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Un viaje a Mallorca (7)

en Grandes Series

UN VIAJE A MALLORCA.

Nuestra primera noche juntos.

Este capítulo (el mágino nº7) se lo dedico muy especialmente a mis lectores más románticos.

El ascensor comienza a subir al sexto piso y yo me imagino que subo contigo –mi ángel de amor- al Paraíso, al Jardín del Edén...

Entre mis manos llevo la cajita con forma de corazón; la cuál sigue cerrada. Me muero de curiosidad e impaciencia por saber que hay en su interior, pero recuerdo tu petición de no abrirla hasta que lleguemos a la suite. Tú me abrazas y me acaricias con suavidad la espalda.

No me dices nada. Sólo me miras fijamente.

El elevevador sigue subiendo y cuando por fin llega, las puertas se abren y salimos. Me dices:

Espera!.

Me coges en tus fuertes brazos y me besas con pasión en la boca. Yo te devuelvo el beso y enredo mis dedos en tu pelo tan rubio como un campo de trigo.

Siguemos besándonos mientras caminas por el pasillo. Llegamos a la puerta de la habitación y me preguntas:

Y la llave?.

Te respondo que está en la mochila; me dejas de pie en el suelo y dándome la vuelta me la sacas por los hombros. Coges la llave y abres la puerta. Yo no puedo dejar de mirarte. Con una sonrisa, me vuelves a decir:

Eres preciosa!.

Yo también te sonrio, pero bajo mis ojos llena de vergüenza.

Entramos en la habitación –está a semi oscuras- y enciendes una luz de la lamparita de la mesa de noche (la misma que encendí antes) y dejas la mochila encima de la silla. Me dices:

A partir de ahora voy a hablar muy poco. Mis manos tocarán todo tu cuerpo, mi boca y mi lengua besarán y lamerán toda tu piel y mi pene te hará el amor hasta que me supliques que pare.

Yo noto mi corazón latir muy fuertemente. Te digo que no te pediré que pares, que aunque me duela lo soportaré porque lo único que quiero es que disfrutes...

Te acercas más a mí y dándome un tierno abrazo, me susurras:

No, esta noche voy a intentar no hacerte daño...Eres tan dulce!.

Y seguidamente me besas en los labios y acaricias mis brazos.

En mi mano derecha tengo la cajita que me has dado; tengo muchas ganas de abrirla y ver su contenido, pero quiero encontrar el momento adecuado.

Tú presientes que algo me ocurre y me dices:

Si quieres ve al baño un momento y yo me ocupo de crear un ambiente más romántico.

Esta será nuestra primera noche juntos y deseo que sea muy especial para tí.

Te digo (sin poder evitarlo): Marcos, te quiero!.

Mis ojos vuelven a inundarse de lágrimas, pero ahora de deseo y de mucho amor.

Eres maravilloso...

Vuelves a besarme con mucho ardor y deseo. Te separas de mí y me dices:

- Vete ya; ahora te llamo...

Dejo la cajita sobre el escritorio y te comento que voy a coger unas cosas en el armario. Tú observas como voy de un lado para otro sin apartar la mirada de mi cuerpo; en voz muy baja y ronca por el deseo, me dices:

Dentro de poco serás más mía que nunca; voy a amarte como nunca nadie te amó.

Uff!. Cuando te escucho, mi piel se eriza y mi vagina se empieza a humeder más todavía.

Me meto casi corriendo en el baño –un foco está encendido-, cierro la puerta con cerrojo (ya sé que no vas a venir, pero así estoy más tranquila y puedo relajarme mejor) y me la lavo la cara con agua fría.

Seguidamente me desnudo: me quito la falda y la camiseta, hago la acción de desabrocharme el sujetador, pero pienso que tal vez eso prefieras hacerlo tú y me lo dejo puesto.

Me siento en el water (me bajo la tanga) para hacer pis y antes de limpiarme el chochito, me lo toco con un dedo: Huy!. Estoy más mojada que nunca...Y claro, tan excitada estoy que me lo introduzco enterito. Lo meto y lo saco varias veces, y está tan pringado de flujo que me "admiro" de lo lubricada que estoy.

