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Un viaje a mallorca (19 - 3)

en Grandes Series

UN VIAJE A MALLORCA.

Verdades y mentiras...a la luz. 3.

No puedo parar de llorar; me duele el cuerpo, me duele el alma.

Por qué me has violado?. Has roto todos mis sueños, todas mis ilusiones y el amor que sentía por tí se ha evaporado; ahora es casi imposible que vuelva a quererte.

Podré perdonarte, porque también Dios perdonó a quien lo mató, pero nunca olvidaré lo que me has hecho.

Este domingo de junio será la mayor cruz de mi vida...para siempre.

Muy despacio me incorporo y agarrándome a la estanteria me levanto; al hacerlo veo algo tirado en el suelo, a mi lado, me agacho muy lentamente y lo cogo: son dos rosas. Si una se la diste a Matide y otra a la desgraciada de Yolanda, a quién le habrás dado las otras cuatro?.

Rompo las flores en pedacitos. Así está mi corazón.

Con bastante dificultad me acerco a la mesa y sacándome la mochila de la espalda busco el paquete de los kleenex, cogo uno y muy suavemente me limpio mi zona íntima.

Me duele mucho, estoy reventada por dentro...necesito ir al baño y lavarme un poco.

Lo tiro dentro de la misma caja donde tú tiraste el tuyo...

Me arreglo algo –limpio mi cara bañada en lágrimas, me subo la braguita y me aliso el vestido- y muy despacio y como si fuera una anciana de 90 años, camino arrastrando los pies hacía la zona de descanso.

También me duele la rodilla; me subo un poco el vestido: veo que tengo la piel levantada y un pequeño hematoma.

En este caso no miro el lugar donde a la fuerza me has hecho tuya. Prefiro olvidar -aunque será muy díficil- esta escena de mi mente. Haré como si fuera una horrible pesadilla...

Al llegar cerca de los sofás de cuero verde, estoy tan agotada que hago la acción de sentarme en uno, pero recuerdo al tal Guillermo comentando su plan de ir primero a pajearse y luego venir aquí a fumar su asquerosa pipa y no me paro, sino que cotinúo caminando hasta el hall.

Mientras voy para allá rezo para que Ramón no se dé cuenta de lo que me ha pasado y si acaso me pregunta que por qué cojeo, le diré sólo una parte de la verdad: que me caí en la escalera. No quiero causarle problemas y sé que si le confieso que me violaste y agrediste, es muy capaz de pegarte...y la verdad no quiero que lo haga, no por tí, si no por él, no deseo que se meta en líos por mi culpa.

Afortunadamente el hall está vacío y en el mostrador de recepción no hay nadie. Me acerco un momento y veo un cartel que anuncia:

He ido a comer. Vuelvo a las 15:30.

Atentamente.

Miro mi reloj y veo que son las tres y veinte de la tarde. Jo, que hambre tengo!.

Me doy la vuelta y me dirigo a los baños que hay enfrente de los ascensores y al ir a entrar al de señoras, por la puerta de enfrente aparece Guillermo. Me dice mientras me sonríe a la vez que me mira lascivamente:

Hola señorita Pilar o mejor Pili, no?. Es un nombre muy bonito...yo me llamo Guiller...

Como comenté en otro capítulo este hombre aparenta unos 60 años (normalmente acierto al adjudicar años a las personas), más o menos como tú de alto, de ojos grises, pelo corto castaño bastante canoso, con barba de tres días y de complexión fuerte, pero no gordo.

No es feo en absoluto, es más yo diría que incluso es atractivo; si te fijas bien se parece al actor Sean Connery.

Madre mía como está el ex 007 de bueno!. Uff!.

Le corto.

No me interesa saber nada de ese tipo. Es un maldito fisgón y un asqueroso cotilla; él a tenido una gran parte de culpa en todo lo que ha ocurrido hace un rato, por eso paso por su lado y sólo le digo con voz lo más ronca posible: "Tengo prisa".

El tío hace la acción de cogerme la mano, pero yo me sacudo y le grito con toda mi rabia contenida: "No me toque cerdo!".

