me contaba lo que hacía en el trabajo y nos excitábamos tanto que follábamos casi cada noche.

 En el tiempo que llevaba trabajando nadie que no fuese yo se la había metido en su coño, ni se había atrevido a proponérselo, así pues, mi mujer se paseaba a sus anchas por el set de rodaje, dejando que se marcaran sus pezones tiesos a través de la camisa blanca. Por petición de Aurora, iba siempre sin bragas y le excitaba ver cómo los ayudantes de rodaje, guionistas, iluminadores y demás trabajadores hacían posturas imposibles por intentar verle el coño. Entre las escenas que veía, las mamadas y las pajas a Pedro, iba siempre caliente como una perra y había empezado a gustarle eso de exhibirse.

 Alguna vez, entre toma y toma, cuando Pedro necesitaba algo más que sus manos para mantener su erección, se había arrodillado allí mismo y delante de todos empezaba a comerle la polla, colocándose en una posición que dejaba ver su hermoso culo y su coño, tan húmedo que chorreaba formando un pequeño charquito de flujo en el suelo. Le encantaba calentarlos, moviendo su lengua sobre sus labios de forma sensual, poniendo posturas que dejaban ver su culo o su coño. Luego me contaba lo que le excitaba imaginar, la de pajas que se habrían hecho pensando en ella.

 Un día fue al servicio y escuchó como en el compartimiento de al lado alguien se estaba haciendo una paja. Al oír sus tacones, el desconocido paró, pero en cuanto ella empezó a mear, no pudo aguantar más y empezó a machacársela con fuerza. Tan entusiasmado estaba en su paja que no escuchó a mi mujer levantarse y, aún con la falda por la cintura, abrir la puerta del servicio pillándole con las manos en la masa.

 El pobrecillo se sonrojó: era Roberto, principiante de 20 años que, pese a su corte inicial, no podía quitar los ojos del coño de mi mujer, que le dijo "¿quieres que te eche una mano?". La cara del chaval era un poema. Mi mujer se escupió en la mano y con un sabio movimiento, provocó que chorros y chorros de leche salieran de aquella joven polla. A continuación, y prácticamente sin darle tiempo a recuperarse de la corrida, mi mujer puso una pierna en el bidet mostrando todo su chocho abierto ante le cara de asombro de Roberto. “Me vas a tener que hacer un pequeño favor, no había papel... ¿me lo puedes limpiar con tu lengua?”. Roberto se lanzó a lamer con ansia ese coño empapado de flujos y orina, se afanó hasta dejarlo totalmente limpio. Cuando quedó satisfecha con el servicio, se bajó la falda, le dio las gracias no sin antes advertirle: “quizás otro día te dé el gusto de que me corra en tu boca”. Antes de irse se fijó en que ya estaba otra vez empalmado, seguro que caería otra paja a su salud.

 Un día, a la hora de comer, recibió un mensaje de Aurora: “Esta tarde a las 18:00h en mi casa”. Nunca le habían pedido nada fuera de su horario, pero le pagaban muy bien y no quería negarse, así que acudió a casa de Aurora. Llamó a la puerta con cierto nerviosismo y curiosidad. Aurora abrió la puerta. La recibió con una bata de seda negra hasta el suelo, con un gran escote que bajaba hasta su ombligo, tan fina que dejaba entrever las aureolas de sus pezones.

 "Pasa, ¿quieres tomar algo?", le dijo ella. Se dio la vuelta y mi mujer no podía dejar de mirarle el culo, aún lo mantenía firme y duro. Pese a sus 45 años tenía un cuerpazo.

 "Tendrás curiosidad por saber para qué te he hecho venir. Se trata de... ¿cómo decirlo? Un ascenso podría ser la palabra. Como sabrás, tengo que encargarme de reuniones, financiación, contratos, distribuidores, tengo que acudir a cenas de trabajo. en fin, no paro, incluso organizo reuniones y proyecciones en mi casa, y claro, necesito alguien de confianza que me eche una mano. Tus condiciones laborales van a mejorar notablemente al igual que tus ingresos, pero, aunque tengo plena confianza en ti, deberás pasar algunas pruebas para ver si eres lo que estoy buscando. ¿Te interesa el puesto?".

 "Claro", respondió mi mujer. “Cualquier ingreso extra siempre es bienvenido”. “Empecemos pues”, dijo Aurora mientras le ponía la mano en el hombro.

 “En este mundillo del porno hay gente muy especial con gustos muy especiales, y hay que dominar muchas facetas y variantes, hay que conocer los diferentes gustos y fantasías de los clientes, tendrás que familiarizarte con todos los nombres y saber de qué van cada uno. ¿Has oído hablar del BDSM? Se trata de la abreviatura de Bondage Dominación Sado y Masoquismo y engloba todas sus variantes. ¿Eres Ama o Esclava?”. “Pues no lo sé”, contestó mi mujer. “Nunca me lo he planteado, ni siquiera sé si me gustaría probarlo”. “No te preocupes, yo te voy a enseñar a ser las dos cosas. Pasa a esa habitación y ponte lo que tienes encima de la cama”.

