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Ayuda materna 3

en Amor filial

AYUDA MATERNA 3

Estaba relajada, con Fito sobre mí, admirada por su peso tan ligero y la fragilidad de su esbeltez, a pesar de su altura, ya había rebasado a mi marido en estatura. Yo acariciaba complacida y satisfecha su espalda mientras aspiraba su olor de hombre joven, con mi cara hundida olía el sudor en su cuello, besándoselo tiernamente, en tanto que él apoyaba su cabeza en mi almohada y dejaba sus brazos a mis costados bajo mis hombros, sujetándome. Me había poseído en el lugar donde yo dormía en la cama, de pronto mi interior recibió una señal, no hice gran caso de ella, pues yo seguía palpitando de vez en vez en mi vagina, como secuela de los intensos orgasmos arrancados a mis entrañas, estaba sintiendo embelesada como escurría de mi canal anal, parte del semen que mi hijo había eyaculado dentro de mí, corriendo por mi perineo, goteando de mi a la cama. Pero el ligero movimiento se repitió y fue cuando sentí como su pene se recobraba de ímpetu y lujuria, la enorme cabeza la percibí latiendo dentro de mí, presa de una nueva y demandante necesidad de fornicarme, no niego que me sentí sorprendida de semejante demostración del poder juvenil, era mi primera vez en experimentar con un chico tan joven los placeres del sexo, por lo cual decidí empezar a pulir ese valioso diamante hasta llenarlo de mil facetas que serian objeto de mi placer, y muy probablemente, también de los placeres de otras mujeres, separé mis piernas al sentir que su cadera iniciaba un lento vaivén, sensual, lujurioso y excitante. Oí mi voz a través de mis pensamientos.

 

  • Frótate en mi sin sacármela —le dije en un susurro, empujando mi pelvis contra la suya y moviendo en círculos mi cadera— así me vas a frotar la vulva y el clítoris para irme calentando y alcanzar tu excitación.

  • ¿Así Naty? —preguntó Fito con la respiración que empezaba a ser entrecortada, mientras se frotaba en mi pubis desvergonzadamente, y metía una mano entre nuestros pechos para agarrarme un seno y pellizcarme deliciosamente el pezón — ¿Te gusta así?
  • Ay, si mi cielo, así despacito está muy bien, se siente tan rico —exclamé yo con sensualidad besando su boca, y apretando el pene dentro de mi vagina involuntariamente, presa de mi naciente excitación, accionando todos mis músculos internos para oprimir el duro tronco, que al sentir la presión en él, se inflamó y endureció aun mas — te siento tan dentro, me llenas toda.
  • Ah Naty, que rico se siente eso —dijo Fito refiriéndose a la presión que hacia mi vagina contra su falo, empujando mas contra mí, penetrándome hasta el fondo— me lo aprietas tan sabroso y tan suave que parece que me acaricias con tu vagina.
  • Eso hago mi amor, te acaricio todo tu pene, con mi vagina —acepté cada vez mas excitada— ¿te gusta mucho mi nene?
  • Mmm si Naty, ¿Y a ti? —me preguntó curioso mientras metía su lengua en mi cuello, y removiéndose con su cadera en círculos más amplios y rápidos, frotando deliciosamente contra mi vulva lo áspero de su vello púbico, arrancándome oleadas verdaderas de lujuria— ¿Te gusta lo que te estoy haciendo?
  • Ay si, si, no pares amor no pares mi niño —dije casi sin respiración, pero al instante sentí en estímulo en su ánimo al llamarlo "Mi niño", se frotó mas fuerte obligándome a abrirme más de piernas para darle la amplitud de su movimiento sobre mi vulva que ya manaba el néctar fuera de la vagina, mojando sus testículos que se mecían con cada envite de su poderosa juventud— mi cielo, me enloqueces, vuelves loca a tu mami, ay mi amor que delicia.
  • Mami, mami, mami eres mi mami y estamos cogiendo —dijo como si reconociera ahora la magnitud de nuestra relación, pero ahora sé que estaba más que consciente de ella, solo que se excitaba por lo prohibido y secreto en que se había convertido nuestro amor— me pone muy cachondo que lo hagamos tu y yo.
  • Si amor, a mí también me pone igual…… de cachonda —dije con timidez pues a pesar de estar poseída por Fito aun no me animaba a usar cierto lenguaje de amantes. Lo sentía inocente y sensible— Mmm esto es delicioso.