Guillermo se ríe y cuchichea algo. Ya sé que la curiosidad mató al gato, pero que quereís, CURIOSIDAD es mi segundo nombre. Le pregunto qué ha dicho y muy socarrón me responde:

Sabía que eras una putita, pero me sorprende que seas tan maleducada.

Eres una niña muy mala!.

Estoy super cabreada y lo mando a tomar por culo. Se ríe mostrándome esos dientes amarillentos que tanto asco me dan y me dice:

Y si te enculo a tí, te gustaría?. Seguro que sí...

Te encantaría sentir en ese culito tan rico mi tranca de 27 centímetros de larga y 8 de gruesa.

Verdad que sí?.

Le voy a gritar que NO!, que si quiere prostitutas que vaya a Palma al Barrio Chino a buscar alguna, pero a mí que ni me mire, pero al abrir la boca para hablar, Guillermo me abraza y me dá un morreo.

Ahhgg!. Al notar su lengua dentro de mi boca doy una arcada; le arreo un puntapié en la espinilla y me separo de él. Le grito: "Váyase a la mierda o hablaré con el director y conseguiré que lo expulsen del hotel".

Un poco soprendido, pero sin alterararse en absoluto, me dice:

De acuerdo, usted gana...de momento.

Me gustaría saber la opinión de su celoso novío, respecto a su íntima –lo dice con cachondeo- amistad con el gerente.

Voy a decirle que tú ya sabes que estuve con Pelayo (por que oíste su confesión y que mientras lo oías hablar me violabas), pero me muerdo la lengua y no le comento nada.

No merece la pena.

Se cruza delante de la puerta del wc y no me deja pasar; le amenazo con gritar si no me deja en paz y en el instante que hace la acción de cogerme por los brazos las puertas de un ascensor se abren.

Es el director; en sus manos trae una carpeta tipo dossier.

Guillermo está muy cerca de mi cuerpo, casi encima mía y yo tengo la mano derecha levantada a punto de darle una bofetada. Pelayo al vernos de esta manera dice:

Sr. Guillermo, ocurre algo?.

Él lo mira con cara de pocos amigos y en un susurro casi imperceptible me dice:

Estás salvada, puta!.

Y dándose la vuelta, se va.

Nos quedamos solos; estoy tan cansada, dolorida y harta de tantas humillaciones e insultos que sin poder evitarlo estallo en un fuerte llanto. Él se acerca a mí y mientras me abraza y acaricia mi pelo, me dice con voz muy tierna:

Por qué lloras, preciosa?. Te ha hecho daño ese ímbecil?.

Ya está, no llores más. Yo te cuidaré!.

Sin poder parar de llorar, le pido que me bese. Él mira en todas las direcciones y después de darme un furtivo beso en los labios, me dice:

Será mejor que vayamos a mi sala!.

Son casi las tres y media y el Sr. Pons (se refiere a Ramón) debe estar a punto de llegar; ese hombre –pone los ojos en blanco y sonríe- es más puntual que el Big Ben...

Me agarra con delicadeza de la mano y al tirar de mí se dá cuenta que cojeo, rápidamente me dá otro beso mientras me coge entre sus fuertes brazos. Al levantarme me dice con una risita muy dulce:

Pero mira que eres cómoda...con tal de no dar un paso. Ayy, que paciencia hay que tener!.

Aunque tenerte así... también es un sueño hecho realidad!.

Mientras vamos hacía el despacho, yo beso y lamo su cuello con la punta de mi lengua y masajeo su nuca con las yemas de mis dedos; aspiro su fragancia: tan varonil, sensual y apasionada; huele a hierba buena y sándalo. Mmmm!.

Estando así, tan alta – él mide 1’85 – me siento cómo un balón en manos de un jugador de baloncesto.

Enseguida que cruzamos el hall y entramos al despacho, sentimos una mayor intimidad...

Aún estoy entre sus brazos, me encanta estar así: me siento protegida y muy deseada. Él me besa todo el rostro con suaves besitos y acercándose a mi oído me susurra:

Ahora serás mía!. Nada ni nadie impedirá que te haga el amor!.

