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Manipulada por mi hijo adolescente (1)

en Amor filial

MANIPULADA POR MI HIJO ADOLESCENTE. 1

Mi hijo me engañó, me manipuló y me tiene sometida a su voluntad, el amor a veces nos lastima.

Gracias por sus contactos, sus palabras y por la confianza de acudir a mi, espero haberlos ayudado en algo. Este es un relato de una amiga lectora que me pidió escribirlo para que lo conozca la gente, agradezco su preferencia pues es un estimulo para mi. Cambiamos los nombres a solicitud de la protagonista para no revelar su identidad, aunque según me explica es muy difícil que quien la conozca sepa que publicó su historia en esta página, pero aun así prefiere el anonimato. Lo voy a transcribir como ella me lo contó, solo se hicieron ajustes en la redacción. Acepté pues me pareció una historia impactante y cruda, la damos a conocer a ustedes esperando que sea de su interés.

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Soy Sofía, me dicen Sofi de cariño desde niña, nací en el seno de una familia típica, soy hija única, pues mi mamá después de mi ya no pudo tener mas hijos, así que me criaron con todas las comodidades, pues después de que tuve edad para el preescolar mi madre volvió a trabajar en su antiguo empleo, ya que se aburría de estar sola en la casa así que en nuestro hogar no había necesidades de nada, pero tampoco convivíamos mucho, y menos aun platicábamos entre nosotros, mi madre tenía cada vez mas compromisos sociales y de trabajo, igual que mi padre. Pero no obstante, ellos se amaban y siempre procuraban estar juntos y de vez en cuando, y si mis calendarios escolares lo permitían, me llevaban con ellos, pero la mayoría del tiempo se iban de viaje los dos solos, y yo me quedaba con la nana o con alguna de mis tías, hermanas de mi padre.

Crecí sin carencias materiales, pero sin una orientación familiar adecuada, y mucho menos en el aspecto sexual, pues como era de suponerse, mi madre no tenía tiempo para mí, y daba por hecho que yo aprendería todo en el colegio. Y mis tías mucho menos tenían la intención de contarme los secretos del sexo, así que lo que sabia yo, lo había aprendido por pláticas con las amigas y con alguno que otro chico que me hacia la ronda y terminábamos en noviazgos de adolescentes. Ahí empecé a conocer las reacciones de mi cuerpo, entre las primeras caricias y manoseos de los chicos, siempre he sido bonita y con suerte de ser atractiva para los hombres, pero de ese atractivo vino mi experiencia más fuerte con quien menos me lo imaginaba. Ahora me siento engañada y frustrada con la vida y no sé que pueda yo hacer. Solo quiero compartir esta experiencia esperando que a alguien le pueda ser de utilidad.

Poco después de cumplir los quince años tuve mi primera relación sexual con un chico de 18 años llamado Manuel que me gustaba mucho como hombre, pero a la vez me desagradaba su forma de comportarse, pues era muy alocado, violento y abusivo con los mas chicos o débiles, pero tenía un atractivo animal que me fascinaba, haciendo que yo le coqueteara sin reservas, y como era lógico, al ser yo de las chicas mas altas y mas desarrolladas entre las de mi edad, también había llamado su atención, así que en la primera fiesta en al que coincidimos después de mis quince años nos hicimos novios y esa misma noche me desfloró en el auto.

Todo inició en la fiesta mientras bailábamos, ya avanzada la noche y cuando las parejitas estaban definidas empezaron las melodías calmadas para bailar abrazados, yo apenas me podía contener al sentir su cuerpo duro y fuerte entre mis brazos, el era mas alto que yo a pesar de que mi estatura es alta también, destacábamos entre los demás chicos por ser los mas grandes, ese era un atractivo mas para mí y me despertaba mi cachondés, me apretaba contra él, yo creo que para sentir todo mi cuerpo contra el suyo, yo sentía mis senos hinchados y duros con los pezones irritados por la excitación, su verga dura se encajaba en mi abdomen haciendo que mi vagina fluyera como un río, mojando mi pantaletita y mi pantalón, pero eso no me importaba, solo quería sentirlo a él, sentía mi cara arder de calor y había empezado a sudar. Así que cuando me propuso salir a lo fresco de la noche yo acepté.