Mi pasividad dejó de ser, apoyé firme mis pies en la cama y mis caderas iniciaron un movimiento de acompañamiento con la cadera de Fito, pero en sentido contrario para hacer más intenso el frotamiento de nuestros pubis, ya no pudo aguantar más mi hijo, y comenzó el mete y saca acompañado de exquisitos círculos que me batían la vagina con el poderoso falo incrustado en ella, en ocasiones tocaba mi hueso posterior y me lastimaba un poco por lo largo de su verga, su padre nunca había llegado a ese lugar, lo que me pareció aun más excitante, Fito estaba dentro de mí y tocaba lo que nadie jamás había alcanzado, ahora sé que el tamaño sí llega a importarle a la mujer, según el líbido y los secretos de su cuerpo. Quien haya sentido ese contacto sabrá de lo que hablo.

El sacar y meter se hizo más rápido y profundo, fue un bombeo libidinoso que me arrastró a seguirle, estaba excitadísima, jadeaba y balbuceaba mil cosas incoherentes, enloquecida de lujuria y pasión desconocidas en mi. El sentirme poseída por mi hijo, en una forma tan diferente, a como me posee el padre, avivaba mas mi deseo y me entregaba toda a él. No deseaba que acabara nunca, podría haberme pasado la vida bajo su cuerpo y con su falo dentro de mí, bañándome y batiéndome con su pene y su semen.

Me soltó el seno y se aferró a mis hombros, metiendo sus manos bajo mis axilas y sujetándome de hombros y espalda para bombear a su madre con brutalidad y deseos desenfrenados, yo enloquecía, me abría toda separaba mis rodillas a la altura de mi cadera, abierta, entregada, poseída por quien menos se pudiera imaginar la gente, mi hijo.

Sus embestidas se volvieron frenéticas, estaba en realidad excitado al máximo, su cadera arremetía contra mí con salvaje violencia, como si quisiera introducirse todo en mí, de forma similar a cuando lo cargué y lo formé en mis entrañas durante mi preñez, ahora estaba ahí de nuevo dentro de mí, dentro de su madre que lo amaba, solo que era nada mas una parte de su cuerpo la que me había penetrado la vagina, que ahora era suya, y esa parte, era la más excitante de su cuerpo, esa hermosa y viril verga, que se debatía por convertirme en una fuente de lujuria y deseo, con un solo fin, el de llenarme ese tibio y suave canal con su líquida semilla, en forma de viscoso, caliente y abundante semen, que tenía la función única de preñarme a mí, a esa mujer que era su madre. Aunque no llegara a conseguirlo la intención se daba en ese momento, al reventar los diques sexuales e invadir el aire con gritos y estertores de nuestras gargantas descontroladas, profiriendo sonidos animales que reflejaban la pasión de nuestros dos cuerpos fundidos en la más lujuriosa e íntima unión entre un hombre y una mujer. Aunque en esta ocasión ese hombre y esa mujer, fuéramos madre e hijo. Más eso no nos impedía gozar del placer pecaminoso, censurado y prohibido. Las voces aullaron con estruendo al unísono en la explosión de nuestras entrañas, que derramaron sus jugos, tanto él como yo eyaculamos en ríos de pasión, bañándonos la una al otro, y viceversa, inundándonos de placer, escurriéndonos en tibio líquido, salido de lo más profundo de nuestros sudorosos cuerpos.

Yacimos ahí, jadeantes, sudados, los cabellos mojados en plenitud, los olores de la pasión emanaban por todos nuestros poros, nos olíamos el uno a la otra, a sexo, sudor y lágrimas de placer, las frentes estaban perladas de gruesas gotas que escurrían por nuestras caras, resbalando veloces para alejarse de esas pieles, yo permanecía con los ojos cerrados, sintiendo y disfrutando feliz las convulsiones de mi cuerpo exhausto, que me retorcían desde mis entrañas mismas, con la respiración agitada y entrecortada que me impedía articular cualquier sonido de mi garganta, me ahogaba con mi salivación, y deglutía con dificultad, por el desorden del intenso orgasmo.

