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Un viaje a Mallorca (9)

en Grandes Series

UN VIAJE A MALLORCA.

Una mañana muy movida.

Me despierto con un sonido conocido. El ruido me llega por el oído izquierdo, me inclino sobre ese lado y veo tu reloj encima de la mesita de noche; enciendo una luz, lo cogo y lo miro detenidamente: es un LOTUS con correa de piel negra y caja de acero inoxidable. La musiquita proviene de la alarma...Son las 8:30 de la mañana.

Todo sigue inmóvil cómo cuando me desperté antes, pero con una salvedad: Tú no estás junto a mí.

Te llamo varias veces, pero no oigo tu varonil voz, no veo tu atractivo rostro ni recibo tus dulces caricias. Estoy sola; te has ido...

Pero, un momento. Qué es lo que hay sobre el escritorio?. Agudizo la vista y veo una bandeja repleta de alimentos.

Echo la colcha y la sábana hacía atrás y me estiro en la cama cómo si fuera una gata, para desperezarme.

Una vez que compruebo que mis músculos responden a mis ordenes, me levanto y me fijo que en la esquina además del tanga hay un albornoz; me cubro con él –me queda un poco grande-, me calzo las zapatillas (ayer se quedaron tiradas en el baño, pero tú me las has dejado sobre la alfombra) y me dirijo a la mesa:

Además de las dos copas y la botella (con un poco menos de la mitad) de champán, hay una gran bandeja de plástico de color azul con la inscripción RIU, llena de comida. Justo al lado hay un pequeño florero de cristal de Murano con un clavel rosa; yo no soy experta, pero conozco algo sobre el lenguaje de las flores y creo recordar que un único clavel de este color significa amor eterno.

También hay una nota escrita de tu puño y letra que dice así:

Pili, mi vida: te he dejado mi reloj para que despierte; es que cuando terminé de arreglarme y fui a llamarte estabas profundamente dormida y aún era un poco pronto. Parecías un ángel...Eres muy hermosa.

Me he tomado la libertad de pedirte el desayuno, espero que todo te guste; por lo menos con el zumo de naranja creo haber acertado porque al principio de conocernos me dijiste que todas las mañanas bebes uno. Y también me dijiste que te gustaban las fresas...

No te preocupes por nada, tómate el tiempo que necesites. Yo he ido al comedor a comer algo y te espero abajo, si cuando llegues no me encuentras, pregúntale a Ana –la recepcionista- por mí y después ya iremos a casa de tu amiga.

TE QUIERO, no lo olvides.

Un beso. Marcos.

Leo la hoja por lo menos cinco veces y cada vez que lo hago suspiro de la emoción. La nota huele a tí...a tu fragancia: Massimo Dutti. Ese aroma me embruja y hace que te extrañe todavía más.

Cuando mis ojos ven los alimentos y mi nariz huele ese olor tan rico, mi boca se hace agua y mis intentinos emiten un gran rugido de satisfacción.

El gran desayuno que me has pedido consta de: un vaso de zumo de naranja, un yogurt natural, un bollo de pan integral, dos rebanadas de pan de molde, tres mini tarrinas de mermelada (melocotón, naranja amarga y fresa), dos cubitos de mantequilla para untar, un sobre de miel y otro de azúcar, dos lonchas de jamón de York, una de queso Edam y otra de queso Emmental – me encanta por los agujeros que tiene-, tres galletitas Kelitas (estas galletas son típicas de Mallorca –se fabrican en una localidad llamada Inca-) , un cuchillo, una cucharilla y una servilleta.

Si me como todo, estallo...Me voy a poner las botas!.

La silla está al lado: sobre el asiento se halla la mochila – está abierta- y en el respaldo está colgado el camisón y la ropa que llevaba ayer; en el suelo están las chanclas blancas. Cogo las prendas, me dirijo al armario y lo guardo todo en la troley.

