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La venganza

en Orgías

La venganza

Que vaina con Eduardo y sus malos hábitos. Sus excusas son tan tontas para justificarse y tratar de ocultar que ha estado de farra. Siempre llega ebrio y oloroso a colonia barata de mujer. De alguna manera tengo que pagarle con la misma moneda…

Esa oportunidad se presentó un viernes cuando apareció mi prima amiga Josefina acompañada de dos primos que estaban de paso por la ciudad. Inmediatamente llamé a Eduardo para comentarle que teníamos visita y que se apurara, pero en el fondo de la llamada telefónica se oía risas y voces femeninas por lo que me imagine estaba en una de las suyas. Bueno decidí atender a mis invitados amablemente y saque una botella del mejor escocés que tiene Eduardo y me excusé para ponerme más cómoda porque me habían agarrado con la ropa de aseo de casa.

Rápidamente tome una ducha mientras mi corazón latía rápidamente. No sabía lo que iba a pasar pero percibí energía sexual en el salón cuando los primos de josefina nos echaban miradas un poco más que discretas. Ellos estaban muy bien sobre todo el moreno oscuro que se llama Pablo quién se le notaba un bulto muy prometedor debajo del pantalón. Yo nunca había hecho esto pero Eduardo me tenía abandonada desde hace semanas y mis deseos de una buena follada aumentaban cada vez que leía en Internet las historias sexuales y terminaba masturbándome como una tonta en el baño. Selecciono una tanga blanquita que apenas ocultaba mis pelos y además se me metía entre las nalgas y una franelilla apretadita que cubre mis buenos pares de tetas y un vestido de verano no muy corto, pero bastante amplio y transparente. Un par de sandalias y el perfume en esos lugares que sé que agradan a un hombre.

Salgo y me encuentro que la botella ya prácticamente se la han tomado y Josefina baila con los dos juntos muy divertida. Las manos de ellos parecen multiplicarse y la agarran descaradamente con el cuento de que bailan Lambada. Pablo me ve y me toma inmediatamente de la mano, y me uno al grupo y al instante, quizás por efecto del alcohol, comienza a pasarme su mano por las nalgas y a sobar sus caderas contra ellas. Por reflejo le sigo el movimiento y siento como su verga comienza a endurecerse. Me volteo y dejo que su pierna se meta entre las mías y me estrujo contra su muslo. Siento como la tanguita desaparece entre mis labios hinchados y como lo jugos comienzan a fluir. La fricción es inaguantable y me excita a extremos de que mientras aprieto a mi moreno, me dejo correr con el primer orgasmo que he tenido en semanas. Fue divino y cortito, por un momento, siento desvanecerme pero lo aguanto dejándome maraquear por este hermoso moreno. Me separo para coger aire y oigo la puerta del apartamento. Es Eduardo para mi sorpresa quién llega algo temprano pero muy bebido.

Hago las presentaciones de rigor y el muy bestia como todo macho me manosea frente a los amigos haciendo que enseñara más de lo que quería. Me levantaba el vestido para agarrarme las nalgas directamente y los ojos de Pablo brillaban de envidia y placer al poder apreciar la piel blanca de mis muslos y trasero. Para tranquilizarlo lo envíe a buscar otra botella y por supuesto, borracho no pierde una. Rápidamente regreso con la botella, y se sirvió un vaso rebosante y lo engullo casi en su totalidad de un solo sorbo. Mientras tratábamos de mantener una conversación ligera en la presencia de Eduardo, este se ha quedado dormido en la poltrona roncando como un león. Trato de despertarlo y repitiendo una escena muchas veces que he tenido que soportar se levanta diciendo vulgaridades y se dirige a la habitación donde se desnuda y acuesta sin tener conciencia de lo que hace.

