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Ayuda materna 7

en Amor filial

AYUDA MATERNA 7

Seguí moviéndome con el pene dentro de mí, meneaba mi cintura en círculos y activaba los músculos internos de mi vagina, extrayendo todo lo posible del semen de Fito, me sujetó por los senos, oprimiéndolos tierna y agradablemente, me gustó esa sensación de tenerlo a mi espalda penetrándome profundamente acariciándome el pecho desnudo, respirando en mi espalda, giré mi cara y le ofrecí mi boca para besarlo, él me acomodó entre sus brazos mientras yo pasaba el mío sobre sus hombros, quedando mi axila expuesta a la altura de su boca, me miró con complicidad como pidiendo mi parecer, entendí su mirada y asentí sonriendo.

Me dio lamidas rápidas con su lengua serpenteando y rozando apenas mi piel provocándome unas inquietantes cosquillas que me hicieron reír escandalosamente, mientras sentía en mis pezones sus caricias y pellizquitos excitantes, en pocos instantes ya chupaba con avidez mi axila y masajeaba mis pechos en forma deliciosa enviando oleadas de sensualidad a mis costados, las que descendían directo a mi vagina estimulando mis secreciones, que bañaban la verga introducida aun en mis entrañas.

Estuve a punto de dejarme coger por segunda vez en esa posición con su falo introducido al máximo, cabeceando y meneándose en mi canal, pero mi intención era otra, quería darle a Fito algo nuevo, inducirlo de una vez en otro de los secretos del sexo pues al día siguiente llegarían los otros miembros de la familia y no sabía yo cuando volveríamos a tener algunos días para nosotros solos, para poder entregarnos a nuestro amasiato con libertad y sin límites. Sobreponiéndome a las exquisitas sensaciones en mi vagina, mis senos y mi axila, le pedí a mi hijo detenerse para subir a mi recámara.

  • Espera amor —dije susurrando de pasión mientras besaba y chupaba sus dulces labios— vamos arriba, no sigas moviéndote, anda ayúdame a zafarme.

  • Si Naty, pero es que estas tan rica que casi no puedo detenerme —me contestó besándome y estrujándome los senos y los pezones jalándomelos, provocándome una erección en ellos que irradiaban señales de lascivia a mi mojada y repleta vagina, haciéndome mecer rítmicamente con su pene dentro— déjame cogerte así mamita, y acabando subimos.
  • No amor anda —repuse yo decidida, sacando mi brazo de su cabeza y con trabajos me apoyé en sus piernas para salir de su verga— te prometo que te va a gustar.

Teniendo que levantarme casi por completo para lograr sacar la verga de mi canal, adelante mi cuerpo para liberar su pene, al momento de que salió, rebotó contra su vientre con fuerza resonando el chasquido del golpe de la piel de su verga contra su abdomen, lo que nos hizo reír, aliviando la tensión de suspender el coito que apenas iniciaba de nueva cuenta. Se levantó de la silla y volvió a subirse su pantalón que lo tenía enrollado en los tobillos, lo observé abrochar solo el botón de la cintura y sonriendo tomo mi mano extendida para acompañarme.

Mientras subíamos me di cuenta que yo ya tenía decidido que no nos arriesgaríamos a ser descubiertos, para eso deberíamos abstenernos completamente de nuestra relación de amantes y volver a actuar, frente a ellos, solo como madre e hijo. No cometeríamos la menor indiscreción que hiciera sospechar nada a nadie. Yo debería tener mucho cuidado y pedirle a Fito y a Juliana la mayor discreción en nuestras relaciones. Pero tampoco deseaba que ellos conocieran entre sí, las relaciones que sostenía yo con ambos, por lo menos durante algún buen tiempo.

Yo lo había soltado de la mano e iba delante de él agitando mi pelo para refrescarme un poco del calor que sentía, pienso que él me observaba, pues antes de entrar a mi habitación me tomó por las axilas y lento fue pasando sus manos a mis senos, me detuvo justo en la entrada de la recámara. Besándome el cuello y los hombros, recargando contra mis nalgas desnudas el bulto bajo su pantalón que se sentía duro y caliente aun por debajo de la ropa.

