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Amor inesperado

en Zoofilia

AMOR INESPERADO

La relación con su hermanastro Rubén había sido tal vez el único recuerdo agradable que tenía Elisa, ahora se le había presentado otro duro momento. Después de los 30 días que había permanecido Rubén con ella antes de irse, habían cogido casi todos los días y en todas las posiciones posibles que se les ocurrían. Rubén había enviado a su esposa y su hijo a su nuevo hogar, para que se fuera instalando con la ayuda de la familia de ella, mientras él terminaba su contrato con la empresa en la que trabajaba. Desde que salió su esposa al extranjero, él se mudó con Elisa y esta se tomó todo el mes de vacaciones pues nunca antes lo había hecho. Él la llevó a comprar todo un guardarropa nuevo y moderno y en efecto le cambió la imagen completamente entre estéticas y tiendas de ropa.

Pero esa sexualidad desenfrenada y sin precauciones tuvo consecuencias, al partir Rubén, Elisa tuvo un retraso en su menstruación y al hacer la prueba supo que estaba embarazada, se asustó demasiado y no supo que hacer, siguió trabajando con nuevos bríos para escapar de la soledad que ahora era mas insoportable, tanto se entregó al trabajo que descuido inclusive su alimentación, haciéndola muy irregular lo que fue mermando su salud hasta llegar a un serio problema de anemia, que provocó que a pocos días del parto programado, Elisa sufriera una grave crisis que le ocasionó la muerte del bebé.

Al día siguiente del aborto no quiso guardar cama y se fue a trabajar, pero a media tarde se sintió cansada e hizo caso de una empleada que insistió para que fuera a su casa a reponerse unos días más.

Cuando regresaba de trabajar, al cruzar el parquecito para llegar a su casa como todos los días, vio que unos niños tenían gran algarabía gritando ruidosamente divertidos, pero también escuchaba el llanto temeroso y lastimero de un animal, entonces al apartarse por un instante los niños, pudo ver que estaban lastimando cruelmente a un pequeño cachorro que aullaba indefenso de dolor y de miedo.

Indignada corrió hacia el grupo de agresores y regañándolos a distancia, logró que dejaran en paz al pobre animal. Al llegar donde se encontraba el animal vio que era un pequeño cachorro de perro, sintió infinita lástima por él, que sin pensarlo lo recogió sintiendo su temor al temblar y quejarse lastimeramente, presa del miedo a ser lastimado más. Entró a su casa y lo revisó para ver si tenía alguna fractura o herida pero afortunadamente no era así, entonces se percató de que el animalito aun no abría los ojos, era prácticamente recién nacido, lo lavó y lo acarició para tranquilizarlo. Cargándolo en sus brazos, supo por el tamaño que se trataba de un perro de talla grande, y pensó que se podrían hacer compañía uno a la otra. Lo llevó a su recámara para cambiarse de ropa pero al quedar semidesnuda el perrito empezó a llorar muy lastimero, estando solo en brasier y pantaletas se recostó con el cachorro en la cama revisándolo para saber la causa de su llanto.

Al acariciarle el hocico el perrito se prendió de su dedo meñique mamándolo con fuerza.

Ah ya sé que pasa contigo... dijo Elisa divertida... tienes hambre. Ven vamos a la cocina para darte algo de leche.

Al revisar la alacena y el refrigerador se dio cuenta de que no tenia nada de leche, solamente alimentos sólidos. Se vistió y salió a buscar en las tiendas, pero ya era muy tarde y todo estaba cerrado. Regresando a su casa preocupada por el animal, pensó que el pobre cachorro pasaría una larga noche de hambre, pero se prometió que a la mañana siguiente saldría muy temprano a buscarle comida al cachorro. Cansada trató de darle algo de jamón al perro pero se dio cuenta de que aun no tenia dientes y le dio miedo que se le fuera a morir por comer eso. No sabia que hacer para calmar el hambre del animal, solo había notado que al acariciarlo se calmaba un poco.

