miprimita.com

Un viaje a Mallorca (6)

en Grandes Series

UN VIAJE A MALLORCA.

Preámbulos y confesiones.

Esta vez soy yo quien va sentada en la ventanilla; vamos en el primer piso, en los asientos de en medio. Miro la hora: las 18:40, más o menos a las 20:00 horas llegaremos al hotel.

Tú me miras y en voz baja me dices:

Me ha gustado mucho follarte otra vez, pero siento profundamente haberte hecho daño. Cuando te vi llorar, me sentí muy mal; lo último que quiero es hacerte sufrir y aunque tú no me lo hubieras pedido, yo te habría besado igualmente.

Me armo de valor y te pregunto que por qué me hubieras besado, si antes de penetrarme me advertiste que me olvidara de besos?.

Un poco nervioso y sopesando las palabras, me respondes:

Eres una amiga muy especial para mí, te tengo mucho cariño y quiero que recuerdes este fin de semana para toda tu vida.

Te digo que estas horas que llevamos juntos (son casi 11) han sido las mejores de mi exstencia y que nunca olvidaré los encuentros que hemos tenido. Me sonries y me dices:

Y lo que nos queda!; y sin ir más lejos esta misma noche. Prepárate para disfrutar...

Para ponerte en un compromiso, te interrogo sobre lo que me vas a hacer y también me intereso por lo que quieras que yo te haga. Dices:

No te acuerdas lo que te dije por la mañana?.

Muy inocentemente contesto que no, pero por supuesto que me acuerdo. -si me quedé impactada y el corazón me latía fuertemente-. Vuelvo a insistir y guiñándote un ojo te pido que me lo vuelvas a decir. Me respondes:

Te dije que esta noche te iba a "matar". Que iba a hacerte el amor como nunca nadie te lo ha hecho; que ibas a suplicarme que no pare de penetrarte, que me chuparás la polla y te tragarás toda mi leche hasta que no puedas más y que yo también lameré tu coño hasta dejarlo tan seco cómo un desierto.

Te acuerdas ahora?.

Te respondo que sí, gracias y añado que ibas a dejar mi "pobre" coñito como el desierto de Gobi. Me miras con un brillo especial en la mirada, y cogiéndome por la barbila me sueltas:

Sí, eso haré, pero a tí te va a gustar mucho, putita mía!.

Ufffffffff!. En ese momento percibo un super orgasmo...

Veo tu entrepierna y en ella hay un bulto considerable; me acerco a tu oído y te susurro (con voz divertida) que tengo el chocho muy mojado y que me gustaría hacerte una mamada.

Te remueves en tu asiento (supongo que estás muy malito) y con ojos vidriosos y con un gruñido por voz me dices:

De mí no te rías y no me tortures más. Eres muy mala...

Me acerco a tí y (aunque noto que los abuelos de al lado y de atrás nos miran, no me importa en absoluto) te beso muy suavemente en la boca y te digo que te deseo. Me dices:

Yo también a tí. Eres maravillosa, te lo he dicho alguna vez?.

Te respondo (con cara de indiferencia, pero de broma) que muy poquitas veces, pero que eso nunca está de más. Tu reloj comienza a sonar anunciando las 19:30 horas.

Sepándome de tí, miro por la ventanilla y veo que salimos de la autovía; hemos entrado en un pueblo llamado Llucmayor.

Igual que por la mañana la voz de Carolina suena por el micrófono y explica:

Este pueblo que pueden ver se llama Llucmayor. Aquí se fabrican las típicas ensaimadas, unos dulces exquisitos hechos con harina,huevos,agua, azúcar y una masa especial; se pueden comer tal cuál, pero normalmente suelen rellenarlos con crema, nata o con cabello de ángel.

Como vamos un poco justos de tiempo, ya que a las 21:00 es la cena no podemos parar, pero no se preocupen. Luego yo les indicaré un horno en dónde podrán comprar todas las que quieran...

Con mucha atención escucho lo que dice, y te digo que estoy de acuerdo con ella sólo en la primera parte del discurso. Me preguntas por qué con la segunda no?.

Te digo que ella quiere que la gente compre en los puntos de venta concertados por su agencia (MELIÀ-TOURS) porque de esas ventas un porcentaje es para dicha empresa y ella también gana una comisión, y vale eso lo veo muy bien. Yo, si fuera guía también haría lo mismo, aunque a mí que se abstenga de decirme nada –no creo que lo haga-, porque si no la pongo a parir. Me vuelves a preguntar:

Y cómo sabes tú esos pormenores?.

Te cuento que mi hermano cuando trabajaba de chófer de autocar en Canarias, concretamente en Fuerteventura, llevaba a una guía consigo e iban a hacer excursiones turísticas por la isla; él me contó que solían trasladar al pasaje a lugares donde la agencia para la que trabajaba tenía todo acordado.

Dejo de hablar un minuto y te pregunto que por qué te interesas tanto por este asunto. Respondes:

No es que me interese especialmente, pero mientras te oigo hablar me distraigo y procuro no pensar en lo que haremos en unas cuantas horas más.

Me pongo de morros y te giro la cara, hago como si me enfadara mucho, pero en verdad no lo estoy nada; a mí el hablar de estos temas intrascendentes también me relaja porque cada vez que pienso en tí, desnudo, solo conmigo en la habitación, haciendo el amor, acariciándonos y besándonos, noto mi corazón latir a 1000 por minuto...

Tú, me acaricias con suavidad la espalda y cogiéndome por los hombros me vuelves cara a tí. Me dices:

Por favor, no te enojes conmigo; me gusta oirte hablar. Eres una mujer muy inteligente y tienes una conversación interesante, amena y entretenida. Continúa, te lo ruego...

Estamos a punto de pasar por delante del Aquacity; y así te lo digo.

Carolina vuelve a explicar:

A mano derecha pueden ver el Aquacity Mallorca, uno de los mayores parques acuáticos de España. Hay piscinas de todo tipo: de agua dulce, salada, con olas; hay toboganes, los "donuts"...Es pura diversión para toda la familia.

Me miras y dices:

Y bien, tú que añades?. Tus comentarios me gustan más...

