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Durmiendo con el muchachito

en Jovencit@s

La cama del muchachito

Recuerdan que por mi trabajo a veces tengo que quedarme durmiendo fuera de la ciudad. Bueno, esto me sucedió en uno de esos días. No estaba muy lejos pero respetando lo siempre dicho por Pablo, era mejor pasar la noche fuera de casa que terminar manejando sola y en la oscuridad de la noche en la carretera. En esta oportunidad la abogado de la firma que había estado visitando me ofreció su casa y pensando que siempre es bueno ahorrarse el gasto del hotel y sobretodo la soledad de la noche acepté su invitación.

Luego de cenar ligeramente y conversar un rato más mi anfitriona me dice que dormiría con su muchachito, ya que la cama matrimonial ella se la había cedido porque estaba creciendo muy rápidamente. Era muy tarde para arrepentirme y algo malhumorada acepte. Gentilmente me facilito un franelón a manera de pijama que me quedaba un poco por encima de mis rodillas, y en vista de que la estadía era fuera de programación, lavé mi ropa interior y la deje secando en el tendero del baño.

Era ya casi las 12 de la noche y nos fuimos a dormir. Con el cansancio no preste interés en la habitación de su muchachito, pero si note unos posters en las paredes de mujeres muy ligeras de ropa y unos pantalones tirados en un rincón que perecían tres tallas mas grandes que la de mi Pablo. Pudo más el cansancio y por si acaso trate de ocupar el menor espacio posible en el colchón.

Como a la hora me despertó la luz encendida en la habitación y algo encandilada puedo descubrir que el muchachito estaba algo crecido. Medía casi los 1:90 y era de una contextura que no tenía nada que envidiarle a cualquier físico culturista. Su pecho era musculoso y su abdomen totalmente plano y fibroso. Solo me saludo y pregunto si era amiga de su mamá.

Conteste con una vocecita de cachorrito perdido y me dijo que no me preocupara, que su mamá siempre acostumbraba desde muy pequeña a que compartiera su cama. Se sentó en el borde y tranquilamente se quito toda la ropa quedando completamente desnudo. Mi última visión antes de apagar la luz fue la de su hermosa e inmensa espalda y sus nalgas que parecían dos rocas. Su pene estaba flácido y aún así parecía muy grueso más que largo. Dio las buenas noches, se arropo y al poco rato podía percibir su respiración pausada y tranquila señal de que dormía placidamente. Su actitud me tranquilizó algo y consciente de la necesidad de dormir busque el sueño el cual llegó placidamente, aunque plagado de sueños de hombres desnudos y cuerpos musculosos.

Toda mujer que casada está consciente de que los hombres en la mañana amanecen con grandes erecciones que algunos entendidos explican que son consecuencias de una vejiga llena rozando y estimulando los nervios de la base del pene y eso hace promover la erección. En el proceso de despertarme sentía a un cuerpo pegado a mi espalda, y un inmenso brazo abrazarme y mantenerme pegada a él. El franelón se me había subido más arriba de la cintura y mis nalgas reposaban en la ingle de ese cuerpo cuya verga estaba semi erecta y buscaba espacio en la unión de mis nalgas y piernas. En mi soñolencia creo estar en mi propia cama y muevo mis nalgas de manera de friccionar la verga que tengo apoyada en ellas. El reflejo es inmediato y comienza a ponerse erecta. La mano que me abraza busca por debajo de la franela y acaricia mi barriguita y sube hasta los senos. Separo un poco las piernas y relajo completamente las nalgas levantándolas un poco para acomodar mejor la sensación del pene rozando mis labios vaginales. Me fascina la sensación de roce de los vellos en mis nalgas y de la barriga en mi espalda.

Me deleito con las sensaciones por un rato y siento como mi cuquita se lubrica y se hincha sensibilizándose a los roces de la cabezota que tiene en puerta. Me muevo despacito de manera que su enorme glande separe mis labios y roce la puertita de mi huequito casi llegándome a mi pepita que la tengo encendida y sensible. Epa!, este abdomen es duro y la mano que me excita y acaricia los senos es como muy grande y es cuando caigo en cuenta de que no era mi cama y que esa barriga dura y musculosa no era la blanda y cervecera de mi Pablo.