 Mi mujer entró en la habitación y encontró unas botas altas de tacón, un corsé de cuero negro que dejaba sus tetas al aire y un collar. Se empezó a excitar. La verdad es que la estética del Sado siempre la había puesto mucho y el cuero y el látex hacían que se mojara solo de sentir su tacto. Se lo puso, le quedaba perfecto, estaba encantada, los tacones realzaban su precioso culo y el corsé la hacían una figura estupenda, con las tetas al aire y los pezones duros.

 Se colocó el collar, se miró en el espejo y, satisfecha de lo que veía, se dijo a sí misma, “¡pero qué guarra y puta estás hecha!”.

 Salió al comedor. “Estás muy atractiva” le dijo Aurora, “vamos a empezar con tu aprendizaje, a partir de ahora tendrás que dirigirte a mí como Ama”. Le puso una correa al collar y le mando ponerse de rodillas, mi mujer obedeció, Aurora le hizo dar un par de vueltas a cuatro patas alrededor del salón mientras asentía y le daba cachetes en el culo. “El culo más en pompa, que se te vea bien, quiero ver ese agujero del culo”. “Baja más la cabeza, como si fueras lamiendo el suelo, así, muy bien, putita. Ahora vas a ser mi zorra, lo sabes ¿no?, para eso has venido. Lo estas deseando, crees que no noto cómo me miras el culo y el escote. ¿Quieres ver bien mis tetas?”.

 Aurora se quitó la bata, estaba desnuda completamente salvo unas medias y unos zapatos de tacón, tenía un cuerpo espectacular, con unas enormes y duras tetas. “Vamos, cómeme los pezones, pónmelos bien duros”. Mi mujer empezó a lamer los pezones, empezó a rodearlos con la punta de la lengua, para luego darles pequeños mordisquitos que hicieron que Aurora empezara a gemir. “Cómo me estás poniendo, puta...”, y cogiéndole de la correa le ordenó que la siguiera al baño.

 En el baño, en una bandeja, había una cuchilla de afeitar, espuma y todo lo necesario para un buen afeitado. “Me vas a afeitar el coño”. Aurora se abrió de piernas todo lo que pudo dejándola ver su precioso coño. Mi mujer cogió la espuma de afeitar, se la echó en la mano y empezó a extenderla por el coño y el pubis de Aurora. Cogió la cuchilla y empezó a afeitar. Con cuidado quitó el poco bello que quedaba y pasó afeitar los labios del coño. Notaba cómo Aurora se estaba poniendo cachonda, su coño brillaba por el flujo, veía su almeja completamente abierta y húmeda.

 Mi mujer estaba empezando a relamerse, se moría de ganas de darle un lametazo. Acabó de afeitar y con agua empezó a quitar la espuma. Con la mano empezó a masajearle el coño y la pipa, Aurora empezó a gemir, la cogió de la cabeza y se la metió entre las piernas. Mi mujer empezó a lamer con ganas, primero el coño, de abajo arriba, grandes lametazos hasta llegar al clítoris y vuelta a empezar. Aurora se estaba volviendo loca, la agarró del pelo y le ordenó que le sorbiera el clítoris. “Vamos, esclava, ¡cómeme la pipa!, Siiii, qué bien, puta, ¡cómo me gusta!”.

 Le echó la cabeza para atrás y le escupió en la cara. “Espera, todavía no quiero correrme”. La hizo tumbarse en el suelo del baño, y se puso en cuclillas sobre su cara dejándole ver su mojado coño y su culo. “Esto se llama Facesitting”, y ahora cómeme el culo, lo quiero bien limpito, lubricado y dilatado. ¡vamos cerda!”.

 Mi mujer empezó a chupar el agujero del culo, empezó a meter la lengua en el ojete mientras notaba como este se iba abriendo poco a poco. Daba lametazos por todo el culo hasta llegar al coño. Mi mujer estaba cachonda perdida, estaba como una perra saboreando ese hermoso culo, se estaba poniendo muy cerda, estaba llegando al punto de perder el control, ese punto en que haría lo que le pidieran. Se sentía muy guarra.

 Después de una buena corrida, que mi mujer se tragó sin dejar ni una gota, Aurora la cogió, la levantó del suelo, le puso dos pinzas en los pezones unidos por una cadena y tiró de ella hasta la cama, “¿Sabes lo que es el Squirting?”. “No, mi Ama”, contestó mi mujer. “Es la eyaculación femenina", contestó Aurora “Vas a aprender a hacerlo y te lo vas a comer enterito. No todos en el mundo del porno son hombres, te sorprendería saber cuántas mujeres están en este mundo y ellas son todavía más exigentes, no se conforman con unas buenas pollas y esto te aseguro que te conseguirá cualquier contrato”.

