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Un viaje a Mallorca (3)

en Grandes Series

UN VIAJE A MALLORCA.

Tocamientos en el hotel.

Subimos al autocar, al primer piso y nos sentamos en los penúltimos asientos. Estamos casi solos porque la mayoría de los abuelos van arriba para ver mejor el paisaje.

Desde el aeropuerto hasta El Arenal, hay más o menos 13 kilómetros de distancia, así que calculo que en unos 10 ó 15 minutos llegaremos a nuestro destino.

Tengo muchas ganas de llegar: para cambiarme de ropa, comer algo sólido y estar contigo de nuevo, pero por fin sin ningún tipo de prisas.

Vamos por la autopista y a mano izquierda se divisa un pueblecito muy pintoresco; te susurro que se llama Es Pilarí y que estamos muy cerca del hotel, y de pronto y por micrófono se oye la voz de Carolina, que anuncia:

- Al lado izquierdo pueden ver ustedes Es Pilarí, un pueblito de gente obrera y típicamente mallorquín. En breves momentos llegaremos al magnífico hotel...

Yo estoy a punto de levantar la mano y decirle que ahí también vive gente de la península, sobretodo gallegos, como yo...pero como no quiero dar la nota ni pasarme de lista, me quedo con la boquita cerrada, aunque como te he dicho exactamente lo mismo que ella, tú me preguntas:

De verdad conoces este lugar?.

Yo te contesto que si; que viví aquí durante 21 años y que a pesar de que han construido edificios, hay calles nuevas y están ampliando locales, no me pierdo. Conozco la zona hasta con los ojos cerrados.

Me emociono y te comento que cerca de donde nos alojaremos está ubicado el hotel en donde trabajaron mis padres y que a 3 kilómetros está la casa donde residí, el colegio en donde estudié y el piso de mi mejor amiga...Tú, abrazándome dices:

Si quieres, podemos ir a ver esos sitios y por supuesto que iremos a visitar a tu amiga. Yo también tengo ganas de conocerla. Háblame de ella...

Te comento que Carmen es diez años mayor que yo (tiene 42), que está divorciada y tiene un hijo de 9 años llamado Álex, que coincidencias de la vida nació el mismo día y mes que yo – el 4 de noviembre-

Para que luego digan que no existe eso...Ves que caprichoso es el destino?.

Nos conocemos desde que yo tenía 14 años y en todo ese tiempo y aunque nuestras vidas eran totalmente diferentes, nos hicimos inseparables; como se suele decir éramos uña y carne...

Ella era y es una mujer de bandera: muy guapa (típica belleza Andaluza); morena de piel, de larga y ondulada melena (color negro azabache), ojos negros grandes y rasgados y boca de carnosos labios, un cuerpo de infarto lleno de curvas...en fin, como diriáis los hombres: Un cañón de tía!.

Si yo fuera chico o lesbiana, estaría colada por Carmen.

Porque además de bella por fuera, lo es en su interior. Tiene un gran corazón: es simpática, cariñosa, amable, generosa, luchadora, valiente y una gran cocinera. Ummmmm!. Para chuparse los dedos.

Antes de llamarte a tí por messenger, hablé con ella por teléfono y le dije que en un concurso gané un viaje de fin de semana para ir a la isla.

Me preguntó con quién iba a venir y yo le dije que tenía pensado invitar a un amigo, pero que aún no sabía si aceptarias; y quedamos en que cuando llegara al hotel le mandaría un sms al móvil para avisarla de que estábamos aquí. Y ella me dijo:

No me indiques si vienes con él o no. Así será una sorpresa...

Yo le contesté que así lo haría y nos despedimos con un hasta muy pronto.

Ya hemos llegado al Hotel Riu Playa Park.

Son las 12:21 del mediodía.

Dejamos bajar primero a los demás viajeros y nosotros bajamos los últimos, pero no nos importa en absoluto porque así hemos podido hacer "manitas" sin miradas indiscretas.

