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Un viaje a Mallorca (18 - 2)

en Grandes Series

UN VIAJE A MALLORCA.

Haciendo las paces. II.

Al poner los pies en el suelo veo el lazo rojo colocado en forma de corazón y las iniciales M y P dibujadas con los pétalos de la rosa blanca.

No hay duda de que a original no te gana nadie!.

Durante un minuto me quedo parada mientras pienso en todos los detalles que has tenido conmigo: cuando se cumplió un mes de conocernos por Internet, me enviaste una bonita tarjeta virtual dónde se leía: "Encontré un tesoro...tú.", cuando me enviaste vía msn y en formato mp3 la canción de Luis Miguel "Estar contigo" y también recuerdo el momento – anteayer por la noche- cuando me diste la gargantilla. Qué habrá sido de ella?.

Me encantan los hombres detallistas.

De repente, vuelvo a oír tu voz que me dice:

Nena,vienes ya o qué?, que el agua se enfría!.

Voy hacía la silla a coger el albornoz –antes lo dejé tirado en el suelo junto con la toalla, pero tú se ve que los recogiste y los colgaste del respaldo-, pero decido que es mejor ir desnuda. Cuando llego al baño la puerta está medio cerrada, me asomo y riéndo te pregunto si puedo entrar?. Me respondes:

Claro que sí. Ven aquí...

Al entrar te veo metido en la bañera, tumbado boca arriba y con tu cuerpo cubierto casi totalmente con agua de color rojizo y con burbujeantes ondas. Exclamas:

Entra conmigo y prueba el hidromasaje,...es genial!.

Me alargas una mano, te la agarro y me meto.

Estoy delante tuya; tú tumbado, yo de pie...me miras, te miro. Me sonries, te sonrio...

Deslizas tus manos por mi viente, tocas mi cintura, mis caderas, me acercas más a tí cogiéndome por el culo y acercándo tus labios a mi Monte de Venus lo besas con pequeños piquitos.

Me dás la vuelta y pones mi culito pegado a tu cara; con las dos manos separas mis nalgas y de nuevo lames mi chochito y mi nido de placer (con este nombre tan poético designaste en una ocasión a mi ojete), mis piernas se doblan por el gran placer que me estás dando. Suspiro y gimo sin cesar.

Qué delicia!.

Me agarras por la cintura y me ayudas a sentarme delante de tí, entre tus piernas.

Besas mi cuello mientras sobas mis tetas; mis pezones están duros y me los frotas con ahínco.

Jadeo sin parar.

Inclino mi mano derecha hacía detrás y cogo suavemente tu pene, está muy duro...y siento un rico orgasmo. Mmmm!.

Lo muevo de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Oígo tus gemidos.

Acercas tu boca a mi oreja izquierda y después de chuparme el lóbulo, me susurras:

Deseo follarte!...Quiero romper tu coño, necesito atraversar tu gruta...Se mía!.

Suelto tu falo y lentamente me pongo de pie, me volteo y me recuesto sobre tí; apoyo mis manos en tus hombros y abro las piernas de par en par.

Aprietas mis nalgas con fuerza y levantando un poco tu pelvis me penetras rápidamente desde atrás. Metes tu polla hasta los huevos. Muy profundamente.

Jadeamos mucho, casi gritamos de tanto placer como nos estamos dando.

Me embistes una y otra vez. Abro mi boca, suspiro, gimo y grito tu nombre sin parar.

Arqueo mi espalda y tenso todo mi cuerpo.

Mi vagina chorrea litros de flujo y mi cuerpo se sacude preso de todos los orgasmos que me provocas. Mmmm!.

Me estás volviendo loca!.

Mientras retiras tu pene de mi chocho, me miras un segundo y en un susurro me preguntas:

Puedo?.

-La pregunta completa es: Puedo follarte el culo y correrme dentro de tí?-. Te respondo muy brevemente: SÍ.

Colocas la punta de tu mojadísima verga en mi dilatado y lubricado ano, haces un poquito –casi nada- de presión y me la introduces entera. De una sola tacada.

Dieciocho centímetros de longitud y cinco de grosor alojados en "mi puerta trasera". Uff!. P’ morirse...de gusto.