El perrito se acurrucó entre sus brazos y ella sintió que empezó a chuparle la tela de su camisón y al revisarse notó las manchas que había en él. Se le ocurrió la idea pero le pareció inapropiada, y le dio risa de solo imaginarlo, pero su mente empezó a valorar la situación para lo correcto y lo incorrecto, miró al animalito indefenso que buscaba ciego como calmar su hambre, arrastrándose en la blanca sabana. Sin pensar más desbrochó el frente del camisón y acercó al cachorro a su seno guiándolo a su pezón que goteaba su blanco contenido. Pensó que eso estaba mal que tal vez se estaba volviendo loca, pero otro pensamiento se sobrepuso y ganó en peso, al decirse a si misma que solo era una solución momentánea para los dos, ella le quitaría el hambre al cachorro y el le liberaría la presión de sus senos.

Sin meditar mas acercó decidida su pezón al pequeño hociquito, el cachorro al olfatear la leche buscó desesperado el pezón materno para saciar su hambre encontrándolo de inmediato abriendo todo el hocico para poder abarcar completo todo el pezón, logrando hacerlo con algo de dificultad pero afortunadamente era de raza grande y logró prenderse ansioso de la mamadera de su improvisada nodriza.

Elisa sintió el duro mamar del animalito y le agradó la sensación que experimentaba al amamantar a un ser vivo con la leche que debería ser para su hijo, al recordarlo sus ojos dejaron escapar gruesas lagrimas y un sollozo sacudió su cuerpo, trató de no lastimarse con el triste recuerdo y cerró los ojos para no llorar, su atención volvió a centrarse en la punta de su seno que era mamado con avidez, Elisa oprimió su seno para facilitar la salida de su leche. Cuando Rubén le había mamado los pezones había sentido mucha excitación, pero lo que sentía ahora era diferente, estaba dando algo de si, estaba brindando alimento para mantener una vida, pero no dejaba de ser una sensación excitante que despertaba su sensualidad, y su deseo ahora desatendido, sintió que la presión se había aliviado en el seno mamado pero el otro aun estaba molestándole así que cambió de posición y acomodó al cachorro en el otro seno.

Ahora mama la otra chichita, chiquito... dijo Elisa con ternura... Así chiquitín te la puedes acaba toda es solo para ti.

El perrito mamaba golosamente la tibia y dulce leche humana que le quitaría el hambre por esa noche, el animalito sació su apetito y soltó el pezón habiendo mamado gran cantidad de ambos senos, permitiendo a Elisa dormir sin la molestia de tener los senos cargados e inflamados. Ella lo dejó dormir a su lado y el cansancio la venció sin que se hubiera abotonado de nuevo el camisón.

Pasadas algunas horas algo la despertó, tardó en darse cuenta de lo que sucedía, hasta que identificó entre sueños la sensación en su pezón. Se trataba del cachorro que volvió a tener hambre y se había apoderado del pezón cercano y estaba mamándolo con glotonería, bebiendo su leche, Elisa lo dejó mamar y después de un rato lo cambio de seno.

Toma esta perrito lindo... dijo Elisa medio dormida... mámame toda la leche que quieras. Ahora yo soy tu mamá.

Así pasaron la noche con el cachorro mamando de cuando en cuando, y ella tomándole gusto al servir de nodriza a su especial entenado. Poco después del amanecer despertó Elisa con renovada energía. Y buscó al cachorro para sacarlo al jardín a que orinara y defecara todo lo que había comido durante la noche. La mañana era fría y Elisa apresuró al animal para que no tardara, una vez que el perro hizo lo que tenia que hacer, Elisa entró con él de nuevo a la casa, pensando en ir a comprarle la leche al animalito, pero el cachorro ya la buscaba de nuevo arrastrándose en el piso para encontrarla. La joven lo cargó en su regazo y de inmediato el animal clavó su cabeza en busaca de su alimento.

Bueno chiquito... dijo Elisa divertida y riendo a carcajadas, para si añadió... te voy a dar chiche por ultima vez, no quiero que vayan a decir que soy una degenerada amamantadora de perros.

Vente vamos a la cama porque hace mucho frío... dijo Elisa cargando al animal.

