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El polvo millonario en Bogota

en No Consentido

La carrera o el polvo millonario

Me lo habían dicho en varias oportunidades, pero a veces hay que aprender de la manera mas ruda. Necesitaba llegar rápido a la 7ma y sin estar muy lejos me monté en uno de esos de taxis callejeros para conseguirme con una de esas aventuras que uno las cuenta y nadie se lo cree.

Apenas a dos cuadras de donde tomé el taxi, se detuvo y mientras el taxista me entretenía con un cuento que no recuerdo, se monto otro hombre a mi lado en el carro, quién era un individuo no tan feo, y quizás hasta bien parecido si no fuera por la situación. Con un PISTOLON en la mano me amenazaba con matarme si no seguía sus instrucciones. El taxi arranco y comenzó a desplazarse por las calles mas solitarias dirigiéndose rápidamente al Sur por la circunvalar. No podía creer mi suerte pero manteniéndome muy ecuánime le dije:

Toma el dinero, mira que tengo poco tiempo en tu país y ni siquiera tarjetas de crédito tengo – abriendo la cartera para que sacara el monedero.

Su gesto fue el de arrancármela de las manos y yo con rabia se la quite a su vez, gritándole:

Estúpido, no ves que es una cartera muy cara y la rompes, coño! – y lo que consigo es una sonora bofetada y que me arrebate la cartera de nuevo.

El golpe colma mis nervios y comienzo a llorar copiosamente pero con un llanto de tristeza por haber perdido la cartera.

Coño, esta bien toma tu cartera de nuevo – y ahora agáchate entre mis piernas – tomándome por los hombros y obligándome a apoyar mi rostro entres sus piernas mientras siento el cañón de la pistola en mis costillas. – quédate quietecita que nada te va a pasar.

Siento como su mano acaricia mis nalgas por encima de la falda pero temo moverme por temor a que me haga mas daño.

Pasan algunos (... o quizás muchos) minutos y finalmente el auto se detiene en lo que parece una obra en construcción. Me ordenan que me baje del carro y sintiendo fuerzas de donde no tenía me niego.

Baja mona que no te puedes ir todavía. Aún tenemos planes para ti – mientras me halaba por la solapa del blazer. Mi reacción fue instantánea:

Otra vez!, me vas a romper el traje – y decidí enfrentarlos con un arma que no se imaginaban jamás – Que es lo que quieres tu? – mientras lo miraba con rabia.

El bien parecido se sonrió ampliamente, cosa que lo hacia ver mas agradable y como pensándolo bien dijo:

Por ahora vamos para allá y luego veremos – empujándome suavemente por el hombro y yo rechazando su contacto.

Durante el pequeño trayecto que llevaba a una habitación muy limpia y bien iluminada pensaba en como salirme de esta, pero la verdad que cada paso me aseguraba que de esta no me salvaba. La habitación era del vigilante y tenía un pequeño catre, unas sillas y una mesa que consistía en un tablón y dos estantes de apoyo bastantes rígidos. Me sentaron en una de las sillas y me ataron las manos por detrás, firme aunque sin maltratarme mucho. Ambos se fueron a una esquina y revisaron concienzudamente mi cartera mientras hablaban en voz baja.

Mona, tienes razón, solo el efectivo es lo único de valor que tienes en tu bonita cartera y creo que no tienes mucha gente que deseen pagar un rescate por ti, pero no te puedes ir sin probar un poco de carne local. – riéndose suavemente mientras descuidadamente me suelta un botón de mi blusa.

No toques mi ropa que no tienes idea de cómo la cuido – mientras lo fulminaba con la mirada.

Sin querer le había dado una herramienta de chantaje la cual muy hábilmente comenzó a usar. Saco del bolsillo una filosa navaja la cual me la coloco en el cuello y serpenteando por mi pecho bajó hasta el primer botón de la blusa y antes de que fuera a hacer alguna estupidez le dije:

Coño vale, dime que quieres? – y suavizando mucho mi voz hasta un nivel algo sensual le dije – no me dañes la ropa, haré cualquier cosa.

Listo, eso me gusta. A él se la vas a chupar. Quiero saber si las de tu país saben como mamarse una pinga – y soltándome me quita el blazer y la blusa quedando en sostén y mi falda.

Como adivinando en lo que podía pensar tomo la navaja y haciendo el gesto de cortar el blazer me indico con la cabeza que me colocara entre las piernas del indiecito que estaba sentado en una de las sillas con una expresión de sorpresa y placer indescriptible.

