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Ayuda materna 6

en Amor filial

AYUDA MATERNA 6

Juliana y yo entramos al baño para asearnos de los fluidos que estaban impregnados a nuestras pieles, nos bañamos una a la otra sin dejar de acariciarnos y besarnos apasionadas y felices por nuestro reencuentro, pasaron los minutos rápidamente y sin desearlo tuve que salir de la casa de mi hermana, despidiéndonos con un candente beso, antes de abrir la puerta para mi salida, con la promesa de iniciar al día siguiente los ejercicios para la lactancia, yo aun dudaba que la intensión de Juliana para lactar fuera verdadera, pero mi convicción de volver a tener leche en mis senos se había afianzado mas en mi voluntad, estaba decidida y lo iba a hacer.

Pasé a comprar comida preparada y llegué a casa antes que Fito, fui directo a la cocina, conociendo a mi hijo como yo lo conozco, sabía que llegaría con hambre, así que puse las raciones en el horno y esperé a oírlo llegar para encenderlo y recalentar. Mientras esperaba mis recuerdos vinieron a mi mente, a ese tiempo de mi juventud, en que Juliana y yo nos dedicábamos a nuestro despertar sexual, nuestro inicio lleno de curiosidad e ignorancia, mi mente voló a esa noche en que por primera vez nos dejamos llevar por la inquietud sexual.

Estaba acostada en mi cama, yo tenía mi recámara sola, y las gemelas dormían en la habitación contigua, ellas tenían camas individuales, oí abrirse la puerta y los pasos de Juliana que se acercaba a mi cama. Pasó por encima de mí para acomodarse en el lado libre del lecho.

  • ¿Me dejas dormirme contigo? —me preguntó Juliana mientras se metía debajo de las cobijas— está lloviendo y me dan miedo los truenos.