Estuvimos un rato abrazados sintiendo el fresco viento en nuestros cuerpos, nos besamos y el cada vez exploraba mas y mas mi cuerpo que vibraba de deseo, puso sus manos en mis nalgas y yo lo dejé hacerlo, me apretó contra él y yo también empujé mi cadera contra la suya iniciamos entonces un movimiento delicioso y exigente, prácticamente estábamos cogiendo con ropa. De manera natural me llevó hasta su auto, nos sentamos directamente en la parte de atrás y continuamos besándonos con ansiedad, me encantaba como hombre, olía su aroma y me hacia mojarme mas, me sacó la blusa sin mangas y el sostén desnudándome de la cintura parta arriba. Yo no sentía ningún recato ni temor de ser vista o descubierta por alguien. Simplemente no me importaba que eso llegara a suceder, mi lujuria era tal, que llenaba toda mi mente en ese momento. Ansiosa le ayudé a sacarse la playera, dejando su torso musculoso ante mis ojos. Lo acaricié casi con veneración, mi líbido estaba altísimo y mi vulva ardía demandante de algo. Me acostó sobre asiento recreándose con mi desnudes, me besó casi con furia la cara, la boca, el cuello, bajando a mi pecho, ya tenía mis senos aprisionados entre sus manos, estrujándolos hasta lastimarme, pero mi cachondés soportaba eso y mas. Me besaba y lamía todo el pecho mientras apretaba con sus dedos mis duros y grandes pezones, mi cuerpo temblaba de deseo, su olor invadía mi nariz y llenaba mi cerebro, yo también lamía todo lo que el dejaba a mi alcance, sus orejas, su cuello, sus hombros, pasaba mis manos por su pecho y su espalda, sentía mi sudor correr por mi frente y nuca, resbalando hacia mi espalda, su cuerpo también estaba húmedo y caliente, gemíamos y gruñíamos mientras nuestras bocas se saciaban con las pieles mojadas de sudor y saliva.

De pronto el tomó mi pezón en su boca y comenzó a mamarlo ávidamente, dándome una sensación totalmente desconocida para mi, fue tan intensa esa caricia que mi vientre estalló sin avisar, me vine en un orgasmo fuerte y rápido que me dejó sin aliento solo sentía palpitar mi vagina y la salida de ríos de fluidos vaginales que mojaban mi pantalón quedé desmadejada a su merced mientras el se saciaba con mis pezones, mamándolos y mordiéndolos con rudeza, haciéndome gemir y quejarme de dolor, mientras él parecía bestia en celo sobre mi, gruñía y resoplaba chupándome, mordiéndome y mamándome sin control, provocando que mi cachondés volviera a invadirme, calentándome de nuevo entre suspiros y jadeos. Buscó el botón de mi pantalón y bajando el cierre tiró de él hasta quitármelo dejándome solo en la mojadísima pantaleta, pero no por mucho tiempo, pues prácticamente me la arrancó. Al sentirme desnuda le pedí que me dejara desnudarlo, desbroché su pantalón y el ayudé a sacárselo con algunas dificultades, dejando ante mis sorprendidos ojos una dura y gruesa verga, me pareció enorme, jamás en mi vida había visto una verga, y menos aun tan parada y tan dura.

Me quedé como hipnotizada con ese colosal falo entre mis manos, acariciándolo todo sentí su humedad y su calor, la suavidad de su piel y su contrastante dureza, lo sentía latir en mis manos hinchándose y relajándose levemente solo para volver a inflarse de nuevo con mas fuerza, el jaló mi cabeza hacia ese fascinante pene, y yo no entendía que era lo que él quería que yo hiciera. Hasta que me dijo que se la mamara, obedecí y acercándome lo toqué con mi lengua saboreando ese gusto salado y ácido de su líquido lubricante, se lo lamí a todo lo largo disfrutando y paladeando ese excitante sabor de hombre, hasta que metí la cabezota en mi boca, abriéndola al máximo para meterme lo mas posible de esa sensual verga, chupé y mamé no se cuanto tiempo, mi cabeza subía y bajaba una y otra vez deleitándome glotonamente mientras sentía como se hundían mis mejillas al succionar con fuerza esa amoratada cabeza de piel lisa y brillante.

