miprimita.com

Manipulada por mi hijo adolescente (4)

en Amor filial

MANIPULADA POR MI HIJO ADOLESCENTE. 4

Después de que ese terrible día terminó, me acosté inquieta pensando en lo ocurrido, con un horrible caos en mi mente, ya me había despertado Lalo de nuevo queriendo cogerme en mi propia cama con mi marido al lado, pero le pedí no hacerlo ahí, y así después de ir con él a su cuarto y acostarnos, empezó a acariciarme pero esta vez con delicadeza y ternura, que sin darme bien cuenta, comencé a gozar de sus labios y de sus manos, pero tuve que detenerlo para atender a la niña, que con su llanto reclamaba su alimento, la leche en mis senos en ese momento era insuficiente, pues Lalo se había tomado gran cantidad mientras me acariciaba y me mamaba, pero de forma diferente a como lo había hecho al principio.

Mientras estaba yo desnuda en la cocina y calentaba un poco de leche para la bebita, escuché que Lalo venia también a buscarme. Le expliqué con algo de frialdad que la niña necesitaba mas leche para satisfacerse pues él al mamarme casi se la había acabado, y para que se me volvieran a llenar los senos iba a tardar mas tiempo, pero sin embargo al vernos a la cara nos sonreímos, rompiendo un poco la tensión que se había acumulado en los dos últimos días. A pesar de lo que me había hecho Lalito. lo miré con ternura pensando que yo tenía gran parte de culpa en que se hubieran presentado así las cosas, pues deduje que al no tener a un padre verdadero a su lado que le sirviera de ejemplo, él de seguro había acudido a otras personas y lo habían desorientado aconsejándole hacer cosas malas.

Había meditado en eso tratando de entender por qué había actuado así mi hijo precisamente conmigo, recordé los avisos que había dado antes, al empezar a manosearme desde hacia casi dos años atrás, cuando empezó a espiarme y a tocarme el cuerpo. Pero no hice nada para saber lo que le ocurría y lo que necesitaba. Esas eran las consecuencias de mis desobligaciones y mis miedos a tener que hablar con él cuando mas lo necesitaba. Ahora se había convertido en un problema sin solución, al menos para mí.

Se acercó por detrás de mi, y cuando yo esperaba una caricia obscena en mi culo o en mis senos, él me sorprendió tomándome delicadamente de los hombros, dándome un tierno beso en la cabeza, esa caricia me puso la piel chinita, erizada de pies a cabeza, lentamente y con delicadeza me separó el cabello de la nuca descubriendo mi cuello, no sé aun por qué yo agaché levemente la cabeza para exponer mi cuello ante él, sentí sus labios sobre esa erógena zona, erizándome toda y poniendo mis pezones como piedras, el tomó mis senos casi con miedo, en un cambio radical que me tenía desconcertada, pero mas a su merced.

Besó mi cuello y me lo mordisqueó haciéndome suspirar profundo, apretó con suavidad mis pezones, provocando que mi vagina fluyera de nuevo con abundantes cauces que desbordaban mas allá de los labios, el vello de mi pubis estaba erecto, totalmente erizado, como no me había pasado desde hacia ya no sé cuantos años, sentía que en el inicio de mis muslos empezaba a correr mi néctar espeso y pegajoso, mis ojos estaban cerrados, dejándome llevar por esa extraña seducción inesperada, mis senos se inflamaron y se levantaron duros como pelotas de goma, la respiración aceleraba su ritmo mas y mas, me repegué a su cuerpo sintiendo su duro pene en mis nalgas, las que meneé con lujuria. No podía recordar el enojo que sentí en el día contra mi hijo, tal vez mi amor de madre trataba de ocultar la grave falta al someterme con violencia y amenazas, pero ese sentimiento no estaba en mí en ese momento, traté de volver a sentir el odio y la vergüenza pero en su lugar estaba solo la ternura, mi amor y mi lujuria, volví el rostro hacia el suyo buscando sus labios con los míos, entregándoselos sedientos de sus besos. Al contacto con esos labios me di cuenta del cambio de mi actitud y a que se debía. En mi inconsciente se había guardado, que ese chico ya me había hecho suya varias veces, y lo iba a seguir haciendo, ahí guardado también estaba otro sentimiento que me aconsejaba no provocar mas violencia, pues de una forma u otra él se iba a salir con la suya, pero a cambio me estaba demostrando que podía ser tierno y amoroso buscando lo bello en esa prohibida relación.

