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Un viaje a mallorca (19 - 2)

en Grandes Series

UN VIAJE A MALLORCA.

Verdades y mentiras...a la luz. 2.

Al verte, instintivamente te llamo por tu nombre. Ramón gira la cabeza y te mira, pero sigue abrazado a mí.

Tus preciosos ojos verdes lanzan fuego y con un grito le dices:

Suelta a mi novia ahora mismo!.

Él me suelta, pero se queda a mi lado agarrando mi temblorosa mano. Con voz enfadada te dice:

No mereces el amor de esta mujer. Eres un canalla y vas a pagar muy cara tu traición!.

Te acercas a nosotros con la cara roja de ira y los muscúlos tensos. En un susurro y acercándote a su rostro le espetas:

Te he dicho que la dejes!.

No me obligues a...

Ramón no te deja acabar la frase, porque en ese momento entra por la puerta giratoria un grupito de Japoneses detrás de su guía: un hombre de unos 30 años; alto, moreno, con el pelo corto negro con patillas y perilla.

Muy atractivo...

Aprieto la mano de Mon –es un apodo que usamos en Galicia- y después de darle las gracias por haberme contando "eso" (que estuviste con Carolina... otra vez), de agradecerle que haya dado la cara por mí, de ser sincero conmigo –respecto a sus sentimientos- y así mismo por haberme besado, le pido que cuando pueda, se encargue de guardar mi equipaje. Muy suavemente roza mi mentón y me dice:

No te preocupes por nada, mi reina. Yo me ocupo de todo.

Tus deseos son órdenes para mi!.

Y al igual que cuando nos despedimos en el bar del jardín, me dá un beso en la mano y se va al mostrador a atender a los nuevos clientes.

Me quedo un poco desangelada y triste. Qué hombre tan amoroso!.

Tú, que estás a mi vera intentas cogerme por la cintura, pero yo me separo bruscamente de tí y susurrándote un brevísimo "NO!" me voy corriendo hacía la escalera.

Me sigues y cuando llevo subidos cuatro peldaños te noto pegado a mí. Me coges del brazo y volteándome con algo de fuerza me preguntas con voz furiosa:

Es verdad lo que me ha contado Yolanda?.

A mí vez te pregunto con rabia y mordiéndome los labios para evitar ponerme a llorar, que te dijo esa chivata hija de la grandísima puta?.

Un poco perplejo al oír que de mi boca "tan pura" salen semejantes palabras, exclamas:

Me contó que anoche en la discoteca –me lo temía- me pusiste los cuernos con el director, con ese tal Pelayo; menudo nombre más horrible que tiene el tío!...

Te ríes a carcajadas y sigues diciendo otra vez con voz dura:

Esta tarde le voy a partir la cara a Juan; me mintió como un mamón. Niñato de mierda!.

Te mando a la porra y te digo que te calles. Te llamo estúpido, hipócrita, presumido e insensible...y también lo defiendo a él diciéndote que es más hombre que tú en todos los aspectos; que su nombre es precioso (coincidencias de la vida: el pueblo donde veraneo se llama San Pelayo) y te "amenazo" con armar un jaleo delante de Carolina y de los abuelitos si te atreves a pegar a Juanito.

Me miras con esa cara de chico malo que en otras ocasiones me encantaba, pero que ahora mismo me repugna y me provoca ganas de escupirla y con una sonrisa de corderito –pero por dentro de lobo voraz-me dices:

Esta bien cariño, no diré ni le haré nada. Mis labios están sellados, pero esto te va a costar un favorcito...

Mi polla está muy cabreada y quiere tu coñito ya. Así quieras tú o no, me lo vas a dar.

Durante un segundo me pasa por la mente volver a besar tu boca y morderte la lengua, o arañarte en la cara con mis largas uñas y después huir, pero haces algo con lo que no contaba: sacas del bolsillo unas pequeñas esposas de metal y me atenazas las muñecas detrás de la espalda, me estremezco de miedo y te ruego que no me hagas daño.

Sin poder evitarlo lloro desconsoladamente y vuelvo a pedirte por favor que no me violes. Abro la boca para gritar "Socorro" y que Ramón o alguien me ayude, pero tú me cubres los labios miserablemente con una venda.

