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La peluquera-02

en Hetero: Infidelidad


Volví a ver a Irene dos semanas después de nuestro primer encuentro. Durante ese tiempo no pude sacarme de la cabeza el polvo que habíamos echado; solo de pensarlo notaba una erección tremenda y la única forma de bajarla era pajearme a lo bestia. Incluso cuando estaba con María, mi novia, el poco sexo que teníamos era, para mí, pensando en Irene. Creo que me estaba empezando a obsesionar, así que un viernes, aprovechando que mi novia se iba de fin de semana con sus padres a la playa, decidí hacerme el encontradizo con ella al terminar su jornada de trabajo. Cuando se terminó de despedir de su última compañera la abordé como si pasara por la zona de pura casualidad.

-Hola Irene, qué sorpresa! Ya te hacía disfrutando del fin de semana.

-Hola Alberto, me respondió algo sorprendida. La verdad es que los viernes son brutales en este trabajo. Acabamos de cerrar ahora mismo, como ves….Por cierto, hoy ha estado aquí María y……

-¿Y eso? la corté bastante sorprendido y con algo de miedo. Mi cara debió cambiar bastante porque Irene soltó una carcajada que resonó en toda la calle.

-Jajajajaja, cosas de chicas, no te preocupes; nuestro secreto sigue a salvo, jajajaja.

-Coño qué susto, jajajaja. Creí que sospechaba algo; últimamente casi no hay sexo entre nosotros…..y el poco que hay no es para tirar cohetes que digamos. Bueno, ¿y a qué ha venido?

-Te iba a decir antes que pensaba que tú estabas con ella en la playa…..y ahora no sé si debo decirte más, creo que he metido la pata, dijo algo preocupada.

-Perdona, pero no te entiendo. Pensarás que soy un imbécil, pero si antes me has dicho que nuestro secreto sigue a salvo, no veo en qué has podido meter la pata…..

-Mira que sois tontos los tíos. Anda, te invito a una cerveza y te lo cuento; pero prométeme que ella no se va a enterar de que yo te lo he dicho, ok?

Sin salir de mi asombro e imaginando diez mil historias distintas llegamos a un bar cercano, pedimos dos cervezas y nos sentamos al fondo del local. Lo que me contó Irene me dejó helado. Empezó repitiéndome que me imaginaba con María en la playa, que le prometiera que no la delataría y me soltó la bomba. Mi novia había estado por la mañana en la peluquería arreglándose el pelo y depilándose para un fin de semana “romántico, salvaje y especial”, según ella misma lo definió. Irene me contó que mientras le arreglaba el pelo, le preguntó por el servicio de depilación integral, que aunque ella no era muy partidaria, una amiga le había contado que era muy práctico y que a su novio le ponía mucho y que ella también quería probarlo este fin de semana….

-¿Entiendes ahora por qué creo que he metido la pata?, me dijo Irene un poco avergonzada.

-¡Será hija de puta! Me tiene a dos velas poniéndome mil excusas y ahora lo entiendo. Ésta se va a hartar de follar el fin de semana en el apartamento de los padres. Y además creo que sé con quién lo va a hacer.

-Bueno, tú tampoco eres un angelito, ¿no crees?

-Pues no, la verdad es que no. A mí me queda la excusa de que ella no me da lo que yo le pido, pero creo que ella ha estado jugando a ser mojigata y fingiendo bastante tiempo. Hace poco me dijo un amigo que siempre hay que mirar la parte positiva de las cosas y a esta situación yo le veo, como mínimo, dos ventajas: la primera es que se me han ido los restos de remordimiento que pudiera tener; y la segunda es que yo lo sé y ella no, y lo voy a aprovechar.

-A mí no me metas en tus líos, ¿de acuerdo?, recuerda que me has prometido que mi nombre no saldrá en este asunto.

-No te preocupes por eso, jamás sabrá que tú me lo has contado, te lo prometo de nuevo. Pago las cervezas y me voy, tengo que comprobar una cosa. Espero verte pronto.

-Espera Alberto, no te vayas así…….

La dejé con la palabra en la boca, pagué y me dirigí a casa de María. Quería comprobar si sus padres estaban allí, tener la certeza de que lo que me había contado Irene era la pura realidad. Cuando llegué vi luz, señal inequívoca de que sus padres estaban allí y, aun así, de vuelta llamé por teléfono desde un bar para tener la prueba definitiva. Al tercer timbrazo la voz de su padre – sí, dígame- dio confirmación oficial a lo que me había contado Irene. Colgué cagándome en su puta madre y me pedí un gin tonic.