Todo ese pensar llenaba de momento mi mente y mi alma, impidiéndome razonar de otra forma mas moral, me pregunté si acaso la impresión de descubrir esa faceta en mi hijo me estaba provocando que perdiera yo la razón y ya estaba yo enloqueciendo, al no ver la realidad en toda su magnitud y lo peligroso que era para él y para mi el incesto que estábamos cometiendo. Pero mi instinto de lujuria se había apoderado de mi raciocinio, y me empujaba a entregarme sin reservas a mi sometedor.

Me besaba con ansias locas llenando mi cara con su saliva que me sabia deliciosa sobaba mis senos con delicadeza y ternura excitándome al máximo al estar ordeñándome los pezones, sacando de ellos la poca leche acumulada, yo deposité el recipiente con la leche sobre la estufa apagando el fuego de la hornilla, mientras él me aprisionaba en un abraso libidinoso, concentrándose en mi boca y mis senos, yo llevé ansiosa las manos a mi mojada vulva frotándome con desesperación el clítoris y metiendo en mi vagina dos dedos alcanzando mi punto G, fue casi nada mas tocarlo y explotar, me vine escandalosamente sin reservas dejándome llevar por el placer únicamente, mi cuerpo se estremecía con los espasmos vaginales mientras de mi garganta salían gemidos y sollozos, hipando al tratar de jalar aire para normalizar mi respiración.

Sudando me recargué en mi hijo pasando mi brazo por arriba de mi cabeza para tomar la suya ofreciéndole de nuevo mis labios los que volvió a besar tiernamente, agradeciendo yo, en mi mente, la suavidad de su caricia. Recuperé un poco el aliento mientras Lalo me esperaba pacientemente a que me repusiera.

- Ve a tu cuarto... le dije jadeando todavía un poco... voy a darle de comer a tu hermana y en cuanto se duerma te alcanzo.

No te tardes... me pidió sonriente, para que no se preocupara le tomé su verga dura con mi mano y se la sobé un poco en señal de promesa.

No tardo nada ya casi está dormida... dije sonriéndole. Y me agaché a darle un beso en el pene. Tomé a la niña en mis brazos y la llevé a la recámara para darle su leche y dormirla.

La niña dio cuenta de su biberón en pocos segundos y casi de inmediato se durmió fue solo poner la cabecita en la almohada y dormir, la arropé cariñosa, me sentía nerviosa y ansiosa, bien sabia la razón, no quise pensar en lo bueno y lo malo, procuré no mirar a Mario para nada, no pensé en nada y salí despacio de mi habitación cerrando con cuidado la puerta tras de mi sin voltear.

Lalo estaba acostado en su cama cubierto por la delgada frazada, con los ojos cerrados, pero con la escasa luz que alcanzaba a entrar de afuera, pude ver que se acariciaba el pene con su mano, mientras que su otro brazo lo tenía detrás de su cabeza. No me oyó llegar así que entré sigilosamente y me paré al lado de su cama.

Ya estoy aquí... dije con voz susurrante. Él abrió los ojos medio adormilado y me miró sonriendo. Yo agregué en broma... pero si tienes mucho sueño lo dejamos así.

No, ni lo pienses, ven aquí... dijo mientras separaba la manta y me hacia un espacio en su estrecha cama individual.

Yo me senté en el borde de la cama y giré el cuerpo para acostarme junto a él, poniéndome de lado, quedando los dos frente a frente, yo recostando mi cabeza en su brazo extendido, mientras que con el otro me abrazaba por la espalda atrayéndome a su cuerpo, yo por mi parte había buscado su pene y ya lo tenía sujeto con mis manos sobándoselo con vehemencia. Excitándome al sentirlo en mis manos duro y muy ancho. Nuestras bocas se buscaron ya sin reservas, besándonos apenas rozando los labios, con calma, sin prisas, él sacó su lengua y yo se la chupé despacito, deleitándome con su sabor a juventud.

Ahora si te voy a enseñar a coger... dije separando un poco la cara, para después acercarme mas a él y besarlo plenamente.

Me subí ligeramente para poner mi pecho encima del suyo, besando su boca, pero sin subir todavía mis piernas en él, para poder seguir masturbándole su pene. Él acariciaba mi espalda desde mi cuello hasta mis nalgas. Poniéndome la piel erizada nos besábamos con ansias enroscando nuestras lenguas chupándonos y mordiéndonos los labios. Me estaba entregando gustosa a mi hijo, total ya me había poseído, ya me había hecho suya por las malas, ahora quería ver que tan malvado era y si yo podía cogérmelo con amor, sin ser sometida. Lo amo, es mi hijo, pero iba a saber si también lo podía amar como mi hombre. Trató de subirme arriba de él pero me opuse.

No mi amor, ahora súbete tú... le dije con firmeza... voy a enseñarte como te debes coger a una mujer.

Él se hizo a un lado y yo me corrí al centro de la camita, y me abrí para recibirlo, él se subió ligero en mí, acomodándose entre mis piernas y brazos.