De pronto se levantó y me empujó con fuerza hasta acostarme boca arriba en el asiento, me separó las piernas subiéndomelas a los respaldos, me sentí sensual en esa posición y moví mi cadera en forma provocativa, el sonrió complacido de mi entrega y hundió su cara en mi vulva, chupando con destreza mis labios pasando su lengua pesada por toda mi vulva, absorbiendo todos mis jugos hasta dejarme solo húmeda de su saliva. Encontró mi clítoris y sus labios y lengua hicieron maravillas en él, hasta arrancarme otro orgasmo intenso, solo que este lo disfruté mas pues lo sentí crecer desde lo mas adentro de mi ser, estallé en forma asombrosa lanzando chorros de líquido con fuerza, como si me orinara, mojándolo en la cara y el pecho, me asusté pues lo vi enojarse, me miró con furia y me acuso de haberlo orinado, furioso se vino sobre mi y me abofeteó varias veces mientras yo trataba de cubrirme con las manos inútilmente, me pellizcó los pezones con furia hasta hacerme chillar de dolor suplicándole perdón, pero él, ciego de coraje, me empujó de nuevo boca arriba y separando mis piernas, me abrió lo mas posible apuntando su endurecida verga en la entrada de mi vagina, y de un solo empujón y gracias a lo mojada que estaba, ese ardiente falo se deslizó con violencia dentro de mi, partiéndome en dos, haciendo que yo lanzara un alarido por el dolor insoportable al recibirlo de golpe todo dentro de mi.

No dejó tiempo de reponerme bombeó y bombeó con furia en mi vagina mientras yo lloraba indefensa ante esa furiosa primera cogida de mi vida. A los pocos minutos sentí como su ritmo se aceleraba provocándome mas dolor, pero el miedo a ser golpeada de nuevo me impidió que pusiera yo algún obstáculo, solo me quejaba y chillaba pidiéndole que se detuviera, pero mis súplicas y lamentos solo lo excitaban mas y bombeaba con mas fuerza hasta que su ritmo se hizo desenfrenadamente rápido y fuerte, apretándome contra él con sus manos, enterrando esa larga y gruesa verga en su totalidad dentro de mi, descargando chorros de ardiente semen en lo mas profundo de mis entrañas, cayendo pesadamente sobre mi aplastándome con su peso por minutos que a mí me parecieron horas, estaba yo adolorida, humillada y sofocada pero sentía miedo de que se enojara de nuevo y esperé con paciencia.

Poco después él se levantó de mí aun con su pene dentro de la vagina y fue sacándolo despacio mientras me miraba a los ojos sonriendo sin ningún asomo de arrepentimiento o pena por haberme golpeado, quiero decirles a ustedes que nunca antes nadie me había golpeado jamás, ni siquiera mis padres, así que esa golpiza me hizo temerle mucho, tanto que seguimos viéndonos unas cuantas veces mas, por deseo de Manuel, seguimos teniendo relaciones por poco tiempo hasta que se me detuvo mi regla por mi embarazo.

La noticia cayó como tormenta en mi hogar, y la primera idea de mi madre fue la de casarme con Manuel, pero al decirle y suplicarle yo, que no me casaran con él, y después de contarles como me trataba optaron por que yo abortara pero el médico amigo de mis padres les aconsejó que era muy arriesgado ya un aborto pues el embarazo ya estaba muy avanzado y existía el riesgo para mi de quedar estéril, o hasta de morir, así que lo siguiente fue esperar a que naciera mi bebé, poco antes de que cumpliera yo los 16 años.

El niño nació sin complicaciones y además muy sano pues mi madre se encargó de que yo tuviera un embarazo muy saludable, desde su nacimiento el niño a quien llamé Gonzalo como mi padre, fue la adoración de su abuelo. Así que Lalito formó parte de la familia y además sirviendo de enlace entre todos, pues desde su llegada estuvimos mas unidos que nunca y realmente llegamos a convivir como una familia. De Manuel no volví a saber nada, su familia se fue a vivir a otra ciudad del país, por mejoras en el trabajo de su padre así que nunca nos volvimos a ver para nada.