Y dicho esto, me lleva hacía el sofá; mientras camina nos besamos con pasión, con ansía...nuestras lenguas se exploran mutuamente, como si dentro de nuestras bocas hubiera el elixir de la Eterna Juventud.

Me deja en el suelo, de pie. A su lado soy como Blancanieves y un enanito, pero al revés y de la vergüenza que tengo no me atrevo ni a mirarlo.

Con su enorme y morena mano derecha me acaricia el pelo, baja por mi cuello, acaricia mi brazo izquierdo y para un segundo. Me susurra:

Mírame!.

Lo hago y noto sus preciosos ojos marrones fijos en los míos; en ellos hay un fulgurante brillo de pasión y deseo. Muy despacio en mis labios va apareciendo una sonrisa de complicidad.

Deja la carpeta en el suelo y volviéndo a mirarme me dice con un tono de voz un pelín enfadada:

Esta mañana me dejaste a dos velas y eso no se hace!.

Te deseo tanto...Todas las noches sueño contigo, pero ahora serás mía, sólo mía!.

Al oír estas dos palabras –a pesar de que me lo dice con cariño- mi cuerpo se estremece y automáticamente mi cerebro recuerda cuando tú me amenazaste y después abusaste de mí. Sin poder evitarlo lloro por enésima vez y me escabullo hacía la puerta; él de una zancada me detiene y con voz sorprendida, me pregunta:

A dónde vas?. Por qué lloras?. Dije algo indebido?.

Lo siento, pero tú me atraes mucho...me fascinas. No puedo evitarlo!.

Sin dejar de llorar, con voz entrecortada y en medio de suspiros me confieso con él: le digo que tú descubriste lo que ocurrió anoche en la discoteca y también estás al corriente de que hoy por la mañana estuvimos juntos, y que por eso –mientras hablo noto como mis manos sudan y todo mi cuerpo tiembla de miedo- me violaste.

A principio parece que no reacciona a mis palabras y creo que no comprende bien de qué le hablo; hago la acción de quitar el cerrojo de la puerta y al darme la vuelta lo siento pegado a mi espalda.

Me besa el cuello y me abraza por la cintura, yo mientras me muevo débilmente y en susurros le pido que me deje...me sigue acariciando y al rozarse contra mí noto su pene muy duro en mi culo, me pongo como loca y en un grito le digo: "NO ME VIOLES!".

Me dá la vuelta girándome por los hombros y con los ojos abiertos como platos me pregunta:

De qué hablas?. Yo nunca te haría daño...antes me mato!.

Vuelvo a llorar de nuevo y textualmente le digo: "Marcos también me dijo eso ayer y hace un rato me...", no puedo continuar; lloro a moco tendido y toso tan fuerte que parece que se me va a salir un pulmón por la boca.

Vuelve a abrazarme y mientras acaricia mi cabello, dice con voz muy suave:

Traquilízate por favor y confía en mí. Yo no voy a hacerte daño!.

No me compares con ese...ese desgraciado...

Eres tan hermosa y tan especial...

Dejo de llorar y al levantar mis ojos hacía los suyos, le sonrío y despues de darle las gracias, le pregunto por qué?. Me responde diciéndo después de besarme dulcemente:

Eres una chica llena de contrastes: inocente y pícara, con luz y con sombra, divertida y muy dulce, eres capaz de excitarme y después dejarme feliz con una tierna sonrisa en la boca...

Eres única te lo aseguro!.

Le sonrío mientras acaricio sus mejillas, rozo delicadamente su hoyuelo y deslizo sensualmente mis dedos índice y pulgar por su hermosa boca. Él me mira fijamente y me dice:

Ven al sofá conmigo, tengo algo para tí que seguro te gustará mucho!.

Cuando estoy a punto de negarme, vuelve a pedirme:

Por favor, confía en mí. Te juro que no te haré daño!.

Hago lo que me pide y él me coge de la mano, pero al ver que cojeo de nuevo, vuelve a tomarme entre sus brazos y me aprieta suavemente a su pecho. Yo lo estrecho con delicadeza y apoyo mi cabeza en su hombro.

Qué sensación tan increíble...Ojalá pudiera parar el tiempo y vivir este momento una y otra vez!.

Continuará...

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