Regreso al grupo y muy apenada trato de pedirle disculpas, pero consciente de que mi momento es hoy sonrío pícaramente diciéndoles que no se preocuparan que ni un terremoto lo despertaría aunque debemos de mantener el ruido bajo. Les propuse sentarnos en la alfombra formando un circulo, y que conversáramos mientras bebíamos. Josefina y yo estábamos sentadas frente a frente y ellos entre nosotras. De una manera tácita hice pareja con Pablo con quién definitivamente tenía afinidad y existía una energía sexual difícil de controlar. Ya habíamos consumido la botella y las inhibiciones se habían superado rápidamente. Comenzamos a girarla en el piso entre nosotros y al detenerse, a quien apuntara el cuello debía de pagar una penitencia. Al comienzo fue muy gracioso porque los castigos consistían en burlas y remedos entre unos y otros hasta que Josefina pierde y yo la castigo con un beso de lengua a los hombres. Lo que parecía un castigo fue un gran placer para todos, los besos fueron muy húmedos y con mucha lengua y mientras besaba a uno el otro le acariciaba las nalgas. Luego perdió Pablo y mi gran sorpresa fue que Josefina me castigo con la misma penitencia. Me sonroje hasta las raíces pero me arrodille para besar a Pablo y mientras su lengua y la mía jugueteaban y nuestros labios se fundían de calor, sentía como mi vestido era levantado y otras manos acariciaban mis nalgas. Josefina me dice al oído que lo goce, que me veo hermosamente puta. Abro un poco las piernas, y una lengua recorre mi rajita excitándome más y comienzo a agarrarle la verga a Pablo por encima del pantalón. Josefina dice que ya basta y me separa dejándome apenas tiempo de tomar aire cuando Arnaldo, su otro primo, me introduce su lengua entre mis labios como un sediento en el desierto, pero el gesto es muy violento y delicadamente me separo de él no dándole tiempo a mas acción y cumpliendo mi castigo.

Nuevamente retomamos el juego con la nueva regla de que en los próximos movimientos los perdedores tenían que despojarse alguna prenda de vestir. Quiso el destino que nosotras perdiéramos dos veces seguida y ellos una vez. Luciendo nuestras mejores sonrisas salpicadas de mucho alcohol y solo con las tangas puestas y ellos aún en pantalones, Josefina cambio las reglas y regresamos a las penitencias las cuales las habíamos escrito en pequeños papeles y las habíamos metido en una cesta y las tomábamos al azar. Vale de todo, fue lo que dijo Josefina y de veras que cada quien uso mucho la imaginación.

El primero en perder fue Pablo y con mucha seguridad metió la mano en la cesta y tomo un papel. La penitencia consistía en desnudarse y si ya estaba, entonces desnudar a quien escogiera. No pudo seleccionar y perdió toda la ropa. Las risas llenaron la sala cuando vimos a Pablo con una erección inmensa, y yo en particular admiraba la forma de su pene que era el segundo que tenía al frente mío en mi vida y mi boca se hizo agua. Continuó el juego y perdió Josefina. Su penitencia fue sencilla y consistió en ponerse en cuatro patas y dejar que los compañeros del sexo opuesto hicieran con ella lo que quisieran. Pablo sin quitarle la tanguita, se la baja y le introduce un dedo entre sus labios mojados e hinchados, mientras su lengua juega con la orilla del huequito del culo dejando un rastro húmedo por donde pasa. Los gemidos de placer se le escapan a Josefina. Le toca el turno a Arnaldo quién se saca su verga erecta y se la introduce aún con la ropa puesta, Josefina solo dice entre dientes: Siiiiiii, métemelo todo – mientras movía su nalgas circularmente. Entre risas le recuerdo las reglas y se separan, derrumbándonos unos contra otros, destornillados de risas por la situación. Vuelve la botella, y pierde Pablo de nuevo. Con cara de placer toma el papelito y ahora le toca acostarse boca arriba y que los compañeros del sexo opuesto hagan con él lo que quieran. Josefina inmediatamente comienza a mamárle la verga elevando las nalgas de manera que Arnaldo pudiera jugar con la rajita del culo y la pantaletica mojada metida en sus labios vaginales. Tengo que empujar a Josefina quien parecía dispuesta a comerse completo a Pablo y le dije que era mi turno. Lentamente me monte encima de él y apartándome la tanguita de la cuquita me meto la verga de Pablo hasta el fondo. Un rayo de electricidad me llego hasta lo ovarios. El saber que esa verga no era de Eduardo me producía un inmenso placer y multiplicaba las sensaciones sexuales que subían por mis muslos y bajaban por la rajita del culo. En esta oportunidad es Josefina quien me recuerda las reglas y renuente me bajo mientras las risas y manoseos abiertos entre todos se multiplicaban.