Mis padres continuaron con sus viajes y a la mayoría de ellos íbamos Lalito y yo, así conocimos varios países, y paseamos mucho, hasta que la fatalidad cayó en la familia, uno de esos viajes fue el último para mis padres, esa vez Lalito y yo nos quedamos pues yo quise reanudar mis estudios y debía inscribirme en la escuela, cuando venían de regreso a casa el avión en que viajaban tuvo un accidente del cual no hubo sobrevivientes, ni que decir, no sabia que hacer se me cerró el mundo a los 21 años, con un hijo de 6 años sin estudios y sin el sustento de mis padres la vida cambio para mi.

Por consejos de mis tías acepté rentar la casa en la que vivíamos, que era muy grande, como casa de huéspedes y como la casa estaba cerca de la universidad de mi ciudad los principales inquilinos eran estudiantes, prefiriendo rentar a chicas, pues era mas fácil el control y menos los riesgos para mi. Afortunadamente lo que cobraba de las rentas alcanzaba para que Lalito y yo viviéramos sin presiones aunque tampoco sin abundancias, nos mudamos a la casita del fondo del jardín que usaban mis padres para la servidumbre, era amplia y tenía dos recamaritas, mas que suficientes para nosotros dos.

La naturaleza fue benévola conmigo pues no mermó en nada mi belleza física, antes al contrario, decían mis tías que cada día me ponía mas bonita y mi cuerpo embarnecido se volvió mas sensual y llamativo para los hombres, tuve unos cuantos noviazgos pero nada en serio pues no me interesaba formar una familia, me sentía plena con mi hijo, a quien amo a por sobre todo. Para quienes piensan que la maldad no se hereda, les voy a decir que en mi caso parece que si sucedió ese tipo de herencia.

Lalito desde la pubertad, mostró inclinaciones a la violencia, la mentira y la trampa, aunque yo lo colmaba de amor y buenos ejemplos el prefería la otra cara de la moneda, tenía problemas en la escuela por su agresividad con sus compañeros yo era la madre a quien mas mandaban llamar por quejas de Lalito, lo expulsaron de tres escuelas por mala conducta. Hasta que lo llevé por recomendaciones de uno de sus profesores a recibir ayuda psicológica.

Para mi sorpresa empezó a cambiar su actitud y a ser menos violento, yo pensé que al fin había entendido que debía portarse mejor y ser una persona de bien, conocí a un hombre cuando tenía yo 27 años y me propuso matrimonio, afortunadamente la actitud de Lalito ya había mejorado mucho y se llevó muy bien con Mario, mi prometido, nos casamos lo antes posible y Lalito parecía estar contento de mi matrimonio, al poco tiempo después de cumplir los 32 años tuve a mi niña, y Lalito en verdad la quiere y la procura. El único defecto de Mario es que no controla la bebida, no es tomador consuetudinario, pero cuando llega a tomar no resiste mucho y termina durmiéndose casi de inmediato, para despertar hasta el día siguiente muy enfermo, prometiendo no volver a tomar mas, afortunadamente no da problemas de ningún tipo, solamente se queda dormido.

Pero dos años antes de que naciera la niña, empecé a notar algo raro en Lalito en aquel entonces de 14 años, principalmente al cambiarme de ropa o al estarme bañando, noté que me miraba y se aparecía "casualmente" encontrándome desnuda muchas veces, yo quería pensar que eran coincidencias sin importancia, pero cada vez era mas atrevido, incluso llegó a acercárseme mas de lo normal, y a tocarme por donde pudiera, se sentaba junto a mi para ver la televisión, recostando su cabeza en mis piernas y poniendo sus manos en mis muslos acariciándolos "despreocupadamente". Yo me sentía incomoda y no sabia que hacer pues si lo alejaba de mi, me imaginaba que se iba a poner celoso de Mario y no quería yo crear un conflicto similar, así que opté por tomarlo de buena voluntad por parte de él y permitirle ciertas caricias cada vez mas atrevidas, hasta que un día ya no pude mas pues me sentía acosada por mi propio hijo y decidí hablar con él, una vez que estábamos viendo la televisión, y estaba sentado a mi lado con su mano entre mis muslos tratando de subirla a mi entrepierna, yo le tomé su mano y traté de que la sacara de mis piernas pero el ya tenía bastante fuerza y en ese entonces había crecido mucho estando ya mas alto que yo.

Lalito saca la mano por favor... le dije con firmeza... no está bien que hagas eso, soy tu madre y hay caricias que no debes hacerme, ¿Si me entiendes verdad?