Estoy completamente indefensa, pero a tí te dá absolutamente igual.

Estás cegado por la ira y los celos y lo único que quieres es saciar tus instintos sexuales.

Mientras yo forcejeo y me muevo inútilmente; hago la acción de subir otro peldaño, pero al tener la manos atadas carezco del equilibrio necesario y me caigo al suelo con tan mala suerte que me lastimo la rodilla derecha y empiezo a gimotear de dolor.

Me giro y clavo mis ojos en los tuyos, primero te miro con rabia y odio, pero después te doy a entender con la mirada que tengas piedad de mí y que no comentas ese acto tan cruel.

Me coges en brazos y mientras bajas los cuatro escalones, acercas tu boca a mi oído y con voz de ultratumba me dices:

Demasiado tarde putón, te voy a follar hasta que me canse!.

Me metes en un hueco que hay debajo de la escalera y una vez ahí me colocas de pie contra la pared; el lugar es pequeño y está un poco oscuro. Es como un mini almacén porque a mi lado hay una estanteria con archivadores y al otro lado distingo una mesa rinconera con varias cajas sobre ella.

Te ríes con una risita que me recuerda a la de Gargamel -el brujo malo que quiere capturar a los Pitufos- y me preguntas en un susurro:

Cómo está ese chochito tan rico?.

Digo "uuhhhmm" queriendo dar a entender que me dejes en paz mientras vuelvo a estallar en un silencioso llanto, pero tú haces caso omiso de mis lloros y subiéndome el vestido hasta un poco más arriba de la cintura comienzas a sobarme las piernas, los muslos y las caderas.

Forcerjeo de nuevo, aunque sé que no sirve de nada y me amenazas diciendo muy cabreado:

Calla y no llores más o te juro que...

Nuestros relojes suenan a la vez y anuncian las tres de la tarde.

Guardas silencio porque junto encima de nosotros, en la escalera, dos hombres mantienen esta conversación:

L: Buenas tardes, Guillermo!.

G: Hola Luis, a dónde vas?.

L: Voy a comer algo que ya son horas...y tú vienes de arriba?.

G: Sí, y ahora mientras hago la digestión, le daré un par de chupadas a mi pipa...

Ese hombre es el que por la mañana habló conmigo en el ascensor –pienso yo-, tal vez me ayude. La verdad es que me repugna bastante: no es que sea viejo (no le digo mayor porque él no me dá confianza), pero necesito ayuda y no voy a esperar que Superman, Batman o algún otro superhéroe venga a liberarme.

Por eso hago la acción de darle una patada a la estanteria intentando hacer ruido, pero tú ves que muevo la pierna y me sujetas fuertemente.

Los hombres continúan hablando y la conversación se vuelve reveladora para tí y excitante para ellos...

G: Aunque si pudiera, chuparía las tetitas y ese chochete que vi por la mañana...

L: De quién hablas?.

G: De esa preciosidad que está aquí alojada; no me digas que no la has visto?. Lo malo es que va acompañada por su novío...un tío celoso y posesivo tengo entendido, aunque si ella fuera mía yo también sería así.

Al oír esa confesión me bajas la braguita hasta los tobillos, te desabrochas el vaquero y bajando la cremallera sacas tu erecto y duro pene. Lo apoyas contra mis nalgas. Me estremezo...

Yo mientras tanto, entre pequeños gemidos, suspiros y quejidos trato de hacerte entender que, por favor pares, pero tú con un frío susurro me dices:

Cállate la boca!.

Ahora el tal Guillermo lleva la voz cantante y al oír sus palabras te vuelves un auténtico demonio...

Y además la nena es una putita de agárrate.

Esta mañana primero habló con ese jardinero gordo, luego estuvo un rato conversando y tomando un zumo en el bar del jardín con el recepcionista e incluso Ramoncito –tan tímido él- le regaló una toalla, después fue a la piscina a bañarse y cuando la vi con ese bikini rojo...joder, la polla parecía que me iba a explotar y más cuando un chavalote empezó a hablar con ella y la zorrita le dio un bote de bronceador, se quitó la parte de arriba del bikini y el crío suertudo le masajeó la espalda, pero después no sé que pasó porque el chaval se fue hacía el palmeral (en mi mente veo a Javier y esbozo una sonrisa de añoranza, es tan majo...) y ahora viene lo mejor...