  • Mejor vamos a mi cuarto Naty —me dijo entre murmullos interrumpidos por sus besos apasionados en mi piel, yo sujetaba sus manos sobre mis senos endurecidos y levantados y lo oí pedirme— quiero cogerte ahí para que quede tu olor en mi cama.

  • Claro que si amor —dije sorprendida por su petición, pues no imaginaba hasta donde sentía mi hijo su pasión por mí, ni lo que cruzaba por su mente o imaginaba él acerca de nuestra relación— lo que tu pidas, me agradará que me cojas en tu cama solo déjame llevar algunas cosas que vamos a necesitar.
  • Quiero que hagamos algo —me dijo en cuanto estuvimos en su habitación y yo acomodaba los frascos de aceite y crema lubricantes que usaba cuando Arturo me cogía por el culo, Fito me abrazaba tomándome por las nalgas, separándomelas con sus manos para toquetearme el ano que se fruncía por reflejo ante la caricia inesperada— me gustaría tomarnos un video.
  • ¿Qué, un video cogiendo tú y yo? —exclamé totalmente asombrada de su propuesta— ¿Pero y si lo ve alguien?
  • ¿Quién lo va a ver Naty? Solo tú y yo —me contestó besándome la boca y metiéndome su lengua hasta el fondo, yo se la chupaba golosa mientras tomaba tiempo para pensar en su propuesta—
  • ¿Pero no crees que sería riesgoso hacerlo amor? —por fin me separé un poco preguntándoselo—

  • Claro que no mamita —dijo con tal seguridad, que me desconcertó, ¿Hasta donde había avanzado su mente desde que cogíamos? No sabía cuáles eran sus planes y sueños en nuestra relación— dime cuantas veces has visto mis videos, y los tengo ahí a la vista. Ni tu ni mis hermanas los ven, y menos mi papá. Y si los escondo en mi lugar secreto menos los verá nadie aparte de nosotros dos. Además sé bien que al llegar papá y mis hermanas ya no vamos a poder hacerlo tan fácilmente, y quiero vernos haciéndolo por las noches cuando esté solo.
  • ¿Tu lugar secreto? —repetí incrédula por lo que estaba conociendo de mi hijo, ya cogía con él y sin embargo desconocía mucho de él— ¿Tienes un lugar secreto amor?
  • Si mira te lo voy a enseñar —me dijo soltándome, movió su cama y me mostró bajo la cama una caja metálica con cuadernitos y tarjetas postales y de felicitación que Fito había recibido, pero la cajita tenía un doble fondo que Fito abrió con cierta dificultad, así que no sería nada fácil descubrir ese lugar aun buscándolo —aquí tengo mis cosas secretas.
  • ¿Y qué ocultas ahí? —pregunté fingiendo indiferencia pero sintiendo una enorme curiosidad por saber— ¿Es algo indebido?
  • No Má, ven y mira, son unos discos con videos y fotos de mujeres desnudas y algunos de sexo— me dijo sin pena alguna enseñándome el hueco en la cajita.
  • Bueno siendo así no veo razón para no hacer el video —le contesté abrazándolo y besándole la mejilla— pero lo guardas bien y que nadie, pero nadie lo vea jamás, solo tú y yo. Dime que es lo que tienes pensado.
  • Pues nada, se me ocurrió en este momento hacerlo —dijo abrazándome de nuevo y tomándome de una nalga me acercó más a él para besarme los labios— ¿Te parece que solo la pongamos a funcionar y que grabe todo lo que hagamos?
  • Seguro, podemos ver como sale —dije entre un gemido al toquetearme el ano con su dedo— pero vamos a ducharnos antes de empezar, quiero que estemos limpios de todos lados, me bañas y te baño.
  • Lo que digas Naty —aceptó mi hijo besándome largo— vamos.

Tan pronto como entramos a su baño, abrí la llave de la regadera esperando la salida del agua caliente, en tanto Fito se entretuvo mamándome un seno con fuerza mientras que yo acariciaba su erecta verga que no bajaba su orgullosa erección. En cuanto el líquido cambió su temperatura yo me avoqué a mezclar el agua y dejarla en un calor agradable para ducharnos, en tanto Fito aprovechó mi posición para ensartarme la verga desde atrás metiéndome su cabezota en mi vagina y bombeándome distraídamente en forma por demás natural para los dos, tomándome por la cintura con sus manos. En cuento la temperatura estuvo ideal, yo me desensarté de su pene que quedó bamboleando a causa de la tremenda erección que tenía.