  • Está bien —dije yo divertida pues ya esperaba su visita al ver que empezaba a relampaguear— pero no me quites las cobijas o te mando a tu cama.
  • Si, me voy a portar bien —respondió Juliana pasándome su brazo por la cintura— pero abrázame que hace frío.
  • ¿Y Yuli, se quedó sola? —le pregunté, solo por hacer conversación en tanto me llegaba el sueño que se me había quitado por la llegada de Juliana— falta que vaya a venir también.
  • Sí está sola, pero a ella no le asustan los truenos — me contestó Juliana apretándose más a mi tras el resonar de un relámpago— Huy como me asusta ese ruido, por más que trato de controlarme no puedo.
  • Calma July nada va a pasar están cayendo muy lejos de aquí —le dije frotándole la espalda sintiendo su temblor, sus manos las unió en su pecho y se dejó rodear por mis brazos— ya no pienses en los rayos, vamos a hablar de otra cosa para que te distraigas.
  • Si es lo mejor —dijo mi hermana estremeciéndose al sonido de otro trueno— ¿De qué podemos hablar?
  • De lo que tú quieras —le respondí sonriéndole para animarla— ¿Qué te gustaría platicar?
  • Ah, pues hay algo que quisiera saber —dijo pensativa acariciando mi pecho con uno de sus dedos— pero no te enojes ni me vayas a acusar.
  • ¿Ay pues que quieres saber? —dije con curiosidad, sin imaginarme lo que iba a oír— dime y te aseguro que no me enojo ni te acuso.
  • Bueno, confío en ti —respondió entre emocionada y nerviosa— dime como besar.
  • Ay pues como te voy a decir eso —respondí riendo divertida— no sé cómo besar, no he besado a nadie todavía.
  • ¿En serio no has besado a nadie? —preguntó elevando la voz escandalizada— ¿A ningún muchacho?
  • A nadie, —respondí riendo ante la pregunta— por lo que veo tu tampoco, ahora dime ¿A quién quieres besar?
  • Toda vía a nadie —respondió con la mirada pícara— pero cuando me toque quiero saber cómo se hace para no quedar mal.
  • Huy, pues está difícil que lo hagas sin nadie con quien practicar —dije suspirando— necesitas un muchacho para entrenarte.
  • Oye Naty, ¿Y a ti no te gustara saber cómo besar? —me preguntó después de un rato de silencio— antes de que lo hagas con un novio.
  • Pues claro que me gustaría saber —respondí suspirando suavemente— pero tampoco tengo a nadie a quien me gustaría besar.
  • ¿Y si practicamos entre nosotras? —soltó la pregunta y quedó expectante de mi respuesta, aguantando la respiración— ¿Qué opinas?
  • Ay tonta, ¿Cómo crees? —respondí algo desconcertada, pues no esperaba esa propuesta de Juliana— ni que fuera maricona.
  • Pues yo preferiría practicar contigo a hacerlo con cualquier tipo que ni siquiera me guste—alegó Juliana con algo de insistencia— además somos hermanas y no ha de ser tan malo que lo hagamos.
  • Ay qué cosas se te ocurren, mejor vamos a dormirnos y deja de decir tarugadas —le dije en mi papel de hermana mayor pero con la curiosidad creciendo lentamente dentro de mi— ya duérmete y déjame dormir.
  • En serio Naty, no es broma, yo prefiero que me beses tú y no algún fulano que solo me vaya a dar asco —me dijo mirándome fijamente, por primera vez vi esa mirada en sus ojos y me sentí arrastrada por ellos— lo he pensado mucho, además quien se va a enterar, yo no le diré a nadie.
  • Pues ay July, es que no es natural —argumenté débilmente más inclinada a probar la propuesta de mi hermana que de rechazarla— somos mujeres y las mujeres no se besan entre ellas, solo las mariconas.
  • Ay si entiendo todo eso —rebatió mi respuesta y a su vez añadió— pero una boca es una boca, sea de hombre o de mujer, no cambia en nada, solo lo de afuera pero de los labios para adentro es igual en los dos sexos.
  • Ay July, no sé qué pensar —dije casi sin voz ni fuerzas para negarme su dedo jugaba con el canal de mis senos ya desarrollados y de un tamaño más que aceptable— mira déjame pensarlo y después hablamos.
  • Ay no Naty, si no lo hacemos ahorita que estamos aquí, ya no lo haremos nunca —dijo pasando su dedo ahora cerca de mi pezón, el cual me percaté que lo tenía erecto, sintiendo el conocido cosquilleo sensual que me irradiaba señales electrizantes a otras partes de mi cuerpo, despertando mi excitación— anda hermanita, ¿Tan fea soy que ni mi propia hermana me quiere besar?
  • Ay July, bien sabes que no eres fea, eres una chica muy bonita —dije suspirando y lanzando un suave gemido al sentir su dedo rozando mi ansioso pezón— pero no creo que esté bien que nos besemos de esa forma.
  • Mira Naty, tu cierra tus ojos y piensa en alguien que te guste —me propuso Juliana acercándose más y frotando su dedo descaradamente en mi pezón que ya parecía de piedra. Sentía mis senos subir y bajar por mi agitada respiración, nunca había imaginado nada así y menos con mi hermana que agregó casi susurrándome— Déjate, yo hago todo.

Sin pensar más, obedecí dócil y cerré delicadamente los ojos, y por instinto levantando ligeramente mi barbilla, respirando ansiosa por la inesperada caricia de Juliana, mi hermana menor me estaba seduciendo para besarnos y conocer lo que se sentía esa Íntima caricia entre nosotras. Olí su aliento fresco y juvenil, que me envolvió y detuvo el tiempo, el aire que exhalábamos se mezcló entre nuestras cercanías, nos bebimos una a la otra con deleite y erotismo, mi piel se erizó de pies a cabeza, el corazón me latía y retumbaba en mi cabeza, me sentía temblar a la vez que mis brazos y manos percibían también el temblor incontrolable en Juliana.

