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La webcamer y su fan number one II

en Autosatisfacción

CAPÍTULO DOS. De cómo la sexy Mya_27, organizadora del evento, en el momento de la verdad deja que sea su yo real, la dulce Paula, la que se enfrente a la realidad de su cita a ciegas.

“Salvo el capullo de Fer, jejejejeje, que, aún no sé cómo, consiguió sacarme una captura de pantalla en el momento justo en que se veía mi cara”, - pensó Paula mientras centraba su mente y dejaba de divagar sobre el pasado y sus comienzos como webcamer y sonreía al pensar en su reciente y virtual “amigo” -, “Aunque siento que puedo fiarme de que él nunca lo haría público y, además, me prometió borrarla porque se me veía horrorosa con la escasa calidad de la imagen”.

Casi un año después de inaugurar su sala en el chat de sexo amateur, ya viviendo en su propia casa con una amiga, Lucía, y con motivo de su primer aniversario como webcamer, Mya, el alter ego erótico de Paula, tuvo una “genial” idea…, ¿por qué no sortear una cita con ella entre los usuarios de su webcam?... No sólo le producía morbo la idea, sino que también podía ser un buen reclamo para conseguir las aportaciones de los más roñosos… ¡Una cita con Mya_27 a sortear entre los cinco usuarios de su webcam que más monedas aportaran en el plazo de una semana!..., jajajajajaja. ¡Aquello sonaba súper excitante, porque, incluso, cabía la posibilidad de emitir el “encuentro posterior” en casa de la chica y, como cada vez que se metía en el papel de Mya, Paula se dejó arrastrar por aquella sensación de euforia!

Sin embargo, sentía algo de pena al pensar en alguno de sus “habituales” con los que estaba más encariñada, que no podrían participar en aquel loco concurso, bien por falta de recursos económicos para comprar monedas, o bien por problemas de desplazamiento, aunque participaran aportando monedas y llegaran a ganar el sorteo… El casi siempre callado pero omnipresente Tito, un encanto, Fer, el abogado, que se había lanzado a la piscina retándola a que era capaz de hacer que se corriera exclusivamente a base de aportaciones de monedas al lush, aún sabiendo que no iba a conseguirlo, sólo porque quería estrenarlo “a solas” porque se lo había regalado él…, ¡siempre tan en todo!, tanto, que siendo de los pocos que conocían su nombre real o de dónde era, la había avisado de los peligros que podía conllevar una cita a ciegas en aquellas condiciones y violando todas sus propias reglas…

Al pensar en ellos, en los usuarios que más frecuentaban su sala cuando emitía, Paula no pudo evitar sentir un ligero estremecimiento y que un escalofrío recorriera su espalda al imaginarse que sucedía lo contrario… ¡Que cualquiera de ellos ganase el premio mientras no ganase carre!..., pensó la chica. Obviamente, no conocía físicamente a carreidas68, pero siempre le había parecido un viejo verde y prepotente, muy pagado de sí mismo, y no podía evitar una levísima mueca de disgusto cada vez que veía aparecer su nick en la pantalla durante sus emisiones… ¡En fin, a ver cómo salía de aquello!.

Finalmente, el ganador resultó ser un nick llamado chico_24_madrid, del que Mya poco podía decir por sus comentarios y peticiones en el chat, salvo que, sorprendentemente, había podido realizar importantes aportaciones de monedas en el último tramo del plazo previsto para la conclusión del juego…, - haciéndola correrse de gusto por el camino con los latigazos vibratorios del lush, por cierto…-, pero nada más sabía de él, ni su edad, - ¿24? -, ni su físico, ni su forma de ser…, salvo que, en el plazo de una semana, iba a quedar a cenar con él y luego, si todo salía bien y había buen feeling entre ambos, iban a realizar la emisión del Día de San Valentín, juntos…

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Por fin había llegado el tan esperado día de su cita a ciegas con su “fan number one”, como Mya había catalogado el sorteo.