Fito por su parte yacía sobre mí sin dejar de penetrarme pero con su pene mas flácido, ahora si había terminado o más bien menguado momentáneamente su orgullosa erección. A pesar de la flacidez él sentía en su pene las intensas convulsiones que se daban en mi vagina, las cuales presionaban con mis contracciones orgásmicas, cientos de puntos sobre su tronco desinflamado, y agotado, oprimí los músculos de mi vagina sin intención, pero esa presión envió a Fito una descarga de placer sobre el tronco y el glande de su pene, que lo hizo suspirar sonoramente, repetí segundos después la misma presión con el mismo resultado. Curiosa indagué.

  • ¿Qué sientes cuando te aprieto así mi amor? —Pregunté sonriente mientras volvía a oprimir su pene con mi vagina, mientras que mi hijo resoplaba, gemía y se convulsionaba levemente por la intensa sensación que le producía en su pene mi presión muscular— ¿Te duele algo?

  • No Naty es que siento muy sensible mi pene, y cuando lo oprimes así siento algo raro, como si me exprimieras con tu vagina— me confesó Fito con su voz entrecortada por mis continuas y ahora juguetonas oprimidas en su falo.— Pero me gusta cómo se siente y quiero que siempre me lo hagas.
  • Si mi amor, cada que lo hagamos te voy a apretar así de rico —dije amorosa y emocionada, al tiempo que le volvía a oprimir el pene, y le arrancaba un nuevo suspiro— siempre que termines dentro de mi vagina te daré este tratamiento mi bebé.
  • Gracias Naty, te quiero mucho —me dijo Fito amoroso y besándome largo añadió— y ahora más que antes, ahora que somos más que madre e hijo.
  • Si mi cielo —asentí con él, pero sorprendida por la extrañeza de no sentir ni el mínimo remordimiento de estar cogiendo con mi propio hijo, no dejaba de asombrarme por ello, pero de momento no le di importancia alguna— somos más que madre e hijo y no sé a dónde llegaremos, solo debemos ser discretos, muy discretos que nadie jamás lo sepa.
  • Descuida Naty nadie lo va a saber —dijo Fito con una profundidad y seguridad estremecedora— nadie, solo tú y yo, a menos que decidamos otra cosa.
  • No amor, no quiero que nadie más lo sepa —dije asustada por primera vez, y tal vez la única—

Ya había amanecido desde hacía un buen tiempo, así que el sueño y el cansancio de la terrible noche de pasión y sexo, nos vencieron y caímos en un profundo y relajado sueño, no supimos cuándo el pene salió de mi vagina ni cuándo Fito se bajó de mi, solo desperté entrado el mediodía, con el calor entrando por las ventanas, Fito estaba a mi lado, abrazándome por la cintura y con su pierna sobre la mía, sentí un poco de hambre y sonreí para mi, pensando que había perdido mi energía en la deliciosa sesión de sexo con mi propio hijo, el tiempo no me preocupaba, tampoco que llegara nadie de improviso, pues no solíamos ser muy visitados, me levanté de la mojada cama llena de nuestras huellas y fluidos corporales. Vi a mi hijo dormir, siempre me había deleitado viéndolo, ejercía en mí una extraña fascinación y tal vez por ello le adivinaba el pensamiento.

Yo siempre sabía exactamente lo que él quería y estaba ahí, presta a complacerlo, tal vez por eso recapacité un poco y se me ocurrió inconscientemente que mi entrega a él se debía a que yo sentía la necesidad de mi hijo de ser amado por una mujer, como mujer, no solo como madre, hermana o amiga. Era tan solo una teoría para explicarme mi forma de sentir con esta nueva etapa que estaba viviendo. Posiblemente sentí que él necesitaba de esa otra clase de amor y caricias. Con ese pensamiento me fui a bañar, pero antes me senté a orinar y sentí como salía de mí el resto de semen que me había regalado Fito con su hermoso falo.

Salí de la ducha, vi que Fito aun dormía a pierna suelta y decidí ir a preparar un desayuno para cuando se despertara, pues seguramente iba a tener mucha hambre. Desde la cocina oí cuando él entró al baño y orinó, siempre con esa fuerza sonora, que antes me hacía reír y ahora, desde ese día me hace estremecer de lujuria. Oí la caída del agua en la tina, y me apresuré a terminar el desayuno.