Saco la ropa que me voy a poner hoy: una falda de cuero negra muy ajustada que me llega por encima de las rodillas, un top sin mangas de color gris plata –anudado por detrás del cuello y por la cintura- que deja la espalda al aire y de calzado unas sandalias abiertas por delante (se me ven los deditos) también de color negro con tacón – de cuatro centímetros- y cintas de cuero de color plata para atarlas alrededor de mis piernas.

Espero que te guste. También cogo los pendientes con forma de corazón, el anillo y la pulsera elástica.

Miro otra vez la hora: son las nueve menos díez. Me acerco al interruptor y apago la luz.

Voy al balcón, descorro la cortina –los primeros segundos tengo que cerrar los ojos porque los luminosos rayos del sol me ciegan- y salgo al exterior a inspirar ese aire del mar Mediterráneo que tantos recuerdos me trae.

Mientras estoy ahí mirando hacía la playa, mi mente evoca todas las veces que fui a bañarme en ella junto a mi pandilla de amigos: Tere, Charly, Loli, Toni y Enrique –mi primer novio-. Sería genial encontrar a alguno de ellos...

A lo lejos escucho las campanas de la Iglesia de la Porciúncula anunciando las nueve en punto; y mi mente vuelve a recordar cuando algún grupo de turistas me pregutaba dónde estaba la "Catedral de las Vidrieras".

Doy un hondo suspiro y me encamino al baño a ducharme. Cuando entro me llevo dos gratas sorpresas: el aseo está muy ordenado, todo colocado en su sitio y con la tapa del water bajada; y al mirar el espejo veo un corazón (con las iniciales P y M) dibujado con mi pintalabios. Eres un amor!.

Mi quito el albornoz y lo cuelgo junto al otro en el perchero que hay detrás de la puerta, me siento en la taza para hacer pipí y de nuevo rememoro las excenas sexuales que tuvimos hace un par de horas, pero esta vez me auto-controlo y no me toco; e incluso para evitar tentaciones me abstengo de limpiarme el chocho...

Me levanto y voy a la bañera, regulo el agua –la pongo más fría que caliente- y dejando la zapatillas en el suelo, me meto. Cogo la manopla y vierto un poco de gel y comienzo a ducharme. Sé perfectamente que tú has usado esa misma esponja y mientras la deslizo por mi cuello, por mis pechos, por mi vientre, cintura, caderas y mi trasero, noto cómo mi cuerpo tiembla porque antes a hecho lo mismo sobre tí. La manopla ahora enjabona mis piernas, también mis minúsculos pies. Tengo miedo de frotar mi sexo; intento no pensar en tí, pero me resulta imposible. Cierro los ojos y te veo besándome, acariciándome, y haciéndome el amor, y todo mi auto-control se va al infierno y abriendo el grifo, dirigo el chorro hacía mi coñito. Tengo varios pequeños orgasmos muy placenteros.

Mis suspiros se transforman en jadeos...Te deseo tanto!.

Entonces recuerdo tu nota y tus palabras: "te espero abajo" y me doy prisa en enjuagarme. Al final decido no lavarme el pelo...tampoco me hace mucha falta.

Salgo de la tina y me seco con una enorme toalla de rizo, me la coloco alrededor del cuerpo, me calzo las zapatillas y acercándome a la pila, me lavo la cara, los dientes, me echo un flis de desodorante (huele a fresco y limpio) y me froto los brazos y las piernas con aceite perfumado. También me cepillo el pelo vigorosamente. Me fijo que sólo está el brazalete, pero mi reloj no. Cómo me has dejado el tuyo, tú te has llevado el mío. Lo recogo para guardarlo.

Apago los focos y voy al dormitorio. Una vez ahí, primero guardo el brazalete en el neceser, me pongo tu reloj –son las 9:20-, los demás complementos y después me acerco a la mesa para desayunar. Quito la mochila y me siento en la silla; tengo un hambre de loba!.

Yo sigo la máxima alimenticia de " Desayuna cómo un rey, come cómo un principe y cena cómo un méndigo".

Así que elaboro un "menú" de alto copete:

El zumo de naranja –por supuesto-.