Apenas se acostó, y el animal sintió la cama y su cercanía, buscó ansioso los pezones de la mujer mientras ella lo veía divertida riendo de la torpeza, del todavía ciego animal en tanto desabrochaba otra vez su camisón hasta la cintura sacando esta vez sus dos senos que ya goteaban leche indicando que estaban al máximo de su capacidad. Sin saber por qué, se sintió ella también ansiosa y nerviosa. Acercó al cachorro a su pezón y al atraparlo entre su hocico, ella exhaló un suspiro sensual de placer, respondiendo a la agradable sensación al ser mamado su pezón, contempló a la pequeña bestiecita mamar su leche y sin darse cuenta empezó a acariciarse el otro seno llevando incluso el pezón a su boca hasta mamarse ella misma su propia leche, sintió que su vagina se humedecía y aparecía esa sensación excitante que le exigía coger o masturbarse. Presa de esa extraña lujuria levantó el faldón del camisón y metió la mano debajo de la pantaleta, y mientras era mamada su leche, ella se acariciaba muy suavemente para no lastimar su vagina que recién había parido, hasta que se alivió con un suave orgasmo que desahogó sus ansias por el momento.

Sin que se hubiera imaginado algo semejante se quedó con el cachorro que crecía rápidamente, pero que aun mamaba de la leche de Elisa, lógicamente nunca llegó a comprarle la leche a su mascota, pues decidió amamantarlo ella misma al fin que nadie lo sabría jamás. Así fue que mientras criaba a su cachorro, ella se masturbaba de cuando en cuando, pero el perro seguía creciendo cada vez mas, ella pensaba que tal vez su leche influyera en que el perro fuera tan grande e imponente.

Cierta vez que ella ofrecía su leche Gringo (le había puesto ese nombre porque el perro era muy grande, blanco y tenia los ojos azules) pues ya no le mamaba mucho porque la lastimaba con los afilados dientes, solo lo dejaba lamer la leche que se sacaba y escurría por sus senos, ella estaba caliente y llamó a gringo para sacarlo de la casa mientras se masturbaba. Pero no se fijo que otra de las puertas estaba abierta y el perro volvió a entrar buscando a su ama. Tal vez el olor de su vagina llamó la atención del perro y decidió investigar que era lo que su ama tenia, y que olía de manera tan especial, ella estaba con los ojos cerrados, llegando al orgasmo, cuando sintió la lengua de gringo entre sus dedos tratando de lamerle la vulva, en el estado de lujuria en el que se encontraba no lo pensó y retiró su mano para permitir que gringo saboreara los jugos de su vagina, fueron unos cuantos lengüetazos y Elisa estalló en un intenso orgasmo que no había sentido desde que cogiera con Rubén.

Quedó sorprendida y asustada por lo ocurrido, reprochándose ella misma que eso ya era demasiado, una cosa había sido, (y ya era bastante escandaloso) alimentar y criar a un cachorro desvalido dándole de mamar y otra muy diferente el dejarse masturbar por ese mismo animal.

La vergüenza la llenó de ira y quiso arremeter contra el animal que la veía impávido sin entender lo que sucedía, quiso golpearlo pero al ver su mirada atenta, meneando la cola, contento por estar con ella, ya no tuvo el valor para descargar su coraje en el animal.

Ven, vamos abajo, tu no tienes la culpa... dijo Elisa controlando la respiración... voy a darte algo de comer.

Pasaron algunos días en los que Elisa tenía buen cuidado de cerrar bien la puerta de su habitación cuando se masturbaba, pero fuera de ahí permitía que gringo deambulara por toda la casa libremente. A todas horas y por las noches cerraba bien todas las puertas, y dejaba que el perro durmiera en el pasillo.

Una noche calurosa Elisa tenia un sueño que últimamente se repetía en su mente, soñaba con Rubén haciéndole el amor, pero esta vez el sueño era muy real, incluso, sin poder despertar se daba cuenta de la humedad excesiva de su vagina, sintiendo tan real el sueño que las sensaciones al venirse en un potente orgasmo la despertaron dándose cuenta escandalizada que una vez mas gringo era quien la había llevado a ese grado de excitación, al lengüetear por encima de la pantaleta la anhelante vulva de su ama.

