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Cita en un cuarto a media luz

en Jovencit@s

La conozco desde hace tiempo, ha sido una tentación el tenerla cerca. Con su cuerpo adolescente tan perfecto, resaltando perfectamente cada movimiento de su silueta. No lo puedo creer aún. Es una criatura tan bella y con un rostro que aún refleja inocencia. Enciende mi deseo al máximo.

Un día, si querer, estando sólos platicando la charla prende la mecha del deseo, originando una explosión de pasión que desborda. Mañosamente le invitó a jugar conmigo un juego por ambos conocido y ella accede.

El juego empieza de la siguiente manera: Nos separamos y yo la esperaría en un lugar al cual ella debía llegar, sin hacer preguntas.

Llegó al cuarto con todo mi material primero como lo acordado, apago las luces y cierro las cortinas, me desnudo completamente. Sólo unos cuantos hilos de luz solar que entran por las cortinas me hacen compañía en mi desnudez y excitación, sentado en una silla aguardando su arribo.

Tocan a la puerta, quién será. Tal vez sea caperucita roja buscando a la abuelita o quizá sea un mujer perdida a quien fingiré no conocer. Veo por el agujero de la puerta y es esa mujer supuestamente desconocida. Abró. Ella entra buscando entre la media luz. Una vez adentró cierro la puerta y le ordeno que se detenga, ella obedece. Me acerco por la espalda y huelo su cabello y su piel; su aroma logra excitarme aún más. Ya lista tengo un venda obscura la cual ato en su cabeza, cubriendo sus ojos. Ella no dice nada. Caminamos un poco más y empieza el juego.

Como los gatos, comienzo a pasar mi nariz por todo su cuerpo, oliendo y expirando sobre su cabello, su piel y sus ropas. Ella intenta hablar pero le ordeno que permanezca callada. Nos hacercamos a la cama y me siento, ella permanece de pie y tomo su mano, hago que toque mi rostro, mi pecho, mi cabello. Yo comienzo poco a poco a desabotonar su blusa y su pantalón. Quito su sostén y la veo. Qué hermosa vista: ella, semidesnuda, con los ojos vendados, tan joven y deseosa. Yo, desnudo, contemplando, maduro y ardiente.

Comiezó a besar su cuerpo, ella sólo suspira. Beso palmo a palmo cada parte, deteniendome en las partes que más me gustan y en las que noto que ella siente placer. La parte trasera de su cuello es divina y huele hermoso, inicio de una hermosa espalda, lisa y que va ampliándose poco a poco para conducir a un vagabundo errante a la gloria. Beso y lamo todo ese terreno, mordisqueo sus pompas. Le doy la vuelta y ella me abraza. Yo, tomo sus senos y comienzo a disfrutarlos. Qué manjar más exquisito, beso su vientre y empiezo a bajar poco a poco mientras el camino me conduce hacia enmedio de sus piernas. Esa zona se encuentra medianamente depilada. Entonces ha llegado la hora de acostarla. La tomo de la mano y la siento donde yo estaba. Empiezo a lamer cuidadosamente su intimidad, jugosa, tibia. Ella me toma del cabello y gime de placer.

Posteriormente me levanto, subo a la cama y comienzo a recorrer su cuerpo con mi pene. Lo dirijo hacia su boca. Ella sabe que sigue cuando he llegado hasta sus labios. Toma mi pene y abre su boca, lo introduce y empieza a succionar, como un bebé aferrado a su biberón. Qué sensación tan deliciosa.

Ha llegado el momento, bajo de la cama, abró sus piernas de par en par y comienzo a pasear mi pene en su vagina antes de introducirlo. Ella lo desea ya, está excitada. Comienzo a introducirlo poco a poco y ella lanza suspiros de deseo.

Tiene prohibido hablar. Cuando lo introduzco, empieza entonces la danza.

Comienzo duro y hago pausas para tocar fondo. Ella espera algo más así que levanto sus piernas y las doblo hacia ella misma hasta que su cuerpo se ha flexionado lo suficiente. Es entonces cuando, con un gran esfuerzo, la cargo y ella da un fuerte gemido. He tocado todo el fondo en ese momento. Vuelvo a depositarla en cama y ahora me acuesto, la volteo y pongo encima de mí. Le digo entonces que le toca cabalgar. Ella empieza a moverse y me excita al límite.

Moviéndose y apretando, con su dulce mirada vendada. No puedo más y termino explotando dentro de ella.

Ella deja caer su cuerpo sobre el mio y la abrazo. Ambos hemos quedado contentos del placer obtenido.

Cuando recupero fuerzas, le digo que no he acabado. Ella dice: "Qué sigue".

Yo le respondo que sigue mi postre. Nos levantamos de la cama y con una cuerda ato sus manos por la espalda. Le digo que se hinque en el piso, junto a la cama.

Tomo aceite de bebé que empiezo a poner enmedio de su hermosos trasero.

Es entonces cuando empiezo a penetrar su ano, lentamente en inicio. Ella sólo gimió y replicó que sentía mucho dolor. Me detuve y la calmé con besos. Tuve que volver a excitarla. Cuando por fin pasó, volví a intentar, esta vez con más suerte y fuerza. Mi pene se introdujó totalmente en ese delicioso lugar, el cual a pesar de estar abierto, apretaba fuertemente mi instrumento de placer.

El ritmo fue variando de lento a rápido, ella callada sólo se dedico a gozar, después de un momento de dolor, esa experiencia. Finalmente terminé nuevamente.

Dejé libre sus manos, quité la venda de sus ojos y nos besamos apasionadamente.

Pareciera que deseaba más. Nos bañamos y después, desnudos, nos quedamos durmiendo juntos.

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