El bollo integral con un cubito de mantequilla y un poco de mezcla de las 3 mermeladas.

El yogurt, al que endulzo con la miel; prefiero no tomar azúcar blanco. Provoca caries.

Un sandwich con una loncha de jamón de York y la de queso Emmental.

Y dos Kelitas (si podeís os recomiendo probarlas, están muy ricas).

Mientra me como el yogurt tu reloj suena anunciando las nueve y media.

Después de desayunar, voy a la cama y empiezo a vestirme; cogo el tanga y estoy a punto de ponérmelo, pero tengo una idea mucho mejor y al final no lo hago. Me pongo la falda, el top y me calzo las sandalias; tardo un ratito en atarlas porque tengo que trenzar las cintas y al final hacer un lazo en la pantorilla.

Ya estoy casi preparada. Voy de nuevo hacía la silla, cogo la mochila y sacando el lápiz labial –tiene la punta aplastada-, el kalyastick de ojos y el frasco de Abril me emperifollo un poco. Por último meto el tanga en la bolsa. También cogo el clavel...

Ahora si que estoy lista para matarTE. Miro el reloj: son las diez menos siete minutos.

Salgo al pasillo en el instante en el que la camarera sale de limpiar la habitación de enfrente. Es una señora de unos cincuenta años, cómo yo de alta, de media melena (sujeta con una diadema) rubio ceniza, ojos verde oliva y un cuerpo bastante agradable.

Al verla la saludo y ella con acento andaluz, me dice:

Buenos días, cenorita Pili, verdad?.

Le respondo que sí, pero me quedo un poco perpleja porque sabe mi nombre; y ella con una afable sonrisa, me dice:

Paco, el cosinero me habló de usted y de su novio. Me contó que hasen una pareja mu bonita...

Le doy las gracias y le digo que Francisco es un hombre muy amable y un excelente chef. Me comenta con una risita:

Si, usted halágelo que después no hay quién lo aguante...Ce pone inzoportable.

Ella nota que me quedo pasmada al oírla decir esto último y me aclara:

Me llamo Matilde y él es mi marido; anoche me dijo que ustedes estaban en la 609...

Le sonrío mientras que le tiendo la mano; le digo que me alegro de conocerla y que si quiere me tuteé. Miro el reloj otra vez: las 10:00 y le comento que he de irme, porque tú estás abajo esperándome para ir de visita, también le pido disculpas por el desorden, pero ella me dice:

Pili, guapa no te preocupes por ná. Pa ezo estoy yo aquí. Pázalo mu bien tú y tu niño.

Le vuelvo a dar las gracias y ella me hace una invitación. Dice:

Esta noche, a las 23:00 hay una fiesta en la discoteca; y si queréis pazar por allí.

Le prometo que te lo diré y que en caso de que vayamos, luego en la cena ya aviso a Paco. Y me despido con un hasta luego.

Ella se mete en la suite y yo echo a andar por el pasillo; se oye una risita y escucho:

Él te quiere!.

Uffffffff!. Seguro que a leído la nota. Qué vergüenza!. Tierra, trágame.

Cuando llego enfrente de un ascensor (cómo dije hay 4: dos delante y dos detrás) inmediatamente se abre y de su interior sale Paul; lleva una taza de té en su mano izquierda. Me mira de arriba a abajo y me dice:

Good morning, Pili!. Wuauu, you loock so pretty...

Le agradezco sus palabras y le pregunto por Katy. Me responde, con cara de fastidio:

Katy in the bed; she’s a little tired.

Le envío un saludo para ella y mis mejores deseos de que se mejore y al ir entrar, él se roza descaradamente contra mí y me toca un pecho.

Sin decir nada, me meto en el ascensor y bajo la mirada. El tío sigue mirándome igual que si me follara con los ojos. Yo pienso en tí y me digo a mí misma que si Paul me ve guapa seguro que a tí también te gusto.

Eso me tranquiliza. Quiero estar muy bella para tí.