No sé de que me hablas mamá... dijo sin entender... ¿Hice algo malo?

Su respuesta me desconcertó... no mi amor no es que hayas hecho algo malo. Lo que pasa es que no esta bien que me toques como lo haces... le dije apenada... mira hay partes del cuerpo de las mujeres que no deben tocar los hombres, ¿Me explico?

¿Cuales son mamá?... dijo mirándome fijamente a los ojos, mientras se me imaginaba ver en ellos un destello burlón... dímelo para saber.

Ay Lalito... dije insegura... tu ya de seguro lo sabes.

¿Saber que mamá?... dijo sorprendido... no te entiendo, dímelo de una vez.

Pues mira Lalito... dije yo envalentonada y enternecida por la "inocencia" de mi hijo... no debes acariciarme las piernas, ni las pompas, ni los senos pues son lugares de la mujer muy íntimos y no deben ser tocados por los hombres.

¿Y entonces como Mario si te las agarra?... dijo sorprendido... yo los he visto muchas veces que te lo hace y tu lo dejas.

Ay Lalito... dije yo incrédula de la inocencia del niño... como voy a creer que no lo sepas a tu edad.

Saber que mamá... respondió mi hijo con cara de desconcierto... no te entiendo en verdad.

Yo no podía dar crédito a lo que mi hijo me decía, quedé callada ante la aparente "sinceridad" que reflejaba en sus respuestas, fue cuando recordé que yo a su edad tampoco sabía nada de sexo, pues nadie se había preocupado de enseñarme o de platicarme lo que era el sexo. Ahí caí en cuenta de que jamás había yo hablado tampoco de sexo con él, por lo que creí en verdad sus palabras.

Mira Lalito voy a pensar como podemos tener tu y yo una platica de sexo, y trataré de que entiendas algunas cosas... le dije con algo de pena... aunque también podrías hablar con Mario y él te podría platicar mejor, ¿Qué te parece?

No mamá... dijo decididamente... eso no, si hay que hablar lo haremos tu y yo no quiero que Mario se entere. Prométemelo.

Pero Lalito, mi amor... insistí con voz tierna... el podría decirte cosas que incluso yo no sé, ni conozco, así hablarían de hombre a hombre.

No mamá... dijo enojado... ya te dije que no, lo que debo saber me lo vas a decir tu nada mas. No quiero que le digas nada a él, o me voy a enojar mucho contigo.

Esta bien Lalito... dije cediendo esa primera vez, la primera de muchas dolorosas veces... no te enojes mi amor, te prometo que no le voy a decir nada a Mario. Pero tú prométeme que ya no me vas a tocar así.

Entonces que tampoco Mario lo haga... dijo con gesto de satisfacción... si él ya no te lo hace yo tampoco lo voy a hacer, y nada de que lo dejes hacértelo cuando yo no los vea, pues yo siempre los voy a estar viendo. Además soy tu hijo no creo que tenga nada de malo.

Ay Lalito no me pidas eso... dije angustiada... ¿No ves que es algo muy difícil para mi?

¿Y tu crees que para mi es fácil ver todo lo que te hace en las noches?... dijo Lalito casi gritando.

¿Pero nos has espiado Lalo?... exclamé asombrada... ¿Cómo has sido capaz de hacerlo?

Pues ya lo sabes o le prohíbes a el también tocarte... me dijo terminante... o me dejas a mi seguirlo haciendo.

Así pasaron poco mas de dos años sin que se hubiera repetido otro incidente igual, incluso lo llegué a olvidar y Lalito no volvió a ponerme otra exigencia similar, pero o dejó de tocarme cuando podía. Mi bebita ya había nacido, estábamos los tres muy contentos con la niña, principalmente Mario quien había ascendido en su trabajo pero ahora tenía mas responsabilidades y menos tiempo libre para la familia, ganaba mucho mejor sueldo, pero casi no estaba en casa, aun así se daba tiempo para venir a comer diario con nosotros.