Esta vez el sueño y lo gratificante del orgasmo ocasionó una reacción diferente en la mujer, no agredió al animal ni se enojó con él, solo le ordenó que se fuera a su lugar y la dejara dormir. Al despertar al día siguiente sin tener que trabajar pues era domingo, se quedó un rato largo sentada en su cama viendo un programa en el televisor con gringo acostado sobre la cama y a los pies de ella.

Pero su mente no estaba en las imágenes del aparato, su mente meditaba lo ocurrido tratando de ser objetiva, se propuso algunas alternativas, tales como deshacerse de gringo, y evitar así que siguieran ocurriendo ese tipo de anormalidades, otra era encerrarse bien y no permitirle al animal repetir lo sucedido, otra mas y en la que trataba de pensar menos era que dejara pasar las cosas hasta donde estas llegaran. Trató de desechar de su mente esa escandalosa posibilidad, asustada de volverse una degenerada.

Pero algo dentro de ella clamaba por su satisfacción personal, su líbido exigía atención, y eso enmarañaba su raciocinio confundiéndola y presentándose ella misma otro tipo de justificaciones entre las que destacaba la más fuerte. "Al fin que estoy sola y nadie se va a poder dar cuenta de lo que pase aquí, la casa esta bien protegida y nadie puede meterse ni siquiera al jardín, todo está electrificado, y no hay modo de entrar. Y desde la calle no se ve nada, nunca recibo visitas de nadie y además las cosas no pasarían de ahí, de dejarlo lamerme un poquito pues me hace venirme muy rápido".

Al final de cuentas y motivada por su necesidad de satisfacción sexual cada vez mas fuerte y la eterna soledad en la que vivía dentro de su casa, decidió darse la oportunidad de experimentar esa nueva posibilidad. Pero no ahora, ella no provocaría nada, dejaría que las cosas se presentaran por si solas y si no se llegaba a dar nada, seria mejor para ella, pero si llegaba a ocurrir algo, no pondría resistencia ni remordimiento alguno, dejaría que las cosas sucedieran por si solas.

Con esta decisión se sintió mas tranquila y su conciencia dejó de martirizarla. Se sintió libre de culpa y vio la situación en la que estaba cayendo en lo referente a su aspecto y vida social, optó por volver a cambiar su imagen recordando las palabras de Rubén, y lo bien que se había sentido en esa época durante su embarazo, al arreglarse bonita. Recordó que los hombres volteaban a verla y su vanidad apareció orgullosa de cómo se veía. Y así lo hizo, volvió a arreglarse, a ir a la estética y comprarse ropa que resaltara su belleza.

Una noche se puso un breve camisón que le había regalado Rubén, y los recuerdos acudieron a su mente cuando lo estrenó para él y la maravillosa sesión de sexo que tuvieron. Fue la primera vez que ella mamaba su verga, recordó cómo la sostuvo entre sus manos impresionada por su grosor y lo largo del pene, el olor penetrante de su esmegma, que lejos de hacerla sentir asco, la hizo excitarse al máximo al revisarle cada centímetro de su duro miembro, lo acarició con las manos, la vista y su boca, miró de cerca la enorme cabeza del glande admirando la tersura reflejante de la piel tan diferente al resto del cuerpo, parecía brillar por si sola, recorrió la dura barra de arriba abajo, palpando y acariciando con los dedos el trayecto que dibujaban sobre el tronco las resaltadas venas que latían con fuerza llenando con su sangre todo el orgulloso pene, subió y bajó la suave y suelta piel del miembro cubriendo y descubriendo el glande con la capucha de su prepucio. Jugó y conoció por todos lados la fascinante verga que la había hecho suya. Revisó la colgante bolsa de los testículos cubierta por la gruesa y arrugada piel del escroto, acarició el vello hirsuto que ahí crecía al igual que todo aquel del pubis del hombre.