Te comento que por una vez estoy totalmente de acuerdo con ella; el Aquacity es un sitio genial. Cuando vivía aquí fui varias veces con mi pandilla de amigos y estabamos todo el día.

Te digo que otro año podemos volver a Mallorca y lo visitaremos. Me respondes:

Me gustaría mucho venir contigo de nuevo, pero por lo menos dos semanas.

Estoy a punto de decirte que a mí también me gustaría, cuando la voz de la guía vuelve a sonar, diciéndo:

En unos quince minutos llegaremos al hotel y como les dije la cena se sirve a las 21:00 horas. Les pido puntualidad (lo dice sonriéndo, pero con voz seria), es importante y las normas del hotel así lo exigen. De acuerdo?. Gracias. Y otra cosita: mañana iremos de excursión a Palma todo el día, pero no se preocupen por nada. Luego en la cena les daré más detalles.

Lo pasaremos muy bien.

Te miro y te pregunto si quieres ir. Tú notas que lo he dicho con un tono de voz sin muchas ganas y me contestas:

- Si tú no quieres ir, por mí perfecto. Además, no querías ir a visitar a tu amiga Carmen?.

Te digo que sí, eso me hace mucha ilusión, pero primero quería saber tus planes. Me respondes:

Yo lo único que deseo es estar contigo las veinticuatro horas del día; no me importa ni dónde, ni cuándo ni porqué (cómo dice la canción) –Me sonríes-. Si podemos estar a solas será más excitante, pero comprendo que tengas muchas ganas de volver a ver a tus amigos.

Eres un cielo, un sol, un mar!.

Me acerco a tí y te beso en los labios dándote pequeños piquitos. Tú me los devuelves con muchas ganas y luego me preguntas:

Entonces vas a llamarla?.

Te contesto que sí, pero que enseguida que lleguemos al hotel subiré a la habitación a cambiarme. Me miras con cara de fastidio y dices:

Otra vez?. Y ahora que te vas a poner?.

Te respondo que sólo me cambiaré de ropa interior –la braguita- porque la que ahora me cubre el chochito la tengo toda pringada de tu leche.

Como siga así (y seguro que seguiré) me faltarán bragas limpias...

Miro otra vez por la ventanilla, estamos parados en un semáforo delante del RIU Center, un "complejo" turístico con varias tiendas de souvenirs. Dentro de unos minutos llegaremos.

El semáforo se pone en verde y giramos a mano derecha; subimos por una calle que popularmente la llaman "de los jamones" porque está llena de bares y chiringuitos en dónde el aperitivo estrella es el jamón serrano.

Miro el reloj: las 19:54.

El bus se detiene delante de la entrada del hotel, pero antes de que la puerta se abra y el grupo pueda salir, la voz de Carolina suena de nuevo por el micro:

Quería recordarles, aún a riesgo de ser pesada que por favor sean puntuales; cuando lleguen al comedor diríjanse al maitre y díganle el número de mesa que tienen asignada.

Si desean algo en especial, yo estaré media hora antes en la salita de reuniones situada un piso por arriba del comedor.

Te pregunto si recuerdas el número de nuestra mesa. Me respondes:

Sí, claro. Es cómo tú: la niña bonita...El número 15.

Te miro fijamente y sin poder (y sin querer) evitarlo te doy un morreo en esa boca tan apetitosa que Dios te ha dado -entre otras cosas-.

Miguel abre la puerta, sale y levanta la tapa del maletero; entonces los abuelitos comienzan a bajar y recogen las bolsas con las compras.

Tú y yo permanecemos sentados besándonos.

De pronto notas un golpe en tu hombro, separas tus labios de los míos, te giras y escuchas:

Joven, guarde algo para la noche, aunque disculpe y no se moleste si le digo que su acompañante es una señorita preciosa.

Cuando te oigo, no me caigo porque estoy sentada. Le respondes:

Claro que no me molesto, porque es la verdad, pero es más que mi acompañante. Ella es mi...

No terminas de hablar porque una señora desde la escalera dice:

Tomás, no te enredes, que luego no llegamos a tiempo y la señorita Carolina se enfada.

El señor nos dirije una tierna sonrisa y se despide con un hasta luego.

Te pregunto: Qué le ibas a decir?. Y tú, guiñandome un ojo y en voz muy bajita, me dices:

Ella es mi... mejor vicio.

Y me sonríes a la par que vuelves a besarme.

De pronto y justo a tu lado oímos como Carolina con voz colérica, nos dice:

Parar ya y dejar de dar la nota delante de los viejos; cómo alguien me haga una reclamación, os juro qué...

Tú te levantas inmediatamente (eres un poco más bajo que ella, aunque tu complexión es atlética y por eso no te intimida su altura) y con un leve cabreo en la voz, le espetas:

No nos amenaces. Voy a besar a Pili todas las veces que me dé la gana, la voy a tocar cuando yo quiera y me la voy a follar las veces que me salga de la polla. Te vale, Carol?.

Ella nos mira con ojos como platos, abre la boca para replicar, pero la vuelve a cerrar en el mismo momento y dándose la vuelta se va corriendo.

Yo, estoy un poco asustada por haberte oido decir eso, pero por otro lado estoy "orgullosa" de tí por haberte enfrentado a ella y defendido a mí.

Me pongo de pie y me arreglo la ropa; miro de nuevo el reloj: las 20:15...

Te digo en un susurro que bajemos. Tú me dices:

Perdona que me haya puesto tan grosero, pero esta a sido la gota que ha colmado el vaso de mi paciencia. Ésa tía ya me tiene harto y además tu eres mía, o no?.

Te contesto que sí, que durante este fin de semana soy toda tuya.

Vamos hacía la salida; Miguel está en la acera esperando y cuando nos ve, te pregunta:

Qué ha pasado?. Carolina se ha ido corriendo y me ha parecido verla llorar...

Le explicas lo que ha sucedido, pero que quieres hablar con ella y pedirle perdón por haber sido tan descortés. Él te dice que dentro de un rato estará en la sala de reuniones; que vayas y pongas los puntos sobre las ies...