Miguel, está al lado del maletero y al darnos el equipaje nos anuncia:

- Después de comer, sobre las 14:30 horas nos iremos a Manacor a la factoría de perlas. Luego os veré. Bon profit!. (Buen provecho!).

Y dicho esto se sube al autocar y se va. Cogemos las maletas y vamos a la entrada...

Es un hotel magnífico y bastante lujoso: es de 4 estrellas y como todos los establecimientos de la cadena RIU, se caracteriza por tener un excelente servicio y un atento personal.

La entrada principal está presidida por una puerta giratoria muy semejante a la del hotel Ritz de París, aunque ésa creo que debe ser la única similitud.

Cruzando la puerta se encuentra el amplio, luminoso y acogedor hall. Hay cuatro rincones para descansar: dos de ellos están formados por un tresillo de ante color crema y una mesa de madera de caoba en forma rectángular, y los otros dos los configuran un par de cómodos sillones tapizados en cuero verde oscuro con una coqueta mesita de cerezo de forma círcular. Y todos estos muebles se hayan colocados sobre unas expléndidas alfombras persas con ilustraciones en colores rojos, verdes y amarillos a juego con las cortinas que dan al jardín. En las paredes hay colgados varios cuadros con imágenes de paisajes mallorquines y un gran póster con la silueta de la Isla Balear.

A un lado se encuentra el mostrador de recepción. Hacía él nos dirigimos y recibimos el saludo de bienvenida de una chica jovencita y muy simpática; en la solapa lleva una tarjeta en la que se lee:

Srta. Ana Ruíz. Recepcionista.

Le devolvemos el saludo y ella nos pide nuestros datos personales y al decirle quién soy se pone muy contenta y me entrega un sobre rojo con mi nombre y apellidos, lo abro y saco un tarjetón que dice:

Querida Pilar: desde NIVEA te deseamos una feliz estancia en Mallorca, y así mismo te obsequiamos con un completo lote de nuestros productos. Que lo disfrutes.

Le pregunto a Ana dónde tengo que ir para recogerlos y ella me dice:

No se preocupe por nada. El lote de NIVEA está en su habitación y también como cortesía de este establecimiento un camarero les subirá una cesta de frutas y una botella de champán. Felicidades. Y les deseo una feliz luna de miel.

Y me entrega la llave de la Suite Nupcial, la número 609...

Nos miramos con cara de alucine. Caray!, nosotros negando que estamos de viaje de novios y todo el mundo (hasta el destino) empeñándose en unirnos.

Me coges de la mano, cogemos el equipaje y vamos hacía los ascensores.

Llamamos a uno (en total hay cuatro) y mientras esperamos que llegue me dices:

Gracias por invitarme a venir contigo; lo vamos a pasar muy bien. Te prometo que no te vas a arrepentir y no voy a dejar que te aburras ni un segundo.

 

 

Yo, que no dejo de mirarte ni un momento, te abrazo y sonriéndote te digo que "de nada"; que gracias a tí por aceptar ser mi acompañante y que si disfrutas por lo menos la mitad de lo que yo lo haré, entonces ya me sentiré satisfecha.

Antes de subir recuerdo mi conversación con Carmen y sacando el móvil de la mochila le envío un mensaje que dice textualmente:

Carmen, ya stamos aki. T llamare y t aviso cuando iremos a vert. Muak. Pili.

El ascensor por fin llega y al abrirse la puerta sale de dentro una pareja joven y nos saluda en inglés:

Good morning!.

Les devolvemos el saludo y entramos nosotros.

Es un elevador grande y moderno; tiene la pared posterior recubierta por un espejo y el lateral derecho además de tener 6 botones de plantas añade 3 indicadores más: el inferior es el de la recepción, el de en medio el comedor, y el superior sala de juegos y reuniones.

Oprimes el sexto y comenzamos a subir.