Como si lo estuviera viviendo de nuevo, vio en su mente como acercó sus labios abriendo toda la boca para abarcar la barra de carne y piel, dura y caliente con su penetrante pero excitante sabor a hombre, paladeó todo lo que estaba impregnado en el glande mamando glotonamente como si se tratara de un gran caramelo, a petición de Rubén lamió el frenillo del prepucio mandando oleadas de placer al hombre que agradecía, la caricia con roncos rugidos y gruñidos casi animales.

Sintió de nuevo como se meneaba el miembro dentro de su boca mientras ella subía y bajaba la cabeza mamando con fuerza la deliciosa verga hasta que esta se hinchó todavía mas y endureció como si fuera una barra de acero caliente y recordó los tibios y abundantes chorros de semen que inundaron su boca y garganta al sorprenderla en una descomunal eyaculación que la hizo toser atragantada por tal cantidad de semen que escurría dentro de su garganta y por sus labios.

Elisa sumida en su recuerdo se satisfacía con su mano dentro de su húmeda pantaleta, sedienta de sexo y de un hombre que la poseyera, como lo había hecho su hermanastro. Sintió la cercanía de gringo que olfateaba curioso la entrepierna de Elisa tratando de llegar a donde la mano de la muchacha se agitaba visiblemente. Elisa separó las piernas y esperó la reacción de gringo, quien al ver la oportunidad abierta, no tardó en introducir el hocico en busca del preciado tesoro de su ama, ella sacó la mano para dejarle toda su vulva libre, pero aun con la suave tela de la pantaleta protegiendo su intimidad, gringo empezó a lamer con gusto la húmeda prenda provocando que el líbido de Elisa aumentara, sintiendo arder su cara y sus orejas por la tremenda excitación que le producía entregar su sexo en forma consiente a su mascota, en un arranque de lujuria se quitó la íntima prenda que mantenía el bloqueo entre la lengua animal y su anhelante e hinchada vulva, permitiendo de este modo el contacto directo de gringo con la flor de su vulva húmeda de fluidos deliciosos que gringo lamió y lamió, hasta que Elisa retorciéndose y temblando de placer estalló en una violenta y abundante eyaculación mojando la sorprendida cara de gringo que se apartó al recibir de lleno el potente chorro que salió de la vagina de la mujer, pero pasada la sorpresa volvió a arremeter excitado por el olor a sexo, lamiendo impetuosamente la palpitante vulva que ya mostraba el crecimiento de la tupida mata del castaño vello que había sido afeitado en la labor del aborto. Elisa quedó tendida sin fuerza, con la espalda en la cama y las piernas colgantes y separadas con gringo en medio de ellas el camisón se le había arremangado hasta mas arriba de la cintura, mientras su senos subían y bajaban acompañando la agitada respiración y de los pezones salían pequeñas gotas de leche que rebasaba ya la capacidad de las firmes masas.

Gringo siguió lamiendo excitado todo el néctar que había erupcionado del volcán femenino, logrando que después de unos instantes el líbido de Elisa surgiera de nuevo clamando por mas satisfacción, ella se apoyó sobre sus codos levantándose un poco para observar como gringo devoraba glotonamente los restos de su fluido en las piernas y aun entre el canal de sus nalgas.

A la mujer se le ocurrió presentarle la facilidad para que gringo limpiara toda esa zona entre sus nalgas y se puso hincada en el piso con el pecho recargado en la orilla de la cama, mostrando su hermoso culo a gringo para que este lamiera todo el jugo que había resbalado hasta ahí, y de paso sentir esa lengua tibia en su ano, gringo de inmediato entendió la intención de Elisa y volvió a hundir el hocico en el culo de su ama lamiendo rápidamente todo el bello canal, dedicando especial atención al aromático ano dándole a Elisa cosquilleantes caricias.

Pero Elisa no contaba con que gringo también estaba excitado y ya su pene sobresalía de su vientre, rojo y brillante, Elisa se tendió relajada disfrutando de la agradable sensación en su ano y a lo largo del canal de sus nalgas, las que separaba con ambas manos para facilitar el acceso a gringo, de pronto sintió que el perro se montaba en ella, llevado por su instinto y sin que Elisa pudiera reaccionar y con las manos atrapadas separando sus nalgas, entre el cuerpo de gringo y su espalda, se dio cuenta de lo que iba a suceder, trato de zafarse pero el peso del perro era superior a sus fuerzas, además de que en su posición no tenia punto de apoyo para levantarse, estaba sometida por el peso y el deseo de gringo.