Salté dentro de la pequeña ducha, donde apenas cabíamos los dos, algo faltos de espacio, entró de tras de mí y me tomó por las tetas desde mi espalda, sentí su verga dura y caliente donde mi espalda termina e inicia el canal entre mis redondas y aun firmes nalgas, sus dedos jugaban con mis pezones mientras yo tomaba el jabón y lo untaba en el estropajo para tallarnos nuestras pieles, di la vuelta y quedé frente a él, y restregué su pecho bañándolo, continué con todo su cuerpo por el frente y la espalda haciendo una larga escala en su erecta verga la cuan lavé y besé con pasión.

Sin decir nada tomó el estropajo de mis manos y lo pasó por todo mi cuerpo, cuando llegó a mi vulva le enseñé como debía lavármela, para dejarme limpia completamente, limpiándome con sus dedos enjabonados por todos los rincones de mi sexo pero sin penetrarme para evitarme irritaciones e infecciones.

Salimos presurosos para secarnos una al otro, entre risas y caricias, una vez secos, lo detuve frente a mí, abrazándolo por el cuello y poniéndome de puntas para alcanzar su boca con la mía, el me tomó por la cintura para apoyarme y me ofreció su tierna boca la cual cubrí ansiosa con la mía, quiso levantarme metiendo sus manos detrás de mis muslos pero lo detuve pidiéndole que me dejara gozarlo un poco. Pero que no dejara de acariciarme.

Bajé las plantas de mis pies, pisando normal, mientras mi boca marcaba un surco de besos y mordiscos suaves en sus mejillas y cuello que lo hicieron contraerse por la fuerte sensación erótica, continué descendiendo por su piel besando su pecho que ya apuntaba a ser fuerte y musculoso, sus masculinos senos marcaban ya sus músculos al mover sus brazos, en un arrebato de sensualidad besé su pezoncito endurecido, y sin más lo cubrí entre mis labios y los succioné suave, Fito emitió un agradable gemido premiando mi caricia, sin separarme completamente le pregunté:

  • ¿Te gusta esto mi amor? —murmuré volviendo a meter el botoncito rosa en mi boca, succionándoselo tiernamente, en mi mente me dije que era parecido al clítoris de Juliana y esbocé una muda sonrisa—

  • Si mamá, si me gusta, se siente rico —respondió Fito acariciando mi espalda y tomándome de la nuca metió sus dedos entre mi cabello y me presionó ligeramente contra su pecho, en tanto que yo bajaba mi mano hasta sujetar el grueso tronco de su falo—

Mamé con deleite sus pezoncitos sintiendo como endurecían en mi boca mientras él acariciaba mi nuca, mi cuello y mi espalda restregando mi cara en su pecho, mi boca de vez en vez emitía esos chasquidos excitantes, al cambiar de un pezón al otro, sentía en mis brazos como se estremecía y se retorcía ligeramente por la grata sensación de ser mamado en sus tetitas por su madre, me sentí en una caricia muy íntima con mi hijo, a la vez de muy sensual, mi vagina no soportó mas y comenzó a lubricarme y ponerme dispuesta a ser penetrada por la verga que tenía acariciando con mi mano, mientras mi boca brindaba a Fito su placer.

Mi lascivia aumentó y sin pensar empecé a lamer su costado, busqué afanosa el hueco entre su cuerpo y su brazo, llegando a su axila fresca y húmeda, él separó el brazo para darme libre acceso a su sensible piel, sentí en mis labios y mi lengua la incipiente pelusita de vellos axilares que ya lo poblaba, enredé mi lengua entre esos suaves vellos lamiéndolo y chupándolo, deleitándome con su sabor juvenil, él me dejaba hacer, dócil y maleable en mi lujuria, lo lamía, chupaba y mamaba embelesada de pasión, mi jugo ya me tenía totalmente mojada, pero mi intención no era que me penetrara, por lo menos no todavía.