De nuevo ese pensamiento que me inquietaba volvió a mi mente, me preguntaba por qué razón no sentía remordimiento ni pena alguna tras fornicar con mi hijo, sabía perfectamente que estaba cometiendo incesto, tal vez de los más graves, y que mi formación familiar, social, escolar y religiosa daban por prohibidas ese tipo de relaciones, todo eso lo entendía y muy bien, pero mi conciencia se había vuelto inmune a la culpa y al remordimiento, solo sentía satisfacción y felicidad, como cualquier jovencita que descubre el amor y el sexo, estaba feliz y emocionada, ansiosa por volver a verlo y estar en sus brazos.

Sonó el teléfono y me apresuré a contestar, eran las gemelas que pedían permiso para quedarse con la tía Julieta el resto del fin de semana y regresarían a casa hasta el lunes por la tarde pues irían con mi hermana y mi cuñado a unas cabañas en las montañas, durante todo ese tiempo, no opuse ningún obstáculo a su petición, no solo por quedarme con Fito esos días a solas, sino que en realidad no podía ponerles pretextos pues su comportamiento y desempeño en la escuela habían sido excelentes. Por el auricular oí la algarabía de las chicas con sus primos, mi hermana pidió hablar conmigo para invitarme a mí y a Fito a ir con ellos pero decliné la oferta por el supuesto periodo menstrual y le ofrecí preguntarle a Fito si él deseaba acompañarlos, quien en ese momento entraba a la cocina.

  • Es tu tía Julieta pregunta si quieres ir con ellos a las cabañas —lo dije en voz alta para que me oyera mi hermana y evitar suspicacias, mientras Fito me preguntaba con cara de desgano, en un murmullo si yo deseaba ir, a lo cual negué con la cabeza él me sonrió con complicidad y abrazándome hasta tomarme un seno en su mano, tomó el auricular— Hola tía Julieta ¿Cómo estás?

  • Gracias tía pero quedé con mis amigos de salir con ellos —dijo Fito atrayéndome hacia él con su brazo, jugueteando despreocupado con mi seno sintiendo en su palma cómo se endurecía mi pezón, pues solo traía puesto mi camisón de la noche anterior— De todas formas muchas gracias tía, y pues así me quedo a acompañar a mi mamá y no dejarla solita. Si Adiós y se divierten mucho.
  • Mmm dame un beso —le pedí a Fito mientras dejaba el aparato y me rodeaba con sus dos brazos por la cintura, nos besamos largo y deliciosamente, saboreando nuestras bocas y paladeando el sabor de nuestras salivas, sentí en mi abdomen la dureza inconfundible de mi hijo y me apreté a él— Te preparé algo para desayunar mi amor, ¿Tienes hambre?
  • Si un poco, pero quiero estar contigo antes —dijo ansioso guiándome hacia una silla, lo ayudé a quitarse el short que se había puesto después del baño y vi extasiada su pene en toda su magnitud— Ay amor mío, ¿Tanto me deseas?
  • Te deseo tanto Naty que tengo ganas de que lo hagamos de nuevo —me confesó mientras me besaba la boca y el cuello— anda mami.
  • Si mi amor —dije temblando de ardiente líbido tomando entre mis manos su verga ya endurecida y caliente, se veía tan diferente a la luz del día, que no resistí y sentándome en la silla lo puse frente a mi lo miré y lo besé en la cabeza, con mis manos jalé su prepucio descubriendo su brillante glande estirado al máximo con su tono morado-azuloso, lo miré de cerca maravillada y exclamé— te lo voy a chupar mi nene.

  • Si Naty chúpamelo —me contestó expectante viendo con lujuriosa atención todo lo que le hacía— chúpalo, chúpamelo mucho, mucho.

Lo descubrí por completo jalando delicadamente su prepucio al límite, una transparente perla de fluido lubrificante brotó con esa presión por el meato, presurosa oprimí con más fuerza el robusto tronco y saltó más de su jugo, pasé con morbo mi lengua por ese bello glande y lamí ese néctar ácido y salado lo exprimí ni nuevo y brotó ya una pequeña gotita la cual volví a lamer golosa, saboreándome di un apasionado beso al glande lo lamí de arriba abajo con las expresiones agradecidas de Fito que gemía y jadeaba con cada caricia de mis labios y lengua, en un arranque de lujuria lamí desde los testículos hasta la punta toda esa gloriosa verga que se mantenía erecta y orgullosa frente a mi cara, decidida, sin esperar a mas, abrí toda mi boca y la tragué hasta donde mi garganta lo permitió, fue tanta mi voracidad que me provoque una arcada de reflejo al atragantarme con semejante falo, al recuperarme de mi atragantamiento, volví a metérmela lo más posible.