Primero vas a pasear tu verga a lo largo de mi vagina. Mojándola bien... le dije guiándolo con mi mano, a como debería hacérmelo.

Lo fui llevando literalmente de la mano para enseñarle como debería tratar a las mujeres y en este caso a mi, para darme placer, sentía como su verga aplastaba mi clítoris, y como me lo frotaba también con sus vellos. Excitándome tanto que pensé que no terminaría yo de venirme en toda la noche. Por fin lo dejé que me penetrara, me abrí toda para recibirlo mientras él apuntaba la punta de su verga en mi entrada, al sentir yo ese delicioso contacto del inicio de la penetración, adelanté un poco mi cadera para recibirlo dentro de mi, yo ya jadeaba por lo caliente que me sentía, me sobaba los senos y torcía mis pezones, mientras Lalo me veía hacerlo, al apoyar su glande en mi vulva descubriendo la entrada a mi túnel bañado en un lago de jugos vaginales que corrían fuera de mis entrañas.

Lalo presionó para hacer pasar la punta del glande en el resbaloso orificio, al sentir como se me abría la vagina ansiosa de su verga, dio un poderoso empujón contra mi, clavándose hasta el fondo de mis entrañas, sacando de mi garganta un largo gemido de placer, me apreté contra él guiándolo para que me cogiera como a mi me gusta, se movió de adentro a afuera sacando y metiéndome rápido y con fuerza toda su verga completamente mojada en mis jugos espesos, bombeaba contra mi panochita, una y otra y otra vez incansable, lo iba llevando para que esa cogida fuera casi eterna, yo quería disfrutar la verga de mi hijo el mayor tiempo posible, así que lo manejé para no dejarlo venirse pronto, teníamos la oportunidad de coger toda la noche, así que él siguió todas mis indicaciones y duramos cogiendo siglos interminables hasta que Lalo ya no pudo resistir mas y bombeando con desesperación, tomándome de la cadera, prácticamente me clavó en la cama. Su verga estaba todavía mas ancha, adquirió un ritmo frenético en mi vagina.

Entraba y salía de mí con una velocidad increíble, bendita la juventud y toda su fuerza, yo soportaba sus envites abriéndome lo mas posible y abrazándome a sus amplios hombros, resoplando por la fuerza con que me estaba cogiendo mi propio hijo, me encontraba entregada a él sin medir las consecuencias, en ese momento mi mundo se centraba en mi vagina y como era frotada en sus paredes por esa engrosada cabeza del pene de Lalo, sentía en vaivén de su glande en todo mi túnel chorreante de fluidos espesos y tibios su huevos estaban ya bañados por mi, golpeando mis nalgas, sabia lo que me iba a ocurrir en seguida y me dejé llevar. Lalo se empezó a estremecer y a ponerse rígido de la cintura hacia arriba de su cuerpo pero su cadera era un pistón furioso que bombeaba a su madre con desesperación buscando bañarle las entrañas con torrentes viscosos de grueso semen.

Sus embestidas se hicieron mas cortas pero mas rápidas, pegando su vello púbico al mío, raspándome el clítoris erecto, haciéndome gritar enloquecida de placer, mientras sentía como mi vagina se inundaba con los ardientes chorros que el duro pene lanzaba en lo mas profundo de mis entrañas en busca de formar dentro de mi una nueva vida. Sentía como los poderosos y fuertes chorros salían una y otra vez de aquella verga que años antes se había formado y crecido en el mismo lugar que hoy irrigaba con abundante semen, en ese mismo momento que Lalo lanzaba sus chorros, mis entrañas lanzaban los suyos aunque menos espesos si fueron mucho mas abundantes que los de mi hijo, sentí como el chorro chocaba con su peluda pelvis desparramándose entre nuestros pegados cuerpos, bañados de secreciones sexuales, plenos de lascivia y lujuria.

Nuestros gritos y gemidos siguieron escuchándose, aunque cada vez más débiles y espaciados conforme pasaba nuestra agitación, hasta que nuestras respiraciones se normalizaron después de un largo rato. Me sentía empapada de sudor, de semen y de mis jugos, en aquella calurosa noche de lujuria. Lalo quiso levantarse de mi pero le pedí que ni lo hiciera, en mi romanticismo femenino quería disfrutar al máximo esa noche pues había pensado persuadirlo para que no volviéramos a coger de nuevo él y yo, así que no había una seguridad de que eso volviera a pasar entre nosotros.