          A Paula le encantaba la lencería sexy, y su armario rebosaba de prendas aptas para poner cardíaco a cualquier tío, pero, para aquella noche, por si finalmente surgía la ocasión y el chico le gustaba y emitían juntos, había seleccionado un body de raso de un color rojo intenso, con blondas de encaje tapando los pechos y sobre las caderas con una cinta entre sus pechos que acababa rodeando su cuello, y que aún no había estrenado nunca, sabedora de que ningún hombre sería capaz de resistirse a sus manifiestos encantos cuando apareciera ante él vestida…, o desvestida, con aquella prenda tan sexy y provocativa… Esperaba poder estrenarla esa noche…

Por la tarde, con tiempo suficiente como para prepararse con tranquilidad, Paula entró en su casa y cerró la puerta, - gracias a Dios que Lucía no estaba en casa, porque lo último que Paula necesitaba en aquel preciso instante era tener que mantener una conversación intrascendente con su amiga para que ésta no sospechara nada -, dirigiéndose primero a la cocina a encender el termo y a su cuarto para soltar el bolso, se quitó los zapatos y se dirigió al baño, dejando la puerta medio cerrada, abrió el agua caliente de la ducha y se fue desnudando lentamente, dejando caer la ropa a sus pies, para luego bajar del todo la persiana, quedando casi a oscuras.

Ya desnuda, se metió en la bañera, cogiendo el teléfono y colgándolo de su soporte de la pared, puso su cabeza debajo del chorro de agua, apoyó las dos manos en la pared y cerró los ojos…, le encantaba ducharse a oscuras, la relajaba, hacía que se sintiera en calma y es lo que en ese momento necesitaba, sintiendo en su interior la angustia hacia lo desconocido con lo que pudiera encontrarse aquella noche…, y Paula quería sentir que mantenía el control…, lo necesitaba…, ¡ella no era capaz de dejarse llevar como cuando era Mya!

Se dejó envolver por el agua caliente durante unos instantes, sintiendo cómo resbalaba por su piel, antes de coger el bote de gel y poner un poco sobre su mano, empezando a frotarse el cuello, hombros, brazos y pechos, masajeándoselos un poco, pellizcándose ligeramente los pezones, antes de continuar enjabonando todo su cuerpo.

Cuando ya estaba completamente enjabonada y abrió el grifo, el agua empezó a salir de la alcachofa con fuerza y calor, sobre su cabeza, sobre sus pechos y la espuma comenzó a resbalar por todo su cuerpo mientras Paula iba bajando las manos sobre su piel, hasta llegar a su sexo, arqueando las caderas hacia delante para dejar que el fuerte chorro de agua cayera directamente sobre su clítoris, empezando a sentir un cosquilleo que avanzaba sobre toda su piel y la erizaba.

El chorro cada vez le parecía más intenso, más caliente, y más placentero, y mientras movía sus caderas, abrió aún más las piernas y deslizó una mano por su vientre hasta llegar a la entrada de su vagina y, despacio, se introdujo un poco un dedo hacia dentro, que cuando iba subiendo de regreso, quedaba oculto entre sus hinchados labios vaginales.

Cuando llegó al final, a su clítoris, hizo presión, fuerte, para sentir como palpitaba bajo sus dedos, y comenzó a mover sus dedos muy lentamente, en círculos, sintiendo punzadas de placer con cada roce en esa pequeña parte de su cuerpo, sintiendo cómo su coño se mojaba, llevó su dedo medio a la entrada de su vagina y se penetró ligeramente, hasta la falange, apretando los músculos vaginales.

En ese momento Paula ya gemía del placer que se provocaba a sí misma, y prosiguió pellizcándose fuertemente un pezón con la mano libre mientras  sacaba el dedo de su vagina para continuar mimando su clítoris, está vez más rápido y fuerte, sumando un dedo más, haciendo presión, pellizcándoselo...