Su mano plantó su palma en mi seno apoderándose de él, llenándola oprimiéndomelo agradablemente, sintiendo en mi teta por primera vez, una mano que no fuera la mía, su boca estaba a pocos centímetros, respirábamos el mismo aire, mi abdomen se contraía sin poderlo controlar, sentí un vacio en mis entrañas totalmente desconocido, mi vagina me dio aviso de su humedad al enviarme señales de su calor y su desborde, mojando mi vulva de adentro hacia fuera, me sentía cómoda e incómoda, la contracción en mi interior aumentó sacando el resto del aire de mi cuerpo, el cosquilleo incesante se volvió un torbellino de sensaciones placenteras y excitantes, mis pulmones dejaron de trabajar al sentir por fin el roce de los labios húmedos y tibios de Juliana tocando los míos, cada vez mas presionados, mojándomelos con su saliva para quitarme la resequedad expectante y ansiosa, mis labios respondieron instintivamente, presionándose a su vez contra los de Juliana que ya se posaban más ampliamente en mi boca.

Permanecimos no sé cuánto tiempo con los labios cerrados y unidos, rozándonos besándonos, pero la naturaleza se encargó de guiarnos a explorar la caricia, no recuerdo cual boca se entreabrió primero. Solo está en mi memoria la sesión desesperada de chupetes, lamidas, succiones que nos dábamos olvidando por completo toda prohibición existente, eso era lo permitido para nosotras en aquel momento inolvidable, me percaté que mis manos paseaban por el cuerpo de July, al igual que las de ella tocaban mi seno, mi espalda, nalgas y piernas, yo sujetaba su culito delicioso sentía la división entre sus nalgas y mi dedo pasaba por ese escondido canal haciéndola estremecer al acariciar su sensible ano.

Nuestras piernas se separaron y nos empiernamos, ella metió su muslo entre los míos y atrapó el mi entre los suyos, quedamos montadas lado a lado, con muestras vulvas apoyadas entre nuestros muslos, la lujuria nos permitió explorarnos libremente, sentí como Juliana trataba de sacar mi seno del camisón sin poder lograrlo y sin más la ayudé metiendo mi mano entre la delgada tela sujetando entre mi mano la endurecida masa de carne trémula, con su remate endurecido y contraído por la excitación que me invadía, observé como Juliana miraba ansiosa como iba yo sacando mi teta para liberarla de mi ropa y ofrecérsela como si fuera una rebosante copa grande y redonda, dejé libre mi seno ante su cara, que lo miraba fascinada, lo tocó por primera vez desnudo, pellizcó el pezón arrancándome un gemido voluptuoso, al sentir como esa simple caricia irradiaba tanto placer y lascivia a mi cuerpo, mi piel se erizó mas, mi axila cosquilleó, mi abdomen sufrió una nueva contracción y mi vagina anegó mi pantaleta.

Quedé expectante, a la reacción de Juliana al tener mi seno grande y hermoso frente a ella, a su disposición total, lo veía subir y bajar acompañando a mi respiración. Juliana acercó lento su cara a mi teta, vi como sus labios avanzaron para besar mi pezón, sentí apenas la caricia pero eso bastó para que mi cadera iniciara un vaivén sensual frotando mi vagina en el muslo de mi hermana, mientras que sentía como Juliana devolvía la misma caricia a mi muslo frotando a su vez su vulva en mi piel humedeciéndomela, mientras a mi olfato llegaban los inconfundibles aromas de nuestra sexualidad.

Su lengua apareció como saeta y acarició mi pezón y la contraída areola, lengüeteando y lamiendo mi piedra preciosa, un suspiro profundo salió de mi pecho agradeciendo que sus labios tomaran entre ellos mi ansioso botón, succionándolo con fuerza tal que las mejillas de Juliana se hundieron en su cara, la sentí mamarme, fuerte y desesperada, mi mano buscó ansiosa sus juveniles senos aun en desarrollo, Juliana levantó su brazo desnudo para permitirme coger el seno en mi mano, me sorprendió su tamaño, ya tenía una talla considerable que delataba lo exuberante que iba a ser su cuerpo, su pezón ya era de muy buen tamaño y se adivinaba que crecería más todavía, acaricié con deleite la teta de Juliana, provocándole gran placer, pues sentía sus ahogados gemidos en mi seno cada vez que estrujaba el suyo o pellizcaba ansiosa su pezón.