Oigo un golpe en la puerta: Toc, Toc!. Y escucho tu voz que me llama:

Pili, mi amor, cuando quieras ven...

Te digo que ahora voy y rápidamente me limpio el chocho y el dedo. Luego chuparé otro "dedo".

Antes de abrir, me pongo mi camisón nuevo –lo compré el mismo día que te invité a venir conmigo de viaje- el cuál es de raso color fucsia, de longitud media (me llega por encima de la rodillas), de tirantes y con escote en V, me quito la chanclas y me calzo las zapatillas a juego. También me suelto el pelo y dejo mi reloj y la pulsera bicolor sobre la pila de mármol.

Inspiro aire varias veces y salgo...Son las 23:35 horas.

De fondo suena música de películas (B.S.O).

Ahora se oye la de TITANIC, magistralmente interpretada por Celine Dion.

Tú me esperas al lado de la alcoba, la cúal tiene la colcha y la sábana dobladas hacía atrás. La pequeña alfombra está colocada a los pies de la cama; también me fijo que encima del escritorio están las dos copas y la botella de champán. Es cava Freixnet, mi preferido...

También sigue ahí la cajita.

El ventilador que prende del techo está encendido en posición lenta, lo que otorga a la habitación un clima fresco, pero no frío. Estamos a principios de verano y la temperatura ambiente gira entorno a veintitres ó veinticuatro grados.

Sólo vistes un pantalón de pijama corto de algodón en color azul marino; estás con el torso (con un poco de vello muy clarito) desnudo y descalzo...

Eres bellísimo: rubio, ojos verdes, cuerpo atlético (conseguido a base de todo el deporte que practicas) y bronceado. Tienes las manos grandes con dedos largos y delgados.

De una rápida ojeada puedo adivinar que tu sexo está muy exitado...

Con una pícara sonrisa te digo: No te duele?. Me respondes:

Un poco. Me puedes ayudar?.

Me acerco más y me quedo parada enfrnte de tí. Exclamas:

Estás increiblemente hermosa.

Te lo agradezco y te digo que esto –me refiero a todo mi cuerpo- es para tu uso y disfrute.

Me miras fijamente de arriba a abajo mientras tus ojos brillan y te excitas todavía más. Me dices:

Yo también tengo un regalo para tí...pero primero brindaremos por nosotros.

En ese momento, suena otra canción: la de COCKTAIL. "Don’t worry, be happy".

Te acercas al mueble y coges las tres cosas; me dás las copas y descorchas la botella. Lo haces perfecto, sin derramar ni una gota. Con una sonrisa me dices:

- Es que algunos fines de semana,trabajo de barman en el bar de mi tío...

Sirves el champán y al darme la copa, me sugieres hacer un brindis.

Yo pienso un instante, pero no me resulta nada díficil decir: "Por nosotros y por estos días tan inolvidables que disfrutaremos juntos". Salud!.

Vuelves a besarme y bebiendo el líquido de un sólo trago, me dices:

- Salud!. Y ahora cierra otra vez los ojos, por favor!.

Retiras las cosas y las colocas de nuevo sobre el escritorio.

Te obedezco y los cierro. Presiento que te mueves; pasas por mi lado y me acaricias un hombro. Al cabo de dos segundos, te noto detrás mía, estás con tu pene muy pegado a mi culito...

Enseguida que noto tu presión mi cuerpo reacciona y dá un respingo. Es cómo si hubiera recibido una descarga eléctrica.

Me besas el cuello y susurras al oído:

Esto es para tí con todo mi cariño.

Y al momento noto como me colocas algo en esa zona. Dás la vuelta y me rodeas acariciándome la espalda y cuando vuelves a estar enfrente mía, me dices.

Ya puedes abrir los ojos. Si quieres mírate en un espejo y dime si te gusta...

Me toco la garganta y siento el tacto de una cadena con un pequeño colgante. Te miro y te digo que sólo tardaré un minuto.

Voy al baño de nuevo y me lo veo: es una gargantilla de plata con un bonito colgante en forma de corazón que lleva en su interior una perlita rosada.

Salgo y te miro con los ojos llenos de lágrimas. Me dices.