Sus caderas comenzaron a moverse por sí mismas y la chica gemía cada vez más fuerte, sin parar de frotar y pellizcar su clítoris hasta que un orgasmo, fuerte y penetrante, recorrió su cuerpo como un latigazo mientras sus gemidos se mezclaban con el sonido del agua que corría bajo sus piernas… Hacía tiempo que Paula no tenía un orgasmo en la ducha, pero, después de la tensión del día, y sin saber qué esperar de aquella noche, se había quedado muy a gusto, relajada…, sin soluciones, eso sí, pero ese rato había sido muy, pero que muy excitante y placentero. Y salió de la ducha tras unos segundos decidida a comerse el mundo…

Además, la rutina de arreglarse para la cita hizo que se tranquilizase todavía más. Se puso las cremas y, con las pinzas, repasó que todo su vello estuviera perfecto. Delineó y pintó sus labios de un rojo intenso, la línea de los ojos y poco maquillaje más... Se recogió el pelo para que su cara quedada enmarcada, libre, perfecta.

Tras un leve momento de duda, decidió ponerse ropa interior. Después de pensarlo mucho, eligió un conjunto negro de tanga y sujetador muy transparentes y con algún detalle de lencería excitante… Paula no quería dar imagen de puta, - aunque debía reconocer que como Mya la tentación sí que la tuvo -, pero sí quería ofrecer una imagen sexy, acorde con la chica del chat que su cita conocía.

El tanga le encajaba perfectamente, desapareciendo entre sus nalgas, enmarcando sus labios vaginales por delante con su minúsculo triangulito y alzando las tiras laterales por las caderas, estilizando la figura femenina, marcando las formas onduladas de sus caderas.  Prácticamente sólo eran unas tiras de tela, pero que estuvieran allí le excitaría muchísimo más que ir desnuda bajo el vestido. El sujetador prácticamente no tapaba nada de transparente que era. Dos triángulos de tela que sólo alzaban sus pechos y los apretaban entre sí para crear el canalillo justo, con el detalle del colgante que iba a ponerse quedaba a la altura ideal, al inicio del sensual valle entre sus pechos.

Luego, a pensar en el vestido… Tenía que enmarcar su figura, eso seguro, pero también tener distinción… Debía parecer sensual y sofisticada. Mejor un vestido ligero, pero que le cubriera los pechos. Al final escogió uno negro, con tiras en los hombros para tapar las del sujetador y escote justo para cubrir lo que llevaba debajo y nada más. Era perfecto para el colgante que quería llevar y sus grandes pechos, dejando la media espalda libre y los hombros suficientemente a la vista. La cintura era ceñida, sin cinturón, y corto por debajo, a medio muslo, con faldita abierta del lado izquierdo hasta justo debajo de sus nalgas, sólo dos dedos más de tela, ideal para insinuar, pero sin ser descarado, falda abierta con algunas vueltas. Al sentarse podría cruzar las piernas elegantemente sin mostrar más que lo pudoroso, pero permitiendo ver sus muslos perfectamente. Naturalmente, para completar, zapatos de un negro brillante, abiertos, con tacón alto y fino. Un pequeño bolsito completaría el conjunto de negro con llaves, móvil, tarjeta, documentación y poco más.

Al acabar se contempló en el espejo un buen rato tirando de aquí y de allí hasta que se dio cuenta de que parecía exactamente lo que debía parecer, ni más ni menos… Una atractiva y curvilínea joven que, a la vez, era terriblemente sensual y que atraería todas las miradas allí donde fuera, eso no lo dudaba...

Sus nalgas quedaban perfectamente resaltadas, pero no marcadas como con vestidos elásticos, simplemente, decían: “Estamos aquí”, perfectas, insinuadas, no mostradas impúdicamente. El escote mostraba dos pechos alzados y firmes, un poco del canalillo, lo justo para saber que escondía todo tipo de placeres para el afortunado que tendría que ganarse los favores de esa terrible hembra que le sonreía desde el reflejo del espejo… No pudo evitar sonreír, con sus labios perfectos e insinuantes, pícara...

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