Muy a mi pesar me obligué a dejar de disfrutar ese cuerpo maravilloso que se me entregaba confiado y sin reservas. Sin palabras lo guié a la cama entre besos y caricias de ambos, lo empujé suavemente para que se acostara en el lecho pero con dulzura me lo impidió.

  • Espera Naty, voy a encender la cámara —me dijo con un hilo de voz que delataba su excitante estado—

  • No amor deja, yo la enciendo —dije pronta y solícita mientras me alejaba de él para ir a la mesita y acomodar la cámara, tomando perfectamente el lecho donde nos íbamos a amar, como amantes naturales sin importar que fuéramos hijo y madre— ya está mi amor, vamos a salir completos.

Caminé hacia la cama consciente de que la cámara me estaba grabando, en un arrebato de lujuria meneé mi culo sensualmente al caminar, sabiendo que mis nalgas eran enfocadas, me acerqué a Fito que me esperaba aun de pie, y sin preámbulo lo tomé de la verga con mis manos, me arrodillé frente a él y me metí en la boca todo lo que en ella cabía de su pene, hundiendo mis mejillas por las intensas chupadas que daba a su glande duro, grueso y brillante. Busqué sus nalgas redondas y firmes, las acaricié con vehemencia, casi con adoración, mi niño estaba entre mis brazos y yo lo mamaba con lujuria y lo acariciaba preparándolo para inducirlo en otro sensual arte de lascivia y erotismo.

Mis manos vagaban por su apretado canal, pero Fito seguía impidiendo con su contracción el paso de mis dedos, le pedí que se relajara y no presionara más esas dos bellas masas de músculos, para permitirme acariciarlo por todo su canal. Él me entendió y relajó su cuerpo, sin ofrecer resistencia alguna, mis dedos surcaron libres todo lo largo de esa división sensual. De cuando en cuando tocaba su ano y sentía el reflejo natural de la opresión, sin dejar de acariciar su falo, lo guiaba a relajarse. Tomé el frasco del aceite y unté mis manos con él, rociando con un pequeño chorrito el canal anal de Fito que se estremeció al sentir el aceitoso líquido.

Cuando volví a mamarlo su pene cabeceó en mi boca con fuerza presionando contra mi paladar y mis labios, su cadera inició un vaivén rítmico y sensual, puso sus manos en mi cabeza para guiarse y follarme por mi boca, yo lo dejaba hacer, dócil, sumisa, obediente en tanto mis dedos hurgaban en su culito tentaleando su apretadito ano, ya bañado en aceite lubricante, lo acariciaba con paciencia mientras en mi boca imprimía más presión a mis succiones en su glande, oyendo como su cuarto se llenaba con sus gemidos y suspiros al mamarlo, decidida apoyé mi dedo medio en el ano y le pedí relajarlo, aflojando la presión defensiva que hacia su esfínter, suavemente mi yema fue penetrando, lo oía gemir y quejarse por el intenso placer de sentirme explorarlo de manera tan íntima, separó sus piernas para ejercer menos presión en sus nalgas relajándose aun mas.

Poco a poco metía yo mi dedo mas dentro de él, que me miraba sorprendido a los ojos pues yo no dejaba de ver su rostro al estarme saciando en mamadas con su soberbio falo, que ya goteaba su transparente jugo por su pequeño ojito, llenándome la boca con su delicioso sabor de macho joven que recibía de su madre la más valiosa entrega. Esa entrega tan acallada en muchas y tan recurrida por otras tantas en la protección de la negación y el anonimato. Ya había entrado toda mi primera falange y Fito no manifestaba rechazo o dolor, solo gemía y se contoneaba, dejándome invadirlo, cada vez con menos dificultad.

Cuando metí la mitad de mi largo dedo en su ano, solté su verga de mi boca y le pedí que se volteara, pues mi mano ya no avanzaba más y necesitaba más movilidad. Fito giró y me ofreció la vista de sus fuertes glúteos, acerqué mi cara a su culo para lamer delicadamente su canal, mordiendo y besando sus nalgas, hasta llegar a su pequeño punto, aun presionado por instinto, pero el cual lamí de una vez con fuerza provocando que Fito reculara hacia el frente su pelvis, tratando de apartarse de la intensidad que había sentido en su ano, lo ensalivé con mi lengua lamiendo y relamiendo una y otra vez hasta que su sensibilidad se adaptó a la nueva caricia en su cuerpo.

