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Un viaje a Mallorca (16)

en Grandes Series

UN VIAJE A MALLORCA.

Pagando –casi- con la misma moneda.

Todo me dá vueltas...parece que estoy en una Montaña Rusa.

Juro que nunca más volveré a beber champán!.

Tengo un poco de miedo de abrir los ojos y verte, pero al mismo tiempo necesito ver tus preciosos ojos, besar tu maravillosa boca, tocar tu perfecto cuerpo...quiero amarte y que me ames.

Por tercera vez me hago la valiente y recorro la habitación buscándote con la mirada, pero tú al igual que ayer por la mañana no estás. Te llamo con desesperación: "Marcos, mi amor, dónde estás?".

Sin embargo no obtengo ninguna respuesta.

La suite está en silencio y a oscuras; una calma desesperante lo cubre todo. Tengo calor, necesito respirar aire puro. Me estiro y abro los ojos completamente; estoy tapada con la colcha, pero ahora estoy acostada en la cama. Como he llegado hasta aquí?. Me habrás llevado tú?. Seguro que sí, pero no me acuerdo.

Enciendo el interruptor de la luz y veo mi reloj: las 07:45 de la mañana.

Me levanto con un leve vaivén, estoy algo mareada, pero afortunadamente el dolor que tenía de cintura para abajo a desaparecido. Mientras me quito la colcha rememoro lo que ocurrió anoche; como me violaste –a pesar de todo me gustó-, como me declaraste una vez más tu amor, las veces que me pediste perdón...

Pero no puedo olvidar tu traición: me engañaste con Carolina. La odio!, aunque ahora no siento lo mismo por tí. Simplemente estoy desilusionada.

Necesito hablar contigo, quiero pedirte perdón por haberte agregido; lo siento!. Por favor, perdóname!.

La ira me cegó...

Descuelgo el teléfono para llamar a recepción y preguntarle a Ana si sabe tu paradero.

Me siento en la cama, marco el 01 y espero...

Una varonil voz me responde y tenemos esta conversación:

Buenos días, Hotel Playa Park. Dígame?.

Hola. Por favor, podría hablar con Ana –cuál era su apellido...ah sí Ruíz- con Ana Ruíz?.

Ana no está; hoy es su día libre...Soy Ramón, tal vez yo puedo ayudarla...

SILENCIO.

Señora, me oye?. le decía que tal vez yo puedo ayudarla....

Perdóneme, es que estoy algo preocupada: mi...novío no está conmigo en la habitación y no me dejó ninguna nota de aviso. Dejó ahí algo para mí?.

Un momento. –de fondo suena Yestherday de los Beatles-.

Señora?.

Sí, pero no me llame señora (me río) mi nombre es Pilar. Hay algo?.

No, nada... Usted está en la suite 609 y se va hoy a las 19:00 horas, verdad?.

Sí, por qué?.

Es que antes de las cuatro de la tarde debe dejar la habitación libre...Pilar, su novío por casualidad es Marcos?.

Sí, es él. Dónde está?, -mi corazón se sobresalta- Está bien?.

Bueno, realmente no lo sé. A las siete y media vino por aquí, me pidió que guardara su equipaje y se fue...

Qué aspecto tenía?. –mi voz suena algo intranquila-, sea sincero...

Pues estaba ojeroso...me pareció como si hubiera llorado y tenía el labio un poco inflamado.

Lloro desconsoladamente y Ramón me dice:

Pilar, qué le ocurre?. Por favor, no llore. Mire dentro de media hora tengo un ratito de descanso; que le parece si la invito a tomar un café?. Y si lo desea hablamos con calma. De acuerdo?.

De acuerdo. Me gustaría darme un chapuzón en la piscina, hay algún inconveniente?.

No, claro que no e incluso puede usar el jacuzzi y la sauna!.

Ummm!. que bien, pero no. Me conformo con hacer unos largos...

Muy bien entonces; como usted desee.

Gracias por tu ayuda. Eres muy majo...

Él se rie y me dice:

Sí, mi abuela dice que soy tan majo como las pesetas, que ya no las hay...que soy una especie en extinción.

También me río y le pido que me tuteé; de nuevo le agradezco su ayuda y le digo que en media hora nos vemos en el hall. Me comenta:

Te espero en el bar del jardín. Como te reconoceré?.

Brevemente le digo que llevaré un short blanco y diciéndo chao, cuelgo.

Me ha hecho bien hablar con este hombre, me he quedado más tranquila al saber que no estás muy mal, pero luego cuando vengas hablaré contigo e intentaremos hacer las paces.

Como suele decirse: "Hablando se entiende la gente".

Al colgar el auricular, me fijo que encima de la mesita de noche hay una nota tuya que dice lo siguiente:

Pili:

Una vez más te pido perdón...yo te quiero. Carolina no significa nada para mí. Fue un error!; yo sé que tú has sido muy fiel conmigo y por eso lo siento mucho más.

Voy a dar una vuelta por El Arenal, estaré bien...no te preocupes por mí, aunque seguro que no lo harás; me mandaste al infierno y me lo merezco: te traicioné, te insulté, te...violé. lo siento, por favor perdóname. No merezco tu amor. Sí, soy un bruto, una bestia. Cariño, te amo!.