 Aurora se sentó en el borde de la cama, se abrió de piernas con los tacones apuntando al techo, le ofreció una espectacular panorámica de su coño empapado después de la corrida y de su culo bien abierto después de la mamada que le había dedicado mi mujer. “Méteme dos dedos en el coño y empieza a mover la punta hacia ti, así, ¡así! ¡Qué bien, chúpame la pipa!, Diiiossssss, sigue, ¡sigue!, ahhh, ahhhh, méteme un dedo en el culo, vamos, vamos, siiiiiii, siiiiiiii, méteme otro dedo... Siii.. ¡qué gusto! Me corro, me corrrrro... ¡aaahhhhhhh! ¡cómetelo todo, guarra!”.

 De repente, un gran chorro salió del coño de Aurora llenando a boca y el pecho de mi mujer de fluidos y haciendo un charco al borde de la cama, parecía que se hubiese meado encima, pero ni la textura ni el sabor eran de orina. Mi mujer se quedó alucinada, nunca había visto nada así, se moría de ganas de probarlo. Tenía el coño encharcado, estaba a cien y hasta el culo le estaba pidiendo guerra. “¿A qué esperas, puta? Limpia el suelo con tu lengua, sí, así, ofreciéndome el culo. Bien, primera fase superada, ahora llega la segunda parte de la prueba. ¿Te han roto el culo alguna vez, cariño?”.

Después de Lamer directamente del suelo la corrida de Aurora, llevó a mi mujer al cuarto de baño. Ascensión la secó, la limpio bien. Cogió la cadena de los pezones y la llevo al salón, se sentó en un sillón y le ordeno que se tumbara en el suelo.

 - “Ábrete bien de piernas zorra”, se abrió lo que pudo enseñando su mojado coño. - “Así me gusta, empapada, estas cachondísima cerda, vas a saber lo que es disfrutar”.

 El tono autoritario y la humillación verbal a la que estaba siendo sometida la hacían estar más que excitada si cabe. Mi mujer notó como un hilillo de flujo le resbalaba entre las piernas, se estaba volviendo loca por que le comieran el coño o le metieran un buen rabo, estaba desesperada cuando Aurora le dijo:

 -“Lo estás haciendo muy bien esclava, como premio voy a dejar que te toques, hazte una paja para mí”. En cuanto escuchó la orden, mi mujer se llevó la mano al coño y empezó a masajearse la pipa. Con dos dedos bajaba por su raja notando la humedad y volvía al clítoris con los dedos empapados de flujos y continuaba con el masaje, ahora con los dedos húmedos y calientes la sensación era tal, que estaba a punto de correrse. Cerró los ojos dejándose llevar por el orgasmo inminente cuando notó algo caliente y húmedo sobre su pipa, abrió los ojos y vio a Asunción arrodillada entre sus piernas, con su experimentada lengua la estaba llevando al séptimo cielo, excitada se abrió los labios con las dos manos, separó aún más las piernas mostrándole su pipa dura y excitada como una pequeña polla.

 -“Cómetelo hija de puta!!!!, sorbe asiiii!!!!, siiii!!!!siiii!!!! Aaaahhhhhhh!” y estalló en un orgasmo que empapo la boca, los labios y la barbilla de mi mujer que levanto la cabeza relamiéndose y limpiándose la boca con la mano, con sus dedos, recogió restos de flujo de la comisura de los labios y se los llevó a la boca.

 -“Que rico, vamos date la vuelta ofréceme el culo”. Todavía sin haberse repuesto del orgasmo, mi mujer se dio la vuelta, y se puso a cuatro patas.

 -“Abre las piernas, baja la cabeza y ábrete el culo con las manos quiero ver como tienes el ojete” mi mujer obedeció sin rechistar, expuesta, con su culo abierto, sin pudor, esperando caña. Aurora se arrodillo, le escupió en el culo y empezó lamerlo, primero alrededor del agujero, luego largos lametazos del coño al culo, cuando estaba todo bien lubricado metió su lengua en el ojete, la puso dura y empezó a penetrar el agujero que poco a poco se iba dilatando lo suficiente para que la lengua entrara sin esfuerzo. Aurora metió un dedo, primero la punta, fue moviéndolo circularmente hasta que entró hasta el fondo, empezó a masajearle la pipa, el culo iba amoldándose al dedo cuando Aurora metió otro. Primero con un poco de resistencia, pero enseguida entró. Aurora empezó a meter y secar los dos dedos del culo, una y otra vez hasta que empezaron entrar sin esfuerzo, mientras con la otra mano la acariciaba la pipa y la palma de su mano frotaba el coño de arriba y abajo. Mi mujer estaba en el cielo, necesitaba una polla que la reventara, su lengua buscaba algo que lamer y empezaba a mover su culo metiendo más al fondo los dedos de Aurora, de repente Aurora paró. Se levantó.