Decidida a continuar puse mi dedo medio en la entrada de su ano, después de haberlo untado en mi boca con saliva, sin dejar de besarlo hice presión en su ano, y tras unos instantes sentí que se relajaba y aflojando su presión permitió que mi dedo se introdujera un poco, hice el movimiento de mete y saca, metiendo toda mi yema en él, hasta que poco a poco fue entrando mas y mas de mi dedo en su intestino, lo oía gemir mientras con mi otra mano buscaba su verga encontrándola dura y erguida, la masturbé firmemente, para distraer su atención y así meter más mi dedo, en menos de lo pensado ya lo tenía todo penetrado y frotaba con delicadeza su interior, Fito suspiraba y resoplaba pidiéndome más, a lo que yo obedecí al momento, por un lado sacudiendo con fuerza su impresionante verga y por el otro penetrándolo con mi dedo. Pero yo deseaba más así que le sugerí.

  • Ven amor, vamos a darnos un 69 —le pedí apasionada y respirando agitada ligeramente— quiero regalarte unas caricias nuevas.

  • Está bien Naty, —dijo agitadísimo por su tremenda lascivia— lo que tú pidas.

Se acostó boca arriba y yo me monté de inmediato en su cara para ofrecerle mi vulva mojada, que fue recibida a lengüetazos por mi hijo, lamiendo ansioso mis jugos, con lo que me provocaba oleadas salvajes de placer, haciéndome contonear mi cadera con el vaivén de la fornicación, descendí hasta pocos milímetros de sus labios, apenas la distancia justa para ser alcanzada por esos carnosos rebordes de piel y músculo, que bruscos se pegaban a mis sensibles y mojados labios vaginales, succionándome hasta la médula, extrayendo de mi anegada vagina todo el mar de néctar que en ella se había acumulado, lo oía sorber goloso todo mi jugo, sus lengüetazos lamian toda mi vulva llegándome al clítoris encendiéndome de lujuria y voluptuosidad, contoneándome involuntariamente por la necesidad de follar y ser follada, pero de momento estaba en esa exquisita sesión de sexo oral, siendo mamada intensamente por la boca de Fito, mi propio hijo me llevaba a donde nadie jamás me había llevado, un orgasmo se aproximo incontenible en mis entrañas sorprendiéndome lo deje estallar cálidamente mis labios vibraban al igual que toda mi vagina, contrayendo mis entrañas con riquísimos espasmos que me hacían exhalar placenteros "ayes" y lamentos erotizantes, que solo acicateaban mas el líbido de Fito y el mío por igual, me contoneaba brusca en su cara con sus manos sujetándome por los muslos y su cara hundida en lo profundo de mi sexo, sorbiendo y lamiendo hasta la última gota de mi fluido vaginal.

Fui bajando mi torso para alcanzar su pene que me apuntaba deseoso de ser atendido por la solicita madre que tanto y tanto placer le había enseñado a sentir, lenta llegué a mi sitio, apoyé mis baros a los costados de mi hijo y aprisioné su pene entre mis manos, subiendo y bajando su suelta piel, masturbándolo deliciosamente, con suavidad y lascivia mirando a pocos centímetros de mis ojos esa tremenda cabezota morada azulosa que se erguía orgullosa frente a mí, reflejando en su piel estirada y brillante las luces de la habitación. Fascinada y embelesada la miraba, incrédula de la diferencia tan grande de tejidos que tenía en mis manos, por un lado la piel suelta y por el otro la casi transparente y brillosa piel del glande que reflejaba en ella las luces de la habitación.

