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Finalmente se casó... (2)

en Hetero: Infidelidad

Después de la primera sesión con esta mujer y como de momento no tenía chica en turno decidí proseguir adelante, después de todo, en tiempo de guerra cualquier hoyo sirve como trinchera.

Como era de esperarse, le hablé por teléfono y se negó en un par de ocasiones. Vaya, se ve que no quería saber nada de mí después de esa primera vez. Nuevamente busqué encontrarla en la calle hasta que por fin sucedió. Le saludé pero ella dijo que tenía prisa y que no podía detenerse a charlar. Yo le dije que porqué huía. Ella dijo que no huía (aunque era más claro que el agua). En fin, la seguí pero ella camino de prisa, cada vez más rápido como si fuera a empezar a correr. La sujeté del brazo y me dijo que la dejará, me dijo que no sabía que le había pasado pero lo que había pasado entre nosotros dos había sido un error y que estaba arrepentida pues era pecado mortal.

Yo traté de convencerla que no, que era algo natural el deseo y que nadie era culpable.

Fue entonces cuando le hice la pregunta: ¿acaso te gustó más que con tu esposo? Inmediatamente supe que sí pues ella guardó silencio y dijo que no momentos después.

Su misma inocencia la delató. Le pregunté que dónde se dirigía y me respondió que tenía que hacer unos pagos al banco. Le volví a preguntar: ¿y después?

Cómo no supo que responder, la acompañé al banco para que hiciera sus pagos. Ella estaba nerviosísima y buscaba la forma de que la dejara. De todas formas yo insistí y cuando salimos del banco le invité a ir a mi casa, situación a la que rehusó terminantemente.

Al ver que no había éxito, le invité a tomar un agua fresca como amigos y ella aceptó.

Fuimos a una fuente de sodas y pedimos, nos sentamos a tomar cada quien su agua.

Mientras permanecimos ahí, yo inicié a decirle que me estaba enamorando de ella, le dije que la necesitaba y que no podía dejar de pensar en ella. Me respondió que lo nuestro no podía ser porque era ella casada y que yo ya lo sabía. Yo insistí en que no podía vivir sin ella y que me hacía tanta falta.

Obviamente todo lo que le dije en esos momentos era mentira, lo único que deseaba era poseerla una vez más o dos, o las que se dejara convencer. De todas formas sabía que a ella le gustaba. Esa ocasión, le dije que me consediera verla una vez más a sólas y que ya no volvería a insistir más. Me dijo que lo consideraría y que ella me diría cuando (lo cual era una mentira de ella, sabía que no lo haría).

De todas formas ella no era algo que me llamara tanto la atención, era algo más como una diversión, una distracción. Así que si llamaba o no me daba lo mismo, de todas formas antes de llegar al punto siempre, irremediablemente era escuchar historias de su aburrida vida.

Pasaron los días y no me hablaba, incluso al no ser tan importante para mí o un objetivo primordial se me olvidó que ella existía. No fue sino por azares del destino que una ex compañera de trabajo (nada atractiva por cierto) que me encontré una tarde en un centro comercial me invitó a una fiesta. Como era fin de semana y la verdad no tenía nada que hacer, acepté ir. De todas formas me dijo que irían algunas amigas y pensé - porqué no -.

Mi objetivo era ir en busca de alguna perra solitaria para pasar un buen fin de semana y pensé que alguna ebria amiga de mi ex compañera podría ser candidata. En sí, iba a checar la "mercancía". Cuando llegué me recibió, había más mujeres que hombres y enseguida me puse a checar quien iba con quien y quien estaba sola. Ya tenía mi lista de prospectos o posibles víctimas cuando de repente, no lo podía creer... hizo su aparición triunfal mi tonta amiga con su esposo.

Tengo que admitir, sin sonar joto que su esposo no era mal parecido, sin embargo era un completo idiota y con mal gusto para vestir, en fin. Todo transcurrió sin novedad pero podía serntir la mirada de ella en ocasiones. Era algo rápido pero lo sentía, incluso lo advertí varias veces y la sorprendí pero ella inmediatamente se hacía la desentendida.

Conforme transcurrió la fiesta el alcohol fluyó y pues,  después de un par de trago me acerqué a mi "socio" y le hice la platica. De repente, no sé si fue el alcohol o mi mente enferma pero se me ocurrió emborrachar a este estúpido (cosa que a la larga no costo trabajo). Vaya, no pensaba nada más que hacerlo beber de más para hacerlo parecer idiota delante de todos. No sé porqué pero así lo pensé.