Empecé el movimiento de mi cabeza deslizando esa erecta verga hacia adentro y hacia fuera, una y otra y otra vez hasta completar cientos de chupadas y lamidas deteniéndome de cuando en cuando para mamar fuerte ese brillante glande que relucía reflejando en él la luz del día, las manos de Fito me aferraban por la cabeza mientras movía su pelvis de atrás adelante acompañando mi mamada, jamás, ni a Arturo en mis mas cachondas noches, le había mamado la verga como se la estaba mamando a mi hijo, era una mezcla de erotismo, amor y lujuria, que me mantenía ya mojada mi vagina, y de tanto en tanto llegaba a aspirar el aroma de mi propia sexualidad, enardeciéndome aun mas. No sé cuanto tiempo lo mamé, perdí la noción del tiempo por completo, me entregué a gozar y a hacerlo gozar con mi boca y mis manos, la vibración de su verga y su aumento de grosor me indicó la proximidad de su orgasmo.

Cogí con todas mis fuerzas el poderoso tronco y mamé, succionando con fuerza el glande mientras mis manos subían y bajaban frenéticas por el tronco meneando la suelta piel junto con ellas, brindándole a mi hijo el mayor placer a mi alcance, no separé para nada mi boca de su verga hasta que el pene se volvió enorme obligándome a abrir más mi boca para abarcarlo y no soltarlo, cuando oí el grito ronco como rugido, exhalado por la garganta de Fito y en fracción de segundos mi boca se inundó de semen caliente y espeso, golosamente lo engullí todo con algunos trabajos pues la cantidad fue impresionante y la fuerza con la que salieron disparados los chorros en mi boca casi me hace derramarlos por mis comisuras, pero me aferré a esa cabeza resbalosa y logré tragar toda su simente, dejando un poco en mi boca para saborearlo lentamente, recreándome con ese inigualable sabor de la verga de mi hijo, que aun bombeaba contra mi cara, lanzando unos pocos chorros y gotas mas dentro de la boca de su madre, poco a poco fue recuperándose del tremendo orgasmo, y fue soltando mi pelo, ahí tuve conciencia de que me jalaba del cabello al embestirme una y otra vez como si hubiera sido mi vagina la que lo estuviera recibiendo.

Continué mamándolo dulcemente, sintiendo como perdía dureza y volumen, mamé amorosamente su glande haciéndolo suspirar de placer, hasta que el falo quedo flácido pero satisfecho, levanté la vista aun con la verga en mi boca, buscando sus ojos y vi que él me miraba sonriente y agradecido además de satisfecho, me alegré de haberlo hecho gozar de esa forma tan dulce y llena de amor.

Me levanté de la silla y vi la mancha de mis fluidos en ella, sentí como escurrían aun las gotas por mis muslos y tomando una servilleta de papel limpié la silla y después con otra servilleta me limpié mi vagina ante la mirada expectante y cómplice de Fito, nos miramos y sonreímos ante ese acto de intimidad mío con él, pues me limpié con toda naturalidad como si así lo hubiera hecho siempre frente a él.

  • Bueno amor te voy a dar tu desayuno que casi va a ser comida ya, jajajaja —dije divertida y con el mejor de mis ánimos— aunque tú ya me diste algo para entretener mi hambre