Una tarde después de comer, estaba en mi cuarto viendo un programa en la televisión recostada en mi cama y la niña estaba dormida en su cuna, cuando entró Lalito y se acostó junto a mi con su cabeza sobre mis piernas, para entonces él ya tenía 16 años, y estaba mas alto y musculoso al igual que lo estaba su padre a esa edad. Yo estaba incomoda pues él había vuelto a tocarme mas seguido y a espiarme en todo momento, pero ahora sus caricias eran mucho mas descaradas y atrevidas. Él trataba como siempre de meter su mano entre mis piernas algunas veces por fastidio, le había permitido un poco de espacio, pero jamás lo dejé tocarme mas arriba de medio muslo y eso solamente cuando traía yo pantalón, y en esa ocasión yo vestía una falda corta. El forcejeaba tratando de meterme su mano debajo de mi falda y yo luchaba por impedírselo.

Ya Lalo, estate quieto saca la mano de ahí... le dije regañándolo... déjame ver el programa en paz.

Pero que te estoy haciendo yo... dijo protestando... además no seas mal pensada ni morbosa, nada mas piensa en cochinadas como las que haces con Mario, y piensas que yo soy igual.

¿Qué dices?... grite sin dar crédito a lo que me acababa de decir mi hijo... ¿quien te da derecho para juzgarme en lo que yo haga con mi vida?

Ya mamá, no es para tanto... dijo burlón insistiendo en meter su mano bajo mi falda... además es cierto no dije ninguna mentira.

Mira Lalo estoy muy enojada ahorita... dije tratando de cubrir mis senos que ya manchaban con mi leche la blusa pues era hora de alimentar a la bebé... voy a darle de comer a tu hermana, y luego seguimos hablando. Sal un momento por favor

Yo me quedo contigo quiero ver como come la bebita... dijo Lalito con voz inocente pero firme.

No Lalo, eso no... dije tratando de oírme molesta y dura... no te vas a empezar a poner así conmigo.

Pues no es nada malo, es algo natural... alegó defendiéndose... ¿O a poco no me diste de comer a mi también?

Pues si te di, pero eras un bebé también... dije defendiéndome a mi vez... y eso no me gusta que nadie me vea hacerlo, solo Mario.

Pues yo te voy a ver... me dijo terminante... lo quieras o no ¿O prefieres que le diga a Mario como te besabas con Juan José cuando nadie los veía?

Me dejó muda de la impresión, si bien era cierto que había tenido una aventura con Juan José, pero eso fue desde antes de casarme con Mario. Pero ya habíamos terminado y solo lo hicimos muy pocas veces después de casada, cuando el regresó a la ciudad años después y antes de embarazarme de la bebé, pero yo estaba segura de que nadie se había dado cuenta pues lo hicimos en las horas en que Mario estaba en su trabajo y Lalito estaba en la escuela y no había nadie mas en la casa. No sabía como Lalito pudo haberse enterado.

¿Cómo sabes tu eso?... dije levantándome y enfrentándolo cara a cara... dime como lo sabes.

Perdóname mamita... dijo Lalito derrumbándose ante mi cayendo de rodillas y abrazándose a mis piernas y llorando continuó... no quiero que te enojes conmigo, no sé que me pasa, me da coraje verte con Mario y a mi no me haces caso, no sabia que te molestaba tanto que me acercara a ti, y te acariciara. Pero si te hago enojar ya no lo voy a hacer nunca mamita. No le voy a decir nada a Mario. Pero perdóname, es que me siento muy solo, no tengo amigos, solo te tengo a ti.

Esa reacción de mi hijo me dobló por completo, me dejó desarmada y sintiéndome culpable, me hinqué junto a él y lo abracé, el puso sus manos en mi pecho empujándome para alejarme, pero yo lo sujeté con mas fuerza hasta que él colocó su rostro sobre mis senos, llorando desconsolado, yo sentía como sus manos apretaban y soltaban mis senos hasta casi lastimarme, haciendo que mi leche saliera manchando mi blusa con grandes círculos húmedos alrededor de mis senos. No quise separarlo para no volver a hacerlo sentir mal y estuvimos un rato abrazados mientras yo trataba de consolarlo. El llanto de la niña nos volvió a la realidad y suavemente lo separé de mi pecho.

Déjame levantar Lalito... le dije casi susurrando... tu hermanita quiere comer voy a verla, regresa en un ratito ¿Si mi amor?

¿Por qué no me dejas ver como le das de comer a mi hermanita?... me dijo con ternura y mirándome suplicante... me voy a portar bien, te lo prometo.