Aplicando un poco de esa sicología barata que uno lee en las revistas de mujeres le digo al indiecito que mi voz muy sensual:

Guajirito, apuesto que nunca has sentido una mamada tan rica como la que vas a recibir de esta mona – y me arrodillo frente a él sacando su pinga de su pantalón la cual parecía estar a punto de estallar.

En eso el bien parecido me grita:

no mona, te quiero sin falda porque esas nalgas tuyas son muy preciosas para no poder chuleármelas mientras se lo mamas a mi paisa – y me obliga a quitármela y dársela quedando solo en mis zapatos de tacón, tanga y sostén pero me da una idea de cómo salir rápido de este atolladero.

Lentamente me arrodillo y pensando en el espectáculo que quiero ofrecerle al bien parecido me inclino de manera que mi tanguita apenas cubra mis partes mas intimas de mi entrepierna. Separo las rodillas y levanto el culo, mientras comienzo a pajear al indiecito quien a esta altura ya estaba con su pinga de un color rojo intenso. Cumpliendo con mi promesa pero apurando el momento con solo mamarle el capullo al pobre hombre, inmediatamente acabo vertiendo su chorro de leche en mi pecho cosa que me arrechó y separándome le grite:

- coño!, a este que le paso?... como me va acabar encima de mi – y haciendo gestos de hastío me separe de él pero solo para pararme frente al bien parecido y pedirle con una voz muy dulce y sensual una toallita húmeda para limpiarme porque creía que él no me quería toda llena de leche de otro hombre.

El efecto fue instantáneo, inmediatamente el bien parecido se apareció con una toalla y me limpio y mientras lo hacia le dije:

Despacha el indiecito y cójeme de una vez... quiero sentirte dentro de mi, y nunca olvidaras quien se tiro a quién – mientras me soltaba el sostén antes de que este animal me fuera a romper las tiras. Mis bien reconstruidas tetas quedaron frente a él y entre balbuceos envió al indiecito a que esperara dentro del taxi.

Lo tome de la mano y aun con mis zapatos puestos y mi tanguita lo lleve a la cama. Su erección quería romper su jean y solo basto que se la acariciara por encima para que su cara se convirtiera en un poema de excitación. Me acosté y abrí las piernas, le dije en un susurro:

No me rompas las pantaleticas solo apártalas y el placer es mayor, pero primero desnúdate – y definitivamente que el sexo es poder... el bien parecido como tal cachorro se despojo de toda su ropa e inmediatamente busco la manera de penetrarme.

Debo de reconocer que con tanto jaleo estaba algo excitada y sin que mis jugos fluyeran libremente estaba húmeda suficiente para cuando el bien parecido me penetro con su nada despreciable verga soltara un gemidito de placer.. uummmmm.

Tenía que jugar mi rol y porque no?... aprovechar el placer del momento y lo apreté, busque sus labios y él se encontró con que estaba tirando con una amante que nunca antes se había conseguido. El muy vagabundo era de larga duración y mi placer inicial se estaba convirtiendo en fastidio, de manera que le dije:

Nooooo querido, vamos a cambiar de posición para que sepas que es gozar – y acostándolo a él en la cama me monte encima mientras le decía: - Mira chulo, ve como tu verga se mete dentro de mi y goza mis movimientos –

Mi cintura comenzó a moverse lentamente de lado a lado, con movimientos circulares mientras apretaba mis músculos vaginales. Ahora si estaba gozando la vergota que crecía cada vez mas. Pude ver en su cara como trataba de contener su eyaculación y clavándole las uñas en el pecho y arañandolo hasta hacerle sangre le dije:

Aguanta chulo, no me dejes a medias nojoda.... – y me concentre en mi cuquita, sintiendo cada deformidad de su verga, cada vena, el entrar y salir de su glande a lo largo de las paredes de mi muy mojada vagina....

Aaahhh .... ahora si chulo mío – y apurando mis movimientos deje que mi clítoris se convirtiera en el epicentro de un hermoso orgasmo. Las contracciones de mi vagina actuaron de estimulo final y el bien parecido dejo escapar su leche con un enorme rugido.

Al instante de recuperarme ya estaba totalmente vestida y camino al taxi. El corriendo detrás de mi me acompaño y me llevaron a la 93 muy cerca de donde habían secuestrado.

No se porque te dejo ir, mona, pero tienes razón ese polvo tuyo es inolvidable – y abriendo la puerta del taxi me invita a salir. Me bajo del auto, no sin antes propinarle una bofetada diciéndole:

Esa me la debías, chulo – y guiñándole un ojo di media vuelta y me aleje del carro pensando que al menos solo perdí el dinero y mi tiempo, pero el escozor que sentía entre mis piernas me hizo recapacitar... no, creo que solo el dinero.. jajajajaja.

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