Comienzas a meter y sacar tu duro leño en mi otro agujero de pecado, pero al cuarto golpe, de repente tu polla engorda al limite y sueltas espesos chorros de semen en mi culo. Gritas:

Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!.

Yo también grito al notar tu caliente leche en mis entrañas. Me enloqueces!.

Sales de mi interior.

Damos un fuerte suspiro y yo me dejo caer entre tus brazos. Nos miramos fijamente y sonreimos.

Nos besamos con ternura; me abrazas dándome la vuelta de espalda a tí y mirando tu reloj dices:

Faltan seís minutos para las 13:30. Qué te parece si nos relajamos aquí un ratito?

Te respondo que me encantaría y que mientras puedes contarme el cotilleo que me sorprenderá...

Me abrazas por los hombros y mientras me dás un suave masaje, me dices:

Pues esta mañana a las 07:25 bajé a recepción después de hacer mi equipaje, por cierto el tuyo ya está? – te digo que casi- y dándote un besito en la frente me fui.

Como era algo pronto la cafetería del hotel aún estaba cerrada, así que decidí ir a un bar del fondo de esta calle (te debes referir al San Siro, porque es el único que hay en dónde siven desayunos) a tomar un café y unas tostadas.

Llegué a la Avenida, pasé por delante del hotel dónde trabajaron tus padres y seguí caminando por la acera y cuando estaba a punto de llegar al Hotel Neptuno, a qué no sabes a quién vi?.

Te miro con cara de sorpresa y muevo la cabeza en gesto negativo. Y sigues diciéndo:

A ese camarero Gallego tan guaperas –Carlos digo yo- dándose un pico en los labios con otro tío...Qué te parece?.

Abro la boca y la verdad es que me quedo pasmada; Carlos es gay... Nunca lo llegué a imaginar, vale es un hombre muy atractivo, lleva un arito en la oreja –Juanito también lleva uno y sale con Ana-, y sí, ahora que me acuerdo anoche en la disco me dijo que vivía con un chico que también es gallego, pero como me piropeó y en fin como no tiene ningún gesto "raro", yo creí que era hetero.

En fin...sorpresas que dá la vida.

Te digo que la verdad es que sí, es un chisme que me ha sorprendido. Te miro, te sonrío y te llamo "marujón cotillero". Tú te ríes en una carcajada y cogiéndome de los brazos me besas en la boca con pasión y exclamas alegremente:

Follamos otra vez?.

Tu reloj suena y anuncia la una y media del mediodía. Me dices mientras me pellizcas una nalga:

Quiero volver a hacerte mía!.

Te pregunto si no estás cansado?. Me respondes:

No, además para algo entreno, la resistencia no es sólo para correr la marathón...

Ciertamente eres el hombre más insaciable que he conocido en mi vida!.

Me levanto y sin secarme ni nada hago la acción de salir de la bañera mientras te digo que, tenemos que arreglarnos porque en media hora vendrá Matilde (la camarera) a limpiar la habitación. Me agarras por el muslo izquierdo y tiras de mí; estoy casi a punto de caerme y te digo en voz baja que no...

Lo sigues intentando: ahora me coges por la cintura, haces fuerza y consigues tumbarme encima tuya...

Qué cabrón eres!.

Con voz más alta te digo que te quedes quieto. Al intentar besarme, me pongo seria y dando un grito te digo: "NO!" y te amenazo medio en broma: "Quieres que te muerda otra vez?". Te haces el ingenuo y dices:

Qué?. Si yo no hago nada...

Eres muy mala. Si lo llego a saber le doy las flores a Mildred!.

Salgo de la ducha y cogiéndo otra toalla del perchero detrás de la puerta, te saco la lengua y exclamo: "Y de paso, fóllatela a ella también –y un cuchicheo añado- como a Carolina".

Qué demonios me pasa?. Joer!. Soy super celosa....que asco me doy!.

Me seco rápidamente y tirando la toalla en el suelo, salgo del baño.

Aunque no te veo, oigo que de un salto sales de la bañera...

Mientras saco de dentro de armario la ropa interior, el vestido y los zapatos, tú vienes. Te cubres con la toalla de cintura para abajo y acercándote a mí por detrás me abrazas y me dás un besito en el cuello; yo me dejo hacer y no digo nada. Sólo suspiro.