Yo te digo que voy a la habitación a cambiarme y que luego nos veremos en el comedor y tú me respondes:

De acuerdo. Voy al baño y después subo a ver a Carol. Luego te contaré...

Nos despedimos de Miguel y él nos dice:

- En la cena os veré y ya hablaremos. Fins desprès...(hasta luego.)

Me coges de la mano y entramos en el hall. Ana (la recepcionista) nos ve y me llama por mi nombre, te doy un beso y mientras tú vas al baño, yo me dirijo hacía ella.

La saludo y con una pícara sonrisa, me pregunta:

Qué tal les fue en Manacor?. Seguro que muy bien...

Permítame que le diga que su marido es un hombre muy atractivo. Enhorabuena.

Mientras dice esto, yo pienso y llego a la conclusión que lo mejor es decirle la verdad: que tú y yo ni siquiera somos novios; estoy a un tris de decirselo cuando oímos una voz joven y cantarina:

Ana y Pili, concentración de guapas. Creo que voy a dimitir de camarero y hacerme recepcionista...

Esa voz pertenece a Juan Homs. Está muy guapo con un uniforme formado por pantalón negro, camisa blanca de manga corta, chaleco también negro con rayitas rojas; en el cuello lleva una pequeña pajarita de color morado y en la solapa porta una insignía con su nombre. Tiene el pelo muy corto, pero de punta por delante (como Bart Simpson) y en su oreja derecha lleva un pequeño arete dorado...

Ana se queda con la boca abierta, admirándolo. Y yo pienso (acertadamente) que entre estos dos querubines "Cúpido", ha estado lazando sus flechas. Me alegro por ellos. Son tan majos...

Carráspeo para hacerme notar, ya que Juan al darse cuenta de que Ana lo mira tan embelesada ha fijado toda su atención en ella.

Les digo que me voy ya. Y Ana, un poco sorprendida de que yo esté ahí, me responde:

Hasta luego señora Pilar!.

Hago el gesto de ir a darme la vuelta y veo que tú sales del baño. Miras tu reloj, el cuál anuncia las 20:30 en punto y enseguida vienes hacía nosotros, dices.

- Hola chicos. Qué tal?. Vaya, chavalote estás muy elegante...

Juan te contesta:

Sí, bueno con el traje de faena. Hoy tengo el turno de cenas; y me voy ya que hay que preparar las mesas...

Yo le comento que tú (Marcos) y yo también vamos a subir, y que si quiere, venga en el ascensor. Me responde:

Bueno, pero a lo mejor queréis estar solos...

Nos echamos a reír y tú le dices:

Claro que no, chaval. –me miras con una sonrisita divertida-. Mi amorcito y yo jugaremos más tarde...

Ahhhhhh, menos mal que no le dije nada a Ana. Jo, que apuro!.

Juan (que sabe que sólo somos amigos, porque yo misma se lo dije) al oirte decir eso me mira a mí y con un poco de verguenza me dice:

Lo siento, no pretendí molestar. Yo...-y empieza a balbucear-.

Yo le digo que no se preocupe, que no pasa nada...

Miro de nuevo el reloj: las 20: 35 de la tarde – noche.

Te cogo de la mano y tiro de tí, y para seguir la "broma" de antes te llamo Mi papuchi.

Tú, ni corto ni perezoso y viendo que no hay nadie más por el hall, aparte de Ana y Juan; me abrazas y empiezas a meterme mano por debajo de la camiseta. Yo me resisto intentando mantener la compostura, pero mi líbido está tan por las nubes que si pudiera te follaba ahí mismo. Te pido, por favor que nos vayamos.

Nos despedimos de Ana.; Y Juan, se despide de ella así:

Buenas noches, mi pequeña princesa!.

Ella se queda transpuesta de la emoción y tú guiñando un ojo y sonriendo (mmm, eres guapísimo) empiezas a canturrear:

"Qué bonito es el amor en primavera".

Nos dirigimos, los tres hacía los ascensores. Hay uno abierto y nos metemos. Pulsas 3 botones: medio –comedor-, superior sala de reuniones- y planta sexta.

Empieza a subir.

Juan nos recomienda ser puntuales, y nos dice:

Luego os veré y si quereis podemos después ir un rato a la disco.

Le dices que esta noche no, que estaremos muy ocupados...en la suite.

Él, un chaval más listo que un ratón colorao; sonríe con un brillito en sus bellos ojos azules.

El ascensor hace la primera parada. Juan sale y nos saluda con la mano. Chao.

Se vuelve a cerrar la puerta y seguimos subiendo.

Rápidamente me estrechas en tus brazos y dándome un tierno y dulce beso en la boca, me dices:

No tardes mucho, cariño mío. Hasta ahora...

El elevador se para, sales y me lanzas otro besito por el aire. Yo hago el gesto de cogerlo y me pongo los dedos sobre mis labios.

En el instante en que se cierra la puerta te susurro en voz muy bajita: Te quiero!.

Creo que no has oído nada...

Mientras subo, aprovecho que estoy sola y sacando el móvil de dentro de la mochila; lo vuelvo a encender, pero no puedo llamar porque no hay cobertura.

Vuelvo a guardarlo y cogo la llave de la habitación y pienso lo que haré al llegar:

Buscaré en mi maleta una braguita.

Iré al baño, me lavaré con la manopla mi zona íntima y me pondré la limpia.

Y me peinaré un poco.

Ojalá que me dé tiempo a hacer todo...

5º y 6º piso. La puerta se abre y salgo volando hacía la suite.

Enseguida que abro, dejo la mochila en el suelo (con cuidado porque llevo el regalo dentro), enciendo una lámpara de la mesa de noche, abro la puerta corredera del armario y rebusco en la troley; elijo una tanga de algodón de color rosa con una mariposa bordada en la parte posterior. Apago la luz.

Me meto en el baño y enciendo un foco, mojo la manopla con agua templada y subiéndome la falda me quito la braguita. En ese momento me vienen a la mente la imágenes del encuentro en la factoría y noto como se me pone la piel de gallina. Ufffff, que subidón me ha dado!.