En el momento en que se cierra la puerta, te abalanzas sobre mí y con toda tu pasión incontenida me besas en la boca. Es un beso salvaje y lleno de placer; tu lengua se une a la mía y juntas bailan una danza de fuego. Mientras tus labios juegan con los mios, tus manos bajan por mi cintura, por mis caderas y llegan al bajo del vestido. Tú sabes que no llevo ropa interior y eso te dá mucho morbo...

Te susurro que te deseo y esa pequeña frase basta para que te pongas como una moto: rápidamente las introduces y vas subiendo y acariciándome los muslos. Yo suspiro entrecortadamente.

Sigues subiendo muy lentamente hasta llegar a mi sexo. Mi cueva de placer ya está muy mojada y lista para recibir al "explorador" que entre en ella. Mi coñito no para de sacar flujos y me follas sin parar, con tu dedo pulgar. Seguidamente lo sacas y lo metes en mi boca para que lo chupe, cosa que hago con avidez; como si me fuera la vida en ello.

Estamos llegando a nuestro piso y nos arreglamos un poco.

El ascensor se detiene, se abre la puerta y salimos al pasillo. Veo mi reloj; son las 13:15 horas. Recordamos el anuncio de Miguel y nos damos prisa en llegar a la habitación.

607, 608 y 609. La Suite Nupcial. Wauu!

Abres la puerta y me dices que espere un segundo; me coges en brazos y cruzamos el umbral. Me besas con dulzura en los labios y sonriéndome, me dices:

Hay que cumplir con la tradición, no te parece?.

La habitación es realmente fantástica: es muy amplía; en ella hay en el centro una cama enorme (justo encima de ella hay un cuadro con un motivo muy romántico: una pareja besándose a la luz de la Luna), dos mesitas de noche (una a cada lado y también una pequeña alfombra), al lado izquierdo un armario empotrado de puerta corredera, y en el rincón derecho un escritorio con una silla. La suite también dispone de un aparato de televisión, hilo musical, aire acondicionado, teléfono y hasta tiene una mini nevera!. Hay también un balcón, con maravillosas vistas a la playa de S’ Arenal.

En ese instante tocan a la puerta, voy a a abrir y es un camarero que nos trae el obsequio de parte del hotel: una gran cesta de frutas tropicales y un estuche que contiene una botella de cava y dos copas. Le doy las gracias, él nos desea feliz luna de miel y le digo que espere dos segundos; cogo mi cartera para darle una propina, pero él me dice:

No, señora, por favor no se moleste. No puedo aceptar el dinero, pero gracias de todos modos.

Tú mientras tanto abres tu bolsa y colocas tu ropa en el armario, y no oyes nuestra conversación.

Entonces cogo un chicle de menta y se lo doy. Es jovencito, casi un niño; le pregunto cómo se llama y él me responde:

Me llamo Juan Homs. Si necesitan algo, puede llamarme a recepción y enseguida se lo traeré.

Le vuelvo a dar las gracias por su amabilidad y le comento que tú y yo en verdad no estamos de luna de miel; que gané este viaje con todo incluido en un concurso de la marca NIVEA, que te invité a tí (mi amigo) porque a ambos nos gusta mucho viajar y además así es más divertido. Y va el "nene" y me dice lo mismo que nos dijo Miguel por la mañana:

Y también es mucho más excitante, verdad señora, perdón señorita?.

Yo le contesto que sí, que tiene razón, pero que somos muy buenos amigos.

Él me sonrie, guiña un ojo y me dice:

Sí, claro...además su amigo es muy majo y usted también es muy guapa. Además no me tiene que dar ninguna explicación.

Yo vuelvo a decirle que si, le reitero el agradecimiento y miro el reloj –son las 13:40-; él comprende perfectamente el gesto (un chaval muy listo!) y me dice:

Bueno señorita, ya me voy. A sido un placer conocerlos y en especial hablar con usted un ratito.

Le digo que me llamo Pili y que si quiere, me puede tutear. Me responde:

Ok, Pili. Pásalo muy bien con tu amigo. Adiós.

Y se va.