No te ha gustado, verdad?. Cuando vea a Miguel se lo voy a echar en cara. Yo quería comprarte una cadera de oro con tu inicial P en brillantes, pero él me dijo:

"Esto le gustará más, seguro"

Me acerco a tí y te beso muy apasionadamente; te digo que me encanta, que es muy bonito y que además me hacen conjunto con unos pendientes que he traído. Mañana me los pondré y le enseñaré a Carmen tu regalo.

Sigo hablando –a veces parezco un loro- y tú me tapas la boca con un dedo. Dices:

Psss!.

Ahora suena la canción de la película TOP GUN: "Take my breath away".

Al estar tan cerca uno del otro, es imposible no tocarnos.

Tú me coges con las dos manos por la cintura y me acercas a tí. Estamos sobre la alfombra.

Yo coloco las mías en tu pecho y suavente te acaricio toda la zona y con mi lengua lamo tus pezones. Subes por mi espalda y me quitas un tirante del camisón; besas el hombro izquierdo y ese momento ves mi pequeño tatuaje: Es un delfín, mi animal favorito; ahora quitas el otro y vuelves a besar el derecho...y la prenda cae por sí sola rozando mi piel. Yo permanezco inmóvil.

Te agachas a mis pies y me descalzas; primero una zapatilla y al igual que en los hombros, depositas un besito en mi pie izquierdo (encima del lunar) y luego la otra pantufla y el consabido besito en el pie derecho. Colocas las zapatillas debajo de la cama.

Me instas a levantar mis miembros inferiores y retiras el camisón, lanzándolo hacía la silla. Estas en cuclillas delante de mí; y muy despacio y sin dejar de mirarme te vas incorporando. Cuando estás erguido alargas de nuevo tus manos y abrazándome con suavidad me desabrochas el sujetador. Yo estiro mis brazos hacía delante para que me lo quites...Lo metes con suavidad también debajo de la cama.

Mis pequeños (uso la talla 85) pechos quedan desnudos frente a tus ojos; a pesar de ser unos "limones" –como les llamo de broma- los tengo duros, redondos, firmes y muy suaves, además tengo los pezones de color marrón oscuro, como una pasa madura y no es por presumir, pero me han dicho que son muy bonitos y apetecibles. Supongo que la natación tiene mucha "culpa"; y será verdad porque Jose se me queda mirando esa zona, y la trasera también.

Tú me tocas muy dulcemente los senos, con mucho cuidado, pensando si con un golpe brusco fueran a romperse igual que un jarrón de porcelana de la Dinastía Ming.

Yo te acaricio la cara, tienes el rostro de ángulos cuadrados y tu boca, ojos, nariz y orejas son muy sexys y denotan una sensualidad a flor de piel, así como un sexualidad muy fogosa.

Tus manos continúan tocando cada milímetro de mi piel, ahora bajan por mis caderas (algo anchas para mi gusto ya que miden 92 centímetros de diámetro y preferiría que midieran un par menos, pero me conformo ya que todas las mujeres de mi familia son de "formas generosas").

Muy despacio empiezas a bajarme la tanga; yo sigo de pie frente a tí en estado de aparente sumisión, pero en realidad estoy esperando el momento justo para...

La tanga yace junto a mis tobillos, y al igual que antes levanto mis piernas para que puedas sacarla.

Al hacerlo, hundes tu cara en ella y me dices con voz ronca de deseo:

Huele a tí, a hembra en celo.

Y la dejas, no debajo sino encima –en la esquina izquierda- de la cama. Estoy totalmente desnuda enfrente tuya.

Me coloco como en la cuarta foto que me hiciste en la salida del aeropuerto y con un sonrisa muy sensual (como sabemos hacerlo las mujeres que conseguimos todo lo que queremos) te digo textualmente:

*Así estoy por causa tuya, semental mío".

Esa ya a sido demasiada provocación. Te avalanzas sobre mí y salvajemente me besas en la boca; tus manos no pueden parar de tocarme, me lames el cuello con frenesí...

Yo me pego a tí como si tu cuerpo fuera una tabla de salvación, te devuelvo los besos con la misma intensidad y pasión y entonces de mis labios salen las palabras mágicas: "Marcos, te quiero".