Tal vez al entregarme como lo hice le ablandara la dureza de la maldad que me había demostrado y volviera a ser el niño obediente de antes. Aun se mantenía encendida en mi esa esperanza, Lalo estaba con sus brazos rígidos sosteniéndose encima de mi, para no dejarme caer su peso, yo le pedí que se acostara encima mío, para que no se cansara, y se relajara después de haberme cogido tan rico, como hacia ya mucho tiempo, no había sido cogida, y menos por Mario. Se acomodó sobre mí y se acostó despacio, con delicadeza, eso me agradó, pues demostraba que aun sentía consideración por mi, tal vez sí pudiera convencerlo de no volverlo a hacer, aunque ahora seria con mi pesar, pero la razón me exigía que así debería ser. No podía permitir que mi hijo se hundiera junto conmigo en esa prohibida pasión.

Trató de meter sus manos a los lados de mi cuerpo para abrazarme, yo levanté seductora mis brazos sobre mi cabeza doblando los codos para acariciarme el pelo, Lalo puso su cabeza entre mi cuello y mi hombro con su cara hacia fuera quedando a la altura de mi axila, sentí sus besos en esa zona, me parecieron raros pues nadie nunca me había besado ahí, pero me agrado y me pareció excitante por su misma rareza.

No te huele feo... dijo Lalo besándome suavemente la axila, y lamiéndola lento... y no sabes mal, un poco saladita por el sudor, pero hasta hueles bonito.

Nunca he olido feo de ahí, y ni de ningún lado... dije riendo ruidosa tratando de bajar mi brazo algo apenada, pero Lalo me pidió que me quedara así un poco mas, sentí de nuevo sus besos tiernos pasando su cara para besarme la otra axila en igual forma... ¿Por qué me besas ahí mi amor, te gusta?

Si Sofi, me encanta... me contestó llamándome por primera vez en su vida por mi nombre en lugar de decirme mamá o mamita, me sonó raro pero me agradó... hueles bonito, a perfume y tu sabor es sabroso.

Que cosa dices Lalito... dije riendo sintiéndome extrañamente feliz, dejándolo lamer mi axila, sintiendo como el pezón de ese lado se erizaba poniéndose duro y erecto, mandando la señal de excitación a todo el cuerpo... ¿Cómo se te ocurrió eso?

Siempre me ha gustado verte las axilas, se te ven muy bonitas y me dan ganas de tocártelas... dijo mientras besaba y lamía mi piel... pero nunca me habías dejado hacerlo. ¿Qué sientes de que te bese aquí?

Bonito, me gusta y más porque tu eres el que lo hace... dije sensual besando su oreja... oye mi amor, ¿Por qué me hiciste esto?

Ya te dije Sofi... dijo sin dejar de besarme... me gustan tus axilas desde siempre.

No mi amor, no hablo de mis axilas... dije riendo nerviosa... te pregunto de ¿Por qué me hiciste coger contigo?

Mira Sofi no quiero hablar de eso... me contestó amable... luego platicamos. Ahorita no, te prometo que después te digo.

Bueno, mi amor, esta bien... le contesté aceptando para evitar una discusión que arruinara ese momento... te creo. Mmmhhh que ricos besitos me das.

Lalito continuó besando y lamiendo mis axilas por unos instantes mas, sentí en mi interior su verga reaccionar de nuevo ya se le había bajado casi por completo, pero por su tamaño aun la tenía dentro de mi, así que cuando se le volvió a parar, me llenó rápidamente de nuevo haciéndome suspirar de pasión. Mientras tanto él había dejado mis axilas y ya estaba mamándome un pezón, yo excitada inicié un leve movimiento en mi cadera frotándome contra su pelvis, sintiendo mi clítoris irrigarse de sangre y ponerse erecto en busca de caricias sensuales, su cadera se movió también al compás mío dando círculos sin despegar nuestras pelvis, con nuestros húmedos vellos enredados unos con otros confundiéndose el hirsuto pelambre en uno solo, nos frotábamos mientras el mamaba mi leche que ya se me había acumulado de nuevo, para calmar nuestra sed de lujuria y lascivia.

Los movimientos se hicieron más amplios, yo estaba cogiendo muy rico y sentía por primera vez en mi vida un placer intenso, pensé para mí, como un chispazo en mi mente, que yo había hecho a mi hijo a mi medida exacta, y reí para mis adentros ante mi ocurrencia, como la posición que tenía para mamarme era muy forzada para él, pues es mas alto que yo, le pedí que me dejara subir y así él podría disfrutar de mis senos y mis nalgas como él quisiera. Lalo aceptó pero en lugar de sacarme su verga rápido, lo hizo muy despacio dándome la impresión de que nunca iba a terminar de sacármela y haciéndome sentir que era más larga de lo que en realidad la tiene. En cuanto se puso boca arriba yo me subí en él dándome cuenta de lo mojadas que teníamos las sabanas, pensando que las iba a cambiar al terminar de coger, bueno después de saborearme lo más posible.