En ese mismo momento suena el teléfono de la habitación. Ring,Ring!. Voy hacia él para descolgarlo, pero tú, que estás más cerca lo coges y durante tres minutos escuchas y antes de colgar te despides con la siguiente frase:

Hasta ahora Carol. Muchas gracias.

Yo, que escuché como te despides de ella te miro (levantado una ceja, como Carlos Sobera, el presentador de 50x15) y te pregunto que quería. Me respondes:

Era para avisarnos lo que ya sabemos (que luego iremos a Manacor) y que si queremos comer algo, vayamos al comedor y le digamos al maitre que nuestra mesa asignada es la número 15.

Miro de nuevo el reloj (parezco Inglesa, de tan puntual!) y son las dos menos cuarto.

Aún falta un buen rato.

Te pregunto si quieres comer algo y tú acercándote y abrazándome por la cintura, me dices:

No preguntes rarezas. Bien sabes que me nutro de tí, de tus besos y de tu cuerpo.

Te doy un morreo que te deja K.O y separándome de tí, te digo que reserves las fuerzas para la noche y te comento que ahora mismo con un sandwich de jamón y queso y una coca-cola me conformo.

Tú me miras, no sé si con cara de decepción o de indiferencia y me respondes:

Eres muy mala, y de pronto me sonríes y exclamas: Me las voy a cobrar esta noche!. Esta negativa te va a costar muy cara.

Yo te sonrío y con voz provocativa te digo que no me amenaces; que hasta que no cumplas con lo que me has jurado hacerme no te creeré.

Paso por tu lado y te acaricio tu preciosa carita.

Pongo mi troley encima de la cama, cogo una braguita blanca de algodón y una falda negra tipo tubo por debajo de las rodillas y me voy al baño; te digo que tardaré un ratito y que si quieres vayas al comedor, a ver el jardín o a dónde desees. Me dices:

Y no puedo estar ahí dentro contigo?. Prometo ser bueno...

Yo te respondo que ahora no tenemos tiempo y que tú, además de ser bueno también lo estás. Te lanzo un beso y atranco la puerta del baño.

Al minuto escucho como se cierra la puerta de la habitación, quito el cerrojo y me asomo. Con mucho sigilo la vuelvo a abrir y veo como te alejas por el pasillo (cabizbajo y con las manos en los bolsillos), mientras pienso si te habrá sentado mal que te haya rechazado...Soy una tonta!.

Pero lo arreglaré esta noche...

Vuelvo al baño y al primer golpe de vista es muy práctico, tiene: water, bañera con hidromasaje (tenemos que probarla), lavabo con una gran pila de mármol y un espejo muy grande con dos focos y otra lupa más pequeña de aumento. También dispone de secador de pelo, toallas y dos albornoces de rizo con las iniciales HRP. Encima de la pila hay una caja con el lote de NIVEA; hay varios productos: gel de baño, leche hidratante, aceite perfumado, desorante en spray, crema de manos, crema bronceadora, leche y tónico facial para eliminar el maquillaje, y también incluye 2 manoplas.

Un regalo muy completo y útil.

Me quito el vestido y como no me da tiempo a ducharme, mojo una de las manoplas con agua y me aseo un poco; seguidamente me seco con una toalla, me froto los brazos y las piernas con aceite. Me pongo la braguita y la falda y me subo la camiseta –recuerda, es ajustada, blanca y de manga corta- (debajo llevo un sujetador también blanco) y me aplico un flis de desodorante –huele fresco y limpio-, me lavo la cara y me seco con una toallita de papel y me suelto el pelo que llevaba trenzado y por eso me queda medio ondulado. Así suelto me llega dos palmos por debajo de los hombros; enrollo dos dedos mojados entre cada mechón y me doy aire caliente con el secador, eso me dá el aspecto de peluquería.

Salgo del baño y dejándolo todo bien ordenado.

Abro la mochila (la dejé encima de la silla) y sacando el perfume y el pitalabios –es de color lilac- me maquillo un poco y me aplico unas gotas en mis puntos más sensuales: el cuello, la nuca y adivina cuál es el otro?. Una pista: tal y cómo voy vestida "eso" se me ve...