Nuestro cabalgar sobre los muslos aceleró su ritmo, percibía claramente como el borde de mi pierna estaba totalmente mojado por las secreciones vaginales de mi hermana, tal y como seguramente mi vagina estaba bañando con mi néctar la tersa piel de Juliana. La cabalgata debía llevarnos a alguna consecuencia, mi movimiento aumentó su velocidad y su fuerza, la boca de Juliana se había prendido de mi pezón deliciosamente y me mamaba con inesperado frenesí, yo me frotaba cada vez más fuerte, a la par que sentía la misma reacción en mi muslo atrapado y montado por esas piernas firmes y fuertes, juliana restregaba su vulva frenética mamaba y resoplaba, se apretaba a mí en un abrazo, sujetando mi nalga con su mano mientras se oprimía mas fuerte contra mi muslo, a la vez que yo sentía que llegaba a mi meta, mis entrañas contraídas y endurecidas estaban listas para ese crucial momento que marcaría una época de amor y sensualidad en nuestras vidas, el momento se aproximaba desenfrenadamente, ansiosa sentía llegar a culminación de nuestra entrega.

Mi cuerpo no soportó mas tanto placer y explotó incontenible entre sollozos ahogados para que no fuéramos escuchadas, las contracciones me acometieron al momento que sentí el grito apagado de Juliana en mi seno palpitante, con un incontrolable frotamiento contra mi pierna, deteniéndose por unos instantes para gritar con mi pezón dentro de su boca silenciándola casi por completo pero sin poder impedir nuestro contoneo que acompañaba las erupciones de nuestros volcanes internos, sentí la humedad en mi vagina y en mi pierna, mientras las contracciones estremecían mi cuerpo, haciendo palpitar todo mi cuerpo sudoroso y agotado, percibiendo que también Juliana era acometida por el mismo temblor involuntario, que lentamente iba disminuyendo en intensidad al igual que los espasmos de mis entrañas que exprimían hasta la última gota, los jugos de mi éxtasis.

El ruido de un auto me devolvió al presente, después de haber disfrutado de ese bello recuerdo de mi primera juventud con mi hermana, al haber tenido nuestro despertar sexual de manera tan hermosa e intensa. Al moverme para encender el horno me percaté de mi humedad vaginal, me sentí a gusto conmigo misma, al permitirme gozar lo que la vida me ofrecía sin hipocresías ni prohibiciones de ninguna índole. La voz de Fito me llamó alegre como campanilla.

  • Mamá ya estoy aquí, ¿Dónde estás? —preguntó alegre—

  • Acá estoy amor, en la cocina —dije sonriendo para mí— lávate para que te sirva de comer.
  • Qué bien —respondió de inmediato— me muero de hambre.

Lo oí entrar al baño y escuché el ruido del agua al orinar con su fuerza acostumbrada, para después abrir el grifo y lavarse las manos, en instantes apareció por la puerta su imagen, bello, irresistible, mi vagina dio otra oleada de fluido al verlo. Se acercó a mi abrazándome por la espalda pegó su pelvis contra mis nalgas dejándome sentir una creciente erección de su verga, giré mi cara y le ofrecí mis labios recibiendo en ellos un apasionado y erotizante beso, al tiempo que sus manos atrapaban mis senos buscando mis pezones a través de la tela.

  • Anda amor vamos a comer que yo también estoy hambrienta —le dije besándolo nuevamente— ve siéntate y te sirvo.

Comimos vorazmente, los dos estábamos hambrientos, yo por mi sesión amatoria en el reencuentro con Juliana, y él por la edad,

  • ¿Qué hiciste hoy, mamá? —me preguntó Fito mientras comíamos, él estaba sentado a mi lado, de cuando en cuando acariciaba mi muslo desnudo bajo la mesa, pues ya me había subido toda la falda y yo había separado ya mis piernas para dejar que su mano me tocara donde él quisiera hacerlo, yo también apoyaba mi mano en su pene por encima de su pantalón— ¿Acaso te aburriste?