Notaba los ojos de Arnaldo encima de mis hermosas tetas, grandes sin ser exageradas y llenas con unas hermosas aureolas rematadas en unos pezones muy sensibles. Continuamos con el juego y ahora pierde Arnaldo y su penitencia es seleccionar a un compañero del sexo opuesto a quien el podrá hacerle lo que quiera. Para mi sorpresa me escoge a mi y me acuesta boca arriba y comienza a mamarme las tetas mientras sus manos se cuelan por debajo de mis tangas y comienza a cogerme con sus dedos. Mis orgasmos son fáciles y rápidos y se derrumban unos detrás de otro. Mis contracciones vaginales las percibí en sus dedos y su sonrisa de placer cubre su cara toda llena de su propia saliva. Mientras Arnaldo cumplía su penitencia, Josefina se le había montado a Pablo en el regazo y de nuevo solo apartando la pantaletica se había introducido la verga de él, quién demostraba mucho control y la gozaba descaradamente. Luego de recobrarme de mis orgasmos le dije que era trampa porque supuestamente debes de estar quieta y mirar el castigo. Más risas. Gira la botella y pierdo. Tomo el papelito pero pienso que ya es hora de que goce bien y digo: la penitencia es que se acabo el juego y vamos a tirar en serio.

Diciendo esto me volteo y miro Pablo quien me extiende los brazos y me abalanzo encima. Inmediatamente nos trancamos en un beso inmenso dándole rienda suelta al movimiento de nuestras lenguas y a nuestros labios apretados. Josefina y Arnaldo no se quedan atrás y ella arrancándose las pantaleticas le ofrece su orificio que lo tiene mojado y rojo latiendo de excitación. Arnaldo quitándose apresuradamente la ropa se lo introduce con una fuerza que lo caracteriza, algo bruto pero en el éxtasis es excitante. Pablo me acuesta boca abajo y desea probar primero mis jugos y le pido que se voltee para yo poder saborear su verga y sus bolas. El 69 siempre me ha encantado es como una masturbación porque tu acaricias, chupas, muerdes y lames y se replica de alguna forma en ti. Me meto sus testículos en mi boca mientras acaricio sus nalgas. Su verga se recuesta contra mi cuello y la siento caliente. Su boca se tranca cerrada en mis labios vaginales y siento como me succiona mientras su lengua coquetea con mi clítoris. Sus manos no encuentran espacio entre mis nalgas y mi huequito del culo se encuentra invadido por mil sensaciones producidas por sus dedos. Las estrellas en mis ojos no desaparecen. El vacío en mis estomago aumenta. Las contracciones en mi culito y vagina son constantes y mis jugos se derraman por mis muslos. Siento sus testículos encogerse y le digo que espere que quiero que me lo meta y acabe dentro de mi. Quiero sentir su leche derramarse dentro de mi vagina y luego dejarlo correr para que me acaricie la rajita hasta llegar al agujerito.

Pablo se acomoda y en el fondo oigo los jadeos de Josefina, mi visión la tengo borrosa de placer y creo verla cabalgando a Arnaldo como hace un rato se lo hice a mi moreno. Negro cógeme, cógeme como un semental – le digo suavecito y se introduce poco a poco pero firme. Mi vagina la aprieto para que me sienta y la respuesta es inmediata. Se apoya y me lo mete todo hasta que sus bolas comienzan a golpearme las nalgas. Lo abrazo con mis piernas y le busco el ritmo para apretarlo en el momento en que esta lo mas profundo dentro de mi. Mi moreno se viene y pareciese que su cabezota explotara dentro sus movimientos son fuertes y se derrumba sobre mi. Quedamos jadeantes abrazados como amantes, desgastados por las sensaciones vividas. Me encuentro a Josefina igual descansando encima de su Arnaldo, mientras solo se oye el suave sonido de la música.

