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Mis infidelidades-07

en Hetero: Infidelidad

Me desperté a las seis de la mañana, empapado en sudor y con una erección de caballo. En la habitación había un olor fuerte, a sexo, consecuencia de la follada con María (joder, me había follado a mi novia, a pesar de todo lo sucedido entre nosotros y sus reticencias durante todo el noviazgo). Y con Mercedes había follado solo un rato antes de tirármela. La realidad siempre supera a la ficción, pensé antes de dormirme de nuevo.

A las nueve en punto me despertó el teléfono, que sonaba sin parar. Me asusté un poco pensando que había sucedido algo con mis padres en el pueblo y salté de la cama para descolgarlo.

-Buenos días mi amor!!!!! Espero no haberte despertado.

Era María, con su voz de niña pija, a la que, a pesar del tiempo que llevábamos juntos, no me acostumbraba.

-Joder, qué susto! Pensaba que había pasado algo con mis padres.

-Lo siento, cielo. Pero necesitaba oír tu voz. Lo de ayer me encantó, fue maravilloso. He tenido que masturbarme dos veces esta noche de lo caliente que estaba. Te quiero mucho, Alberto….

-Sí, fue muy bonito, la corté pensando que no pararía de hablar en un buen rato. Me has cogido casi entrando en la ducha. Quiero ponerme a ordenar los apuntes para empezar a estudiar el lunes, le mentí.

-Oye, he pensado una cosa, pero no sé qué opinarás tú. No he querido decir nada a mis padres hasta no hablar contigo….

Imaginando lo que me iba a decir, y sorprendido de los reflejos que tuve, a pesar de mi estado de somnolencia, la volví a cortar.

-A ver María, lo que pasó anoche estuvo muy bien, pero no cambia nada el fondo de nuestra relación. Si lo que me vas a proponer es que me vaya contigo el verano a Londres, ya te digo que no. No creo que sea una buena idea.

-Pero…..

-Pero nada, María. Yo tengo que estudiar, tengo también lo de las clases particulares (en ese momento me acordé de que no había acudido a la cita con Mercedes) y, lo más importante, creo que será bueno para los dos que pensemos seriamente qué queremos el uno del otro y si queremos que nuestros caminos coincidan.

-Está bien, como quieras, no voy a insistir. Te echaré mucho de menos….. te dejo, luego te llamo, me dijo disimulando un sollozo.

-Hasta luego, María. Un be….

No me dio tiempo a terminar porque colgó el teléfono. Joder, vaya cómo cambia la situación por el hecho de echar un polvo, pensé dirigiéndome al baño para orinar. Me miré en el espejo y sonreí, a pesar del lamentable estado que transmitía la imagen que se reflejaba en el mismo. Tras una buena ducha y el cambio de sábanas que pedía a gritos mi cama, salí a desayunar al bar de la esquina. Mientras daba buena cuenta del café y la tostada empecé a buscar excusas para el plantón que le di a Mercedes. Y a pensar cómo iba a manejar la situación con María tras el giro que había supuesto que se acostara conmigo, porque tenía claro que volvería a insistir para que me fuera con ella a Londres, o para que la visitara durante el verano. Una voz conocida me sacó de mis pensamientos.

-Buenos días Alberto.

La madre de Juan y Mercedes apareció delante de mí con cara de sueño y algo agobiada.

-Buenos días, Carmen. ¿Qué tal Juan? Ayer me fui algo preocupado, mentí como un bellaco. ¿Quieres un café?

-Pues sí, te lo agradezco. Hemos pasado casi toda la noche en el hospital. Lo que parecía un esguince en el tobillo, al final es una pequeña fisura. Entre esperas para atendernos, radiografías y demás, hemos estado toda la noche allí. Después de ponerle una escayola, salimos sobre las cinco de la mañana. Menos mal que Mercedes no se fue con el novio, como tenía previsto, porque mi marido tenía guardia esta noche, no sé si sabes que es vigilante de seguridad, y así ha podido echarme una mano.

-Vaya, lo siento mucho, dije mientras respiraba aliviado por no tener que excusarme con Mercedes. ¿Puedo saber qué haces por aquí?, pregunté por amabilidad.

-Nos recetaron unos antiinflamatorios y unos analgésicos en el hospital, y la única farmacia que hay de guardia por esta zona está en esta calle. Al pasar te he visto y he entrado a saludarte.