Inmediatamente me pongo rígida y aprieto mis nalgas para solo atrapar entre ellas al glande de la verga del muchachito y sacarle un gruñido de placer. Consciente de la situación me quedo muy quieta y aflojo los músculos y noto que la respiración del muchachito es acompasada como si estuviera dormido. A pesar de que la posición realmente era muy agradable y me excitaba prevaleció el raciocino y las ganas de orinar. Con mucho cuidado me separo del muchachito pudiendo ver su enorme erección y lamentándome muy dentro de mi de dejar perder esta oportunidad de probar tan jugoso bocado, y me dirijo al baño. Mientras vaciaba mi vejiga pude notar que realmente me había excitado.

Mis labios estaban rojos y todos manchados de flujo y me preguntaba cuanto tiempo había estado gozando el momento. Comencé a masturbarme suavecito pero la tensión de estar en un baño ajeno no me permitió alcanzar el orgasmo y solo aumento mi excitación. Decido apresurarme para salir de este enredo. Me limpio y regreso a buscar mis cosas en la habitación para irme.

Al entrar me encuentro al muchachito semi apoyado en la cama con la misma erección y una sonrisa pícara en la cara. Me hace el gesto de que me vuelva a la cama. La excitación en mi cuerpo sumada a la mirada hipnotizadora del único ojo de su hermosa verga hace que obedezca sumisamente. Me manda a montarlo y con sumo placer respondo inmediatamente montándome ahorcajas encima de su verga. Siento como entra suavemente en mi bien lubricada cuquita, separando mis paredes con su enorme glande a su paso.

Cuando finalmente estoy totalmente apoyada en sus caderas solo sus pelos se mezclan con los míos mientras que su verga dentro palpita y transmite sus vibraciones a través de mis mojadas paredes. Me toma por las caderas y me ayuda en el sube y baja que espera. No soy ninguna atleta ni fanática del aeróbic por lo que su ayuda me permite concentrarme en mis sensaciones. El orgasmo rápido viene corriendo y siento como mi cuerpo se desvanece para en un instante volver a aparecer. Ahogo mis gemidos en el pecho del grandullón y mis contracciones solo sirven para estimular más al muchachito.

Delicadamente me arrodilla en el piso sobre unos cojines al lado de la cama, de manera que mi tórax se apoye en el colchón y mis nalgas queden paraditas con mis piernas separadas mostrando mis labios vaginales con los pelos todos mojados y el huequito del culo boqueando como que si quisiera más. Le pido que por el culito no y me responde que no me preocupe, solo me va a meter un dedito. En efecto primero posiciona su verga en la puerta de mis labios hinchados y rojos, moviéndola apenas unos pocos centímetros dentro para luego sacarlas.

Entiendo que es su glande solamente lo que entra y sale y su caricia me excita bárbaramente. Sus dedos se mojan de mis abundantes jugos y comienza a jugar con mi huequito. Lo aflojo como Pablo me enseño y aunque cruelmente traerlo en este momento a la conversación, agradezco sus consejos y hasta complicidades. Su verga entra y toma total posición en mi cuquita y su dedo medio me lo mete en el culito. Les cuento que era casi como sentir una verga sin cabeza. Era inmenso y llenaba mi recto como cualquier verga conocida. La posición mía solo permitía que gozara mi trasero y el muchachito lo estaba haciendo. Ahogaba mis gemidos de placer y pequeños gritos al sentir mis orgasmos explotar en la almohada.

El muchachito empezó a moverse más rápidamente y hasta algo de dolor sentí cuando se afinco con fuerza para penetrarme en su totalidad. Creo que me llego hasta un ovario y cuando derramo su leche dentro, con seguridad que había llenado completamente mi útero. El pequeño monstruo resoplaba apoyado en mi cuerpo y casi me quita el aire. Finalmente se vuelve a acostar y me dice a manera de despedida que era la mejor amiga que su mamá había tenido complaciente y caliente. Recuperado el aliento no me quedo más remedio que tomar mis cosas y vestirme para encontrarme con la amiga en la cocina preparando café.

Después de los buenos días vino la conversación teniendo como tema central al muchachito y como sus amigas se morían por quedarse en casa y compartir la cama con él. Ella todavía parecía creer que era por lo juguetón y travieso. Si solo supiese