De repente oigo la puerta del refrigerador y es Eduardo que se ha levantado a buscar un vaso de agua. Les hago señas a todos que mantengan silencio y tomo mi arrugado vestidito que esta en el sofá y me lo pongo apresuradamente y me acerco hasta la cocina. Me lo encuentro con el vaso de agua en la mano y le pregunto que le pasa, me mira con ojos vidriosos y se acerca a mi a darme un beso y queriendo darme lo que ya he recibido con mucho placer. Me abraza y mientras el semen de Pablo se desliza por mis muslos, me agarra las nalgas y luego busca mi cuquita chorreante. Siente lo mojado y a lo muy macho se mete los dedos mojados en la boca y me dice que realmente estoy excitada. Una sonrisa de placer y picardía iluminan mi cara por el solo saber que se esta saboreando el semen de otro hombre. No podía ser más dulce mi venganza. Me dice que lo acompañe a la cama. Esta historia de nuevo la conocía. Al llegar a la cama me dice que me abra de piernas me lo mete acaba y se vuelve a acostar a dormir. Sin saber que hacer, pero pensando en mi dulce venganza lo acompaño al cuarto y me quito el vestidito, aprovechando de secarme un poco el semen. Como lo esperaba solo me toma acostarme y abrir mis piernas y él se monta encima y me penetra. Aún mojada de semen, él me dice que estoy muy excitada y yo sin mentir le dije que si. Entró, salió y se acabó. Se volteó y siguió durmiendo.

Me levanté en silencio y fui a buscar a mis amigos y mi sorpresa fue conseguirme a Josefina mamándole la verga a Pablo mientras Arnaldo se la follaba por el culo. La imagen era puro sexo y en esta locura les dije: y como quedo yo – respondiéndome Josefina entre jadeos que ya me los iba a regalar y el orgasmo le quito el aire y no termino la oración. Se derrumbó y se acurruco en una orilla. Los primos se me quedaron viendo y me hicieron seña que me acercara. Solo les dije que por el culo no, entonces Arnaldo se acostó de manera que yo pudiera montarme encima de él mientras Pablo colocaba su hermosa verga frente a mi cara.

Acepte el reto y me concentre en lograr que ambos acabaran simultáneamente. Al momento de apretar a Arnaldo con los músculos de mi vagina, soltó un gruñido de placer y al meterme la verga de Pablo hasta mi garganta de manera que entrara toda el mismo gruñido se repitió. Los tenía atrapados y mis movimientos comenzaron. La situación de control sexual era muy agradable y sin querer mis orgasmos también tuvieron cita en ese momento. Sentí pulsar a Arnaldo y aumente la succión en Pablo, Bingo lo conseguí, sentía ambos chorros de semen en mi. Calientes y pegajosos y los gemidos de ambos en coro. Mientras cedía la intensidad de mis movimientos aproveche y me traje un último orgasmo con mis deditos mientras me acariciaba mi clítoris algo irritado.

Era ya casi el amanecer y consciente de la hora todos tomaron sus cosas y entre besos de lengua, agarrones de nalgas y pollas bajo los pantalones no despedimos en la orilla del ascensor. Nos prometimos villas y castillos y se cerró la puerta. Bueno, me toca regresar a mi realidad y luego de limpiar y recoger cualquier indicio de lo pasado me fui a bañar. Cuando salía de la ducha me encuentro a Eduardo en la poceta muy apenado y sin recordar nada como siempre, y me da un ligero beso en los labios diciéndome que lo habíamos hecho muy rico, y yo como de costumbre le dije que sí. La carcajada la solté por dentro y quizás mis ojos dejaron escapar un brillo extraño por la mirada de él, ya que no sabía realmente todo lo que había gozado esa noche. Con mi cuquita irritada me fui a dormir muy satisfecha