Mientras se tomaba el café seguimos hablando de mis dos alumnos. Me contó lo diferentes que eran, a pesar de ser hermanos, en el ámbito escolar: que si Juan era bastante listo, pero muy flojo; que si a Mercedes le costaba mucho más que al hermano, pero era muy constante…….. Pagué la cuenta, a pesar de que insistió en hacerlo ella, y salimos a la calle.

-Si no te importa, Carmen, esta tarde me paso por tu casa y le llevo a Mercedes unos ejercicios para que vaya practicando el fin de semana; y de paso saludo a Juan, para ver cómo sigue, le dije con la intención de ver cómo reaccionaba mi alumna al verme después de no haber podido acudir a la cita conmigo.

-Eres un sol, Alberto. A ver si conseguimos que Mercedes vuelva a ilusionarse con los estudios. Pásate sobre las seis y meriendas con nosotros, vale?

-Perfecto!  nos vemos a las seis.

Me fui a casa, puse una lavadora con las sábanas que cambié de mi cama (no quería preguntas de mi madre)  y empecé a ordenar los apuntes para el lunes. Preparé los ejercicios de Mercedes y a la una y media estaba listo para tomarme una cerveza antes de almorzar. Cuando me disponía a salir sonó el teléfono.

-Hola Alberto, dijo María en un tono mucho más seco y distante que por la mañana.

-Hola María, ¿qué tal estás?

-Bien, no te preocupes por mí. Mira, he hablado con mis padres y hemos decidido que lo mejor es que me vaya a Londres esta misma tarde…..

-Pero…..

-Por favor, no me interrumpas. Por supuesto no les he dicho que nos hemos acostado, pero han notado que algo pasa. Y yo no hago más que llorar, esperando algo de ti que sé que no va a suceder. Así que me voy ya. Hemos podido cambiar el vuelo y salgo desde Málaga a las siete de esta tarde. Mis padres me están esperando en el coche para irnos ya. Será mejor dejar pasar un tiempo para ver hasta dónde llega esto. Despídeme de tus padres y diles que los quiero mucho. Espero que me eches de menos, como yo lo haré contigo.

Y colgó el teléfono sin dejarme decir una palabra. Salí a tomarme la cerveza que tenía planeada pensando en cuánto tiempo tardaría María en volver a cambiar de opinión. Por otro lado, me apetecía mucho volver a ver a Mercedes, así que, siendo por una vez egoísta en la relación, pensé en la oportunidad que se me presentaba con mi novia fuera de juego. Que sea lo que dios quiera, me dije tras almorzar y antes de echarme un rato de siesta hasta la hora de merendar con mis alumnos.

Por cortesía compré unos dulces y merendamos los dos chicos, la madre y yo. Estuve bastante amable y preocupado por el estado de Juan, ofreciéndome a ayudarle en lo que pudiera y procuré ignorar a Mercedes, incluso estuve bastante seco y cortante con ella. Me daba la sensación de que intentaba pedirme perdón por el plantón con la mirada, pero me gustaba el juego y seguí tensando un poco más la cuerda. Cuando ya me despedía me dirigí a ella casi sin mirarla.

-Mercedes, aquí tengo unos ejercicios para ti. Te los dejo si me prometes que los vas a hacer; esto no es un juego y lo que se promete hay que cumplirlo, dije con bastante doble intención.

-Yo cumplo siempre mi palabra, me contestó en un tono bastante alto. Si un día no puedo hacer algo, procuro hacerlo al día siguiente sin falta, me dijo remarcando la última parte.

La miré con una sonrisa y salí de allí con el convencimiento de que esa noche la volvería a ver. Llegué a casa, descansé un rato, me duché y me preparé para lo que suponía sería una cita con Mercedes.

Llegué al pub sobre las once de la noche. Pedí una cerveza y me quedé en la barra esperando acontecimientos. A los pocos minutos apareció Mercedes con una amiga.

-Buenas noches, Mercedes, qué sorpresa, dije con una sonrisa de oreja a oreja.

-Hola, Alberto. Pues sí, no sabía que vinieses por aquí. Mira te presento a mi amiga Paula. Hemos quedado con unos amigos para irnos luego de botellón ¿te animas?

Joder, me está bien empleado por gilipollas, pensé cuando me atravesó con la mirada y con la sonrisa.

-¿Este es Alberto, el profe?, joder no me habías dicho que estaba tan bueno, dijo Paula con una sonrisa maliciosa y una voz beoda que no podía disimular. Encantada, Alberto; y me estampó dos sonoros besos muy cerca de la comisura de mis labios que me provocaron una media sonrisa de satisfacción.