Me siento en el water, abro las piernas y empiezo a frotarme la manopla por el coño, y no sé sí es "casualidad", pero me toco el clítoris y no puedo evitar meterme el dedo y enseguida presiento un pequeño, pero intenso orgasmo que me deja muy a gusto.

Estoy en la gloria, pero me obligo a bajar a la tierra. Rápidamente cogo una toalla y me seco, me pongo la tanga y me bajo la falda. Me lavo la cara en el lavabo y me cepillo el pelo, haciéndome un moño bajo. Ya estoy lista.

Miro el reloj: las nueve menos siete.

Cómo voy bien de tiempo, decido llamar a Carmen por teléfono.

Saco el móvil de dentro de la mochila y veo que tengo un mensaje, que dice así:

Pili, soy Carmen. Recibí tu sms. Llamam y dim cuando vendreis. Un beso. Y otro de Alex. Hasta pronto.

Tecleo su número 971...

Y mantenemos esta breve conversación:

Diga?

Carmen, soy Pili. Qué tal?

Muy bien, gracias. Y tú?

Genial.. Mira; mañana estarás en casa?

Sí, mañana es mi día libre. Venir y coméis aquí, de acuerdo?

OK. A qué hora te va bien?

Sobre las 13:30 ó 14:00 horas

Vale ahí estaremos. Un beso para tí y para Álex también. Chao.

Cogo la mochila, cierro la puerta y salgo pitando por el pasillo directa al ascensor; lo llamo y veo la hora: faltan cuatro minutos y como el elevador tarda en venir, me quito las chanclas y colocándome la mochila en la espalda y cogiéndo el calzado en la mano, bajo descalza por la escalera. Siete pisos. Setecientos siete escalones...Ya tengo completa por una semana mi sesión de "steps".

Llego a las nueve y un minuto al comedor y entorno los ojos en todas las direcciones, pero no te encuentro. No estás ahí...

Pienso un momento y tengo un flash; doy la vuelta a una columna y te veo. Estás esperándome de pie enfrente del ascensor, miras tu reloj con impaciencia y pones una cara como diciendo "cuando te pille te vas a enterar"...

Me quedo mirándote una fracción de segundo mientras pienso que eres uno de los chicos más guapos que he conocido en mi vida.

Te llamo dándote un sílbido de esos que significan. "Tío bueno"!. Te giras en redondo y con las manos en jarras, pero sonriendo me dices:

De dónde sales tú?. Ya sabía que tenías poderes mágicos, pero éste lo desconocía. Podrías hacerle competencia al mago David Copperfild.

Te explico que vine bajando por la escalera saltando los escalones de dos en dos, pero que ahora estoy algo fatigada. Me dices:

Ven aquí que te haga un masaje "reparador" en los pies...

Me acerco a tí y agachándote delante de mí, me empiezas a frotar suavemente los deditos de los pies; los tengo bastante pequeños (de zapatos uso la talla 36), parezco una pitufa.

Una vez que fui a una zapatería, el dependiente me dijo: "Tiene usted los pies de geisha". Uyy!.

También te fijas en el lunar que tengo situado en el cartílago inferior del dedo gordo de mi pie izquierdo –es una marca de "familia", porque tanto mi hermano como su pequeña hija también lo tienen-.

Me dices que es muy bonito y con voz muy sensual te digo que tengo más y uno está en el lugar que más te gusta de mi anatomía.

Como si fueras un niñito que busca su regalo de cumpleaños, manoseas todo mi cuerpo y me preguntas:

Dónde está?. Dímelo, porfa...

Te digo que ahora no. Ya lo verás después.

Miro de nuevo el reloj: las 21:10. -Como detalle os diré que es un CASIO de correa negra con la esfera amarilla-. Joper, que tarde!.

Te digo que nos vayamos al comedor, porque si no Carolina se enfadará con nosotros, otra vez.

Me respondes:

No te preocupes por Carol, ya está "todo" aclarado. Y tranquila, ya he hablado con el maitre y él me dijo que si llegamos tarde no hay problema.

Me calzo las chanclas, te cogo de la mano y nos dirigimos al comedor.

Es una sala muy grande; hay multitud de mesas cuadradas dispuestas para dos, cuatro, seís, ocho y díez ocupantes. A los lados, hay varias filas de "contenedores" alargados de acero inoxidable con vitrinas de cristal para colocar los alimentos; que ahora están vacías.

En este hotel el desayuno y el almuerzo es self-service, en cambio la cena la sirven camareros.

Y en el centro del comedor hay un espacio acondicionado como si fuera una cocina "en directo".

Entramos y el maitre nos dá la bienvenida; es un señor de unos cuarenta años, delgado, con el pelo negro y liso, ojos grises de mirada bastante dura enmarcada con unas gafas de montura dorada y cara seria.

Se parece a un profesor de matemáticas que tuve cuando iba al instituto.

Apesar de su severo aspecto –al pedirle yo disculpas por llegar algo tarde- le quita importancia a ese detalle (llegar a las nueve en punto) y me dice:

No se preocupe, señorita, su novío antes habló conmigo y le dije que eso era un mero trámite. Pierda cuidado y relájese, no se preocupe por nada...

Que hombre tan amable!. Las apariencias, a veces engañan una barbaridad.

Nos indica nuestra mesa y nos dice:

Ahora mismo envío un camamero que los atienda. Gracias.

Al pasar por la número 10 vemos a Paul y Katy, el matrimonio Inglés. Nos saludan así:

Good evening. And good appetite.

Les contestamos: As well –igualmente-. Thank’s

También vemos sentados en una mesa –la Nº12- de seís plazas a los abuelos María y Pepe, junto a otros dos matrimonios; uno es el señor Tomás y su esposa, pero el otro es desconocido. Nos saludan con la mano.

Y un poco más adelante están sentados Miguel y Carolina, y ella enseguida que nos ve se acerca a nosotros muy amablemente y mirándome a mí – la verdad es que me quedo muy sorprendida y más al oirla hablar-, me dice:

Buenas noches, Pili. Hace un ratito, Marcos y yo estuvimos hablando y ya hemos aclarado "todo". Me comentó que mañana tal vez no vengaís a Palma con nosotros. Es cierto?.