  • No amor, no me aburrí —respondí de inmediato mientras estrujaba su tronco con mi mano— fui a ver a Juliana, para que me dé clases de yoga, y por las tardes iremos a un grupo de lectura, empezaremos desde mañana cuando regresen tu papá y tus hermanas.
  • ¿Le preguntaste si puede darme clases de inglés? —me preguntó metiendo su mano en la unión de mis piernas, frotando mi vulva—
  • Ay, es verdad, discúlpame lo olvidé —dije pensando que ese plan de Fito complicaría en algo lo acordado por nosotras, ya en ese momento terminábamos de comer— pero le diré en cuanto la vea.
  • ¿Está en su casa ahora? —insistió Fito sobándome la vulva en círculos, sentí cómo tocaba mi pantaleta húmeda por mi anterior excitación con Juliana— estas mojada mamᅅ.. ¿Quieres hacerlo?
  • Si —atiné a decir simplemente, la pregunta me asombró, fue tan natural y sensual la forma en que lo propuso que sentí la oleada de excitación recorrer mi cuerpo— si tengo ganas de hacerlo amor.

Me tomó la cara con su mano y me giró más hacia él, ladee mi rostro hacia mi espalda y abrí un poco mi boca para recibir la suya que se unió a la mía, impetuosa y demandante, fue un beso ansioso y al poco me contagió con su lascivia, su mano vagó por mis senos, sacándolos de mis ropas. Pellizcó mis pezones endureciéndomelos y descargando intensos mensajes a todo mi cuerpo mi piel se erizó mis vellos del cuerpo se levantaron y la superficie blanca y suave de mi cuerpo, se cubrió con las bolitas que delataban mi excitación, mi vagina volvió a humedecerse. Besó mi mejilla y bajó a mi cuello succionándomelo, y mordiéndome, clavando sus dientes dejando sus momentáneas marcas en él, elevó mi seno con su mano y bajando su cabeza atrapó certeramente mi pezón entre sus labios, succionándome con tal fuerza que me hizo emitir un involuntario "Ay" más de sorpresa, que de dolor, pero en vez de detenerse por mi grito, le sirvió de estímulo para succionar más veces con la misma intensidad, la caricia fue tal que me retorcí de placer sentada aun en la silla, mi mano buscó afanosa su bragueta, mientras mis senos eran disfrutados por mi hijo, que me mamaba con tal goce, estremeciéndome sintiendo en mi espalda el subir y bajar de mi cosquilleo, los pezones eran la fuente de la lujuria en mi, irradiaban placer a todo mi cuerpo respiraba agitada, jadeante en mi desesperación por liberar su fastuosa verga que palpaba bajo la gruesa tela de la mezclilla, mi afán tuvo su recompensa sentí en mis dedos la palanquita del zipper y la corrí hacia abajo, mi mano hurgó dentro de la prenda pero no podía sacar el pene.

Decidí desabrochar el cinturón y el pantalón para facilitar mi intención, Fito me dejaba hacer, mientras mamaba uno y otro pezón o los juntaba y me los mamaba así, unidos en un mismo punto, haciéndome gemir voluptuosamente, me sentía cachonda, deseada, como nunca lo había sentido. Fito dejó de mamar unos instantes para dejarme liberar su pene, lo puse de pie frente a mí y de un tirón firme bajé ambas prendas hasta sus muslos, su verga estaba enorme, campaneo frente a mi cara, orgullosa y desafiante Fito cogió mi cabeza por los lados y la guió hacia su verga, sin más la tomé con ambas manos y apunté su cabezota a mi boca, la abrí al máximo para engullirla, apenas entró por mis labios la aprisioné y di un chupetón con todas mis fuerzas, oí un "Ah" de satisfacción y sentí la presión en mi cabeza para que continuara mamándoselo, no lo hice esperar, mi boca se dedicó a dar sus caricias tibias en la gran cabeza brillante y reluciente, con su sabor a esmegma de hombre joven y excitado, enloquecí con el peculiar olor de la verga de mi hijo su sabor invadió mi boca impregnándola al contacto, paladee ese gusto amargoso y ácido, con un toque salado, mi sorprendí sintiendo entre mis manos el poderoso tronco de su verga, maravillada por su grosor que mis dedos no alcanzaban a tocarse en las puntas de sus yemas, mis manos afanosas subían y bajaban acompasadas la suelta piel del pene, masturbándolo con fruición desmedida, la cadera de Fito empujaba y reculaba en mi boca fornicándomela, sus manos sujetaban mi cabeza mientras bombeaba y guiaba mi mamada en forma lenta y circular.