Luego nos veremos. Un beso. Marcos.

PD. Ana me dijo ayer que después de comer debemos dejar la habitación libre y que podemos guardar el equipaje en recepción. Yo ya hice eso mismo y tú cuando quieras hazlo también.

Lloro como una Magdalena. Si tú supieras la verdad...no he sido tan fiel contigo como tú crees.

Debo contarte la verdad, debo hacerlo antes de que lo sepas por otra boca.

Pero ahora, quizás un poco egoistamente sólo pienso en mí y...en Ramón. Tiene una voz muy seductora.

Me acerco al armario y cogo cuatro cosas: mi bikiqui preferido; un dos piezas rojo con ribetes negros y con un corazón dibujado en mi nalga izquierda, un short corto blanco y unas sandalias playeras de color rojo que me trajo mi hermano de Canarias..

Me quito los adornos: la pulsera, el anillo y los pendientes y los guardo en el neceser. Tan sólo me dejo puesto mi reloj CASIO el cuál indica las 08:05. Debo darme prisa...

Agarro las prendas y desnuda y descalza me meto en el baño, enciendo un foco, me siento en el water y llamarme viciosa si quereis queridos lectores, pero para ser fiel conmigo misma realizo mi "ritual mañanero" (más información en CARTA CALIENTE).

A continuación me doy una rápida ducha con agua fría –sin jabón-, salgo de la bañera, me seco y voy al lavabo, al ir a coger el cepillo veo el coletero; me miro al espejo y veo que tengo un pequeño moratón en la mejilla derecha –tendré que invetar una buena excusa porque no voy a decir a nadie que anoche nos peleamos-.

En fin, algo se me ocurrirá.

Me peino el cabello en un moño alto y me lo sujeto con una pinza; seguidamente me pongo el bikini, el short y me calzo las "cholas". Ya estoy lista...

Al igual que todas las mañanas –en ayunas- me trago la pequeña pastilla rosa; la tomo porque además de ser anticonceptiva, mi médico ginecólogo me la recetó para regular la menstruación.

Salgo del baño y voy hacía el balcón, quito la cortina (al igual que ayer los primeros segundos no veo nada por "culpa" de los rayos del sol) y salgo al exterior. Hace un día maravilloso y mientras me froto las piernas pienso que después de nadar me iría muy bien tumbarme al sol a ver si me pongo un poco morena; algo casi imposible porque yo soy como los cangrejos: me pongo rojísima, pero nada más.

Veo el reloj: las ocho y veinte; como aún faltan unos minutos me dedico a empacar mis cosas, saco la ropa que me pondré hoy: un vestido de algodón color rosa pastel de tirantes anchos con cuello cuadrado, un bonito conjunto de sujetador con aros y braguita blanca con un lacito rosa, los zapatos negros del primer día y de complementos un conjunto de collar y anillo dorado con un brillante y los pendientes de bisutería con diseño de flor y de color rosa. Dejo la ropa en una percha dentro del armario.

Por un momento pienso en la gargantilla que me regalaste: encima de la mesita de noche no está, me acerco al escritorio y mientras recogo las prendas de ayer y la mochila miro por ahí a ver si la veo, pero ni rastro de ella.

Tal vez anoche cuando la encontraste sobre la sábana, la recogiste y te la guardaste o a lo mejor pensaste que te odio –en áquel momento sí, pero ya no- y la tiraste a la basura...

Ojalá que no hayas hecho esto último.

Veo la cesta de frutas y no puedo evitar la tentación de elejir una pieza.

Escogo una fresca y jugosa manzana verde.

Mientras me la como, guardo el pantalón pirata, las chanclas y el bustier con la mancha de sangre en la troley y al verla mi mente recuerda el momento en el que te arañé y te hice la raja; al llegar a Galicia lo primero que haré será cortarme las uñas. Espero que no se te haya infectado la piel. Lo lamento!.

También meto el muñeco de peluche en el armario. Por nada del mundo quiero perderlo; es un recuerdo de Carmen y Álex.

Me voy ya. Cogo la mochila y antes de salir entro al baño, cogo el bote de crema bronceadora y apago la luz.

Miro el reloj: faltan cuatro minutos para las 08:30.

Salgo al pasillo a la misma vez que la camarera entra a limpiar la habitación contigua.

Al cruzar por delante, ella sale a coger una mopa al carrito de la limpieza; la saludo con un breve "Hola", ella me dá los buenos días en voz baja y casi sin mirarme.

Como seguro que habreís intuido (porque además de guapos soís muy listos queridos lectores), esta camarera es Yolanda, mi otra "rival".

Sigo caminando hacía los ascensores sin volver la vista atrás, pero noto sus ojos clavados en mi espalda y como yo también sé algunos rituales mágicos escondo el dedo pulgar de mi mano derecha entre el índice y el corazón.

Este "talismán" es un protector contra el "mal de ojo" originario de Brasil.

Llamo al ascensor y enseguida que viene, me meto dentro.

 

Continuará...

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