Ummh!. Qué significa ese "todo"?. Me dá mala espina...-Esto lo pienso-, pero poco buena cara y le digo que es verdad, que he llamado a una amiga mía que vive aquí cerca y que nos invitó a comer en su casa.

Me escucha y me dice:

Perfecto. Gracias por avisarme con tiempo, porque así anulo dos reservas en el restaurante donde vamos a comer; os deseo que paséis un buen día.

Necesitas un callejero, un plano o algo en particular?.

Le agradezco sus buenos deseos y también le explico que no necesito nada.

Ella insiste y con mucha amabilidad –quizás demasiada-, vuelve a preguntarme:

Y no os perderéis?. El Arenal es muy grande...

No quiero (no sé porqué, pero no confío en Carolina) contarle mi vida. No me acaba de gustar su forma de ser, a pesar de que ahora intente ser mi amiga.

Tú estás a mi lado escuchando la conversación e intervienes diciendo:

No creo que nos perdamos; Pili conoce muy bien este lugar. Verdad que sí, mi amor?.

Uyy!. Mi amor?. Si me lo dices delante de otra persona me dá un patatús, pero frente a Carolina te juro que no sé que pensar...Me estoy poniendo "mosca".

Estoy a punto de contestarle que algo sé, cuando Juan se acerca a nosotros y nos dice:

Hola parejita!. Yo seré vuestro camarero esta noche, sentaos y os traeré la cena.

Qué os traigo para beber?.

Yo le pido una botella de agua sin gas y tú una botella de vino rosado de poca graduación.

Miro el reloj, son casi las nueve media: 5, 4, 3, 2, 1, 0. Ya!. Tu "máquina del tiempo" empieza a sonar.

Le digo a Carolina que tengo mucha hambre –intento decirle "por las buenas" que se vaya- (mis queridos lectores, seguro que pensáis que soy una hipócrita por ser amable con ella cuando en verdad me gustaria darte una bofetada, pero como no quiero montar un show me contengo). Nos dice:

Bueno, me voy ya. Buen provecho y lo que dije antes: buen día para mañana. Adeu!.

Yo me siento en una silla y cogiéndo un pedacito de pan lo muerdo y me lo trago. Tú te sientas enfrente mío y con una sonrisa me dices:

No te parece que Carol está muy amable?. La conversación que tuve con ella creo que ha tenido un buen resultado.

Cómo no tengo ganas de discutir, te contesto simplemente que sí.

Me gustaría saber qué le dijiste y que te dijo ella y me muero por saber que significa ese "todo", pero hago de cuenta que me es indiferente. Me prometo a mí misma que te lo preguntaré más tarde.

Me dices:

Sólo me dices que sí?. Qué poco interés...Yo pensé que querrías saberlo.

Le quito importancia a ese asunto (me refiero al interés de Carolina por tí) y te digo, para intentar convencerte que confío en tí y que seguro que "todo" –esto lo digo con la boca chica, es decir despacio y suave- está aclarado. Y también te comento, para desviar tu atención de ese tema que estoy hambrienta ya que sólo he comido un sandwich y que por eso me duele la cabeza.

Con una pícara sonrisa, me dices:

No me vayas a decir que tienes jaqueca?. Como me dejes a dos velas...

Sonriéndo tambíen, te corto y muy provocativamente te digo que no y que de esta noche no te salva nadie: o me follas tú o te follo yo...

Me doy cuenta que te cae sudor por la frente...Estás bien?, Tienes calor?. Uyy!. Que rojo!.

Mejor follamos los dos.

Ya viene Juan; trae las bebidas y una sopera. Mientras nos sirve, explica el menú:

De primero, crema de verduras con picatostes de pan frito.

De segundo, empanadillas de marisco y guarnición de arroz blanco con salsa rosa.

Y de postre, fresas con nata.

Está a vuestro gusto o queréis otra cosa?.

Sólo de oirlo se me hace la boca agua; y le digo que me parece un menú excelente. Tú le dices:

Si lo ves, dile a Francisco, el chef, que luego pasaremos a saludarlo.

Nos dice que ahora mismo se lo dirá y que dentro de un rato viene otra vez. Y se va con la sopera.

Pruebo la crema, ummm!. Deliciosa. Es de patatas, zanahorias, col, apio, cebollas y algo más, pero no sé que es. Luego se lo preguntaré al cocinero...

Mientras comemos me preguntas.

Y a qué hora iremos a casa de Carmen?.

Te contesto que mañana sábado, tiene libre en el trabajo y me dijo que nos espera sobre las 14:00.

Me vuelves a preguntar.

Y queda muy lejos de aquí?. Si quieres llamo a un taxi...

Te respondo que no es necesario, que está cerca: a unos 3 kilómetros –unos veinte minutos-.

Y con una sonrisa te digo que este camino lo he recorrido tropeciéntas mil veces, pero que antes de ir a su piso, debo hacer unos recados. Me dices:

Puedo saber que debes hacer?.

Por supuesto que sí.

Juan se acerca a la mesa; ahora trae en las manos una bandeja ovalada con tapa y un cuenco redondo de porcelana blanca con filo azul marino, conjuntado con la vajilla que estamos usando. Las coloca en el centro y retirando los dos platos hondos, nos dice:

Bon appétit!.

Este chico tiene madera de maitre. Nos reimos sonoramente y unos abuelitos que están en la mesa de al lado nos dirigen una afable mirada.

Te sirvo tres empanadillas y dos flanes de arroz y mientras salseas tu comida, yo elaboro mi plato: una empanadilla, un flan de arroz y un poquito de salsa sobre los granos. Me comentas:

Sólo vas a cenar eso?. Qué pocos comes, nena...

Te guiño un ojo y te digo que quiero estar ligera para luego. Me dices:

Pues yo debo comer mucho, porque después voy a gastar mucha energía. Voy, bueno vamos a participar en un marathón sin salir de la suite. Sí o sí?.

Te sonrio, te lanzo un besito y muevo la cabeza en gesto afirmativo. Me vuelves a preguntar:

- Entonces, puedo saber que debes hacer antes de ir a casa de tu amiga?.