También me cambio de zapatos. Me quito los zapatos planos y me calzo unas chanclas blancas con un pequeño tacón.

Antes de irme guardo la maleta dentro del armario y mientras lo hago encuentro el neceser en donde tengo las "joyas": un conjunto de collar y anillo dorado con un brillante, otro anillo tipo alianza de plata, dos pares de pendientes (uno de plata con forma de corazón y otro de bisutería con diseño de flor y de color rosa, una pulsera de acero color plata elástica y un brazalete de marfíl en tono blanco y negro. Elijo esto último y me lo coloco. Pili, en sinfonía de blanco y negro.

Vuelvo a mirar el reloj: son las 14:17 horas, Ufff!. Qué tarde es ya...

Cogo la mochila y me la coloco en la espalda, abro la puerta, salgo al pasillo y cierro con la llave. Y echo a correr hacía el ascensor.

Mientras lo espero llega la pareja inglesa de antes, que también van a bajar. Me saludan de nuevo, diciéndome:

Hello, how are you?.

Yo contesto (en Inglés) que bien, gracias, pero me entretuve arreglandome un poco y que se me ha hecho tarde, porque dentro de diez minutos nos vamos a una excursión. La chica me pregunta por tí:

And your husband?.

Me quedo pensativa un segundo y le explico que fuiste a comer algo y a mirar el hotel y que seguramante –y me río- cuando llegue me echarás una bronca.

El ascesor por fin arriba y nos metemos dentro. Pulso el botón del hall y comenzamos a bajar.

El chico se presenta:

I’m Paul and she’s my wife, Katy. Nice to meet you!.

Yo le digo que me llamo Pili e igualmente por conocerlos. No les digo tu nombre...aún.

Hacen una pareja majísima: altos, guapos y muy simpáticos. Se parecen a Barbie y Ken...

Llegamos a recepción y cuando se abre la puerta te veo apoyado en la pared de enfrente. Me estás esperando; tienes las manos en la espalda y aunque portas algo no puedo ver lo que es. Salimos. Pongo mis dos manos juntas y te pido perdón. Tú te haces de rogar y te pones duro (ya sé que eso te encanta, pero en verdad eres tierno, dulce y sensible y aunque nunca te lo he dicho, eso es lo que más me gusta de tí, además de tu cuerpo de vicio). Tus preciosos ojos verdes no paran de mirarme, de arriba a abajo...

Paul y Katy sonríen. Comprenden perfectamente nuestra "intimidad", porque ellos sí que están de verdad de luna de miel. Se despiden con un breve bye-bye!.

Les miro de soslayo y les digo bye!. Thank’s.

De una zancada te arrimas a mí y me susurras al oído:

Estás buenísima; digámosle una trola a Carol y no vayamos a la excursión.

Yo, haciéndome la inocente, me sonrojo y te miro moviéndo nerviosamente las pestañas. Me dices:

Qué ganas tengo de follarte!. Joder, pero si es que estás divina...Cuándo te vean los abueletes, seguro que les dá un ataque cardíaco.

Te digo que no exageres, que no es para tanto y que si estoy más o menos guapa es sólo por y para tí.

Tú me sonríes pícaramente y me vulves a susurrar al oído:

Tengo la minga que me va a explotar. Si pudiera te comía entera aquí mismo...

Necesito correrme ya!.

Te aconsejo ir al w.c; por suerte a tres metros hay uno.

Tú, antes de ir me das un paquetito y me dices:

- Toma, esto es para tí...

Y te vas a toda prisa, mientras yo me quedo pasmada viendo el contenido del paquete.

 

Continuará...

 

(Queridos lectores, os propongo un acertijo: si sabéis que contiene ese "misterioso" paquete, escribme y decirmelo. Él o los que acierten recibirán un regalo sorpresa).

P.D. La solución la diré en el capítulo número 4.

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