Como si fuera una mano invisible la que cambia la música, la siguiente melodía en sonar es, valga la redundancia "Melodía Desencadenada", la maravillosa canción de la película GHOST. Me encanta.

Al oir esta frase te separas de mi, como si mi cuerpo fuera lava de un volcán en erupción. Me miras fijamente y me dices:

Yo también te quiero; te adoro y te deseo tanto que no puedo dejar de mirarte, tocarte, besarte y hacerte el amor. Antes te dije que esta noche intentaría no hacerte daño, aunque me está resultando muy difícil controlarme; eres tan hermosa, tan dulce (mi chocolate blanco) y tienes una piel muy suave...Me enloqueces.

Yo ni respiro, estoy tan pasmada con todo lo que me estás diciendo que lo único que hago es mirarte y suspirar. Tú continúas diciendo:

Cualquier hombre (menos los gays, CON MI RESPETO) estaría loco por estar contigo. Cualquiera de ellos vendería su alma al diablo con tal de poseerte; seguro que ahora mismo soy la envidía de muchos chicos, pero tú me perteneces; eres mía y siempre lo serás.

Todo mi cuerpo tiembla al oirte hablar y con voz apenas audible te digo que quiero ser tuya, más que nunca.

Vuelves a cogerme por la cintura y me atraes hacía tí; yo bajo los párpados y me besas tiernamente primero en la frente, luego en mis ojos, bajas por mi naricita y me dás un simpático besito de esquimal (se frotan las napias), también besas con un casto beso mis mejillas...

A pesar de que estoy con los ojos cerrados y por lo tanto no te veo, siento que tu mano derecha se levanta hacía mi rostro. Tu dedo pulgar dibuja el contorno de mis labios para después introducirse en mi boca.

Yo lo chupo con deleite...

Claramente me estás dando a entender lo que deseas que te haga, abro de par en par mis pupilas y sacándo el dedo de dentro los vas bajando lentamente por mi barbilla, por la garganta, por entre mis senos (yo tiemblo como una hoja antes de caer del árbol) para llegar a mi ombligo. Ahí, y al gual que antes de ir a Manacor, me lo tocas y me provocas –a pesar de mis intentos por evitarlo- cosquillas y por eso estallo en una sonora carcajada. Vuelves a besarme en los labios y me dices:

Me gustas siempre, pero cuando ries mucho más. Eres tan bonita y tan risueña...Consigues que me derrita.

Ahora se oye la B.S.O. de la película FLASHDANCE. Una canción muy...inspiradora.

Con voz sensual y muy provocativa te digo que voy a intentar que te derritas de puro placer.

Muy suavente deslizo las puntas de mis dedos sobre tu pecho y te acaricio toda la zona, voy bajando por tu abdómen y llego a tus caderas. Una vez ahí, te bajo el pijama hasta los pies y a punto estoy de desmayarme de la impresión: estás tremendamente excitado, mucho más que las veces anteriores...

Pero no me "acobardo" al ver el gran tamaño de tu pene y mirándote fijamente a los ojos me arrodillo ante tí y acercando mi boca comienzo a besar muy dulcemente ese falo que tanto gusto me dá. Rodeo tus caderas con mis manos e hinco mis uñas en tu culo, tú das un pequeño grito, pero al mismo te dá mucho morbo y eso hace que te excites más.

Tú sujetas mi cabeza y masajeas mi pelo; me encanta que me lo toquen.

Sigo lamiendo tu duro pene: desde la base hasta la punta; lo introduzco poco a poco en mi boca muy abierta, pero casi no me cabe de lo grueso que está.

Levanto mis ojos y te miro muy seductoramente; tú también me miras con tus ojos tan brillantes que me traspasan como una lanza.

No hablas, no puedes. Tan sólo gimes y suspiras de placer...

Yo sigo chupando: ahora más rápido, ahora más depacio. Con mi mano derecha cogo tu testículo izquierdo y con mi uña del dedo índice te rasco muy muy suavemente y creo que te provoqué cosquillas, porque veo tu carita y en tu boquita de piñón se dibuja una sonrisita divertida; a continuación y para que tu testículo derecho no tenga celos me dedico a él por entero.