 “No por favor, no me dejes así Ama, follame” dijo mi mujer moviendo todavía su culo. Aurora salió de la habitación y volvió al poco tiempo, llevaba en su mano dos consoladores, uno era un vibrador negro, el otro era una gran polla de color rojo, Aurora se puso un arnés en la cintura a modo de tanga, con un agujero en la parte delantera donde coloco la polla roja. Mi mujer estaba salivando solo de verlo.

 -“Vamos que te vas a comer este rabo, lubrícalo, que te va a reventar el culo” mi mujer se lanzó a chupar esa polla de látex con ansia, mojándola y humedeciéndola restregando su lengua arriba y abajo como una golfa desesperada. Aurora cogió el vibrador negro le coloco la punta de la pipa y encendió el sistema. Las vibraciones pusieron a mi mujer a mil, cuando estaba a punto de correrse, Aurora volvió a parar, Mi mujer no aguantaba más, la suplico que la follase y Aurora le dijo:

 -“Ponte delante de mí, a cuatro patas, con el culo bien en pompa, quiero que te masturbes para mí, métete dos dedos en coño y uno en el Culo y empieza a moverte puta” mi mujer obedeció, se metió los dos dedos en el empapado coño, flujos le caían por la mano y chorreaban en el suelo, la otra mano alcanzo su culo y se metió un dedo, y empezó a moverse, como una puta, sin ningún ápice de vergüenza, estaba totalmente emputecida, de repente Aurora metió en vibrador negro en su coño, lo puso a su máxima potencia, y mi mujer empezó a moverse, a introducir hasta el fondo el vibrador, en eso estaba concentrada cuando notó la punta de la polla de Aurora en el culo, solo en la entrada, sintió su dureza. Aurora empezó a empujar, muy lentamente, el culo de mi mujer se iba tragando esa polla, primero la punta, solo el capullo. Aurora empezó a mover su polla, metiendo y sacando el capullo muy lentamente, luego empezó a introducir la polla, poco a poco hasta meterla entera, mi mujer sentía una mezcla de dolor y placer que la hacía emputecerse todavía más Aurora empezó a sacar la polla, hasta el capullo y volviéndola a meter, el culo de mi mujer estaba ya totalmente dilatado y la polla entraba y salía cada vez con menos dificultad, hasta que empezó a salir y entrar sin ninguna resistencia, momento en que Aurora empezó a bombear subiendo el ritmo, hasta el fondo y afuera, cada vez más rápido dándola caña. Empezó a darle cachetes en el culo.

 -“Vamos puta, mueve ese culo” mi mujer estaba en éxtasis, empezó a moverse al compás de las embestidas de Aurora los dos agujeros repletos, el coño totalmente encharcado con el Vibrador metido hasta el fondo a su máxima potencia y una buena polla reventándole el culo, solo le faltaba llenarse la boca y ahora mismo daría lo que fuera por comerse una buena polla ,Aurora pareció leerle el pensamiento y la oyó decir:

 -“Este es Juan Francisco, es tu verdadero jefe, el que está por encima de mi” mi mujer alzo la vista y vio ante sí un hombre de unos 50 años, atractivo, con el pelo blanco de media melena peinada para atrás y barba de cuatro días, estaba con la camisa abierta y su torso desnudo, con tal erección que sus calzoncillos apenas podían contenerla y anunciaban una tremenda polla que hizo que se le cayera la baba y empezara a salivar. Bajó el calzoncillo y apareció una gran polla rodeada de vello blanco, con sus venas marcadas y su capullo brillante asomando, coronado por una gota de líquido preseminal en la punta y unos enormes huevos que anunciaban una gran cantidad de leche que tenía parecía un toro.

 -“Me disculparas cariño, pero llevo observando toda la sesión desde la habitación contigua y no he podido evitar empezar yo solito, pero no quería acabar, creo que mereces ser tú la que termine”. Mi mujer intentó meterse la polla en la boca, pero apenas le daba para cubrir el capullo, bajó el pellejo hasta abajo y empezó a lamer la punta, por la parte del frenillo, se metió el capullo y empezó a chupar, mientras Aurora cachonda con la escena, aceleró aún más el ritmo, dándole palmadas en el culo. Mi mujer no aguantaba más y justo cuando su cuerpo se abandonó en una brutal corrida, Juan Fco exploto en su boca, trago todo lo que pudo, pero era tal la cantidad de leche que se le derramaba por la boca y le corría hasta los pechos, Juan Fco saco la polla, pero aún tenía un par de latigazos que llenaron de leche su cara y su pelo. Se quedo extasiada en el suelo, su cabeza descansaba en un charco de leche, con Aurora jadeante detrás de ella y Juan Fco delante, de rodillas mirando al cielo, después de un momento en que todos parecieron empezar a recuperarse,

Juan Fco la miro, miro a Aurora y dijo:

 -“El puesto es suyo ¿no,Aurora?”.