-Puedes quitar esa cara de lelo, me soltó Mercedes. En cuanto se toma dos chupitos tengo que hacer de niñera, y ya estoy harta; me sobra con el imbécil de mi hermano y el capullo de mi novio.

-Joder Mercedes, deberías follar más. Estás siempre de mal humor, dijo Paula antes de pedir tres chupitos al camarero.

Viendo la cara de mi alumna tercié entre las dos, aunque la verdad es que me divertía bastante la situación. Pero no quería tensar la cuerda por miedo a que Mercedes me mandara a la mierda.

-Bueno chicas, yo os invito a esta ronda y me voy. No quiero interponerme en vuestra juerga. Además, mañana tengo que madrugar, mentí para no meter más la pata.

Pero tras esa ronda vinieron dos más. Tras tomarnos el tercer chupito, Paula no se sostenía en pie y la cara de Mercedes era todo un poema.

-Joder, tía, ya me lo has vuelto a hacer. No son ni las doce y ya estás como una puta cuba. A ver ahora cómo coño me presento yo en tu casa para dejarte así…….

-Os podéis quedar en mi casa, dije con la esperanza de que algo pudiera pasar con alguna de ellas. En serio, por mí no hay problema y creo que así se puede solucionar todo esto, ¿no crees, Mercedes?

-Dios, qué asco de fin de semana!!!!, gritó Mercedes antes de dejarme sosteniendo a su amiga e irse a llamar por teléfono.

Volvió a los cinco minutos, con la misma cara de enfado, pero más tranquila. Había llamado a su casa y a casa de Paula para decir que se quedaban a dormir con otra amiga, a la que previamente había advertido.

-Anda, cambia esa cara y ayúdame con tu amiguita, que no deja de sobarme el culo, le dije indicándole con la mirada la mano de Paula.

-Jajajaja, ésta no pierde el tiempo ni estando borracha. Siento el espectáculo….y lo de ayer. Pero me tuve que ir con mi mad……

No dejé que terminara la frase. Me acerqué a ella y le di un beso como forma de hacer las paces.

-Vámonos, que a Paula le queda poco para dormirse en mi hombro, jajajaja.

Tras parar un par de veces para que Paula vomitara, llegamos a casa sobre la una de la madrugada.

-¿Te importa que le dé una ducha a ésta? No quiero que por la mañana huela toda la casa a vomitona, me dijo mientras dejaba a su amiga sentada en el sofá.

-Espera, que te doy toallas limpias. Y dame la ropa que la pongo a lavar.

-Eres un cielo, Alberto, me dijo mientras se pegaba a mí para besarme con pasión.

Se llevó a su amiga al baño y me dejó bastante caliente, la verdad. Cuando oí correr el agua, y con la excusa de coger la ropa de la amiga borracha, entré en el baño sin avisar.

-Vengo por la ropa, dije sin quitar ojo del cuerpo desnudo de Paula.

-Anda, termina tú, Alberto, que yo estoy a punto de reventar, me dijo Mercedes.

Y me dejó enjabonando el cuerpo de su amiga mientras ella se sentaba en el váter para orinar. La verdad es que Paula tenía un cuerpo bastante bonito. Sus tetas no eran tan grandes como las de Mercedes, pero también desafiaban la ley de la gravedad, con unos pezones pequeños y rosados que al contacto del agua fría estaban tiesos y de no ser por la presencia de Mercedes, me los habría comido allí mismo. Su culito era bastante redondo y no me corté en pasarle la mano para enjabonarlo, notando una dureza propia de su edad. Y el coño lo tenía como mi alumna, completamente depilado. Me disponía a enjabonarlo también cuando Mercedes me interrumpió.

-Ya sigo yo, que mira cómo te estás poniendo, jajaja, me dijo mientras me señalaba el bulto que se apreciaba en mi pantalón.

-Joder, lo siento, dije bastante ruborizado. No todos los días se tiene a dos chicas, una duchándose y otra meando, en el baño de uno.

Me llevé la ropa de Paula y programé la lavadora y la secadora mientras Mercedes secaba a su amiga y la metía en mi cama.

-Dormidita como un tronco, me dijo mientras me rodeaba con sus brazos y metía su lengua en mi boca hasta la campanilla. Creo que tendremos que hacer algo con esto, ¿no crees?, gimió mientras me sobaba la polla por encima del pantalón.

