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Maestra poseida XI

en No Consentido

Capitulo 11

 

Puri subió al coche deseando saber qué había planeado Yolanda. Ciertamente no había pensado en que la obligaría a reunirse con sus padres vestida de esta manera.

 

"Abra sus piernas y súbase la falda, señorita Gómez", le dijo Yolanda cuando subió en el coche. "Vivo en el pueblo y quiero que juegue con su coño hasta que lleguemos allí."

 

Puri abrió sus piernas y empezó a resbalar su dedo suavemente por encima de su mojado y afeitado coño. Estaba avergonzada de que se pudiera excitar tanto al ser tratada así y ser forzada a actuar de esta manera.

 

Después de unos veinte cortos minutos, llegaron a casa de Yolanda. Estaba en un buen barrio. Su casa tenía una valla de madera alrededor con una verja cerrando el paso al garaje. Yolanda estacionó junto al garaje y mandó a Puri que saliera del coche y tirara de su falda para abajo. Puri vaciló sin salir del coche y Yolanda dio la vuelta al automóvil y abrió la puerta, sacando a rastras a su maestra fuera del coche tirando de su cadena.

 

"Vamos, señorita Gómez. Mis padres están ansiosos por conocerla."

 

Puri no sabía qué hacer mientras era conducida hasta la puerta al final de su cadena. ¿Cómo podría mirar a los padres de una muchacha a la que le gustara ésto?. ¿Qué dirían?. ¿Cómo reaccionarían?. ¿Qué pensarían de ella?. ¿Llamarían a la policía para que la arrestase?. Millones de pensamientos de este tipo pasaron por su mente mientras Yolanda continuaba tirando de su cadena hasta que llegaron a la puerta principal.

 

Yolanda abrió la puerta e introdujo a la maestra en la casa.

 

"¡Hola, estoy en casa!", llamó Yolanda.

 

La madre de Yolanda salió de la cocina. "¡Hola, tesoro!", dijo su madre, ignorando a la maestra vestida como una prostituta. "Tu papá y tu hermano están viendo un partido en la sala. La comida estará lista en 15 minutos."

 

Yolanda tiró de la maestra hacia la sala. "¡Hola, papá!. ¡Hola, Alberto!."

 

Puri reconoció inmediatamente a Alberto. Había sido su maestra dos años antes. No se había dado cuenta de que Yolanda era su hermana. "Hola, Yolanda", le dijo su papá.

 

"Hola, sis", le dijo Alberto. "Nuestra amiga parece diferente hoy."

 

Puri se ruborizó profundamente y se quedó silenciosa.

 

"¿Recuerda a mi hermano, señorita Gómez?. Usted le suspendió su asignatura y estuvo sin jugar al fútbol durante dos meses".

 

Puri recordó inmediatamente. Alberto había hecho un trabajo terrible en ese examen y ella se había visto obligada a ponerle una nota baja. Él le había preguntado si le hacía el favor de aprobarle para que pudiera jugar pero ella se negó a hacerlo y no se le permitió jugar durante dos meses hasta que aprobó el examen. Podía verlo mirándola de soslayo mientras el padre de Yolanda la miraba abiertamente desde el sofá. Supo que estaba en una situación muy mala.

 

"Así que ya no se siente tan poderosa, ¿verdad, señorita Gómez?", Alberto se rió alargando la mano y dándole unos golpecitos en su ocupado trasero.

 

"¡La comida está lista!", llamó la señora García.

 

"Vamos a comer", dijo el papá de Yolanda.

 

Yolanda tiró de la asustada maestra por su cadena hasta la cocina. Había cuatro sillas puestas alrededor de la mesa. Puri se quedó al lado de Yolanda mientras la familia se sentaba a comer. La familia comió y habló como si Puri no estuviera allí. Era muy incómodo estar allí mientras comían y ser ignorada. Después de que terminaron de comer Yolanda se volvió hacia su maestra y le explicó. "Bueno, señorita Gómez. Alberto fue quien realmente halló la revista y cuando me la mostró, pensamos en conseguir una pequeña venganza. Mamá y papá estuvieron de acuerdo con el plan después de lo que usted le había hecho a Alberto. Mamá y papá han practicado el bondage y el sadomasoquismo durante años y tienen una muy buena comprensión entre ellos. Pertenecen a un grupo aquí, en el pueblo, que edita una publicación mensual. Asistí a mi primera reunión cuando cumplí los 18 años y Alberto ha pertenecido al club desde hace años, y ahora asiste a las reuniones cuando no está en la universidad. Así que ya ve, éste es un asunto familiar. Usted es ahora propiedad de todos nosotros. Será principalmente mía, pero ellos podrán usarla de cualquier manera que quieran. No se preocupe por su hija porque no creemos en mezclar a menores en nuestras actividades, pero sí la usaremos sin su conocimiento para su propia instrucción. Su marido sí será introducido, pero no lo sabrá hasta más tarde. Lo ignorará todo hasta que sea el momento adecuado. Bien, señorita Gómez, quítese el su suéter y enséñeles sus tetas a papá y a Alberto."