La lamí con un exceso de lujuria, regodeándome con su sabor, mis lamidas eran gruesas y pesadas, y Fito reflejaba su efecto con suspiros de aceptación por el intenso placer que le procuraba mi lengua húmeda y tibia, no sé cuánto tiempo lamí y me deleite con su pene pero de pronto ya lo estaba mamando frenética, resoplaba jalando aire, pues la boca la tenía repleta de verga mi mandíbula estaba abierta al máximo para dar cabida a su tremenda erección, su glande ocupaba casi toda mi boca y yo trataba glotonamente de meter lo más posible de esa verga en mi garganta, sin lograr abarcarla toda dentro de mí, eso solo podía entrar en plenitud en mi vagina y en mi culo.

Recordé lo que me había prometido, y con pequeños jalones en sus muslos lo hice que los levantara y apoyara sus plantas de los pies sobre el colchón, así lo hizo y presta metí mis brazos entre sus piernas para alcanzar su culito, tomé de nuevo el frasco del lubricante y vertí una generosa cantidad en su canal desde sus huevos ya muy grandes para que el líquido resbalara hasta su ano, moje mis dedos y goteando tome su nalga para separarla, pero no alcanzaba muy bien mi objetivo, así que muy a mi pesar me desmote de la esplendida mamada que me daba en la vulva con sus dedo metidos en mis orificios.

Me acomodé un poco a su lado y así ya tuve movilidad y visibilidad de la ansiada zona que iba yo a explorar, me metí su verga de nuevo en la boca y con mis manos ya libres y con suficiente acceso a su culo, empecé a separar sus nalgas, Fito supo que debí relajarse y dejarme hacer en él todo mi deseo, sabia y confiaba en que su madre lo iba a satisfacer de nueva cuenta, la presión de la mitad de mi cuerpo encima de su pelvis lo motivó a buscar con su mano mi culo y mi vulva, encontrándome fácilmente, dispuesta y muy mojada, y en tanto que yo maniobraba su verga y su culo, él metía sus dedos en mis dos hoyitos, después cambió, tocando con su índice y medio, mi clítoris y con su largo pulgar frotaba deliciosamente mi G.

Grité de sorpresa y placer al sentirme tocada por primera vez de esa forma y le pedí sensualmente que no dejara de hacérmelo, pues me daba muchísimo placer al tomarme así. Mi grupa inició su vaivén fornicador, con su dedo en mi vagina y los otros en mi vulva frotándome el clítoris, masajeándome la panocha hasta hacerme delirar. Ese acto sirvió para encenderme más en mi cachondez, motivándome a aumentar la fuerza de mis succiones en el pene, continué tratando de brindarle también el pacer que él me estaba dando.

Con mis manos tomé sus nalgas suaves y firmes con la piel aun tersa y juvenil, con mis dedos separé sus glúteos y dejé a mi merced su canal abierto, hurgué por todo su trayecto apenas rozando su piel, dándole una sensación irresistible de cosquilleo que lo hacía estremecerse de placer, su pies bien apoyados en la cama me indicaban que continuara, movía su pelvis sensiblemente metiendo y casi sacando su verga de mi boca, por fin abordé de nuevo su ano y le volví a insertar el dedo, esta vez entro con toda facilidad, ahí yacíamos de nuevo en la cama fornicándonos como fieras, resoplando y lanzando sonidos guturales, que indicaban el placer en nuestros cuerpos, sacudiéndonos de vez en cuando por la potencia de las sensaciones brindadas.

Me dediqué a concentrarme en masturbarlo por el pene y el ano, su cadera se retorcía sin freno arrastrándome a mil movimientos, pero yo estaba firmemente aferrada a su cuerpo mamando su verga y cogiéndomelo con mi dedo, Fito abría y cerraba sus piernas incontrolablemente yo había encontrado ya su punto G masculino en su próstata, invadiéndolo de placer, lujuria y lascivia, mientras él aullaba por el intenso deleite de esa nueva sensación desconocida para él, tan intensa era la cogida que ya no movía sus dedos en mí, pero eso no me importaba quería hacerlo estallar y constatar por mi misma todo lo leído acerca del masaje en la próstata del amante, mi boca quería tragar todo su falo ahora descomunal en longitud y grosor, su glande apenas cabía en mi boca, y mi dedo entraba y salía por su agujerito ahora ya totalmente relajado y entregado a mi mano experta.