Mientras me lo tomaba sentimientos y pensamientos contradictorios me comían por dentro. Por un lado, me escocía bastante que me pusieran los cuernos, pero yo también lo había hecho. Por otro lado, conociendo a María, o eso creía hasta ese momento, intuía que sus cuernos tenían algo más que sexo; quiero decir que ella seguramente sentiría algo más que atracción física por el otro. ¿Qué era menos malo, un calentón que no puedes controlar, en un momento puntual, con alguien que solo te atrae físicamente, o un engaño con sentimientos de amor incluidos? ¿Acaso me había convertido en el segundo plato de María?........... Estaba a punto de pedirme el segundo cuando Irene me sacó de mi ensimismamiento.

-Coño, por fin te encuentro. Me tenías preocupada; te fuiste con una cara de cabreo de tres pares de cojones y me imaginé que ibas a casa de los padres de tu novia, a pedir explicaciones o a montar un numerito. He entrado en la peluquería a mirar la ficha de María para ver su dirección y me he recorrido todos los bares del trayecto hasta encontrarte. ¿Estás bien?

-Sí, estoy bien. Perdóname por haberme ido de esa forma, pero es que necesitaba comprobarlo…Tómate una copa conmigo, ¿ok?

-Encantada, otro gin tonic para mí. Te entiendo perfectamente. A mí me contaron un montón de veces que el capullo de mi ex me los ponía continuamente, había indicios más que evidentes de que era verdad, pero hasta que no lo vi por mis propios ojos no me lo creí realmente. Por cierto, ¿qué hacías en la peluquería a esas horas?

Mientras nos tomábamos el cubata le conté la verdad. Que llevaba dos semanas recordando el polvo que habíamos echado, que no hacía más que pajearme a lo bestia para poder calmar mi excitación y que había provocado la situación para ver si podíamos repetir.

-Coño, eso se llama ser directo, sí señor, jajajaja. Pues te confieso que a mí me pasa lo mismo. Llevo dos semanas pensando en lo bien que me follaste, masturbándome a diario y con ganas de volver a repetir.

Nos besamos con pasión, entremezclando las lenguas y sobándonos sin miramientos. Nos terminamos rápidamente las copas y salimos en dirección al piso de Irene. Durante el camino varias paradas para morrearnos a gusto y meternos mano. Al llegar a su portal, el bulto de mi pantalón era bastante prominente, sus pezones estaban duros y tiesos y la humedad en su coño era bastante evidente. Entramos en el ascensor y le metí la mano entre sus braguitas para comprobar lo cachonda que estaba. Introduje un dedo en su coño, perfectamente lubricado y caliente, y al llegar a su planta, se lo saqué y se lo di a probar. Ella lo acogió con sus labios y empezó a chuparlo a la vez que metía su mano entre mis pantalones y bóxer y me sobaba la polla que ya empezaba a soltar líquido pre seminal. Entramos en su piso sobándonos con lujuria. La abracé, ella de espaldas a mí, y con las dos manos empecé a sobar sus tetas por encima de su camiseta y sujetador, mientras ella pegaba su culo contra mi polla y se restregaba de un modo bastante sugerente, notando el bulto entre sus cachetes.

-JODERRRRR, CÓMO ME PONES!!!! ESTOY CACHONDA PERDIDA!!!!

En un rápido movimiento le saqué la camiseta y metí mis manos entre su sujetador, amasando sus tetas y pellizcando sus pezones, duros y tiesos, en una clara invitación a ser chupados con vicio. Mientras, Irene seguía restregando su culo contra mi polla, e intentando meter su mano derecha entre mi bóxer para pajearme a conciencia. Le di la vuelta, le desabroché el sujetador y empecé a lamer sus tetas como un niño pequeño, parándome en sus pezones, chupándolos con lujuria y dándole pequeños mordisquitos que la hacían gemir de placer.

-DIOS, QUÉ RICOOOOOOO!!! SIGUE COMIÉNDOME LAS TETASSSSS!!!! JODER, ESTOY EMPAPADA.

Le bajé las mallas y las braguitas y pasé la palma de mi mano por su coño. Irene no mentía, lo tenía completamente encharcado, con el clítoris hinchado y despidiendo un calor increíble. Volví a meter un dedo en su raja y empecé a follármela con él. Sus labios, gordos y prominentes, lo acogieron con suma facilidad y fui acelerando progresivamente el ritmo de la follada. Entre tanto, Irene me soltó el cinturón, bajó de golpe mis vaqueros y bóxer y cogió mi rabo como un tesoro, empezando a pajearme a un ritmo bastante alto.

-UFFFF, QUÉ POLLAAAA!!! ME GUSTAAAAAAAA!!!! SIGUE JUGANDO CON MI COÑO, NO TE PARESSSSSSS!!!!!!