Te acercas a mi oído y con mucha ironía me preguntas:

Qué hizo ese tal Javier?.

Me obligas a separar las piernas y tu pene sube y baja por entre ellas.

Lames mi cuello, mientras me susurras con voz dura:

Te voy a meter la polla en el coño hasta rompértelo, vas a gemir como una viciosa y entérate ya: tú eres mi puta personal!. Sólo mía!.

Y Guillermo suelta la bomba atómica:

G: Y al cabo de unos minutos vi a su lado al director. Yo estaba escondido detrás de una cortina, en la puerta que dá al jardín, espiándola...y ella estaba tomando el sol boca abajo sobre una hamaca...

L: Y qué pasó después?. Dilo ya...

Tú me susurras con voz...muy muy cabreada:

Qué te hizo ese hijo de puta?. Lo voy a despellejar vivo!.

Guillermo continúa con su morbosa narración:

Él empezó a acariciar sus piernas, los muslos y ese culo tan rico que tiene; ella se levantó y se quedó en top less delante de él y después se pusieron a besarse...

En ese instante me agarras con violencia por las caderas y me penetras muy fuerte. Con odio. Sin piedad. De tus labios sólo salen palabras humillantes que me rompen, otra vez el corazón. Me dices:

Eres una asquerosa zorra!. Una maldita puta!.

Y sólo te quiero –lo dices mientras te ríes- para divertirme y jugar contigo.

Lloro más de tristeza que de dolor.

Ya nada me importa.

Guillermo acaba de hablar y dá el golpe de gracia. Dice:

Y cuando las campanas de la Porciúncula dieron las díez de la mañana, vinieron los dos cogidos de la mano. Yo me metí en el hueco que hay debajo de la escalera y oí perfectameente como él le decía:

"Eres preciosa. Entregate a mí y haz el amor conmigo!".

Luego estuvieron unos minutos hablando con dos matrimonios que han venido con el IMSERSO y después se fueron juntos hacía el hall.

Mientras hablablan con los viejos, me hice una paja exquisita a la salud de esa putita tan buena.

Cuando se fueron salí de mi escondite y me asomé para ver a dónde iban...y él todo chulo le dijo al recepcionista: "No voy a estar para nadie!". Y a continuación entraron al despacho...

Imagina lo que harían ahí dentro. Uffff!. Qué arda Troya!.

Daría lo que fuera por ver como follaban...

Al oír esas palabras te pones como un loco desenfranado y vuelves a penetrar con fuerza mi vagina desde atrás, me hincas tu miembro viril más profundamente que todas las demás veces: me aplastas contra la pared mientras vuelves a insultarme:

Esto por puta, por zorra y esto por que me dá la gana!.

Yo no digo nada, ni gimo, ni jadeo, casi ni respiro...sólo lloro.

Siento tanto daño –físico y moral-, que desearía desmayarme o incluso morirme.

En un instante veo en mi mente a Pelayo sobre mí, en el sofá de su sala y en silencio lo llamo...

Los dos hombres se despiden así:

G: Creo que antes de fumar, voy a ir al baño a cascármela un rato...

L: Pues a lo mejor yo también voy, pero primero iré a comer algo. A mí el sexo me abre el apetito.

G: Bueno pues entonces, buen provecho!.

L: Y tú pasa un buen rato y córrete mucho!. Adiós, viejo verde!.

Cuando Luis dice eso, tú lo haces.

Llenas toda mi cuevita de tu caliente y espeso semen. Sacas tu falo de mi interior.

Al cabo de unos segundos, rebuscas en mi mochila, sacas un kleneex y te limpias el pene; lo tiras dentro de una caja y quitándome las esposas, te vas y me dejas sola.

Me dejo caer al suelo y me quedo ahí un rato tumbada boca abajo.

Continuará...

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