Las puertas se cierran y doy un suspiro de alivio, pero siento algo...mi coñito está muy mojado: me meto la mano entre las piernas y bufff!. Parezco el río Ebro por lo menos. Cómo no me meta algo, reviento!. Así que mi dedito hace de las suyas otra vez. Joper!, qué calentón me ha dado...

Estoy llegando al hall y me arreglo un poco. Al abrirse las puertas salgo y cómo no te veo mi dirijo a la recepción; allí está Ana, está de espaldas a mí colocando unos impresos en una estanteria. Al igual que yo es bajita (con el pelo corto negro, morena de piel y de ojos azul cielo grandes y muy expresivos) e intenta llegar poniéndose de puntillas; la saludo con un cantarín Buenos Días! y ella dándose la vuelta, me responde:

Hola Pilar. Qué tal?. Seguro que mejor que yo...Qe lío de papeles!.

Huy!. Que guapa estás, cuándo tu marido te vea seguro que se cae de culo. Estás impresionante!.

Le doy las gracias y cómo llevo tacones altos, me ofrezco a ayudarla y ella me dice:

Sí, gracias, me iría muy bien tu ayuda, pero no te quiero entretener. Marcos te espera en el jardín hace más de media hora.

Le digo que porque esperes unos minutos más no te vas a morir. Ella se echa a reír y me dice:

Ese chico está loco por tí, lo sabías?. A las 8:10 me llamó por teléfono y me pidió un desayuno especial, luego cuando vino antes me dijo que tú estabas algo indispuesta...y que vendrías por aquí. Te dejó una nota de aviso?.

Entro por detrás del mostrador y mientras coloco un montón de folios le respondo que sí y también un clavel rosa. Me mira con cara de interrogación y le explico que en el lenguaje floral significa amor eterno, y que anoche también me regalaste una gargantilla de Majorica. Se lo enseño y nos reimos sonoramente en una carcajada cómplice.

Estamos hablando de "cosas de chicas" (de Juan, el camarero) y no reparamos en el hombre que nos mira: es Pelayo, el director del hotel..

Se acerca despacio y sin dejar de mirarnos dá un tosido para llamar nuestra atención.

Nos damos la vuelta al mismo tiempo y Ana dice:

Buenos días, jefe!. Pilar me está ayudando con estos papeles, es que yo soy una pitufa...

Y yo entre dientes mascullo: "ya somos dos". Él que está cerca de mí, me oye y dice:

Tampoco lo soís tanto, además vuestra risa hace que la altura quede en segundo plano.

Seguidamente se mete detrás del mostrador y poniéndose a mi lado –le llego por el pecho y eso que llevo tacones-, me coge unas cuantas hojas y las coloca en la balda superior (al hacerlo roza delicadamente su mano contra la mía). Cuando noto su tacto, me vuelvo a estremecer igual que anoche –en el comedor- al sentir sus labios besando mi mano y sus ojos mirándome fijamente, y de golpe siento cómo se eriza mi piel.

Uff!. Cuánta adrenalina; yo nunca he hecho puenting, ni me he tirado en paracaídas desde una avioneta a miles de pies de altitud, pero digo yo que será una sensación parecida.

Sí tú, querido lector, puedes informarme sí esto es verdad te agradecería que me escribas un mensaje.

Él se dá cuenta de lo que me pasa y mirando a Ana, le dice con una sonrisa:

Señorita Ruíz, podría por favor traer las carpetas marrones que están en mi despacho?. Están encima del archivador...

Ella responde que ahora mismo las trae. Y se va.

Nos quedamos los dos solos; comienzo a temblar de nuevo y él acercándose mucho más a mí, me susurra:

Estás preciosa...eres preciosa!.

Y pegando su labios a los míos, me besa muy dulcemente. Es un simple roze, pero me quedo tan impactada que a punto estoy de caerme al suelo.

El reloj suena y anuncia las 10:30.

Me separo lentamente de él (huele muy bien, creo que a hierba buena) y le digo que he de irme. Me acaricia con suavidad la mejilla y mirándome fijamente, me anuncia:

Te veré muy pronto.

