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The handyman (02: La piscina)

en Grandes Series

EL HANDYMAN

Parte 2; La Piscina

Habían pasado algunas semanas de aquel encuentro con Pablo en el jardín y desde entonces me había sumergido totalmente en mi trabajo solo para evitar los recuerdos traviesos de ese momento. Hoy era sábado, un raro día de esos que no tenía que ir a la oficina y me sentía cachonda. Tenía puesta una braguita naranja en combinación con un bello salto de cama color melón. Estos colores siempre estimulaban mis deseos de ser acariciada.

Oigo sonidos en el área de la piscina y veo a Pablo haciéndole el mantenimiento a la piscina, tenía el torso desnudo y un pantalón de esos que se usan para hacer ejercicios. El sudor cubría su piel y nuevamente mis deseos prevalecieron en mí. Me asomé a la ventana y los salude, dejando que pudiera apreciar mi braguita y mis pezones erectos a través de la transparente tela del salto de cama. Respetuosamente, aunque sus ojos tenían una mirada lasciva, me respondió que se había atrasado en el mantenimiento de la piscina y por eso había venido hoy, pero que terminaría y se retiraba.

El deseo comandaba mi cuerpo y mientras Pablo continuaba trabajando en la piscina baje una de mis manos y la metí debajo de las braguitas y empecé a sentir mi humedad. Comencé a jugar con mi coño humedecido y me introduje un dedo, pero me dije: -Que va! lo que necesito es una verga - y salí corriendo a ponerme la ultima tanga que había comprado tipo hilo que se anudaba de los lados y era muy pequeña. Revisé mi depilado y estaba perfecto de manera que tomé una toalla, la loción bronceadora, un libro y me dirigí a la piscina. Cuando Pablo me vio llegar sus ojos recorrieron mi cuerpo descaradamente y su boca empezó a mostrar una sonrisa de complicidad. Lo miré como si nada y fui hacia una de las tumbonas distinta a la donde él me había follado.

Comencé a untarme la crema en mi cuerpo, doblándome de manera que apreciara la forma de mis nalgas al aire. El tanga era solo un delgado hilo que si no fuese por el depilado se viese todos los pelos de mi coño. Sentía nuevamente su mirada y me calentaba, era una travesura que me excitaba. Las copas del sostén eran ajustables de manera que solo cubrí mis pezones excitados con la tela. Me acosté boca abajo y lo llame para que me colocara loción en la espalda. Mi tono de voz era autoritario y respetuoso. Esto lo tenía confundido…

Se acercó y con sus grandes manos comenzó a colocarme la loción. Le dije que me soltara el sostén y que fuese generoso con la crema y me la untara en todo el cuerpo. Empecé a sentir sus manos bajar por la espalda y a untarme la crema en las nalgas. Sentía sus dedos meterse por la rajita entre las nalgas y acariciarla por un tiempo más largo que lo normal y lo dejé. La sensación era encantadora pero no la quería apresurar. En estos momentos quería sexo. Solo follar con calma y placer. Me deleite con el placer de la caricia entre los muslos y el roce descarado de sus manos por mis labios hinchados. En un momento sentí sus dedos revoloteando alrededor de mancha de humedad en mi tanga. Termino de untarme la crema y se retiro a su trabajo con una hermosa erección que vulgarmente se le notaba en el mono deportivo. Yo abrí más las piernas para que pudiera verme mejor mientras continuaba con la limpieza de la piscina. Podía sentir su respiración acelerada y su incomodidad por la enorme erección entre sus piernas.