Fito gozaba de la boca materna que hasta hacía poco menos de un año solo le brindaba besos castos y cariñosos de madre amorosa, pero a partir de aquel día y del fin de semana reciente, se comportaba como la más enfebrecida de las amantes, y ahora le proporcionaba una intensa mamada dándole todo el placer que una mujer puede dar a su hombre, aunque ese hombre sea prohibido por la sociedad. Pero precisamente esa prohibición daba el toque especial al incesto, despertando mi lujuria y deseo por mi hijo. Trataba inútilmente de tragarme toda su verga pero no alcanzaba a metérmela toda, por lo que me dediqué a mamar solo lo que la naturaleza nos permitía, adoré esa cabeza y todo su sabor que de ella salía, su tranparente lubricante que brotaba en perlas por la punta de su ojito, las lamía golosa, mis manos trabajan en su tronco, pero yo deseaba mas, deseaba sentirme penetrada por esa potente verga, así que con gran pesar y dificultad suspendí la felación y le propuse.

  • Amor, cógeme, méteme tu verga mi nene —me oí y me asombré de lo que había dicho, en realidad me sentí una amante pero a la vez una madre pervertida— anda papi, cógete a tu mamita.

  • Sigue Naty, pero ahorita no dejes de mamármela —dijo con la voz apagada en un susurro— sigue mamándomela.
  • Espera amor también quiero que me la metas —le pedí sofocada apretándole el pene con mis manos fuertemente— cógeme mi amor, cógeme.

Me levanté de la silla sin soltarle la verga, quise bajarle más el pantalón pero él se adelantó a bajarse la ropa hasta los tobillos, en tanto yo me sacaba la pantaleta húmeda con la visible mancha en ella de mi jugo, él me miró sonriente, y yo en un arranque de lascivia le mostré la prenda con la mancha en ella, la acerqué a mi cara pegándola a mi nariz y aspiré profundamente mi aroma a sexo de mujer, en otro arrebato, metí algo de ella en mi boca y chupé fuerte mi sabor, confundiendo en mi paladar los dos gustos, el suyo y el mío.

Me miró sorprendido por un momento, pero en seguida me acerqué a él sonriendo libidinosa, su cuerpo tocó el mío y bajó su cabeza para besarme, pero impidió que me quitara la pantaleta de la cara, me besó a través de ella y así los dos saboreamos glotonamente mi sabor a sexo y lujuria, nunca imaginé hacer algo así con nadie, pero lo asombroso era que me nacía de la nada hacerlo con Fito, precisamente con mi hijo, dejándome caer en el tobogán de la perversión y la cachondez.

Me sabía depravada y eso me excitaba mas, le di la vuelta sobre sí mismo y lo coloqué frente a la silla empujando su pecho suavemente sin dejar de besarnos a través de la húmeda tela que ahora se mezclaba con nuestras salivas, lentamente interrumpió el beso y se sentó en la silla donde yo había estado sentada al mamarle su verga, saqué mi blusa por encima de mi cabeza dejándome el brasier son los dos senos fuera de él, subí mi falda por arriba de mi bajo vientre ofreciendo a su vista mi vulva ardiente, seductoramente me acerqué y abrí mis piernas para ir descendiendo con su cuerpo en medio de mis muslos, me tomó por las nalgas para sostenerme y guiarme hacia su dura vara, en pocos instantes sentí la potente cabeza tocar mis labios en flor, mi humedad influyó a que resbalara fácilmente dentro de mí, mientras me acomodaba firmemente para ser penetrada hasta la raíz.