Tomé su verga con mi mano y la apunté hacia mi vagina sosteniéndola mientras me encajaba esa deliciosa barra masculina hasta el fondo de mis entrañas, sintiéndola firme dentro de mí, le pedí que se moviera lento mientras yo estaba montada en él con las piernas dobladas debajo de mí. Así lo hizo meciéndome con su cadera y meneando ese falo exquisito en mis profundidades, frotando mi clítoris que estaba presionado contra su pelambre, mandando a todo mi ser sus eróticas descargas que calentaban mi piel y la hacían transpirar, yo también me movía en círculos leves que poco a poco aumentaron de intensidad sentí unas febriles manos en mis senos estrujándolos y moviéndolos en círculos por todo mi sudoroso pecho que brillaba con los reflejos de la débil luz que entraba por las ventanas, apoyé mis manos en mi cintura sintiendo en ellas el meneo de mi culo encima de ese joven cuerpo, de pronto él se sentó y su cara quedó frente a la mía, me abracé a su cuello besándoselo, y haciendo figuras con la punta de mi lengua sobre esa sensible parte, en tanto que él me tomaba de las nalgas para atraerme mas a él, clavándome en él, pero perdiendo algo de soltura, al darme cuenta de ello cambié mi movimiento y ahora desplazaba mi cadera de adelante a atrás, cabalgándolo primero lento y después casi con furia, me separé un poco de él irguiéndome para poner mis senos al alcance de su boca, el se prendió de mi pezón y lo empezó a mamar con mucha fuerza, ahora era yo quien bombeaba contra mi hijo sintiendo su masculinidad en mis adentros sobándome y penetrándome la vagina en toda su longitud, sentí su dedo explorando mi ano entrando en él, relajé mis nalgas disfrutándolo, pero viniéndome en seguida en otro escandaloso orgasmo, arrastrándolo conmigo para que Lalito liberara otro torrente de semen que me volvió a irrigar mi interior, pero del cual salió de mi vagina una gran cantidad, derramándose sobre la misma verga que la había depositado en el profundo túnel femenino.

Se dejó caer hacia atrás agotado y exprimido, jalándome junto con él abrazándome con tierna pasión haciendo que me sintiera protegida en esos fuertes brazos que apenas unos poco años antes se refugiaban en mi, buscando seguridad, protección y amor. Me relajé y apoyé mi cabeza en su pecho, no supe cuanto dormí, pero el llanto de la niña me despertó sobresaltada, viendo a través de la ventana que ya había amanecido. Me levanté sintiendo como la erecta verga de mi hijo salía de mi vagina, Lalo trató de detenerme pero le expliqué que la niña estaba llorando y que debía regresar a la recámara para atenderla. Recogí mi pantaleta y me la puse con prisa llevándome en al mano el camisón poniéndomelo mientras corría a mi habitación. Solo temía que Mario se hubiera despertado y preguntara lo sucedido. Entré al cuarto apresurada. Pues la niña lloraba desesperada, al entrar lo primero que buscaron mis ojos fue a Mario, la imagen me cayó como una bendición. Mario dormía profundamente sin inmutarse del llanto de su hija, corrí a la cuna de la bebita y la cargué en mis brazos sacando mi seno del camisón y metiéndolo en su boquita, la niña mamó hambrienta con grandes tragos, me acosté en mi cama pues sentía todavía mucho sueño y me coloqué a la bebita en mi regazo para que continuara comiendo de su madre, a mi nariz llego el olor de mi cuerpo impregnado de sexo, me prometí dormir un poco mientras la niña terminaba de mamar, para levantarme a bañar y cambiar la ropa de cama de Lalito, bañada de nuestras eyaculaciones y secreciones.

La actividad volvió a lo normal, los días pasaron rápidamente, Lalo y yo aprovechábamos al principio todas las tardes para coger, en esas tardes le entregué por completo todo mi cuerpo, su verga conoció a la perfección todas mis entradas, la penetración de mi ano fue hasta cumplir un mes de nuestro primer encuentro, que aunque había sido violento y sin cariño, los dos lo teníamos muy presente.

Justo después de que me penetró por el ano, me puse firme y lo presioné a confesarme porque había hecho que ocurriera todo esto, le hice ver que no estaba arrepentida ni mucho menos, pero tenía la necesidad de conocer que era lo que había provocado esa actitud de él.

Anda mi amor, dímelo... le pedí cariñosa mientras le acariciaba sus testículos después de haberme cogido por primera vez en mi ano... necesito saberlo.