Salgo de ahí casi volando. En ese instante Ana viene con varias carpetas en los brazos y casi nos chocamos, me dice:

Te vas ya?. Saludos a tu marido...y gracias por tu ayuda.

Le digo que te los daré de su parte y qué de nada.

Pelayo cogiéndo las carpetas las coloca en la estanteria y mirando a Ana le dice:

Hasta nuevo aviso, no estoy para nadie. De acuerdo?.

Ella se encoje de hombros y con una sonrisa, contesta:

Si jefe, lo que usted mande!.

Yo he llegado a la puerta que lleva al jardín; aún estoy muy nerviosa, tiemblo cómo un flan y me sudan las manos. Jo!. Necesito un cigarrillo. Elegí un mal momento para dejar de fumar...

Antes de abrir, hago un par de posturas de Tai- Chi para intentar relajarme y oye! parece que funcionan: ahora me siento mucho mejor. Doy un suspiro y abro muy despacio el picaporte...

Tú estás al fondo (de espaldas a mí), de pie; con las piernas juntas y con la mano derecha cerca de la cabeza –en postura de visera- mirando hacía el frente. Estás solo.

Me fijo en tu ropa, estás muy atractivo: un pantalón de lino en tono azul marino y una camisa de algodón de manga larga de color blanco –remangada hasta los codos y por fuera- y de calzado llevas unos mocasines de piel negro.

Te llamo con un sílbido similar al de anoche y al momento te giras.

Cuándo me ves, me sonríes y dando un bufido me dices:

Estás absolutamente preciosa!.

Yo me muerdo los labios y noto cómo los nervios vuelven a mí, porque Pelayo a usado ese adjetivo para descrirme. Tú me sigues dicíendo:

Te has hecho de rogar, pero a merecido la pena. Estás...-te ríes y te tocas en tu "cosita"-; qué Manolito y yo te lo agrademos mucho. Ven aquí...

Me acerco a tí y cómo llevo tacones altos cimbreo la cintura y contoneo las caderas. Me quedo a dos palmos de distancia y me sueltas:

Quiero hacerte el amor ahora mismo. Te deseo tanto... Me enloqueces!.

Me siento culpable por lo que ha pasado hace unos minutos y quiero hacer algo para demostrarte lo arrepentida que estoy, por supuesto no te digo nada de lo que me dijo ni lo que me hizo Paul y mucho menos que Pelayo me ha dado un beso –muy pequeño-, pero con mucha intención al fin y al cabo.

Así pues me acerco más a tu cuerpo, te echo los brazos al cuello y te digo que estás muy guapo y a continuación te beso, primero muy suavemente para después ir introduciéndo mi lengua en tu boca. Nuestras lenguas se unen, se pegan, no pueden ni quieren parar de tocarse...

Sigues acariciando mi pelo, mis brazos, mi desnuda espalda, tus manos bajan por mis caderas y aprietas mis nalgas. Haces presión y frotas contra mi coñito tu durísimo pene, al notar su tacto tan duro me excito mucho y me convulsiono fuertemente. Dios mío!, menudo orgasmo que me has provocado...

Separas tu boca de la mía y me besas el cuello con frenesí. Me susurras al oído:

Vamos a otro sitio.

Me separo de tí y te pregunto a dónde?. Me coges de la mano y respondes:

No digas nada...tú ven conmigo.

Cruzamos la piscina y la sauna; bajamos por un sendero cubierto de flores, de hierba y de arbustos podados y bien cuidados. Llegamos a una zona embaldosada, en la cuál hay dos tumbonas de color naranja; un poco más allá hay un grupo de palmeras. Hacía una nos dirigimos y al llegar me pones con mi espalda pegada a su tronco.

Me miras con lujuría, deseo y mucho amor. –No me preguteís cómo, pero lo sé, lo siento y lo noto.-

Cómo dice Bon Jovi en una canción, que por cierto me parece muy bonita: "Love is in the Air".