Estoy tan "entusiasmada" que casi no te oigo llamarme. Me dices:

Pili cariño, te deseo mucho y quiero probar otra vez tu néctar.

Vuelvo a mirarte y te digo que me hagas lo que quieras.

Levantas las piernas y te ayudo a quitarte el short. Lo cogo y me froto con él los senos; tú me lo quitas con suavidad y lo lanzas hacía la silla igual que hiciste con el camisón. Estamos los dos desnudos, cara a cara...

Ahora suena la canción de la película ROBIN HOOD. "All for love" de Bryan Adams.

Me coges de los hombros y me pones en pie; acercas tu boca a mi cuello y me lo besas. Yo me recojo el pelo en un moño alto e inclino mi cabeza hacía atrás y tu aprovechas para deslizar tu lengua por mi garganta. Suspiro sin parar y es muy normal, porque la zona del cuello es la parte más erógena de mi cuerpo. Tú esto lo sabes, ya que en nuestras conversaciones a través del messenger te lo dije y en todos y cada uno de los encuentros ciber-sexuales que hemos tenido lo primero que hacías era enviarme iconos de labios rojos para indicarme que me besabas y lamías ahí.

Continúas besándome y mientras tanto tus inquietas manos siguen acariciándome los pechos.

Ahora rodeas mi parte superior con tus musculosos brazos y como dicen los niños pequeños, me dás un abrazo de osito. Umm, que sensación tan maravillosa!.

Yo también bajo los míos y te cubro desde tu cintura y mis manos van subiendo por tu ancha y bronceada espalda. Mientras estamos abrazados acercas tus labios a mi oído izquierdo y me susurras:

Te deseo tanto!. Ninguna mujer me hace sentir tan bien como tú. Eres...mágica.

Al sentir tu cálido aliento en mi orejita y escuchar estas hermosas palabras dichas desde lo más profundo de tu corazón, todo mi cuerpo vibra preso de una gran emoción.

Tú me aprietas más fuerte y mirándome a los ojos me dices:

Siempre te recordaré y aunque nuestra historia de amor no dure eternamente, pensaré mucho en tí.

Te digo que no digas eso, por lo menos ahora no y te recuerdo lo que tú mismo dijiste en el autocar camino de Manacor: "El presente es lo que cuenta...el futuro está por venir".

Después de oirme decir esta frase tan prófetica, tus brazos me "liberan" del abrazo y tus manos bajan por mi tronco, por mi cintura y llegan a mis caderas. Muy despacio me rodeas y te colocas detrás de mí; te pegas mucho a mi culito, redondo y duro como una pelota de tenis.

Colocas cada mano sobre su respectiva nalga y me las acaricias. De pronto dás un grito de alegría y exclamas todo contento como un niño con zapatos nuevos:

Lo encontré!. ESTÁ AQUÍ...

*Como seguro que sabeís lo que es, queridos lectores no seré extensa y sólo os diré que cuando Marcos lo vio casi se vuelve loco...Si quereis, os invito a escribirme y contarme vuestras sugerencias u opinones.

Después de darme un masaje en mi zona posterior, vuelves a colocarte delante de mi.

Tu reloj suena anunciando las doce y media de la noche.

La siguiente canción es una del dúo Roxette incluida en la película protagonizada por Julia Roberts: PRETTY WOMAN; se titula "It must have been love". En este momento, ese es mi mayor sentimiento y todo gracias a tí; así te lo digo y tú cogiéndome la cara con ambas manos y después de darme un largo y profundo beso, te separas tres palmos de mí y me dices con una voz muy tierna:

Pili, te amo!.

Yo me quedo con la boca abierta, muda de la sorpresa. No sé que decir ni que hacer...

Me miras sonriéndome con esa boca que me enloquece y me preguntas:

Y tú, me amas a mí?

Doy un suspiro entrecortado y sólo tardo un segundo en responderte, te digo: Sí, ahora mismo te amo más que a mi vida.