Te digo que mis padres me hiciron varios encargos: cinco ensaimadas 3 de cabello de ángel, 1 de crema y 1 vacía (esta para mi cuñada) y tres sobrasadas: 2 normales y 1 picante. Te interesas por lo último y dices:

Qué es una sobrasada?.

Te explico que es carne de cerdo mezclada con tocino, panceta, especias y sal; es otro producto típico mallorquín y que lo único malo que tiene es que es muy calórica.

Y te hago esta comparación tan cierta como genial: "la sobrada se parece al sexo en que cuanto más la pruebas más quieres seguir probando". Con los ojos brillantes llenos de lujuría, me susurras:

Pues dentro de un rato te vas a hinchar a sobrasada. La que yo te voy a dar.

Te contesto que de ésa no me canso nunca y menos con la tuya. Abres mucho los ojos y dices:

Vaya con mi putita!. Está guerrera...Cómo a mí me gusta.

Juan se acerca de nuevo a la mesa y mientras recoje lo vajilla, nos pregunta:

Os gustó la comida?. Las empanadillas son una receta exclusiva.

Le digo que sí, que estaban riquísimas y me contesta:

Pues si luego quieres, lo felicitas, por cierto Marcos, le di tu aviso a Fran y me instó a que os dijera que antes de marcharos paséis por la cocina a verlo y también dijo con estas palabras: "Quiero conoser a ésa pimpollita".

Así que cuando queráis ir, avisadme y os acompaño. Ahora mismo traigo el postre.

Le digo que de acuerdo; que antes de irnos lo llamaré para que nos acompañe.

Mientras estoy hablando veo por el rabillo del ojo que dos mesas más allá, hay un hombre joven y muy elegante conversando con un grupo de abuelos. No lo capto bien porque está un poco lejos y se haya medio girado, pero por su apecto físico creo que es un varón muy interesante. Yo soy una mujer que me fijo más en el aspecto interior, pero como suele decirse: "a nadie le amarga un dulce".

Es muy alto, sobre 1’85 (me guio por mi monitor de natación, ya que Jose mide esa altura), moreno, pelo corto castaño rizado y viste un sobrio traje oscuro de Armani. Casi ná!...

Desde mi distancia no puedo verle el rostro, pero seguro que es muy atractivo. Lo observo durante unos segundos y clavo mi mirada – me han dicho en multitud de ocasiones que mis ojos son hipnotizantes- en su nuca mientras pienso: "GÍRATE Y MÍRAME". Al segundo intento lo hace y sus ojos se cruzan con los míos. Es guapísimo, distinto de tí como el día y la noche, pero un hombre muy guapo al fin y al cabo.

Ya sé que las comparaciones son odiosas y aunque lo lamento, no puedo evitarlo.

Tú te dás cuenta de que estoy "enbobada" y me llamas en voz alta:

La tierra llamando a Pili. Estás aquí?.

Yo me sobresalto, pero te sonrío y te digo que estaba pensando en lo que haremos en la habitación.

Hay que ver qué mentirosillas somos las mujeres!.

Juan aparece con dos copas altas de cristal tallado de boca ancha repletas de fresas con nata y guindas confitadas de color verde. Le pregunto en voz baja quién es ese hombre –hago un gesto con la cabeza para señalarlo y así evitar que tú lo veas (está en la mesa de detrás de tí) y él me responde:

Es el dire. Es un tío de puta madre.

-Para mis lectores no Españoles aclaro que esta expresión la usamos para designar a una persona

enrollada, simpática y muy amigable, es decir guay.-

De pronto veo frente a mí a otro de los chicos más guapos que he visto en mi vida; además de alto y moreno, tiene una cara preciosa: dos ojazos marrones comos dos soles, una boca de labios ni finos ni gruesos cubriendo una perfecta y alineada dentadura y enmarcando una sonrisa deliciosa, que deja entrever en su barbilla un pequeño y coqueto hoyuelo. Penetrándome con la mirada, nos saluda:

Buenas noches, soy Pelayo R. Director General del Riu Playa Park. Todo está a su gusto?.

Le contesto que sí, dedicándole mi mejor sonrisa. Dá la vuelta a la mesa y se coloca a mi lado y en ese instante tú puedes verlo completamente. Él inclina la cabeza hacía tí y dice:

Caballero!.

Y cogiéndo mi mano derecha la besa y sin dejar de mirarme fijamente, me dice:

Señorita, es un placer conocerla!.

No sé porque, pero empiezo a temblar. Tú intervienes y alzando un poco la voz, le dices:

Es señora, mi –y lo recalcas- señora.

Él te pide disculpas y te aclara:

Lo siento, no quise ofenderle, pero como no vi ningún anillo en el dedo de la señora yo pensé que...

Lo cortas bruscamente, diciendo:

Pues no piense nada. Ella es sólo mía y de nadie más.

Uyyy!. Esto ya cambia de color. Mejor "ahueco el ala" o lo que es lo mismo, me voy. Hago el gesto de levantarme, pero él dice:

Por favor, disculpen que los haya molestado; no era ésa mi intención. Si alguíen sobra aquí soy yo; continúen tomando el postre y disfruten de su estancia en El Arenal.

*–Todo esto lo dice mirándome sólo a mí-

y acto seguido se dirige a la siguiente mesa.

Yo te miro con ojos tristes y al mismo tiempo con verguenza y un poco de rabia; la verdad es que te has portado como un crío, no como un hombre hecho y derecho. Me replicas:

Qué?. Ese tío trataba de ligarte y tú estás conmigo...

Te digo que no te pongas gallito, que no tienes ningún motivo. Dices:

Seguro que no?. Pues a mí me pareció ver que te estremecías cuando te besó en la mano.

Y al momento te levantas y acercándote a mí me agarras con fuerza por la nuca y me besas en la boca con desesperación. Es un beso muy apasionado...

Cuando te separas de mí, me miras fijamente y con una sonrisa en la cara me dices:

No creo que ese guaperas sepa besar así. Verdad que te ha gustado?.

