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Maestra poseída XIII

en No Consentido

Capitulo 13

 

La alarma del despertador produjo un efecto desagradable en la exhausta maestra al despertarla a las  5:00 A.M. No había podido dormirse hasta que aproximadamente a las 2:00 A.M. había lamido el suelo, y entonces lamió el consolador negro hasta que estuvo limpio de todos sus jugos. Su coño goteaba todavía cuando se acostó en el frío suelo tratando de dormir. Pasó la noche chupando el gran pene de preservativo.

 

Puri arrastró su cuerpo cansado hasta la ducha, esperando que el agua caliente vigorizara sus músculos cansados. Sus mandíbulas le dolían por estar estiradas alrededor de la negra y grande polla toda la noche y su coño estaba muy herido tras el entrenamiento de la noche anterior. Sólo pensaba en qué hacía su coño húmedo de nuevo. Nunca antes había sentido cualquier cosa tan intensa. No tenía tiempo para la tan deseada ducha larga y caliente, así que se limitó a una ducha rápida y lavar sus cabellos.

 

Cuando salió de la ducha se asustó al ver que ya eran las 5:30. Ella rápidamente secó sus cabellos y se maquilló hasta las 6:00. Se puso la bata que Yolanda había permitido que guardara porque le llegaba sólo justo bajo las mejillas de su trasero y era casi transparente. Deseó saber qué pensaría su hija cuando la viera vestida de esta manera. Esperó que no viera su coño afeitado.

 

Puri preparó tocino y panqueques para Yolanda y Eugenia. Esperó que le estuviera permitido comer algunos porque olían muy bien y ella estaba desesperada por una comida decente. Exactamente a las 6:30 despertó a Yolanda y luego a Eugenia, y les dijo que el desayuno estaba listo.

 

Yolanda dijo a Eugenia que fuera abajo y que ella estaría en un segundo. Yolanda llevó a Puri a su cuarto y escogió su ropa para el día. Liguero rojo con medias de color carne, zapatos negros de tacón de 10 cms. También eligió una falda que le quedaba 4 cms. sobre la rodilla y un suéter blanco que cubrió sus pechos y ocultaría el hecho que no llevaba sujetador a menos que alguien mirara estrechamente. También preparó la bolsa de Puri para el gimnasio. El leotardo demasiado pequeño y los calzones de ciclismo con calcetines de gimnasia blancos y zapato de tenis. También metió uno de los suéteres de Eugenia a rayas rojas y blancas, una falda muy ajustada corta roja y los tacones rojos de 11 cms. en la bolsa.

 

Mientras Puri miraba nerviosamente los artículos que Yolanda metía en la bolsa, ésta dijo, "No se preocupe, le daré una nota en la escuela con lo que esperó de usted."

 

Yolanda bajó a desayunar dejando a Puri que se vistiera. Cuando se vistió y estuvo listo para ir a la escuela, bajó a la cocina esperando poder comer algo. Eugenia había vuelto arriba para arreglarse y Yolanda estaba sola en la cocina.

 

"Aquí tiene su desayuno", le dijo Yolanda, dándole una tostada seca y un pequeño vaso de zumo de naranja. He preparado su almuerzo, pero no puede abrirlo hasta que sea la hora del almuerzo y debe comer en el comedor de los maestros.

 

Puri se comió la tostada seca y bebió el zumo, lo que hizo poco para saciar su apetito. Entonces lo limpió todo mientras Yolanda se vestía para ir a la escuela.

 

Se le permitió conducir el coche con Yolanda y Eugenia sentadas en el asiento de atrás. Estacionaron en el reservado a los maestros y entraron en la escuela. Puri estaba incómoda porque no tenía bragas y podía sentir los movimientos de sus pechos debajo del suéter. Sabía que probablemente nadie se daría cuenta, pero estaba asustada por si alguien lo hacía. Después de que Eugenia hubiese entrado en su aula, Yolanda le susurró a Puri.  "Sus tetas mueven graciosamente debajo de ese suéter." Ésto sirvió para hacerla aún más conocedora de su falta de ropa interior.

 

El día fue relativamente normal hasta la hora de almorzar, aunque todo el tiempo Puri era muy consciente de que sus pechos oscilaban debajo del suéter y notaba el aire en su coño desnudo pero nadie pareció darse cuenta de nada, excepto de su nuevo corte de pelo, que supuso el tema principal de conversación entre los profesores y alumnos.

 

Yolanda no había estado en su clase todavía, su hora era después del almuerzo. Puri fue a almorzar temerosa de qué encontraría en su almuerzo. Se sentó en un extremo de la mesa, pero era el centro de interés a causa de su nuevo peinado. Finalmente abrió la bolsa y encontró la mitad de un sándwich de pollo, una manzana, y dos galletas pequeñas. Parecía que no había nada. Ninguna nota o cualquier cosa de Yolanda. Había pensado que Yolanda habría puesto una nota en su almuerzo.

 

Puri se comió el almuerzo mientras conversaba con los otros maestros. Estaba agradecida de que por lo menos tuviera alguna comida normal. Aunque no era bastante para satisfacerla, por lo menos sí era bastante para que su estómago dejara de gruñir.