 -”Por supuesto, considérate Ascendida”

Después de su Ascenso la actitud de mi mujer cambio, más segura, más abierta, más sexual, a mí en casa me tenía loco con las historias que me contaba del trabajo y teníamos una vida sexual más activa que nunca pues, según ordenaron Aurora y Juan Fco, seguía sin ser follada en el trabajo y llegaba a casa cachondísima. En la oficina, en caso de calentón extremo, solo tenía que llamar por teléfono y cualquier becario se arrodillaba ante su mesa comiéndola el coño hasta correrse en su boca.

 Dejó su antigua ropa a un lado y empezó a vestir más sexy, elegante y provocativa a la vez. Al trabajo iba siempre vestida con trajes de ejecutiva, tacón alto, medias o pantys y, por lo que pude curiosear en sus cajones, nunca llevaba ni bragas ni sujetador. Empezó a utilizar prendas de Sado que combinaba elegantemente con su ropa, faldas de cuero, algún que otro corpiño, incluso cruces de latex que cubrían sus pezones. Ya solo respondía ante Aurora y Juan Fco con los que actuaba de forma sumisa, aunque cambiaba al Rol de Ama en cuanto salía de su despacho.

 No había dejado de acudir a los rodajes y, aunque Pedro ya tenía otra chica que le mantenía las erecciones entre toma y toma, de vez en cuando le hacia una visita y, por los viejos tiempos, le hacia una buena mamada delante de todo el set de Rodaje dejando que se corriera en su boca para deleite del personal. Tampoco había abandonado sus visitas al baño y ya no utilizaba papel para limpiarse, siempre había alguien disponible para limpiarle el coño con su boca. Ella sospechaba, más bien estaba segura, que entraban al baño cuando la veían ir en esa dirección y ella, a cambio, nunca defraudaba dejándose lamer el coño y el culo y acabándoles las pajas con un par de movimientos maestros, consiguiendo grandes corridas que a veces les hacía lamer directamente del suelo.

 Tenía viajes de negocios, acudía a rodajes, cenas, casting y reuniones, pero sin duda la de primera hora de la mañana era la reunión que esperaba con más ansia y es que Juan Fco la había convertido en adicta a su leche. Todo empezó una mañana, días después de su Ascenso. Tenían que ponerse al día de unos asuntos, en un momento dado Juan Fco le ofreció un café y se levantó a prepararlo.

 -“Yo lo tomo solo ¿y tú?” dijo él junto a la Cafetera.

 -“Yo con la leche bien caliente” contestó mi mujer.

 -“Me vas a disculpar, pero no hay leche, no suelo tomar, pero no te preocupes que mando a alguien a por ella” dijo él dirigiéndose al teléfono.

 -“No, no, déjalo, soy una mujer de recursos” contestó mi mujer mientras se arrodillaba para acercarse a gatas hasta donde se encontraba Juan Fco y abrir la bragueta de su pantalón.

 Los calzoncillos ya anunciaban esa gran polla que había probado y tan buen sabor de boca le había dejado, metió la mano en los pantalones y allí estaba, el capullo sonrosado, el vello canoso y recortado, las venas marcadas. Le dio un par de lametazos a la punta, levantó la polla y la lamió desde la punta hasta los huevos que, con mano diestra, saco del pantalón sin ni tan siquiera desabrocharlos, esos enormes huevos de toro, bien cargados y que, ya sabía, anunciaban una gran cantidad de leche. Se metió la polla en la boca hasta el fondo, lentamente, de la comisura de los labios hasta su garganta, la notaba cada vez más dura, él estaba a punto de estallar, empezó a chupar solo el capullo hasta que notó como la eyaculación llegaba, se sacó la polla de la boca, cogió la taza de café y con dos sabios lametazos hizo que se corriera con grandes chorros de leche que dirigió a la taza y que a punto estuvo de hacerla rebosar y ante la sorprendida mirada de Juan Fco dijo:

 - “Un par de sobres de sacarina por favor”.

 Desde ese día, lo primero que hacía mi mujer era “ordeñar” a Juan Fco. A veces, como esa primera vez, dirigía la corrida a la taza de café. Otras se lo quedaban todo en la boca para después escupirlo en la taza. En alguna ocasión se había quitado la camisa y había dejado que se corriera en sus tetas dirigiendo la leche hasta su pezón dejándolo gotear de ahí hasta la taza. Ya iba siempre sin bragas y sin sujetador y se había acostumbrado a ir a esas reuniones, a petición de Juan Fco. A veces solo se ponía a cuatro patas encima del escritorio para que su Jefe se hiciera una paja mientras admiraba su coño empapado y su hermoso culo en pompa coronado por el plug regalo del propio Juan Fco que, sin poder contenerse, soltaba su gran cantidad de leche sobre su culo, echando por tierra el café mañanero de mi mujer.