Estoy bastante asustada tanto por lo que has hecho como por lo que has dicho. Y aunque de mi mente y de mis labios brota el monosílabo SÍ, mi corazón piensa una y otra vez en el beso de Pelayo.

Me siento muy mal, tengo ganas de llorar y ya no estoy tan segura de que lo que siento por tí sea amor. Tú me miras con preocupación y me dices con voz tierna:

Pili, mi cielo!. Qué te pasa?.

Tengo los ojos bañados en lágrimas, a punto de llorar. Rápidamente te colocas a mi lado y me abrazas con fuerza mientras en un susurro me dices:

Perdóname, por favor, mi amor!. No llores...

Entre lágrimas y suspiros (mucha gente nos mira e incluso Miguel se acerca a la mesa, pero le indicas con la mano que no venga) te pregunto que por qué me llamas mi amor. Tú respuesta hace que note mi corazón latir más fuerte que nunca, me dices:

- Porque yo, aunque sea a mi manera también te quiero!. Ese era el "todo" del cuál Carol y yo estuvimos hablando.

Coges una servilleta y me secas con delicadeza los ojos. Volviendo a besarme dulcemente en los labios y acariciándome con ternura la carita, me dices:

No lo imaginaste?. Me cuesta creerlo; y más siendo tú una mujer tan inteligente...

Saco un klennex y me sueno la náriz y con una cara medio sonriente, medio llorosa te digo que intuía que un poco de afecto si me tienes porque tanto en el wc del avión, en el autocar y hace unas horas en la factoría fuiste apasionado, pero también muy cariñoso conmigo.

Vuelves a sentarte en tu silla y me dices con voz muy suave:

Recuerdas cuando lleguemos a la puerta de la suite?. Cruzé el umbral contigo en brazos y ese fue un signo de mi amor por tí, porque mira que pesas, (te ries y me "contagias" la risa) comes como una loba. Estás gordísima...Una foca a tu lado parece un espaguetti.

Y cuando fui al comedor y le pedí al chef un sandwich para tí?. Le dije que era para mi novía. No me digas que no te gustó que te llamara así?.

Con un poco de verguenza te respondo que me encantó oirte llamarme –tu novia-. Me envalentono y mirandote fijamente te digo que desde que te conocí en el chat me gustaste y cuando me enviaste tu foto lo hiciste mucho más, pero no me enamoré de tí hasta hace poco tiempo. Me preguntas:

Y cuál fue el "golpe" maestro?.

Te contesto que hace un mes más o menos, estuvimos varios días sin vernos (sin hablar por msn) y me enviate un email que decía así: "Sólo quería saludarte, te echo de menos y me gustaría volver a hablar contigo, un beso"

Cuando lo leí creí que me moría...Me dices:

Sí, me acuerdo, pero tú no me dijiste nada. Ni gracias.

Te comento que te invité a venir de viaje a Mallorca conmigo y que sólo tú tienes en exclusiva mi cuerpo y mi mente.

Te quedas callado un momento mientras acaricias mi mano izquierda. Al cabo de ese lapso de tiempo, con la voz muy ronca me dices:

Vámonos ya. Quiero demostrarte en la intimidad todo lo que te deseo y cuánto te quiero.

Te respondo que sí; yo también deseo amarte. Ahora mismo eso es lo único que quiero.

Nos levantamos y en ese instante me acuerdo te aún tenemos que hacer dos cosas:

- Darle el regalo a los abuelitos y

- Ir a saludar al chef.

Te lo digo y me respondes:

Bueno, pero sin tardar mucho. No sabes las ganas que tengo encontrar ese lunar...

Te contesto que será sólo un ratito. Tu reloj vuelve a sonar anunciando las díez y media.

Saco la figura de dentro de la mochila y me la pongo en la espalda, me pasas la mano por los hombros y vamos hacía atrás. Cuando nos ven llegar tan acaramelados, la abuela María nos dice lo mismo que la primera vez que nos vió en el avión:

De veras que no estáis celebrando la luna de miel?.

Me acerco a ella y le doy un cariñoso abrazo y con una sonrisa de felicidad le digo que todo lo que me explicó en Manacor se ha cumplido. Ella hace el símbolo de la victoria y con una carcajada, dice:

Es que soy "brujilla" very good!,o éso me dice Evita...Además el tarot es cómo el algodón:

No engaña.

Tú me dás un pellizco –para que no me enrolle- en el pompis; y le doy el presente, mientras le comento que es un detalle de parte nuestra para que nos recuerden con cariño. Me dice:

Muchas gracias, es muy bonito...Pepe y yo no os compremos nada, pero mañana en Palma os invitaremos a un refresco. Vale?.

Te miro y pongo cara de disgusto y te hablo con los labios: un segundo.

Le explico brevemente que mañana no iremos de excursión con el grupo. Pregunta:

Y eso?, te encuentras mal, querida?.

-Esta mujer es curiosa hasta el extremo-, y como no me apetece contarle nada para no tardar mucho, le digo que tenemos otros planes. Tú interviernes y le dices:

Si quieren, mañana cuando vengan de la excursión podemos ustedes, Pili y yo ir al bar a tomar ese refresco. Les parece bien?.

María responde:

De acuerdo, pero nos teneís que contar cómo os conocisteís.

Le digo que que sí y nos despedimos.

Me coges de la mano y vamos a la salida del comedor; alli está Juan y al vernos, me mira y dice:

Qué pasó hace un ratô?. Me fijé que estabas llorando y luego te ví otra vez, y después te reías...

Le comento que fue un malentendido, pero que ya está "todo" -te miro y te beso dulcemete en los labios- aclarado, y le pido que nos acompañe a la cocina.

Vamos para allá.

Francisco nos está esperando. Más o menos debe tener sesenta años, fuertote (no gordo), pelo rubio, ojos pequeños de color azul mar – muy vivaces- y una permanente y divertida sonrisa en la cara.

Está sentado en una silla comiéndose una empanadilla igual a las que hemos cenado nosotros; al vernos llegar se pone de pie y limpiándose con un paño, te dá un choque de manos mientras con una amplia sonrisa te dice:

Quillo, menuo bombonsito q’tas jalao!