 

La aturdida maestra supo que no tenía alternativa y alzó el suéter por encima de su cabeza, exponiendo sus pechos ante la familia. Alberto alargó la mano y le agarró el pezón derecho, obligando a la maestra a agacharse, y le dio un beso en la boca. Su lengua resbaló entre sus labios y sus rodillas se debilitaron. Olvidó el dolor en su pezón y se sintió electrizada por la intensidad del beso. Finalmente, Alberto soltó su pezón y sus labios y ella se quedó de pie sobre sus tambaleantes piernas.

 

"Quítese la falda, señorita Gómez, antes de que se le manche."

 

Puri se bajó la falda, exhibiendo su afeitado coño a todo el mundo.

 

"Abra sus piernas", demandó Alberto.

 

"Muéstrenos su coño”, agregó el padre de Yolanda.

 

Puri abrió sus piernas y bajó las manos hacia su entrepierna, abriéndose los labios del húmedo coño para su excitación.

 

"Tenías razón, Yolanda. Es natural", dijo la señora García.

 

"Dese la vuelta y muéstrenos su trasero."

 

La profundamente avergonzada maestra hizo cuanto se le mandó.

 

 

 

 

"Basta de esto, que no tenemos todo el día y Alberto quiere algo de solaz con usted antes de volver a la universidad. Señorita Gómez, acérquese y demuéstrele cómo sabe chupar una polla. Inclínese por la cintura y mantenga su trasero levantado", mandó Yolanda, haciéndose cargo de la instrucción de su mascota.

 

Puri se volvió hacia Alberto y vio su polla grande e hinchada fuera de sus pantalones. Él agarró su cabeza y la forzó a inclinarse encima de su polla.

 

"Será mejor que le haga feliz o será castigada, señorita Gómez", dijo Yolanda, dando unos golpecitos en el trasero desnudo de su maestra. Puri resbaló su boca de arriba a abajo por encima del largo y grueso pene. Usó su lengua para excitarle y trató de hacer que se corriera lo más rápidamente como fuera posible. Estaba en ello cuando sintió unas manos en su trasero, obligándola a separar sus piernas. Un dedo resbaló por su mojado coño. ¡Ooohhh!, las sensaciones eran demasiadas. La gruesa polla que le llegaba hasta la garganta y el dedo jugando en su coño la llevaron muy cerca del orgasmo. En ese momento sintió un pinchazo afilado en su pecho izquierdo.

 

"No se atreva a tener un orgasmo, mujerzuela", le susurró la señora García.

 

Puri sintió cómo el dedo salía de su coño y era reemplazado con lo que sabía que era la polla del señor García. La sintió muy grande y llenaba su coño completamente, pero no tuvo ningún problema en penetrarla a causa de sus propios fluidos vaginales.

 

Sintió otro doloroso pinchazo afilado en su pecho derecho. Trató de concentrarse en la polla en su boca e ignorar la vara caliente que ahora penetraba de golpe en su coño húmedo. Los dolores de pinchazos continuaron en sus pechos mientras la señora García le daba golpes en cada uno de ellos con una espátula de madera.

 

FLASH.

 

Podía ver los flashes de la cámara mientras se encendían al hacer las fotos. Pronto sintió cómo la polla en su boca empezaba a latir. La chupó más duro para hacer que el estudiante universitario se corriera en su boca antes de tener un orgasmo y atraer la ira de sus atormentadores. El primer borbotón de semen le llegó hasta su garganta, y entonces Alberto se la sacó de la boca y eyaculó su semen caliente en su cara y en sus cabellos. Su cara quedó entre las piernas de Alberto con su desinflada polla otra vez en su boca mientras su padre continuaba golpeando su coño con su poderoso miembro y mientras su madre le propinaba golpe tras golpe en sus ahora sensibles pechos. Su propio orgasmo estaba cerca a pesar de ser herida así y ella luchaba contra el placer para evitar cualquier cosa que fuera peor para ella.

 

Después de lo que le pareció una eternidad, sintió la salpicadura del semen del señor García profundamente en el interior de su abierto coño. Entonces se la sacó y cubrió su trasero y su espalda con semen caliente blanco. Mientras el señor García retiraba su polla de su coño muy usado, la maestra se derrumbó en el suelo.

 

Al mirarse hacia abajo vio sus pechos de un color rojo vivo y sus pezones sumamente hinchados. Su coño le pedía un placer que ella no le podía dar.

 

El señor García tomó unas fotos de la maestra tumbada en el suelo y cubierta de semen. Su afición era la fotografía y pensó en usar a la mascota de Yolanda para algunas fotos muy inventivas.

 

“Levántese, señorita Gómez, y lleve mis cosas al coche. No se moleste en limpiarse, sólo póngase el suéter y la falda y vayámonos. Quiero estar en casa antes de que Eugenia regrese”.

 

La cubierta de semen maestra se vistió y cargó las cosas de su dueña en su coche. No podía mirarles a los ojos a ninguno y silenciosamente fue a completar su tarea.

 

"Alberto volverá a la universidad esta noche, pero la traeré a visitar a papá y mamá la semana que viene", le dijo Yolanda mientras conducía a su una vez orgullosa maestra de vuelta a casa con semen seco en su cara y en sus cabellos.