  • Si ma´ en verdad ya tengo hambre —dijo mi hijo abrazándome por la cintura y dándome un largo beso en mi boca, probando su propio sabor en mí —pero tenía más ganas de hacer algo entre tú y yo.
  • Deja lavarme mi amor y te sirvo tu comida —dije asumiendo mi papel de madre mientras él, tal vez por pudor se puso de nuevo su pantaloncito corto y fue a su vez al baño de abajo. Lo volví a oír orinar y me estremecí de placer al recordar su verga en mi boca, pero vertiendo en mi, su otro líquido, ese que es más espeso y viscoso pero enormemente delicioso —Ya está servido mi amor.
  • Si ma´ gracias —dijo llegando y sentándose— Oye má, le voy a preguntar a mi tía Juliana, que si puede ayudarme con el inglés y ver si puede darme unas clases estos días en que ya estén mi papa y mis hermanas aquí.
  • ¿Tienes dificultades aun con esa materia? —le pregunté adentrándonos en ese tema como si lo anterior hubiera sido algo cotidiano en nuestras vidas, de nueva cuenta no me sentí incomoda por nada de lo ocurrido— puedes hablarle ya, para preguntarle.
  • ¿Y aun tiene problemas mi tía? —preguntó curioso, pues era sabido por la familia que mi hermana Juliana, la otra gemela, había tenido mala suerte en su matrimonio y no dejaba de vivir en peleas y discusiones con su esposo, a tal grado de estar separados en esos días— me da mucho pesar verla triste.
  • Si amor, y ahora andan peor —contesté pensativa al recordar que Juliana era la madrina de Fito y se querían mucho, pero nunca congenio con su esposo, ella se había casado por despecho, pues su antiguo novio se había casado con otra, y ella nunca estuvo enamorada de Oscar su esposo— se han separado.
  • Pues al rato le hablo para preguntarle —dijo Fito pensativo— espero que acepte darme unas clases.
  • Yo creo que si mi amor ella también te ha querido mucho siempre —le dije con sinceridad, pero pensando que tal vez si hubieran tenido hijos la historia fuera diferente para ellos, pero Juliana siempre dio largas a embarazarse— Al igual que yo, y siempre, desde bebito, ella ha sabido lo que te gustaba y lo que deseabas de regalos. Es como otra madre para ti, por eso le pedí que fuera tu madrina.
  • Si ma´ es cierto, y yo también la quiero mucho —exclamó Fito, mientras me tomaba por la cintura al pasar cerca de él, yo me detuve y acepté su abrazo, mientras él buscó mi seno con su boca— Dame

  • Si mi niño toma —respondí yo a su pedido, metí la mano en mi camisón y jalándolo un poco con la mano libre saqué mi pesado seno, desde su nacimiento en mi pecho y sin soltarlo lo guié despacio a su boca que ya se abría para mamar el pezón que estaba ansioso de esa caricia— déjame ponerme frente a ti.

  • Mmm ma´ me encanta mamarte —dijo mi hijo emocionado mientras mamaba y soltaba para seguir hablándome mientras su mano había sacado ya mi otro seno y pellizcaba suave el pezón excitándome poco a poco— ¿Sabes una cosa Naty? Me gustaría que tuvieras leche y me amamantaras como cuando era bebé. Pero para eso deberías tener otro bebé.
  • Ah mi amor, pues eso no es muy difícil de lograr, se puede lactar sin tener bebé precisamente —le contesté emocionada por la propuesta— Hay métodos de estimulación para quienes no pueden ser madres y que van a adoptar. Hacen esos métodos y logran producir leche para cuando les conceden la adopción ella los pueden amamantar aunque nunca hayan tenido hijos.
  • ¿Tú podrías volver a tener leche? —preguntó con su cara iluminada como si hubiera recibido un juguete nuevo— ¿Lo podrías hacer para darme leche?
  • Claro que si amor, por ti hago lo que sea, y para mi será más fácil pues ya lacté contigo y con tus hermanas —le respondí contenta también por esa posibilidad, en tanto que yo le bombeaba con la mano mi seno en su boca mientras el mamaba con fuerza mi pezón por la emoción de imaginarme amamantándolo— hoy mismo empezamos a investigar cual es el método y lo empezamos desde ya.

Continuamos en silencio, yo amamantándolo y el mamándome con delirio resoplando y jalando aire, mientras sus manos sueltas vagaban por mi culo desnudo, acariciando, pellizcando y amasando, cuando sentí que sus manos separaban mis nalgas, yo aflojé cualquier presión que pudiera hacer endurecer mis glúteos y le permití separarlos fácilmente, mientras sus dedos se aproximaban a mi ano, eso me hizo estremecer, y me puso la piel erizada, mis pezones se contrajeron, al sentir que un dedo frotaba mi ano con curiosidad, mi respiración empezó a acelerarse, pues el dedo trataba de entrar en mi ano, me relajé cuanto pude pero le costaba trabajo penetrar y llegó a lastimarme un poco.

  • Espera amor vamos a poner un lubricante —le dije dulcemente y tomándonos de la mano fuimos al que era por esos días nuestro nido de amor.

Pero el relato ya se ha hecho largo y no deseo cansarlos, si les ha despertado algún interés háganmelo saber para seguirles narrando mi historia, doy gracias a los amables lectores que me han contactado y han dejado sus comentarios, dándome ánimos para continuar, espero que este capítulo sea también de su agrado y que me sigan contactando.