Me gusta sentir el tacto, el aroma y el sabor de tu piel. Me gustas mucho!.

Me dás la vuelta y nos quedamos frente a frente. Te miro y cuando voy a abrir la boca para pedirte perdón, cubres mis labios con los tuyos. Nos besamos muy dulcemente durante unos segundos. Me miras fijamente y dices:

Siento haberte molestado, pero no puedo evitarlo: me encanta estar dentro de tí!.

Eres tan dulce, suave como el algodón y siempre estás caliente y mojada y por si aún no lo sabes eso a los hombres nos vuelve tarumbas o lo que es lo mismo,locos como cabras. Para ir al manicomio.

Te sonrío tímidamente y te digo que eso de estar caliente y mojada también es mérito tuyo.

Te acaricio el rostro; al bajar mis manos por tu cuello y por tus hombros me paro en tu brazo derecho, una vez ahí toco y le doy un suave besito a la herida cubierta por la venda. Vuelvo a pedirte disculpas y te pregunto si te duele y si se te infectó?. Me sonríes y respondes:

No, estate tranquila no pasó nada.

Fuí al Centro Médico y a pesar de que hoy es domingo había un médico de urgencias y un A.T.S que me hizo la cura y también me recetó el tónico para la inflamación de Vip...- me sacas la lengua, la mueves de un lado a otro y vuelves a sonreirme-. Eres divertidísimo!.

Ah, y otra noticia: cuando me dirigía a la farmacia que está de guardia, me encontré con Anita, la recepcionista; me preguntó que hacía tan lejos del hotel, también me preguntó por tí –como ves que me estremezco, me abrazas más fuerte- y sigues diciéndo: y me dijo que ella vivía encima de la botica...

Le dije una medio verdad: que anoche me dí un golpe e iba a comprar una pomada y de paso recogería unos ensaimadas que encargaste y el ramo de flores que gané anoche.

Y ella me comentó que tú también ganaste un premio...ya sabes lo qué es?.

Al despedirnos, me anunció que sobre las seís y media vendrá con Juan a despedirse de nosotros.

Te comento mientras me pongo el sujetador, la braguita, las "joyas" y me calzo los zapatos, que sé que gané algo porque la señora Patro –la amiga de la abuela María- me lo dijo esta mañana en la piscina (realmente el primero en decírmelo fue Diego, el jardinero), pero exactamente no sé lo que es y al acercame a la silla y coger la toalla que me regaló Ramón para guardarla en la maleta, te explico que entonces no podremos ir a la excursión a ver la cueva del Drac. Me dices guiñándome un ojo:

Dá igual. Así tengo la excusa ideal para venir contigo otra vez.

Te sonrío y mientras me pongo el vestido miro mi reloj y veo que son las 13:45.

Recogo tu boxer y cuando vas a intentar quitármelo te digo que es mío. Me dices:

Pero es un regalo de mi abuelita y además no tengo otro slip porque mi equipaje está abajo...vale, haremos un cambio: te lo doy si tú me dás el tanga de la mariposa. Trato hecho?.

Con mucha tranquilidad te respondo que no lo tengo, a Carmen le gustó y se lo regalé (una mentira porque en verdad se lo di a Pelayo). Me dices:

Bueno pues dame la del avión, creo que era de color beige...

Te digo que tampoco la tengo...la dejé tirada en la papelera del boeing. Exclamas en una carcajada:

Las bragas te duran menos que un caramelo a la puerta de un colegio!.

Me río y te digo que no te preocupes, pero que me debes algo...

Me dirigo al escritorio, cogo la mochila y me meto en el baño.

Me peino en un moño bajo, aprovecho y antes de guardar los productos NÍVEA en la caja, cogo el desodorante y me echo un flis; abro la mochila, saco el bote de bronceador y lo guardo con las demás cosas. También saco el pintalabios –con la punta chafada- y el kalyastick y me maquillo un poco.

Mientras me perfumo, tú entras ya vestido (llevas la misma ropa del viernes y las zapatillas) y cogiendo el frasco de Abril lo metes por debajo del pliege del vestido y mojas mi braguita por la parte posterior.

Sólo queda una manchita porque el bote es de spray...

Continuará...

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