 Empezó a estar presente en todas las reuniones con clientes, al principio sin participar, solo escuchando, tomando notas y aprendiendo lo trucos del negocio. Aurora hacía las veces de mentora y pronto comenzó a formar parte activa en las negociaciones. Y así llegó el día en que se ganó, por derecho propio, la privilegiada posición que ahora ocupa. Fue en una tensa reunión con unos distribuidores, unos derechos de imagen hacían peligrar la firma de un contrato que prácticamente aseguraba la continuidad del negocio durante al menos cinco años más. La tensión se podía cortar con un cuchillo. Las horas pasaban y la conformidad por ambas partes no llegaba. Pocas veces había visto mi mujer a Juan Fco contra las cuerdas y sin dominar la situación, pero si no hacían algo la negociación no llegaría a buen puerto. Estaban en un punto muerto cuando Aurora sacó toda la artillería.

 -“Vamos a tomarnos un respiro, vamos a ver si relajamos el ambiente y más calmados vemos todo desde otra perspectiva a ver si así cerramos el acuerdo” dijo Aurora mientras, con un gesto cómplice, indico a mi mujer que había llegado el momento.

 Se puso de pie levantándose la falda, como era de esperar, iba sin bragas, mientras se desabotonaba la camisa guiñaba un ojo a los clientes. Se agacho dejando ver su imponente culo del que, evidentemente, asomaba un plug Anal, mi mujer la imitó. Las dos mujeres se metieron bajo la mesa, falda en la cintura, culo en pompa, plug al aire y se repartieron con la mirada sus presas.

 -“Esos tres para ti”. Le dijo Aurora con un gesto mientras miraba a los tres que tenía delante salivando, desde luego a Aurora le gustaba su trabajo.

 Mi mujer se acercó a los hombres que viendo la que se avecinaba ya tenían sus pollas al aire. Comenzó con el más viejo que esperaba con los huevos colgando y una polla flácida que se puso erecta en cuanto sintió los labios de mi mujer. El hombre aguantó apenas unos segundos, en cuanto sintió el calor de la boca se corrió dentro de mi mujer que, aplicada, se tragó todo sin dejar ni una gota. Los otros dos le iban a costar más, pensó. Un mulato cuya polla no parecía entrarle en la boca y el más joven que ya esperaba sus lametazos con la polla bien erecta. Pasaba de uno a otro hasta llevarlos al borde del orgasmo momento en el que paraba, como le había enseñado Aurora. Los estaban volviendo locos. Juan Fco, con rostro ya más relajado y conocedor de que en ese momento controlaba la situación, esperó al momento justo. Cuando no aguantaban más y veía en sus caras como llegaba el orgasmo aprovechó para finiquitar el asunto.

 -“Va siendo hora de acabar esto ¿no les parece?” dijo con seguridad

 -“Si por favor” dijeron casi al unisonó.

 Los seis firmaron los contratos volviendo a prestar toda su atención a Aurora y a mi mujer.

Aurora salió de debajo de la mesa, se arrodilló en mitad del despacho, sus tres hombres se acercaron, el primero descargo en su cara, el segundo en su boca y al tercero, conocedora como era de sus apetencias, le ofreció sus tetas, una gran descarga empapo todo su pecho que acto seguido, el autor de la corrida, lamió hasta dejar las tetas de Aurora brillantes y sin rastro de leche. Los dos que faltaban miraron a mi mujer que, salida como estaba, pensó en darles algo que no les dieran todos los días, se puso de pie, y con la falda por la cintura bajo sus pantys hasta la altura de su coño, acerco la polla del más joven que no pudo contenerse y se corrió sobre ellos, quedaba el mulato. Cogió su gran polla y la puso entre los pantys y su coño de forma que podía notar la cabeza del rabo rozando su húmedo coño abierto. Cachonda como una perra en celo se restregó con el mástil del mulato que no pudo aguantar por mucho tiempo el roce de los pantys, por un lado, y del empapado coño de mi mujer por el otro y descargo una gran cantidad de leche que empapo su coño llegándole hasta el culo y resbalando por sus piernas. Una vez apartó el flácido miembro y sin limpiarse, se subió los pantys de forma que sentía la leche de los dos hombres en contacto con su coño. Así paso el resto del día en la oficina y así llego a casa, con los pantys empapados y oliendo a macho. Evidentemente tuve que limpiar ese desastre, primero con mi boca sobre sus pantys y luego directamente de su coño. Esa noche volvimos a follar como locos.

 Ese contrato les dio muchos beneficios y les abrió las puertas a otras posibilidades de negocio todavía sin explorar. Lo celebraron con una cena y una fiesta en uno de los apartamentos de lujo que tenían en la zona centro para las grabaciones.