Yo también te devuelvo esa misma mirada; miro tus ojos, luego tu boca y de nuevo me pierdo en el verde de tus ojos. Me encanta seducirte...

Vuelves a besarme en el cuello mientras entre suspiros te agradezco que me pidieras el desayuno, en mi mano porto el clavel rosa; te digo que a sido un detalle adorable. Entonces te llamo por tu nombre y dejas de besarme, me miras y me preguntas:

Qué desea la más bella de las princesas?.

Te respondo –con mis ojos muy brillantes y con una pícara sonrisa- que yo también tengo algo para tí...

Y acto seguido comienzo a subir por mis muslos –de piel muy suave- la falda...

La subo hasta la cadera y mi sexo aparece desnudo ante tus ojos. Tú me miras con los ojos muy abiertos y dices:

Te voy a devorar completamente!.

Con todas mis ganas, bajo la cremallera de tu pantalón, te saco la polla y de un salto me pongo a horcajadas sobre tí y te digo: Cómeme ya1.

No esperas a que te lo pida otra vez y de un sólo golpe la introduces entera en mi vagina hasta las profundidades de mi ser; comenzamos a movernos y al sentir esos dieciocho centímetros de longitud y cinco centímetros de grosor, mi cuerpo se sacude una y otra vez y de mi boca brotan incontables jadeos de placer. Me estás matando, pero me encanta morir así!.

Sigues dándome fuerte, los dos gemimos y jadeamos...

Al cabo de un rato, noto cómo te paras y te quedas quieto dentro de mí. La sensación de estar completamente llena de tí, simplemente me vuelve loca: te siento tan mío...con voz entrecortada te digo que te quiero y tu me respondes:

Y yo te quiero a tí.

Y abrazándome fuerte me separas del tronco de la palmera y dás unos cuantos pasos, me llevas hacía una tumbona y una vez ahí me acuestas y tú quedas por encima mía. Noto el mismo dolor que sentí en la factoría de Majorica, pero esta vez no emito ningún ruido (me muerdo el labio inferior), pero en mi cara se dibuja un gesto del malestar y los ojos se me inundan de lágrimas. Tú te dás cuenta y me dices:

Pili, lo siento. Por favor no llores, no soporto verte llorar.

Me trago el dolor y te digo que lloro de alegría porque estás aquí conmigo, dentro de mí...y te pido en un susurro que te corras. Me sonries, vuelves a besarme con pasión en la boca y al igual que en la factoría eyaculas tu espeso semen en mi interior. Mmmmmm!. Qué maravillosa sensación.

Al cabo de unos minutos, retiras tu pene todo mojado de tu esperma y mis flujos. Te pones de pie y me pides un klennex para limpiarte, te señalo la mochila (está encima de la otra tumbona), la abres, coges uno y separándote de mí te lo frotas sobre tu ya medio flaccido miembro. Yo permamezco tumbada boca arriba, resollando y suspirando. Mis piernas están abiertas de par en par. Te ríes pícaramente y me dices:

Y ahora voy a volver a lamerte. Tus jugos son mi cola-cao particular y los necesito mucho...

Uffffffffff!. Que me muero!.

Te inclinas sobre mi pringado, mojado y chorreoso chochito y empiezas a deslizar tu lengua de abajo hacía arriba, la introduces en mi raja, la mueves dentro, y sigues lamiendo; ahora absorbes con tus labios mi sensible clítoris...

Yo no dejo de gemir. Mi cuerpo no para de sacudirse de tantos orgasmos que me provocas.

Me dejas tan seca como el desierto del Kalahari, eres genial. Así te lo digo y tu sacándo otro pañuelo de papel y secándote la nariz, la boca y la barbilla, me comentas:

Eso pasa porque estás muy rica y tus jugos son caramelos para mí, y ya sabes que yo soy muy goloso...

Me río en una sonora carcajada y te digo que me encanta ser tu golosina.

Veo tu reloj: faltan unos minutos para las once y media.

Estamos de broma y de pronto oímos de detrás de un seto un estornudo. Rápidamente cierro las piernas, me siento en la tumbona y cogiéndo el tanga me lo pongo.