Pero ya no tiene caso Sofi... me contestó, ya no había vuelto a decirme mamá, y cuando Mario me preguntó sorprendido por qué no lo hacia, le contesté que yo misma se lo había pedido para tratar de que tuviera mas seguridad en él y fuera mas sociable con sus compañeros, no sé si me creyó o no, pero parece que para él eso era suficiente... ya ha pasado mucho tiempo y te he prometido que no va a volver a pasar otra vez.

Pero entiéndeme mi amor para mi es importante pues si fue por culpa mía debo saberlo y no cometer el mismo error otra vez… le pedí.

Al principio fue por curiosidad de verte desnuda... dijo pensativo... faltaba a la escuela un día a la semana, para regresar a la casa y entraba por atrás cuando estabas en el baño. Te espiaba desde la azotea y te vi varias veces masturbándote.

Pero nunca me di cuenta... dije algo ruborizada... ¿En donde te escondías?

En mi clóset, la mochila la dejada en el hueco entre las flores... dijo sonriendo... y un día oí que te hablaba Juan José. Y te pusiste de acuerdo para que te visitara, le dijiste que te lo ibas a coger, y de ahí nacieron mis celos.

¿Estabas celoso mi amor?... le dije divertida y halagada... de haberlo sabido no lo hubiera hecho, pero si te llevas muy bien con Juan y con Mario, jamás me lo imaginé.

Pues si, siempre he tenido celos de Mario y de Juan José... me confesó molesto... por eso te espiaba y te tomaba videos encuerada y masturbándote, también te tomé unos cogiendo con Mario. Y espere tu cita con Juan José y fue muy fácil grabarlos, dejé la cámara escondida en tu cuarto.

¿Pero qué fue eso de vender los videos?... pregunté intrigada... ¿De donde se te ocurrió eso?

Pues fue porque me gustaba una maestra y quería cogérmela, pero no sabía cómo hacerle... me contó complaciente... un amigo me dijo que a él lo había aconsejado alguien en el Internet, cuando quería cogerse a una tía suya y le había salido bien y se pudo coger a su tía. Me dio la dirección y lo busqué, lo demás ya lo leíste, y le vendí algunos videos.

¿Pero cuales videos le vendiste?... pregunté preocupada.

Primero fue uno mientras te masturbabas y te mamabas tu sola los senos, porque en los otros estabas vestida y no me los compraron, tampoco donde estas bañándote, pero vendí uno de Mario cogiendo contigo... me dijo ruborizado... y los tres de Juan José se los vendí después. Pero esos eran muy comunes y no me dieron mucho dinero por ellos, además de que eran los primeros que había tomado.

¿Me tomaste las tres veces con Juan? Pero que muchacho eres... dije apretándolo fuerte el pene bromeando... ¿Pero porque te pusiste tan grosero conmigo? Hasta me pegaste.

Ya no me recuerdes eso Sofi... me dijo ruborizándose... es que tenía miedo y me dijeron en el Internet que si tenía miedo lo mejor era ponerme agresivo y así podía dominar yo,

Pues eso si fue cierto... dije pensativa... Pero me asustaste mucho, y hasta llegué a creer que lo habías heredado de tu padre. Sentía mucho miedo.

Pero ya ves que no... me confirmó besándome... yo tenía mas miedo que tú. No sabia como lo ibas a tomar y que me ibas a hacer. Pero ya no me lo recuerdes, siento feo cuando me acuerdo.

¿Y te cogiste a la maestra?... le pregunté curiosa y celosa, cambiando la conversación.

No, pero me cogí a alguien mucho más bonita y mucho más buena... dijo apretándome un seno.

Oye Lalo, tengo miedo de que alguien vaya a comprar las películas y me reconozca... le dije pensativa... ¿Las puedes recuperar?

No las vendí... me dijo sorprendiéndome, yo daba por un hecho que Lalo había vendido las películas... nada mas vendí las que te dije y de ti y Juan José y con eso compré las otras dos cámaras y el equipo de control remoto, pero fue todo.

¿Y por qué no las vendiste? El tal Goliat parecía muy entusiasmado en comprártelas... dije intrigada... ¿Qué fue lo que pasó?

No me mandaron nunca el dinero, y yo no les puse las películas... querían que se las enviara y según ellos las iban a revisar y si las aceptaban me enviaban mi dinero, pero un amigo me dijo que a él, se lo estafaron y nunca le pagaron unos videos muy buenos.

¿Pero y si alguien conocido compra la película y me reconoce a mi o a Juan?... le pregunté curiosa y preocupada.

No tengas miedo de eso. Esas películas las venden en Asia como intercambio... me explicó como trabaja esa gente... ellos manda para acá películas asiáticas y las de aquí se las mandan para allá, pues a los orientales también les preocupan que los reconozcan y como la mayoría de las películas son con gente que se deja grabar, se les asegura que no los van a reconocer, para que acepten filmar, además de que les pagan muy bien.