Vuelves a acercarte a mi tembloroso cuerpo y levantando tu brazo izquierdo, me coges fuerte, pero al mismo tiempo delicademente por la espalda y con el derecho me coges por las piernas. Me levantas del suelo como si fuera una pluma; yo te acaricio la nuca y deslizo mis dedos por tu cuello...

Das la vuelta y con sumo cuidado me tumbas en la cama. Estoy boca arriba, temblando no de frío ni de miedo, sino de mucho deseo y de amor hacía tí.

Tú te colocas encima de mí; vuelves a besarme en el cuello, en los labios y en el rosto y separándote dos centímetros de mí, me dices mirándome fijamente y sin pestañear:

Bendigo el día que te conocí en el chat. Eres de lo mejor que me ha pasado en la vida. Gracias.

Yo te sonrío tímidamente y te dijo en voz muy suave que tú también eres y serás un hombre muy importante para mí y desde lo más profundo de mi corazón te digo: "Te quiero, mi duende".

Te vuelves a tumbar sobre mí y me besas en los labios con todo tu deseo, pasión y mucho amor. Me dices:

Quiero que seas mía, ahora y para siempre!.

Al oír tus palabras, mis piernas se abren solas de par en par y empujando con una suaidad inimaginable, introduces tu pene en mi vagina. Estoy totalmente llena de tí...

Dios mío, te deseo tanto!.

Levanto mi pelvis y casi gritando te digo que me hagas el amor, que me penetres con toda tu fuerza, que me ames como nunca me han amado, que me quieras...

Mi piel se eriza, supiro y gimo y jadeo sin parar y todo mi cuerpo se sacude al sentir el orgasmo más grande de mi existencia.

Tú me obedeces; eres tan bueno!.

Me penetras rápida y fuertememente. No podemos ni queremos evitar gritar, jadear y dar rienda suelta a esta pasión que envenena dulcemente todo nuestro ser.

Estoy como ida, loca por tí, te digo que me ames más, que quiero sentirte muy dentro de mí, que me devores completamente, que...te necesito.

Tú lo haces y me provocas otro orgasmo tan intenso como el anterior.

Sales de dentro de mí y pones mis piernas en tus hombros y asiéndome por las caderas me penetras muy profundamente...hasta el fondo de mis entrañas.

Yo sólo grito tu nombre, mi garganta no sabe decir otra cosa. Estoy muy cansada.

La canción termina de sonar y en la habitación los únicos sonidos reinantes son nuestros gemidos y suspiros entrecortados. Sudamos muchísimo, estamos empapados en sudor.

No hace falta que me digas nada...lo sé y lo presiento: quieres y necesitas eyacular y yo deseo tu semen.

Me inundas por completo y tu vital semilla me devuelve la vida.

Retiras tu pene de mi interior y te quedas tumbado encima mío; casi no puedo respirar porque eres mucho más alto y pesado que yo. No quiero decirte nada para no romper el encanto de este momento, pero sin darme cuenta empiezo a llorar. Tú de un salto te pones a mi lado; me miras con preocupación y limpiándome las lágrimas con tus suaves labios, me preguntas:

Qué te pasa, mi vida?, Por qué lloras?. Te hice daño, verdad?.

Te respondo que no, que estoy muy bien, algo (estoy hecha polvo) cansada, intento sonreirte y hago una mueca horrible, pero tú muy galantamente me dices:

Eres la mujer más hermosa del mundo.

Yo me rio y noto como algo dentro de mí cruje: crash!.

Me dices que intente dormir un poco, que me hará bien.

Muy despacio, me giras y me colocas en posición fetal; todo mi cuerpo tiembla de lo dolorido que está, pero a pesar de eso soy inmensamente feliz por estar contigo.

Con un poco de esfuerzo y apretando los dientes te incorporas y estirando la sábana, me arropas con ella; te estiras sobre mí y dándome un cariñoso beso en la frente me dices:

Duerme mi cielo y no tengas miedo de nada. Yo te cuidaré. Te quiero!.

Yo te contesto con una brevísima palabra, pero con un significado más largo que La Gran Muralla China.

Te digo: Idem.

Enseguida que cierro los ojos me fundo en un intenso y reparador sueño.

 

Continuará...

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