Fito se aferraba a la colcha de la cama, meneándose descontrolado conmigo encima de él cogiéndomelo con boca y mano, sentía en mi dedo la presión fuerte de su esfínter oprimiéndomelo, para sentir más intensamente el placer de ser fornicado por el culo con la mano de su madre, sus movimientos se aceleraron aun mas su verga se ensanchó increíblemente su glande parecía que reventaría en unos instantes, de pronto se quedó quieto, tenso, mudo su mano me tomó con fuerza la nuca jalándome el cabello, pero yo proseguía con mi labor, mamado y masturbándole el culo, un grito grave salió de su garganta la momento que su verga literalmente vomitaba semen en mi boca, eran chorros y chorros de blanca semilla, mi boca fue incapaz de retener tal cantidad de semen, traté de engullir todo pero gran parte salió de mi boca en ríos blancos que rodaban por mis comisuras surcando mi barbilla y regresando al tremendo tronco que no cesaba de manar su simiente en la emputecida boca de su madre sus gemidos llenaban el cuarto y retumbaban en mis oídos, como música celestial, que exacerbaba mi líbido contrayendo y relajando mi vagina ansiosa de un orgasmo, la eyaculación se hizo eterna, Fito eyaculaba y eyaculaba semen en cantidades increíbles, tardó mucho tiempo haciéndolo, no sé bien cuanto pero a mí me pareció siglos, una eternidad de tiempo regando mi boca, mi garganta y su tronco hasta formar un verdadero charco en la colcha, me propuse no separarme de su verga hasta que terminara de vaciarse, casi no lo logro, pues fue tanto tiempo y tanta la cantidad que mis fuerzas flaquearon, mas en el momento que iba a desistir Fito termino de manar su leche, sentí que menguaba su líquido y me dediqué a mamarlo para exprimir de él su primera eyaculación por masaje, cansada liberé su falo, ya menos rígido.

Me deje caer a su lado sudorosa con la cara llena de semen y aun deglutiendo los últimos restos de su leche, vi como su pene decrecía rápidamente al haber sido exigido al máximo, por mi mano y mi boca, oí su respiras agitado con mi respiración haciendo coro a la suya, aspiré aire y me olí a semen, estaba impregnada de la semilla de mi hijo, y eso me devolvió el líbido a mi cuerpo, mis manos buscaron mi vulva aun insatisfecha, ansiosa por un orgasmo, supe que Fito de momento estaba agotado, así que solo recargue mi cara cerca de su cadera y me acaricié suave, delicada y deliciosamente, ahora estaba yo cachonda y masturbándome al lado de mi hijo a quien acababa de vaciarle su sexualidad. Y yo aun tenía la lujuria de consolarme sola presa de una lascivia irreconocible en mí, pero lejos de reprocharme, me sentía plena, viva, completa, tenía mi vida para vivirla y gozarla a mi antojo, mientras pensaba todo eso mi mano seguía dándome placer, mis caderas se meneaban al masturbarme, sin ningún pudor.

Yacía desnuda y estaba feliz, solo esperaba que mi hijo se recuperara y tuviera fuerzas suficientes para cogerme de nuevo y hacerme estallar tal y como en ese momento me hacían explotar los dedos en mi clítoris, llevándome al deseado orgasmo, viniéndome al lado de Fito que estaba inmóvil, viéndome como me acariciaba y gritaba la tener un bello y relajante orgasmo mientras él acariciaba mis muslos sudados y calientes.

  • Gracias Naty —me dijo Fito con voz calmada— ha sido maravilloso, quiero que lo hagamos muchas veces.

  • Lo haremos siempre que quieras amor mío —le dije besándole su cadera en tano el metía su mano en mis muslos— que bueno que te haya gustado.