Ah ya veo, entonces ahorita me ha de estar viendo un chinito toda encuerada ¿No es así?... dije dándole una mordida en el brazo... Y ¿Qué le hiciste a las películas?

Yo las tengo todas... me dijo... ¿Para qué quieres saber?

Por curiosidad nada mas... dije pensativa y agregué... ¿Sabes una cosa? Me gustaría verlas bien a ver como salgo.

Si quieres te las pongo... me ofreció... tu dime cual quieres ver.

Todas, podemos verlas poco a poco... le dije... Pero ten cuidado de guardarlas bien, no las vaya a encontrar Mario y entonces si se me arma.

Bueno entonces te voy a poner las primeras que te tomé en el baño... me comentó emocionado.

Bueno a ver como me veo... dije con una risita nerviosa y divertida.

Así pasamos varias tardes viendo todos los videos que había tomado Lalo, me di cuenta que es bueno en eso y que además se le facilitaba hacerlo, fueron pasando los días, las semanas y los meses hasta completar dos años desde nuestro inicio como amantes. Claro está que la euforia de los primeros días cambio a una excitante rutina, pues a los dos nos encantaba hacernos el amor. Lalo entró a la universidad y nuestra vida cambió un poco, ahora tenía mas actividades que antes y nuestras sesiones de sexo se limitaron a casi una o dos veces por semana, y siempre en el cuarto de él, pues la niña también había crecido y ya iba al preescolar.

Mi vida sexual con Mario se volvió prácticamente nula, ahora lo hacíamos casi una sola vez al mes y mas bien parecía que me cogía por compromiso. A mi eso no me importaba mucho pues nuestra sexualidad era muy simple, ni yo le mostraba interés ni el se esforzaba por complacerme. Hasta que una noche que llegó algo tarde como había acostumbrado a hacerlo los últimos meses, me llamó a la recámara para hablar conmigo.

Sofi quiero que hablemos de algo muy serio. Me he dado cuenta de muchas cosas que están pasando en nuestras vidas y precisamente de eso quiero hablar contigo... yo sentí que la tierra se me abría, y la vergüenza acudía a mi rostro pintándolo de rojo encendido. Mis manos empezaron a temblar, anticipando lo que Mario me iba a decir, mientras él trataba de evadir mi mirada, yo sabia que era para no crear un conflicto mayor pues nunca le gustaron los problemas y siempre ha tratado de evitarlos a toda costa, cuando iba yo a explicarle por que estaban pasando esas cosas en nuestra casa, él me hizo una seña para que lo dejara hablar... permíteme seguir ahora que tomé valor para hacerlo. Pero es necesario decírtelo ya, no aguanto lo que estamos viviendo tú y yo, lo que esto está afectando a Lalo en su futuro, pues sé que ya casi no sale por estar contigo todo el tiempo.

Mario déjame explicártelo por favor... intenté justificarme ante mi marido que si bien no era el mejor amante para mi, siempre se había portado bien con nosotros y cuando la niña nació buscó mejorar su trabajo sin importarle el tiempo que debería dedicarle a su empleo, y ahora yo le pagaba traicionándolo y con mi hijo... perdóname, no sé que me pasó pero te aseguro que todo ha sido mi culpa.

Mira Sofi por favor déjame terminar de una vez... me ordenó levantando la voz pero si llegar a gritarme... Yo sé bien que lo que esta pasando no es tu culpa, y si alguien es culpable solo lo soy yo por descuidarte y alejarme de ti, pero no tenía otra opción. Ese alejamiento mío es lo que ha provocado esto, que es una consecuencia que se podía esperar desde hace mucho tiempo.

¿Desde cuando lo sabes?... le pregunté escandalizada con el llanto a punto de salir... ¿Por qué nunca dijiste nada?

Lo supe siempre, prácticamente desde que comenzó... me dijo mirando al suelo para ocultar un desconsolado gesto de llanto... desde las primeras veces me di cuenta de que eso iba a cambiarnos la vida a todos.

Pero no es justo para ti... insistí ya en pleno llanto de vergüenza por la nobleza de ese buen hombre... ¿Por qué te callaste tanto tiempo? No lo entiendo ¿Acaso no te dolía, no te lastimaba, no sentías coraje por mis rechazos? ¿Qué pasaba contigo Mario?