Resultó que después de tantos tragos se hizo tarde y resultó que este tipo era muy "pegostre" (es decir, no se despegaba cuando sentía un poco de aceptación). Yo veía la cara de desesperación de mi amiguita mientras estaba con su esposo, supongo que pensó que le diria algo de lo que pasó entre nosotros a su esposo. De repente se acercó mi ex compañera de trabajo y se unió a la charla (bueno, intento hacerlo de forma imprudente).

Yo disimulé y le pregunté que donde conocía a mi entonces recién conocido y me dijo que él era esposo de una amiga de ella.

Bingo, entonces él le habló a su esposa y me la presentó (ja, ja, ja si supiera). Ambos fingimos no conocernos y nos saludamos con un "mucho gusto". Entonces al estar los cuatro intercambiando comentarios de "x" cosas, seguimos bebiendo. La velada se volvió borrachera para unos (entre ellos el esposo de mi amiga) y se pronlongó hasta que se acabó el alcohol y quedamos pocas personas. Ya para esas alturas mi nuevo amigo estaba hasta las manos de ebrio, mi amiguita querida estaba más o menos con sus copas encima y mi ex compañera también estaba más o menos ebria.

Al calor de las copas me calenté de repente y aproveché para ofrecerme a llevarlos a casa.

Mi ex compañera insistió en que nos quedaramos pero le dije que no; además, el esposo de mi víctima estaba ya demasiado ebrio. Aunque al principio se resistió finalmente terminó accediendo a que los llevara a su casa.

Rumbo a su casa, su marido iba diciendo puras incoherencias, el iba en el asiento de copiloto y mi amiga atrás. Yo bajé el vidrio del auto para que terminará de hacer efecto el alcohol. Es más, pasé a comprar algunas cervezas para seguir dándole de beber. Cuando al fin llegamos a su casa me costó un trabajo enorme convencerlo de que se metiera a casa y que aceptará seguir bebiendo. Mi amiga me había ya amenazado que dejará de darle de beber a lo cual respondí que nos estabamos divirtiendo. Ella no aceptó beber más.

Eran ya casi las seis de la mañana cuando por fin su marido estaba fuera de batalla y lo subí a su habitación. Ella me ayudó y finalmente lo dejamos completamento ebrio en su cama.

Después, ella me dijo que era momento de que me fuera y bajamos a la estancia para irme.

cuando ella me iba a abrir la puerta le tomé la mano, la abracé y la besé. Ella se retiro de inmediato y me dijo que si estaba loco y me dijo muchas "dulzuras".

Yo volví a tomarla y volví a besarla y acariciarla. Ella forcejeó conmigo y la arrojé sobre un mueble y enseguida yo sobre ella. La besé a pesar de que ella se resistía con fuerza y comencé a quitarle la ropa. Ella forcejeaba pero poco a poco comenzó a ceder, y a ceder y a ceder.

Cuando me di cuenta ya estaba chupándole la vagina como loco y ella sólo se dejaba querer.

La desnudé completamente y yo también. Fue entonces cuando la obligué a chupar mi pene.

No sé si fue efecto del alcohol también pero lo hizo sin quejarse. Lo chupaba de forma tonta pero en fin, creo que ninguna mujer es experta en eso y menos si no lo ha hecho o lo ha hecho pocas veces. De repente oimos ruidos y pensamos lo peor, nos espantamos.

Rápidamente nos levantamos, yo corrí hacia la cocina y ella hacia el baño para vestirnos e inmediatamente después, ella subió a investigar y yo detrás de ella. Era el borrachales de su esposo que se había caido de la cama pero no se había despertado. Suspiramos de alivió y esta ocasión me dijo ella que debía irme para evitar cualquier problema.

Yo la tomé por la espalda y agarré sus tetas, ahí delante de su marido inconsciente. Ella me las quitó pero yo la tomé del brazo y la saqué del cuarto nuevamente y comenzé a besarla a pesar de sus quejas nuevamente. Le dije que ya andaba bien caliente y que no iba a ir sin lo que quería. Ella me dijo que no, pero la voltié con las manos sobre la pared y le abrí las piernas y le encajé toda mi verga de un sólo jalón. Ella se retorció y empezó a moverse (se ve que no quería). Nos sentamos sobre las escaleras y se la metía y sacaba a momentos se la sacaba y se la metía en la boca. seguimos dándole largo rato debido al exceso de alcohol en nuestros cuerpos. Como andaba muy loco aún, después de un rato saqué mi verga y vacié todo el semen en su cuerpo.

Me vestí y le dije que era una perra sinvergüenza y salí de su casa. Me dí cuenta que la dejé desnuda sobre las escaleras rendida y moqueada.