La noche llegó y nos sorprendió mientras nos entregábamos frenéticos al sexo, parecíamos recién casados, cogimos en mil posiciones y me entregué a él por todos mis orificios, me cogió de mil formas y tuvimos decenas de orgasmos, el nuevo sol nos encontró platicando, estábamos de cucharita, estábamos de costado y el penetrándome la vagina por detrás de mí, pues recién habíamos tenido los más recientes orgasmos, me tenía abrazada acariciándome un seno lánguidamente, mientras yo había entrecerrado mis ojos por el cansancio, sin darnos cuenta nos quedamos dormidos y desperté más allá del medio día, abrí mis ojos y recordé la maravillosa noche vivida, con gran alegría me levante y lo dejé dormir tranquilo, cerré las persianas para oscurecer su cuarto y salí después de darle un beso amoroso a mi nuevo amante, fui a mi habitación y me metí sin más a la ducha llenando la tina del jacuzzi para relajarme, pues por la tarde tendría que ir a mi cita con Juliana para iniciar la lactancia y tal vez hubiera algo más.

Los días pasaron y tuvimos que volver al puerto, afortunadamente Juliana aceptó irse junto con nosotros y quedarse en casa mientras encontraba un departamento o casa a su gusto, lógicamente nuestras sesiones de lactancia iban por buen camino, aunque la mayoría de las veces no nos limitábamos solo a mamarnos una a la otra, y acabábamos teniendo unas deliciosas cogidas que nos unían cada vez mas. Por otro lado mi relación con Fito tuvo que detenerse por completo salvo por las noches y las mañanas en que yo entraba a su cuarto para desearle buenas noches tal y como lo hacía desde siempre o para levantarlo para que se fuera a la escuela, en las dos visitas le daba de mamar un poco mis senos, con la finalidad de alegrarle el día y decirle que en cuanto hubiera oportunidad volveríamos a coger con pasión.

A los pocos días de haber llegado paseaba por la casa revisando el aseo y entré al cuarto de Fito y vi la cajita de sus secretos, me sentía un poco excitada pues Arturo me había dejado sin tener mi orgasmo, pues le habían llamado de urgencia de la oficina. Decidí ver el video que habíamos tomado pues no lo había visto aun, y ese era un buen momento para hacerlo.

Llevé la cajita conmigo y me dispuse a verlo en mi habitación a solas, mientras recordaba ese maravilloso día, había varios discos en sus sobres y elegí uno con la fecha del día, aparecí en la pantalla con mi vulva en primer plano miré mis vellos vaginales y me gusté, me vi dándome la vuelta y alejarme contoneando sensual mi culo, y me admiré por lo bien que vi mi cuerpo desde ese ángulo quedando satisfecha, me deleité viéndonos en tanto que me acariciaba a mí misma, al terminar la grabación quedé contenta de haber aceptado tomarnos el video, nos veíamos excitantes y me propuse que en las siguientes sesiones grabaríamos todos nuestros encuentros y así lo hemos hecho.

Al guardar de nuevo el video algo llamó mi atención, era otro disco con fecha de unos pocos días después de nuestra grabación, la curiosidad me movió con una aceleración de mi pulso, admito que me sentí nerviosa y sin pensarlo más saqué el disco y lo introduje en el reproductor, vi la verga de Fito totalmente erecta al encender la cámara, se dio la vuelta y avanzó desnudo totalmente, vi sus nalgas en plenitud, pero no sabía si estaba solo o no, no se veía a nadie más. Oí entonces la voz claramente, y mi sangre se heló en mis venas, mi corazón se detuvo al ver en la pantalla a quién que estaba con Fito, vi de nuevo la fecha anotada en el sobre y descubrí que fue tres días después de la última vez que habíamos cogido y grabado el video, cuando ya el resto de la familia había regresado a casa. Casi horrorizada los vi besarse apasionadamente, estaban desnudos los dos, y sus manos ansiosas recorrían sus cuerpos, no pude ya apartar la mirada del monitor, vi el video completo, fue mucho el tiempo ahí grabado o así me lo pareció. Mi asombro no me permitía moverme ni hacer nada, estaba paralizada, Fito había cogido con alguien más que no era yo, o más bien se lo habían cogido y él lo había disfrutado tanto como había disfrutado conmigo. Yo no sabía qué hacer traté de tranquilizarme para pensar bien lo que sería más conveniente para todos, llegué a la decisión de no decir nada en ese momento y dejar que las cosas siguieran normales hasta poder calmarme por completo y pensar con claridad. Hasta que llegara la oportunidad propicia de preguntarle a Fito por su proceder al haber cogido con alguien más de la familia.

Continuarᅅ..