No quería lastimarte... me dijo con un llanto franco y abierto... Sé lo importante que es para ti la familia, además tenía miedo de que la gente lo supiera, pero ya no aguanto mas esta tensión Sofi, por eso te quiero pedir el divorcio, es lo mas justo para ti, te prometo que no les faltara nada a ti y a los muchachos, pero me enamoré de ella y no quiero seguir lastimándote. Por favor perdóname, y no me guardes rencor, te juro que me enamore sin darme cuenta. Y me quiero casar con ella, desde hoy me iré a vivir a su casa, perdón por ser así pero te doy mi palabra de que no lo hice a propósito.

¿Qué?... fue lo único que pude decir durante unos instantes, la confesión de Mario y el pedirme el divorcio por haberse enamorado de otra mujer, nunca me lo hubiera imaginado. Quedé impactada pero no por la razón que Mario pensaba... ¿Estás enamorado de otra mujer, desde hace mucho? ¿Y te quieres divorciar?

Si Sofi, ya no puedo seguir así... me dijo mas calmado... me voy, yo arreglo todo, no te preocupes no les va a faltar nada. Luego vengo por mis cosas. Por favor perdóname.

No Mario tu eres el que debe perdonarme a mi... exclamé con la intención de contarle lo que estaba haciendo con mi hijo, pero puso su mano en mi boca haciéndome callar y yo con cobardía callé y no dije mas.

Adiós Sofi… se despidió.

Adiós Mario y gracias por todo... dije entristecida por esa parte de mi vida que se terminaba.

Como es de imaginarse nuestra vida cambio bastante, solo que desde ese día de la partida de Mario Lalo durmió conmigo todas las noches y pasamos a la niña a su recámara, haciéndola feliz al tener su cuarto para ella sola. Traté de planear muy bien mi vida, para que no nos la complicáramos con alguna indiscreción de nuestra parte. Las visitas con mis tías continuaron en forma recíproca y jamás sospecharon nada, mis padres me habían dejado otras dos casas en diferentes ciudades del país, así que con la pensión que Mario le enviaba a la niña, pues no acepté más dinero de él. Y con las rentas de las casas nos dábamos nuestros lujos y nunca tuvimos necesidades.

Lalo continuó estudiando y se graduó de la universidad, decidimos irnos a vivir a la casa mas alejada de nuestra cuidad y empezar nuestra nueva vida otra vez, solo que ahora lo haríamos como matrimonio, yo me dedique a cuidar de mi cuerpo asistiendo diario al gimnasio y conservándome delgada en lo que cabe pues Lalo no quiso que enflacara para no perder mis encantos que tanto le gustaban, pero aun así yo me veo mucho mas joven de lo que soy y no parezco mucho mayor que Lalo, ahora llevamos una vida de pareja y hemos hecho un circulo de amistades muy bonito, son sus compañeros del trabajo y algunas amigas del gimnasio con sus esposos, nada nos falta pero de un tiempo para acá Lalo me ha pedido que me embarace pues quiere ser padre, yo aun conservo un cierto temor de no sé que cosas y no me animo a hacerlo, pues he leído las consecuencias de hijos de incestos, claro está que la mayoría nace sin problemas pero siempre existe un riesgo.

Pero otra cosa que ha surgido entre nosotros y que es la que mas me preocupa, es que el carácter de Lalo se esta volviendo agresivo, pues cuando le dije que no deseaba embarazarme me tomó por los hombros sacudiéndome con violencia solo ha sido esa única vez y después me pidió perdón, sin embargo sigue insistiendo en que debo embarazarme, y veo que se molesta porque no acepto y no escucha mis razones. Realmente no me decido a tomar una decisión aun. Pero la razón por la que me he sentido preocupada de su carácter, es por que recibí noticias de mis tías acerca de Manuel, el padre de Lalo, se encuentra recluido en un sanatorio para enfermos mentales por haber asesinado a varias personas en otro país. Eso no me permite ser completamente feliz y siempre tengo esa duda en forma de molesta espinita. Afortunadamente al comentar con Lalo acerca de su padre y de pedirle que fuera a hacerse unos estudios con profesionales de la ciudad el accedió sorpresivamente para mi, pero poniéndome por condición mi embarazo.

Ahora aun no he quedado embarazada pero ya estamos escogiendo el nombre del futuro bebé.

Esta es mi historia y agradezco al escritor que me ha ayudado para hacerla llegar a ustedes, espero que me comprendan, pero tenía la necesidad de platicar mi vida pero no me atrevo a hacerlo con nadie en persona por las razones obvias, afortunadamente existen estos foros para quienes tenemos este tipo de secretos, ha sido un desahogo para mi y si desean hacerme comentarios los agradeceré y los contestaré, así sabré que alguien me ha escuchado y comparte conmigo mi secreto, por supuesto que Lalo no sabe nada de esto, por esa razón pueden escribirme al correo del escritor, que amablemente me hará llegar sus comentarios si es que los hubiera. Gracias.