Esta bien mi amor... dije sin poder poner mas argumentos, y le sonreí... te voy a dejar que veas a tu hermanita comer.

Se sentó frente a mi atento a ver mis senos, pues yo bien sabia que eso era lo que el quería, me subí la blusa de algodón hasta descubrir el sostén y saqué mi seno sin poder evitar que Lalito lo viera por completo, vi como su mirada brillo al ver el seno desnudo. Traté de meter el pezón lo mas rápido en la boquita de la bebita para no darle mas tentaciones a Lalito, pero el no se iba a conformar con eso solamente. Una vez que la niña atrapó el pezón y empezó a mamar yo ayudé a que me saliera más leche apretándome el seno exprimiéndolo. Al ver eso Lalito me preguntó por qué lo hacia, a lo que contesté tratando de explicarle sin entrar en detalles, pero el problema surgió cuando me pidió que lo dejara apretarme el seno, me opuse a dejarlo hacerme eso, pero al insistir tanto terminé por ceder y acepté. Sin darme tiempo a reaccionar se colocó detrás de mi hincado en la cama, recargando en mi espalda su pelvis, mientras me agarraba en seno y me lo apretaba suave, bombeándomelo como le había explicado, no pude evitar que se apoyara en mi, así que cuando su pene empezó a ponerse mas duro y a crecerle, lo oprimía contra mi espalda presionándolo.

Yo siempre he sido de un nivel de líbido muy alto y soy muy fácilmente excitable y ese momento era mas que cachondo para mi, sentía la sensación en mi pezón, al ser mamado por la bebita, y además la verga de mi hijo dura y gruesa frotándose en mi espalda que no resistí mas y en cuanto la niña dejo de mamar me levanté y después de acostarla en su cuna fui directo al baño a masturbarme. Justo cuando me estaba viniendo violentamente, Lalito abrió la puerta y me vio, debido a la intensidad del orgasmo y mi excitación, tardé en reaccionar unos segundos mientras me sacudía con los espasmos, dejando escapar profundos gemidos de satisfacción, casi sin aliento le pedí a mi hijo que saliera del baño. Pero en cuanto me repuse del orgasmo, la vergüenza me consumió y no deseaba enfrentar a Lalito, pues sabia que se iba a poner más cachondo e iba a quererme manosear mas atrevidamente, sin importarle que yo lo regañara, se había acostumbrado a no obedecerme y a tocarme por todos lados además de espiarme para verme desnuda. Cuando salí del baño Lalito me esperaba en mi recámara sin mas me interrogó.

¿Qué estabas haciendo en el baño mamá?... me preguntó en cuanto me vio.

Ya lo sabes, no te hagas tonto... dije molesta por su fingida inocencia...y no quiero hablar de eso.

En verdad no sé lo que te pasó... dijo sorprendido... creí que estabas sintiéndote mal por eso abrí la puerta y entré y cuando te vi sobándote pensé que te dolía tu colita.

Ay mira no te hagas el tonto... dije molesta por mi incomodidad... no me vas a engañar con que no sabes que es una masturbación.

¿Te estabas masturbando?... preguntó asombrado, pero lo que dijo a continuación me desconcertó totalmente... ¿También las mujeres se masturban?

¿En verdad no sabes?... le pregunté incrédula... No te creo que a tu edad no sepas qué es la masturbación.

Claro que lo sé... contestó ofendido... pero no sé como lo hacen las mujeres, enséñame.

¿Qué, estas loco o que te pasa?... dije escandalizada... ¿Cómo crees que te voy a enseñar como se hace? Ni que estuviera loca. Eso ya lo sabrás después.

¿Pero cómo lo voy a saber?... dijo desconcertado... ¿Qué debo hacer?

¿En verdad no lo sabes?... dije con incredulidad... no lo puedo creer.

¿Por qué no me lo platicas mamá?... me pidió... nunca me has dicho nada de eso.

Mira no te prometo nada... le dije con seriedad... Pero voy a preguntarle a Mario como te lo puedo explicar ¿Si? Y tal vez te enseñe.

Yo pensaba que las cosas se calmarían con el paso del tiempo, pero nunca me imaginé el horror que iba a vivir con el despertar sexual de Lalito, y de darme cuenta de cómo brotaba en su comportamiento su herencia cruel y malvada. CONTINUARÁ…..