-Joder, me he puesto como una moto con las dos y……

-SSShhhhh, ahora estás sólo conmigo, así que esto es mío, ¿de acuerdo?, me dijo mientras metía la mano en mis calzoncillos y me empezaba a pajear lentamente. Por cierto, la he dejado en tu cama, así que tú me dirás dónde follamos.

-Vamos a la cama de mis padres, le dije atrayéndola hacia mí mientras con mis manos amasaba su culo por encima de sus vaqueros.

Llegamos al cuarto besándonos apasionadamente y sobándonos como dos animales en celo. La empujé sobre la cama, dejándola boca arriba, mientras nos desnudábamos. En treinta segundos estábamos los dos en pelotas, ella tumbada en la cama y yo entre sus piernas, dispuesto a lamer cada centímetro de su cuerpo. Arrimé mi lengua a su coño y empecé a lamerlo de arriba abajo, desde el clítoris hasta el culo.

-UUUUMMMMM, QUÉ GUSTOOOOOOOOOO, no pares, sigue comiéndome el coño, empezó a gritar Mercedes mientras con mis manos estrujaba sus tetas y daba pequeños tirones a sus pezones, que ya estaban como una piedra.

-JOODERRRRRRRRR, QUÉ RRRRICOOOOO!!!!!!! SIGUE, SIGUE, NO PAREESSSSS!!!!!

Rodeé con mis labios su clítoris y empecé a succionarlo mientras metía dos dedos en su coño, empezando un movimiento de metisaca, como si me la estuviera follando con ellos.

-DIOOOOOOOOOOSSSSSSSSS, ME CORRROOOOOOOO!!!!!!, NO TE PARESSSSSSSSSS, SIGUUEEEEEE!!!!!!!!

El cuerpo de Mercedes empezó a convulsionar y se corrió a chorros, dejando un charco en las sábanas de fluidos y babas. La visión era espectacular, con su coño abriéndose y cerrándose en pequeños espasmos y soltando líquido que le resbalaba hasta el culo.

-Joder, vaya pedazo de corrida, me dijo mientras quedaba completamente rendida en la cama y con la respiración entrecortada. Creo que nunca me han comido así el coño, qué gustazo, por dios!!!.

Cuando aún no se había recuperado de la corrida apunté con la polla en su encharcado coño y de un golpe se la clavé hasta los huevos.

-AAAAGGGGGGG, QUÉ RRRRRIICOOOOOO!!!!!!! ME ENCANTA TU COÑOOOOOOOOOO, le dije mientras empezaba a bombear con fuerza, Se la metía hasta que los huevos topaban con su culo, haciendo un ruido de chapoteo que me volvía loco.

-PFFFFF, ME VAS A MATARRRRRR, CABRÓNNNNNNNN, gritaba Mercedes mientras me clavaba las uñas en el culo, en un intento de que se la metiera más profundamente.

Tras un rato follándomela en esa posición le dije que me cabalgara ella, que quería ver cómo botaban sus tetas mientras ella subía y bajaba por mi polla. Con un rápido movimiento, mientras yo ocupaba su lugar, con la polla apuntando al techo, se la situó a la entrada del coño y se dejó caer clavándosela entera.

-AAAAGGGGGG, QUÉ GUSTOOOOOOOOOO, FÓLLAMMEEEEEE, SIGUEEEEEEEE, CLÁVAMELA HASTA LOS HUEVOOSSSSSSSSS!!!!!!, empezó a gritar como una posesa mientras subía y bajaba por mi polla que ya daba signos de querer soltar una buena lefada.

-JODERRRRRR, QUÉ RRRICOOOOOOOOOOOOO, ME CORROOOOOO!!!!!!, le dije mientras amasaba sus tetas y pellizcaba sus pezones.

-UN POCO MAAAAAAASSSSS, ESPERAAAAAAAAA, ME CORROOOOOO YO TAMBIÉNNNNN!!!!!!!!!!!!!!!!

Varias descargas salieron de mi polla inundando su coño, del cual salía la mezcla de mi leche con sus fluidos, resbalándome por la polla y empapando mis huevos y hasta la raja de mi culo.

Quedamos los dos exhaustos en la cama, Mercedes apoyando sus tetas en mi pecho, clavados todavía y con la respiración entrecortada, empapados en sudor y besándonos como animales en celo. Sin darnos cuenta nos quedamos dormidos.

Todavía quedaba bastante noche del sábado y la mañana del domingo. Pero eso os lo cuento en la próxima entrega. Espero comentarios y sugerencias. Tenéis mi e-mail para contactar.