Al rato cuando cedían las sensaciones en mi cuerpo, pero no el deseo sexual, me volteo y quedo boca arriba y no me abrocho el sostén, solo me lo coloco muy descuidadamente sobre mis senos cubriendo apenas los pezones. Lo vuelvo a llamar para que nuevamente me coloque la loción, esta vez con una voz más cautivadora. En segundos estaba a mi lado cubriendo mis piernas con la loción. Nuevamente sus dedos acariciaron el interior de mis muslos y tocaron abiertamente la unión de las nalgas donde desaparece la delgada tela del tanga. Siento como sus dedos acarician mis labios hinchados, y mi cadera por reflejo se levanta buscando intensificar la caricia. Aún dubitativo, sigue subiendo por el abdomen hasta que llega a mis senos. Descaradamente me quito el sostén y le digo que me unte bien la loción. Pablo ya parece entender el juego y comienza a untarme la loción en movimientos circulares alrededor de mis pezones pero sin tocarlos. Mete sus manos en el medio de ellos y sube hasta mi cuello, apretándolo ligeramente como para que sienta sometimiento. Me encanta la sensación y la disfruto. Sigue acariciándome los pechos pero no toca los pezones y solo cuando siento su lengua caliente en uno de ellos es que subo mis brazos y lo abrazo. Agarra el otro pezón con la punta de los dedos y me los aprieta suavemente. Comienza a masajeármelos, sus enormes manos cubren casi completamente cada seno, la rudeza de su piel excita mis pezones increíblemente. La loción aumenta la sensación de la caricia y alternativamente me los mama, enviándome sensaciones explosivas a mi coño que ya lo tengo todo mojado.

Se coloca entre mis piernas y empieza bajar con sus besos y caricias dejando un rastro de saliva en mi abdomen. Fácilmente solo tira de los pequeños lazos laterales del tanga y me lo quita. Mi coño depilado queda a su disposición. Se detiene un momento y se le queda mirando como pensando por donde comienza a comerse este suculento plato. Baja su boca y sus labios y lengua comienzan a explorar todos mis pliegues en mi coño. Mueve su lengua alrededor del clítoris y nuevamente me deja esperando, continúa su travesura hasta que comienza a chuparme directamente mi recrecido clítoris. Mientras se deleita con mi coño, sus dedos consiguen un camino hasta mi canal vaginal. Siento un dedo, no! son dos los que inician su camino en búsqueda de mis puntos de placer.

El orgasmo se acerca y le agarro la cabeza duro para que continúe con la mamada, quiero acabar con esas sensaciones de sus labios besándome y chupándome mi coñito depilado. Veo las estrellas y las convulsiones explotan. Mi culito se contrae y expande como queriendo participar en este mundo de sensaciones y aprieto las piernas para alejar la traviesa lengua de Pablo de mi sensible clítoris.

Abro los ojos y me encuentro sus ojos marrones preguntándome que hacer, le digo que se desnude y se acueste en la tumbona. Me hace caso y tengo frente a mí a un bello espécimen masculino con su verga parada lista para enfrentar cualquier batalla. Me siento posesiva y opto por montarme encima de él. Aprovechando que la tumbona es baja puedo apoyar mis pies de ambos lados y bajar casi en cuclillas poco a poco y meterme su polla al mismo tiempo. Para prolongar mi juego solo su verga entrando en mi coño es el único contacto entre nosotros. Aprieto mis músculos vaginales mientras subo y bajo y siento como su cabeza palpita. El movimiento es exigente y finalmente me siento encima de él y me la introduzco toda. Apoyo mis rodillas en los lados de la tumbona y me dejo caer en su pecho. Nos besamos y sus manos bajan hacia mis nalgas, para ayudar con el movimiento. Uno de sus dedos busca mi culito y empieza a jugar con él. Siento como trata de meterlo pero al conseguir resistencia solamente lo deja ahí acariciándome constantemente. Le ofrezco mis tetas para que me las mame y mientras tanto continúo con mi movimiento rítmico, y nuevamente siento venir mi orgasmo vaginal

El comienza a jadear y su verga a palpitar, su eyaculación comienza a salir y siento sus chorros calientes en mi vagína, casi en conjunto con mis propias contracciones. Su dedo en mi culo parece tomar vida y al acabar sus caricias multiplicadas de placer se unen a mis contracciones vaginales. . Las sensaciones en las paredes del canal se multiplican y aprieto más mis músculos vaginales. Vuelven las estrellas y los gemidos de placer son reflejos del orgasmo de ambos. Quedo encima de él y siento como su polla se empequeñece y su leche se escurre entre mis labios…

Me lanzo en la piscina totalmente desnuda en una bella zambullida que salpica agua sobre Pablo, cuando el quiere hacer lo mismo mi mirada severa se lo impide y la dueña de la casa toma posesión de mi nuevamente. Salgo del agua, me cubro con la toalla recojo mis cosas y me retiro a mi habitación. A lo lejos escucho el silbido de un Pablo satisfecho terminando de realizar su trabajo. Me acuesto y el sueño me invade rápidamente y una agradable sensación en mi coñito esta presente