No gringo, no lo hagas... gritaba angustiada Elisa... bájate ya, quítate de encima. No chiquito no hagas eso, gringo déjame levantar ya.

Pero gringo en ese momento ya no obedecía mas que a su instinto y este le indicaba poseer a la hembra en celo, Elisa trató de sacudirse para impedir que gringo la penetrara pero en ese instante sintió el primer envite cerca de su ano, asustada trató de protegerse levantando lo mas que pudo su cadera para evitar la verga de gringo, pero dejó su vulva a la altura exacta de la trayectoria de la verga, a la segunda embestida de gringo la verga penetró en la lubricada vagina abriendo camino para todo el resto del descomunal tronco de color rojo encendido, en cortos y rápidos envites Elisa sintió como la enorme bola de la base de la verga de gringo penetraba dentro de ella, haciéndola exhalar con fuerza y ruidosamente el aire de sus pulmones la sensación que esto le produjo fue de sorpresa, no le dolió al contrario fue excitante al sentirse penetrada por completo se limitó a dejar que gringo hiciera lo suyo en su vagina, sintiendo la fuerza de las potentes y rápidas embestidas, extrañamente su excitación aumentó y disfrutó ser cogida por gringo, la sensación de sentir una verga tan grande, mucho mas grande que la de Rubén, dentro de ella después de tanto tiempo fue gratificante, sentía como gringo bombeaba dentro de ella frenético por eyacular, ella deseó que la cogida durara el tiempo suficiente para satisfacerla.

Y como si gringo lo hubiera entendido se dio el tiempo de coger a su ama por largos minutos hasta que ella sintió venir un nuevo orgasmo haciéndola gritar con fuerza, gimiendo y jadeando con cada contracción en el fondo de sus entrañas, que aprisionaban palpitando, todo el grueso tronco que las había invadido, cada espasmo estremecía su indefenso cuerpo entregado al instinto de gringo quien seguía cogiendo con ansiedad a la mujer, que gemía y se quejaba débilmente después de explotar en el mas delicioso de los placeres que conocen los humanos. Tal vez las contracciones de su vagina en el enorme pene de gringo influyeron para que este también alcanzara su orgasmo emitiendo un leve chillido de satisfacción al consumar la primera cogida de su vida.

Gringo trató de separarse de la mujer pero el gigantesco botón de su verga lo mantenía unido a ella, quien sintió miedo al darse cuenta que el perro no podía salir de ella, su corazón empezó a latir con mas fuerza por el temor, tratando de pujar para arrojar fuera de si la descomunal verga de gringo, pero el problema se resolvió mas fácil de lo que ella creía, gringo tiró por arriba de ella subiendo una de sus piernas y con el pujar de ella el botón salió lenta y deliciosamente de la vagina pocos instantes después, emitiendo un peculiar sonido al destaparse la vagina, sintiendo Elisa una placentera relajación al desalojarse de ella el pene de gringo.

Elisa permaneció un poco mas en esa posición saboreando todavía el placer enorme que había sentido al ser cogida por gringo en forma tan inesperada, sonrió lánguida, con la mejilla descansando en la blanca sabana relamiéndose en sus sensaciones. Sintió que gringo lamía su vulva para limpiarle todos los restos de la abundante eyaculación. Dejándolo ella hacer su labor de macho.

Entrecerró sus grandes ojos, ahora risueños, en ese momento de satisfacción plena, y con una amplia sonrisa dibujada en su rostro, se dijo que ahora se sentía con deseos de seguir viéndose bonita y ¿Por qué no? También llegar a conocer a un buen hombre, pero mientras tanto el problema de su soledad y de su insatisfacción sexual se había resuelto completamente y su secreto estaba más que seguro.

 

FIN….?