Tú, mientras tanto te acercas a mirar, pero no ves a nadie; sólo hay una manguera tirada en el suelo...

También descubres unas hojas de hortensias con manchas líquidas de color blanquecino, las hueles ligeramente y sin ninguna duda me dices:

Esto es leche de hombre!. Seguro que algún jardinero nos ha visto...

Será hijo de puta!.

La verdad es que me dá un poco de reparo, pero no te niego que también noto mucho morbo al pensar que mientras follábamos y me chupabas el chichi, teníamos un espectador que "disfrutaba" con nuestro show.

Te digo que hubiera estado bien que nos diera un aplauso, y voy más allá y te pregunto que si el tío estuviera ahí, qué le dirias?. Me miras con cara seria y cómo no me dices nada vuelvo a insistir: Me compartirías?. Me respondes con un repentino cabreo:

No, no te comparto con nadie. Tú eres mía...y más te vale que no me pongas los cuernos.

Cómo ya te dije tú eres mía...mi amiga, mi novía, pero en especial eres mi putita!

Qué no se te olvide, vale?.

Cómo no quiero empezar a discutir te digo que nunca te seré infiel, que yo te quiero mucho y que no deseo hacer nada que te moleste.

Me dás un abrazo y un beso y con una sonrisa me dices:

-Yo también te quiero a tí y todo lo que me pidas te lo daré, en bandeja de plata si así lo deseas, princesa mía!.

Para serenar los ánimos, me quito del pulso tu reloj y al dártelo te agradezco que me lo prestaras; tú me dás el mío y me dices:

De nada, nena. Sabes que estás guapísima?.

Te doy un besito y te digo que tu también estás muy elegante...

Me recojo el pelo y te enseño lo pendientes que llevo: son de plata en forma de corazón igual que la gargantilla que me regalaste y que por supuesto llevo puesta para enseñársela a Carmen.

En el momento en el que te colocas el reloj, éste suena y anuncia la media

Te digo que es mejor que nos vayamos ya porque tengo que hacer los recados que te comenté anoche y también te informo de que antes de ir a casa de mi amiga quiero pasar por el hotel donde trabajaron mis padres.

Me coges de la mano y dándome un pequeño tirón, dices con una sonrisa:

Hoy tendremos un día muy movido...y la mañana ha empezado muy bien, verdad?.

Por supuesto te digo que sí; entonces aprovecho y te cuento que he conocido a Matllde (la mujer del chef) y te explico que nos invitó a la fiesta en la discoteca. Me dices:

Pues si tú quieres podemos ir un rato y así te demostaré lo bien que bailo.

Te sonrio y te digo que te pediré un baile y si me gusta cómo danzas te daré algo a cambio. Me preguntas:

Qué me vas a dar, mi nena bonita?.

Uyyyyy!. Qué piropo más "mono".

Te guiño un ojo y me señalo el culito. Me dices.

Sabes qué, pues ni el protagonista de "Dirty Dancing" va a bailar mejor que yo; esta noche, ese culo va a ser mío cueste lo que cueste.

Estamos llegando a la puerta que lleva al hall y antes de cruzarla te pido que seas discreto y no le digas a Ana ninguna "burrada"; ella creé que somos recién casados y por lo tanto debe intuir que hemos estado haciendo el amor, porque llevamos aquí fuera más de una hora. Me tranquilizas diciéndo:

No te preocupes, cariño. Tu honor está a salvo conmigo!.

Y me guiñas un ojo, te ries y me pellizcas el culete. Me coges de la mano, aspiro aire y entramos a la zona de descaso. Lo cruzamos y llegamos al mostrador de recepción; Ana sigue ahí, ahora está rellenando fichas. Cuándo nos ve nos sonríe y dice:

Haceís una pareja perfecta y además hoy estaís guapísimos.

De nuevo le doy las gracias y le comento que nos hemos puesto de tiros largos porque vamos de visita.