Le saqué el dedo y empecé a restregarlo a toda velocidad por su clítoris, haciéndole un dedo bestial que no tardó en dar sus frutos. A los pocos segundos Irene empezó a correrse como una loca, chorreando flujo que le caía por los muslos y provocándole que se tuviera que abrazar a mí para no caerse.

-YAAAAAA!!!!!! ME CORROOOOOOO!!!!!!! JODERRRRRR, QUÉ GUSTOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!

Cuando recuperó la respiración y dejó de temblar, me cogió la polla y me llevó a su cuarto, los dos completamente desnudos. Me tumbó en su cama, con mi rabo apuntando al techo, se arrodilló entre mis piernas y empezó a lamer mi estaca desde la base hasta el capullo, dejando un reguero de babas y haciendo círculos en el glande con la lengua para ensalivarlo bien. Cuando lo creyó oportuno se la tragó entera, hasta los huevos, provocándose arcadas y notando yo como le llegaba hasta la campanilla. Le cogí la nuca con las dos manos y empecé a follarle la boca a un ritmo bestial. Sus arcadas iban en aumento, pero eso no me detuvo; seguí follándome su boca sin compasión hasta que ella se quedó sin aire y con un manotazo en mi pecho hizo que me parase. Su cara era todo un poema, llena de babas y lágrimas, con el rímel corrido. Me levanté y cambiamos de posición; casi sin darle tiempo a tomar aire, me puse sus piernas en mis hombros y empecé a lamerle el coño desde el clítoris hasta el culo. Le separé los labios y metí la lengua en su cueva, saboreando sus jugos y provocándole un espasmo de placer.

-CABRONNNNN, ME VAS A MATARRRRR!!!! QUÉ GUSTOOOOOO!!!!! SIGUE, NO TE PARES POR FAVORRRRRRRRRR!!!!!!!!!!

Abracé su clítoris con mis labios y empecé a chuparlo a la vez que metía dos dedos en su coño. Entre mis babas y sus jugos, aquello parecía una fuente, resbalándole líquido hasta la raja del culo y empapando por completo las sábanas. A los pocos segundos Irene empezó a gritar que se corría de nuevo, rodeando mi cabeza con sus piernas, para que no me separara de ella mientras se corría abundantemente, a chorros, llenándome la cara de sus jugos, en tal cantidad, que me era imposible bebérmelos por completo.

-YA, YA, YAAAAAAA!!!! ME CORROOOOOOOOOO!!!!!!!! ME CORRO OTRA VEEEEZZZZZZ!!!!!! SSSSÍÍÍÍÍÍ!!!!!!!!!!!

Se quedó deshecha en la cama, con los ojos en blanco y temblando de placer, como si el orgasmo que había tenido no se parase, continuando algunos minutos. La visión de su coño chorreante, palpitando, abriéndose y cerrándose, con el clítoris completamente hinchado hizo que apuntara con mi polla en su raja y, por sorpresa para ella, se la clavé hasta los huevos. La sensación fue increíble. Su coño, caliente al máximo, jugoso, se ajustó a mi verga como un guante, provocándome un escalofrío de placer que me recorrió todo el cuerpo.

-DIOSSSSSSSS, QUÉ RICOOOOOOO!!!!!! ME ENCANTA TU COÑOOOOOOOO!!! TE VOY A FOLLAR HASTA REVENTARTEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!

Irene reaccionó como pudo y empezamos a acompasar el ritmo de la follada, cada vez más fuerte, empotrándola hasta que mis huevos chocaban con la entrada de su coño y haciendo un ruido en su cama que me hizo temer que se iba a partir. Cuando el ritmo de la follada era brutal, Irene se dejó ir y era un guiñapo en mi poder, con los ojos en blanco, balbuceando que se corría de nuevo.

-ME ESTÁS MATANDOOOOOOO!!!!! JODERRRRRRRR, ME CORROOOOOO!!!!! ME CORRO OTRA VEZZZZZZZ!!!!!!!!

Cuando noté que estaba a punto de correrme, se la saqué, apunté a su pecho y me corrí abundantemente en sus tetas, dejándoselas llenas de leche que ella, con una mano temblorosa por la última corrida intentaba acercarse a la boca para saborearla.

-ME CORROOOOOOOOOO!!!!!! TOMA LECHEEEEEEEEEEE!!!!!!! QUÉ GUSTOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!

Caí a su lado en la cama, la abracé y nos quedamos dormidos besándonos, sintiendo los últimos vestigios de nuestros orgasmos.

Empezaba un fin de semana de sexo a tope con Irene en el que disfrutaríamos de nuestros cuerpos hasta quedar completamente exhaustos. Pero eso queda para la próxima entrega. Escribidme al correo si queréis que siga con la historia. Contesto a tod@s. Espero también vuestros comentarios y valoraciones.