Sus muslos duros me recibieron y soportaron mi peso, todavía Fito empujó mas su verga dentro de mí, toqué mi abdomen y sentí como la punta de su verga estaba por arriba de mi ombligo, estaba totalmente empalada por mi amado hijo, con mis tetas expuestas frente a su cara sujetadas por el delgado brasier enrollado bajo ellas, que oscilaban y bamboleaban con cada movimiento de nuestros cuerpos. Fito con mucha habilidad desabrochó mi brasier y liberó mis senos, después sin dejar de penetrarme pasó mi falda por arriba de mi cabeza dejándome totalmente desnuda, me sentí plena, voluptuosa, bella. El fornicar con mi hijo me llenaba completamente mi ser, en cuerpo y alma, por otra parte me sabía emputecida de placer, de lujuria, era la más depravada de las mujeres, pero no me importaba, no me remordía en lo más mínimo, comencé a cogerme a mi hijo, mi cuerpo empezó a subir y bajar deslizándome en esa verga parida por mí.

Subía y bajaba rítmicamente, con cadencia, con deleite, mis tetas eran jugadas por las manos y la boca de Fito que se regodeaba con ellas mientras su verga poseía a su madre, ahora él deseaba volver a mamar mi leche y yo haría todo lo posible por complacerlo, mis pezones eran mamados, chupados y mordidos por mi hijo, yo meneaba mi culo y me sujetaba a su cuello para tener más apoyo, levanté mi brazo y le ofrecí mi axila húmeda y aromatizada por mi sudor perfumado y nuevo, la chupó, me la lamió, y succionó cuanto quiso pasando de una a otra mientras yo cambiaba de manos para sostenerme.

Sus manos buscaron mis senos nuevamente y unieron los pezones, detuve un poco mi acelerada respiración para percibir todo el placer de ser mamada en las dos tetas al mismo tiempo por el mismo hombre, gracias a mi generoso tamaño de mamas, no le costaba esfuerzo alguno unírmelas, la succión fue una delicia que me hizo continuar con los lamentos y sollozos de la exquisita cogida que nos brindábamos, un reconfortante orgasmo acudió a aliviar un poco mi lujuria, y lo dejé llegar tranquilo, disfrutándolo, sintiendo como mis entrañas se contraían para soltar el cúmulo de espasmos deliciosos y acariciantes, Fito sintió en su tronco mi orgasmo y siguió meneándose bajo de mis piernas, sujetando mis senos y mamando goloso los alargados pezones. Recuperé mi movimiento dejándome llevar por la cachondez que me arrastraba a emputecerme mas y mas con mi nene, haciéndolo gozar como pocos lo han logrado, al fornicar con sus madres, me desmonté solo para cambiar mi posición y sentarme en sus piernas con su verga dentro de mí pero dándole la espalda para tener una mayor penetración, me sobrevino otro tierno orgasmo y otro más y otro hasta que perdí la cuenta de las veces que mi cuerpo agradecido respondía a mi hombre dándole las gracias por tanta pasión y tanto goce .

La dura barra de Fito creció en mi, su movimiento se hizo más rápido y más fuerte, me sujetó por la cintura y bombeó contra mi panocha que lo bañaba hasta los huevos, gritó con exhalaciones entrecortadas para detenerse un instante llenado de aire sus pulmones y apretándome más contra él, fornicándome como fiera descontrolada haciéndome rebotar contra sus piernas tensas y duras sudando copiosamente, su cara bañada en gotas transpiradas, su rostro desfigurado pero bello por la intensa sensación de su orgasmo, un alarido bestial invadió la casa, al eyacularme chorros gruesos, calientes y pesados en mi vagina, que de inmediato salieron por los lados de su verga al no poder ser alojados en su totalidad por mi canal, sentí como chorreaba mi vagina, mientras Fito aflojaba poco a poco la presión de sus crispadas manos en mi cintura sabía que tendría enrojecida esa zona pero no me importaba, ni siquiera me importaba que me marcara con moretones, tanta era mi lascivia por mi hijo.

Permanecimos abrazados sudando y resoplando nuestro placer, no obstante su verga no disminuyó casi en nada su erección, lo cual me hizo recordar la promesa hecha a Juliana, busqué sus labios y lo besé tiernamente como amante agradecida, y le murmuré seductora.

  • Vamos a la cama amor —le propuse incitante acariciando sus hombros bañados en sudor— quiero hacerte un regalo que no vas a olvidar.

Continuarᅅ..