 

Puri se sentía muy aprehensiva acerca de la clase de Yolanda después del almuerzo. Yolanda había estado sometiéndola a tratos humillantes y vejaciones desde que entró en el aula el viernes, así que ella sabía que algo pasaría. Pero entonces Yolanda no la había avergonzado demasiado delante de Eugenia salvo por la bata de esta mañana que Eugenia no pareció observar.

 

Yolanda entró en el aula un par de minutos antes de clase y demandó, "Abra su bolso, señorita Gómez".

 

Puri abrió su bolso y Yolanda dijo, "¿Dónde está lo que debía estar aquí?. ¿Dónde están su consolador, su juguete favorito negro y su collar?".

 

"¡Oh, no!. Lo olvidé, señorita García. Por favor, perdóneme, lo siento", rogó la aterrada maestra.

 

"Me ha defraudado. Ha dejado de cumplir mis órdenes. Dejó de llevar sus tacones después de su ducha, usted se ha sentado todo el día en su aula, se sentó comiendo y ahora ésto. ¿Piensa que mis reglas son un chiste?. ¿Piensa que estoy jugando?. Después de la escuela se quedará de pie en la esquina de su aula mirando a la pared hasta que yo venga, ¿entendido?”.

 

Yolanda se fue a su asiento mientras los otros estudiantes entraban en clase, dejando a la agitada maestra agarrada casi histéricamente a su escritorio. La clase transcurrió con normalidad. Puri vio a Yolanda susurrarle algo a otro estudiante, pero no supo qué decía. Ella se había asustado tanto que casi se orinó encima. Entonces recordó que se había sentado en el retrete dos veces hoy en violación de sus ordenes. Esperó que Yolanda no lo supiera.

 

Finalmente el día más largo de su carrera en la enseñanza llegó a su fin y el último sus estudiantes salió. Puri verificó el corredor y cuando todo el mundo se había ido ella fue hasta la pared de la clase y se quedó de pie en la esquina, lejos de la puerta para que así si alguien pasaba por el pasillo no la viera. Ella sabía que Eugenia estaría jugando al baloncesto después de la escuela, así que no sería un problema.

 

Después de aproximadamente 30 minutos de esperar nerviosamente en la esquina, Puri oyó que la puerta se abría y miró por encima del hombro y vio a Yolanda entrar en el cuarto. Yolanda se sentó en la silla de Puri y mandó, "Levántese su falda, señorita Gómez".

 

La asustada maestra tiró de su falda hasta su cintura desnudando su trasero. Su mirada se enrojeció cuando pensó en que alguien pasara por el pasillo.

 

"Ande de espaldas hacia mí, señorita Gómez".

 

Mientras la maestra con el trasero desnudo caminaba de espaldas hacia su dominante estudiante, Yolanda buscó intensamente en su escritorio y halló un puntero de madera fuerte, grueso. Cuando Puri se hubo acercado al escritorio, Yolanda le dijo que se inclinara encima del escritorio con su trasero levantado y piernas abiertas.

 

"Yo de usted no haría demasiado ruido, señorita Gómez. Luis limpiará esta sección pronto."

 

Yolanda entonces empezó a zurrar a la asustada maestra con el puntero. Pronto Puri se retorcía de dolor sobre el escritorio y las lágrimas resbalaban por sus mejillas mientras sentía su trasero más y más caliente y se le ponía más y más rojo. Se mordió la lengua para no gritar, segura de que su grito de dolor cuando el puntero golpeaba su trasero atraería al conserje y éste vería cómo se encontraba medio desnuda, inclinada sobre su escritorio, y cómo su trasero desnudo era duramente azotado por una de sus estudiantes. Era demasiado. Finalmente Yolanda detuvo la paliza de su trasero y le mandó que regresara a la esquina con la falda arriba.

 

"Ahora quédese ahí hasta que yo vuelva y no mueva un sólo músculo, señorita Gómez, o lo lamentará."

 

Yolanda salió del cuarto y se fue por lo que a Puri se le antojó una eternidad. Cuando volvió puso la bolsa de gimnasia de Puri en el escritorio y le dio una nota a Puri. “Éstas son sus instrucciones para esta noche. He puesto un paquete de sus fotos más recientes donde serán encontradas por el señor Ramírez por la mañana si deja de hacer cuanto se le dice. Debe completarlo todo y estar en casa a las 10:00 de esta noche para que pueda recuperar las fotografías y guardar su secreto. Yo me llevaré el coche a casa, así que necesitará tomar un taxi o el autobús para cumplir sus tareas. Aquí tiene 5.000 ptas.", le dijo Yolanda, tirándoselas encima de la mesa junto con la nota, "Me llevaré ésto a casa", le dijo Yolanda cogiendo el bolso de Puri. "La veré esta noche."

 

Yolanda salió y Puri se bajó su falda y abrió la nota. Era bastante larga y realmente

detallada. Cuando la leyó su boca se abrió de sorpresa y las lágrimas saltaron de sus ojos. “Yo no puedo hacer estas cosas. Esto es demasiado”, pensó Puri mientras se dejaba caer al suelo, sollozando como un niño perdido.