Tú me presentas así:

Ella es Pili. Mi preciosa novía.

Él se acerca a mí y me dá un besito en la mejilla. Me dice:

Haséis una pareja mu chula!.

Le doy las gracias y le felicito por el excente menú; también le pregunto que ingredientes llevaba la crema de verduras, y le digo que las empanadillas estaban riquísimas, él me responde:

La hise con papas, sanahorias, col, apio, sebollas, puerros y mi "toque" cecreto. Ci lo deceas, te doy la reseta para que se las cosines a tu chico...

No le interrogo sobre cuál es, que por algo ha dicho que es secreto. Y le acepto la sugerencia.

Miro mi reloj: las once menos diez. Es mejor que nos vayamos

Le dás de nuevo la mano y él estrechándotela, nos dice:

- Mañana creo que vais a Palma de excurción y por eso no comeréis aquí, pero a la sena os veré...

Le comenta que no comeremos en el hotel al mediodía porque vamos de visita a casa de una amiga mía. Él te dice:

Ten cuidado!.

Tú le preguntas el porqué de ese aviso. Te responde:

En esta misma calle están en obras; a vueltas con la asera y hay un montón de albañiles porahí y ya sabes que se vuelven locos cuando ven a una chica guapa...Y tú niña está mu rica.

Le agradeces que te halla prevenido, pero le quitas importancia al asunto, diciendo:

Yo estoy tranquilo. Pili está sólo conmigo y ella me es fiel...

Me miras y me guiñas un ojo –cómo preguntándome sí o no?-. Te acaricio la mejilla y te beso muy dulcemente...

Nos vamos. Son las once en punto de la noche.

Me coges por la cintura y vamos hacía los ascensores; llamas uno y mientras viene me estrechas entre tus brazos y vuelves a besarme apasionadamente. Me miras a los ojos –consiguiendo que me estremezca- y me dices:

Eres preciosa. Me gustas mucho y quiero que no me olvides.

Te contesto que nunca te olvidaré y que dentro de un momento te lo demostaré con palabras y con obras.

Me pides que cierre los ojos y te pregunto para qué? (ya sé que la curiosidad mató al gato, pero soy muy curiosa. No puedo evitarlo.). Me respondes dándome otro beso y me dices en un susurro:

Confía en mí, mi amor!.

Lo hago enseguida. En este momento tú eres lo que más quiero en el mundo...

Metes tu mano en el pequeño bolsillo de tu camisa y sacas una cajita de cartón rojo en forma de corazón, me dices que los abra y me la entregas, pero al dármela me indicas que no vea el contenido hasta que lleguemos a la habitación.

El ascensor por fin llega, nos metemos dentro y pulsas el botón de la sexta planta.

Continuará.

 

PD. Al igual que en el 3º capítulo vuelvo, queridos lectores a proponeros un acertigo. La pregunta es:

Qué contiene esa cajita que me ha dado Marcos?.

Suerte a los que participen...

* La solución la diré en el 7º capítulo.

Mas de pilita

Todo lo que quiero por navidad

Un chiste (broma) con sorpresa.

-más de un lustro contigo

Mi “indio” particular

Morbo fotográfico

Un rico aperitivo: mejillón y zumo de limones.

A la caza de mi “leoncito”.

Porque él me lo hace mejor que bien

Él releyó mis relatos… y eso me gustó

E-mails para calentar

De los pechos de “Inés” a los míos…¡Qué diferencia

Una masturbación –virtualmente- guiada

Pilita contra Teseo: combate sexual

Mi mejor regalo de Reyes

La primera masturbación del año 2009

Otra charla morbosa

Una charla altamente morbosa.

El excitante poder de las imágenes y las palabras

Tú con tu jefe y yo resfriada... imposible follar

Una conversación muy excitante

Deseándote a tope

Me comiste entera...y me encantó

Otra felación -virtual-

Carta a mi mejor ciberamante

Trilogía + un extra de una Masturbación

Entró R...y me puso a tono

Un viaje a mallorca (22 - 2 - Final)

Un 69 –virtualmente- alucinante

Un viaje a mallorca (22 - 1 - Final)

Esta vez ocurrió por “culpa” de Zoé Valdés

Un viaje a mallorca (21 - 2)

Un viaje a mallorca (21)

Un viaje a mallorca (20 - 2)

Cómo quieres que te ayude? (Virtualmente).

Un viaje a mallorca (20)

Un tratamiento muy placentero

Un viaje a mallorca (19 - 4)

Un viaje a mallorca (19 - 3)

Un viaje a mallorca (19 - 2)

Un viaje a mallorca (19)

Placer sobre una silla

Un viaje a Mallorca (18 - 2)

Un viaje a Mallorca (18)

Lección práctica de cibersexo

Un viaje a Mallorca (17)

Un viaje a Mallorca (16 - 3)

Un viaje a Mallorca (16 - 2)

Carta Ardiente

Un viaje a Mallorca (16)

Un viaje a Mallorca (15: Violencia en la suite)

Un viaje a Mallorca (14 - 4)

Teléfono Caliente

Un viaje a Mallorca (14 - 3)

Un viaje a Mallorca (15)

Un viaje a Mallorca (14)

Un viaje a Mallorca (13)

Un viaje a Mallorca (12 - B: Infidelidades)

Un viaje a Mallorca (12 - A: Celos)

Un viaje a Mallorca (11 - 3)

Un viaje a Mallorca (11 - 2)

Un viaje a Mallorca (11 - 1)

Trilogía de una masturbación (4)

Trilogía de una masturbación (3)

Un viaje a Mallorca (10)

Trilogía de una masturbación (2)

Trilogía de una masturbación

Un viaje a Mallorca (9)

Todo ocurrió por un dedo

Un viaje a Mallorca (8)

Respuesta caliente

Carta caliente

Un viaje a Mallorca (7)

Triple fantasía

Un viaje a Mallorca (5)

Sólo para mis ojos

Un viaje a Mallorca (4)

Un viaje a Mallorca (3)

Un viaje a Mallorca (2)

Un viaje a Mallorca

En una piscina

En un ascensor

Un striptease

Una felación

En un cine

Mi primera vez