 Ya en el coche, después de la cena y de camino a la fiesta, Aurora y Juan Fco se deshacían el halago hacia mi mujer. Hablaban de lo contentos que estaban con su incorporación, de su buena disposición y de lo importante de su actuación en la última reunión, de hecho, los clientes habían solicitado que ella estuviera en todas sus próximas reuniones y para agradecer su dedicación querían darle, aparte de su comisión en la operación, una sorpresa que, le dijeron, esperaba en el apartamento. El nerviosismo de mi esposa se disipó en cuanto entró por la puerta, allí esperaban Pedro y un nuevo aspirante a estrella del porno, un semental negro que había sorprendido en todos sus castings por su potencia, aguante, tamaño y la cantidad de leche de sus eyaculaciones. Mi mujer, que ya le había visto en alguno de esos castings, se mojó por completo ante ese espectáculo, allí estaban los dos, desnudos, sonrientes y con una copa en la mano.

 -“Puedes hacer con ellos lo que quieras, esta noche están a tu servicio, están aquí para proporcionarte todo el placer que necesites”. le dijo Juan Fco mientras se servía una copa.

 Acto seguido Juan Fco se sentó en el sofá dispuesto a disfrutar del espectáculo mientras Aurora, ya con solo unas medias y unos zapatos de tacón, se arrodillaba ante él y empezaba a lamerle la polla.

 Los dos actores se acercaron. El Negro se había puesto detrás de mi mujer que podía notar, a través de su falda, su gran polla en su culo mientras le comenzaba a pellizcar los pezones por encima de la camisa. Pedro le acariciaba el coño mientras la besaba. Con sus dedos expertos jugaba con sus labios vaginales, los rozaba hasta llegar a la pipa sin, todavía, meterle ningún dedo, así estuvo un rato hasta que noto que mi mujer, totalmente empapada, empezaba a mover sus caderas buscando esos dedos dentro de ella. Pedro le metió dos dedos hasta el fondo. Con los dedos de Pedro dentro de ella y el negro detrás rozándole el culo con su polla y jugando con sus tetas, llegó al primer orgasmo. La tumbaron en el sofá, la desnudaron hasta dejarle con las medias, el corpiño y los tacones, mientras Pedro le levantaba las piernas, el negro empezó a lamerle el coño, con sus grandes labios y su lengua iba de su culo a su coño, abría los labios con su lengua y la metía hasta el fondo.

 -“Sórbeme la pipa cabrón” le gritaba mi mujer.

 Cuando estaba a punto de su segundo orgasmo, Pedro apartó al Negro diciéndole a mi mujer:

 -“Esta vez soy yo el que quiere tu corrida en mi boca” y con dos dedos en el coño y unos sabios lametazos en la pipa, mi mujer se corrió en la boca de Pedro.

 Mi mujer chorreaba cuando el negro se puso ante ella, con las piernas bien abiertas, el semental colocó su capullo en la entrada del coño de mi mujer, que empapada como estaba, movía su cadera buscando esa polla en su interior. Pero el negro quería jugar un poco y empezó a pasar su gran polla por el coño sin meterla, restregando su capullo contra su pipa. Mi mujer estaba fuera de sí suplicando al negro que le metiera la polla de una vez. Este hacía caso omiso a su petición y metía y sacaba solo el capullo hasta llevar a mi mujer a la desesperación y a gritarle:

 

 -“Vamos cabrón, necesito ese pollón negro dentro de mi, vamos!!”

 El Negro sonrió. Miro a Juan Fco en busca de su permiso. Juan Fco asintió y el negro le metió toda la polla de un solo empujón, entró suavemente gracias a los flujos de mi mujer que mientras notaba como ese pedazo de carne se iba abriendo paso hasta su vientre, explotó en una corrida.

 -“Cabrón me partes en dos, que polla, dame más vamos, no pares” gritaba mi mujer mientras el negro empezaba su bombeo. La sacaba hasta casi la punta y la metía hasta dentro, mi mujer, con los ojos en blanco chillaba:

 -“Que polla, que polla!!, sigue siiii!”

 -“Así que quieres esta polla negra dentro de ti ehh puta?? vamos pídemelo!!”. Le gritaba el Negro.

 -“Sí por favor, destrózame con tu polla negra, Dios no pares!! Dame fuerte!!” Suplicaba mi mujer -“Eres una esclava de las pollas negras zorra, vamos dilo” le decía el negro con una chulería que todavía ponía más cachonda a mi mujer.

 -“Sí soy una esclava de las pollas negras!!, Sí soy tu zorra!! ¡¡Soy una puta de las pollas negras!!” gritaba mi mujer, mientras Pedro detrás de ella disfrutaba de la escena y la sobaba las tetas.

 Juan Fco y Aurora no perdían ojo del espectáculo, sentados uno al lado del otro, Aurora le hacia una paja lentamente, bajando hasta abajo y subiendo muy despacio. Estaban disfrutando de la visión de mi mujer completamente emputecida taladrada por un semental negro, la polla de Juan Fco a punto de estallar y el sillón manchado de los flujos vaginales de Aurora.