Sin ningún tipo de malicia me pregunta si conozco El Arenal y tú intervienes y dices:

Cómo la palma de su mano; Pili vivió aquí durante 21 años!.

Ana me pregunta por qué zona y le respondo que por el centro, cerca del Hotel Alejandría. Me dice:

Sí, lo conozco. Mis padres viven enfrente del Centro Médico...

En ese momento se abre la puerta de despacho del director y Pelayo sale; en sus manos lleva un gran montón de tarjetas. Al vernos nos saluda con un escueto Buenos Días y sin mirarme a mí, te dice:

Esta noche se va a celebrar una fiesta en la discoteca y usted y su señora –esto lo recalca- están cordialmente invitados; con esta tarjeta participan en diferentes sorteos de premios y regalos. Si lo desean, vengan. La gala dará comienzo a las once de la noche.

La entrada es libre y gratuita, la única participación que se solicita es la colaboración de los invitados.

Yo intervengo y le pregunto, en voz baja y tímidamente por que tipo de colaboración?. Con un gesto muy misterioso, me responde:

Cosas muy sencillas...ya lo verá.

Y a continuación le dá a Ana el montón y le dice que las vaya repartiendo según vayan viniendo los clientes.

Tú te acercas a mi oído y abrazándome por la cintura, me dices en voz baja:

Voy a mear, ahora vengo. Pórtate bien, eh?.

Yo te digo: "Tú también"; te ríes, me besas suavemente y te vas al baño, el cuál está cerca de los ascensores.

Pelayo me dá a mí una tarjeta dorada con la inscripción RIU en letras negras; al dármela roza su dedo índice contra el mío, mientras sigue mirándome fijamente, yo al igual que antes me estremezco un poco, pero hago de cuenta que no me sucede nada. Con una sonrisa me dice:

Espero que vengas!. No te arrepentirás...

Me hago la "dura" (aunque tengo el corazón disparado) y le digo que allí nos veremos. Se despide así:

Hasta luego entonces...señora. –Esto lo dice con tono jocoso-.

Y se va a su despacho.

Me acerco más al mostrador y le pregunto a Ana –que sigue rellenando fichas- que si sabe por qué me llama así?. Ella me responde:

No, Pilar no tengo ni idea; lo único que sé es que hace más o menos media hora vino por aquí Juanito (el camarero) y estuvo hablando en el despacho un buen rato con el jefe. Cuándo salió le pregunté de qué estuvieron hablando? Y Juan me dijo con mucho misterio:

Sobres temas personales...

En el momento en el que le digo que necesito hablar con Juan y le pido que me busque esta noche en la fiesta, tú vienes del baño y cogiéndome por la cintura, me dices:

Bueno nena, nos vamos. Son casi las doce en punto...

Te respondo que sí; me despido de Ana y ella nos advierte:

Váis a la Avenida?. Será mejor que no bajéis por esta calle; están en obras arreglando las aceras. Pili, subir recto y luego podéis bajar por la entrada del hotel Tímor.

Le contesto que así lo haremos y que luego nos veremos.

Nos dirigimos a la puerta giratoria y salimos a la calle.

 

Continuará...

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Un viaje a Mallorca (12 - A: Celos)

Un viaje a Mallorca (11 - 3)

Un viaje a Mallorca (11 - 2)

Un viaje a Mallorca (11 - 1)

Trilogía de una masturbación (4)

Trilogía de una masturbación (3)

Un viaje a Mallorca (10)

Trilogía de una masturbación (2)

Trilogía de una masturbación

Todo ocurrió por un dedo

Un viaje a Mallorca (8)

Respuesta caliente

Carta caliente

Un viaje a Mallorca (7)

Un viaje a Mallorca (6)

Triple fantasía

Un viaje a Mallorca (5)

Sólo para mis ojos

Un viaje a Mallorca (4)

Un viaje a Mallorca (3)

Un viaje a Mallorca (2)

Un viaje a Mallorca

En una piscina

En un ascensor

Un striptease

Una felación

En un cine

Mi primera vez