 El negro aceleró sus embestidas, mi mujer cerda y cachonda como una perra fuera de sí pedía más mientras notaba la gran polla en sus entrañas.

-“córrete dentro, por favor, lléname de leche”.

 El Negro la sonrió y con un gruñido empujó su polla hasta que los huevos golpeaban el culo de mi mujer. Sintió el calor de su leche entrando en su interior. Su coño no alcanzaba a contener tanta leche y este salía de su coño chorreando por su piernas mientras un impresionante orgasmo subía como una descarga de electricidad de su espalda hasta su nuca.

 Era el turno de Pedro que la puso a cuatro patas y empezó a lamerle el culo.

 -“Prefiero un agujero que no esté usado” le decía mientras iba metiendo un dedo en el culo de mi mujer. El Negro estaba sentado en el sillón con su enorme polla brillando por los flujos de mi mujer empezó a relamerse ante tal espectáculo. Salivando, empezó a comerle la polla que pasó de la flacidez a la dureza en pocos segundos. Pedro seguía dilatando el culo de mi mujer. El negro se puso a cuatro patas mientras con su manaza cogía la cabeza de mi mujer y la ponía en su culo.

 -“vamos, lámeme el culo” Le decía.

 Mi mujer, que a esas alturas había perdido toda vergüenza y, totalmente emputecida, era puro morbo y sexo, le empezó a lamer el culo mientras con la mano le iba haciendo una paja. Pasaba del culo a los huevos cuando empezó a sentir el capullo de Pedro en la entrada de su ojete, acomodó su culo y notó como la polla iba entrando poco a poco, notaba sus venas y su trozo de carne abriéndose camino hasta que entró por completo y él empezó a fallársela. Mi mujer, puro vicio ya, lamia el culo del negro y ordeñaba su polla mientras notaba la polla de Pedro en su propio culo. Le metió un dedo al negro y noto como su polla se endurecía aún más, notó como venía la corrida que en esa posición fue directa al suelo del que mi mujer, con su culo en pompa y la polla de Pedro rompiéndoselo, lamió hasta dejarlo limpio. Pedro sacó la polla del culo de mi mujer y se sentó en el sillón, mi mujer dándole la espalda se sentó en su polla mientras notaba como le iba abriendo el culo. Se abrió de piernas ofreciéndole su coño al negro que con su pollón le iba destrozando el coño.

 -“Hijos de puta, reventarme los dos agujeros, que bueno!! me estoy corriendo no paréis”. Gritaba mi mujer, que gusto ahhhh, ahhh, dale dale, ahhh. Joder que gusto, ahhhhh. gemía mi mujer Toma zorra, toma rabo, como te gusta. decía el negro.

Bufff, seguir joder, siguir. No pareis, Ahhhhhhhh, ahhhhhhh, ahhhhhh, ahhhhh jooooder, un poco más, un poco maaaaaas, me cooooooorooooo, me coorrooooo. Siiiiii, joder, siiiiii- Grito mi mujer mientras llegaba al segundo orgasmo de la tarde.

 Así estuvieron horas, dándole caña. Mi mujer perdió la cuenta de los orgasmos y la noción del tiempo, su cuerpo estaba lleno de leche que manaba en gran cantidad de su coño y su culo. Los actores yacían exhaustos a su lado cuando se le acercó Juan Fco con su polla como una estaca, brillante por la mamada de Aurora y con liquido preseminal en la punta.

 -“Déjame correrme dentro de ti” Le dijo a mi mujer que, solícita, abrió las piernas. Juan Fco metió solo la punta en un coño lleno de leche, flujos y sudor y ese calor bastó para que explotara en una corrida que llevaba aguantando toda la noche. La cantidad de leche y su calor ardiente provocaron en mi mujer su última corrida.

 Llegó a casa con las primeras luces del día. Destrozada, exhausta, con el rímel corrido. Se le doblaban las piernas y olía a leche desde la entrada. Fue directamente a la ducha se echó crema en sus doloridos culo y coño y estuvo durmiendo todo el día. Por la noche mientras cenábamos me lo contó con todo lujo de detalles, me excitó muchísimo y me moría de ganas de metérsela, pero solo me pudo hacer una paja, su irritado coño no admitía una nueva follada de momento.

Mi mujer empezó a dejarse pelos en el coño porque decía que a su u jefe le gustaba ver chorreándole la leche por los pelos de su coño

 Y así cruzamos una línea que no sabemos dónde nos llevará. A mi mujer seguro que al éxito en su trabajo y en nuestro matrimonio a recuperar, de momento, una la libido que había entrado en la monotonía.

 Estoy deseando que llegue la cena de empresa en Navidad de la que ya he recibido invitación.

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