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Solo para Ana

en Lésbicos

SOLO PARA ANA

Al entrar al consultorio la vi sentada en una orilla del pequeño sofá de la sala de espera. Su piel era muy blanca, cabello claro y contextura fina y juvenil, su aura reflejaba una seguridad innata y a su vez una necesidad de un algo que solo entre mujeres lo podemos explicar. Yo soy Annape y no me pregunten porqué ese nombre, solo continúo con el relato. El único asiento vacío estaba a su lado y no me molestó en lo absoluto. Olvidaba decirles que es el consultorio del ginecólogo y no de aquel travieso de cuyas historias han escrito antes. Su nombre es Marie y se encuentra en la consulta anual de control y prevención al igual que yo misma.

Ahí mismo hicimos contacto visual y me sumergí en sus bellos ojos azules, comenzamos a platicar y contarnos cosas como dos muy viejas conocidas. La eterna espera que caracterizaba estas consultas se me hizo muy breve. Me comentó que posteriormente iba a unas tiendas por los lados de la estación del metro en Moncloa y en especial una tienda de lingerie que estaba en promoción. En su momento el comentario me hizo gracia y reía como una tonta y luego cuando ella entró a la consulta, pensaba lo simpático que sería compartir con ella esos momentos. Creo que es la ocasión para comentarles que en el pasado tuve una relación con una bella amiga que siempre me ha marcado. Aún estando casada y ser oficialmente heterosexual, no deja de incomodarme todo lo bonito, amoroso y sobretodo ingenuo de mi primera y única relación homosexual o para los lectores masculinos, lésbica, que tuve en mi pasado no muy lejano.

Marie salió con su aire de control de la situación y me guiño el ojo coquetamente. Me sonrojé como una colegial porque no supe interpretar el sentido pero de alguna manera me gustó escandalosamente, y por eso me sonrojé pensando que el resto de las mujeres en la consulta se habían dado cuenta. Al poco rato me tocó a mi y luego de pasar por el sempiterno abre las piernas y mete el tubo frío para ver que tienes adentro con resultados excelentes, salí corriendo a recorrer las calles que me había dicho Marie se encontraba la tienda, al lado de un Corte Inglés. Conseguí la tienda y comencé a buscarla como un adolescente enamorado. Viejas sensaciones de encuentro me regresaban rápidamente y el corazón me latía fuerte en una mezcla de alegría y ansiedad. Allá está, exclamé para mi mentalmente al verla en la sección de zapatos. Emocionada me acerque a ella y coquetamente le cubrí los ojos con mis manos y le pregunte quien era. Siguiéndome el tonto juego, comenzó a acariciarme las manos y los brazos con una delicadeza que me produjo una sensación extraordinariamente erótica. Sus dedos jugaron un poco más con mi piel y no pude aguantar, riéndonos por la travesura nos saludamos con un beso en la mejilla pero tan cerca de los labios que juro haber sentido el roce en los míos al momento de separarnos.

Agarradas de la mano recorrimos toda la tienda y solo vale comentar cuando llegamos a la sección de ropa interior y por insistencia de ella y en plan de divertirnos, hizo que me probara un atuendo de corsé, liguero, y g string realmente sexy y para mi sorpresa, me pidió que me lo conservara que ella pagaría por él, solo si aceptaba una sugerencia de su parte. El conjunto es bellísimo y no pude decirle que no, luego me las arreglaría para explicárselo a mi esposo. Me volví a vestir bajo la atenta mirada de Marie que disfrutaba cada una de mis curvas y partes de mi cuerpo descubierta ante ella, y yo no podía controlar mis risas nerviosas. Solo había un detalle del cual Marie se iba a encargar de resolver. Salimos juntas y tomamos un taxi que nos llevo directo al salón de belleza de confianza de Marie. Luego de conocer a todos me llevaron a un pequeño reservado y me mandaron a desnudar completamente y colocarme una pequeña bata. El detalle consistía en que mi vello púbico era excesivo y la diminuta prenda del g string no lo cubría, dejando salir unas horribles motas de pelos por los lados. Marie ordeno una depilación por laser que eliminaba el vello totalmente y no volvía a nacer. Mi gran sorpresa fue que quede completamente pelona como si fuese una pequeña niña. La sensación era extraña pero me gustaba y solo pensaba de nuevo como se lo iba a explicar a mi marido. Muy agradecida por el gesto solo obtuve de Marie una dulce mirada de complacencia por haber aceptado su sugerencia y un abrazo muy suave seguido por un ligero beso en los labios, más un piquito que un beso realmente.

Esa tarde al regresar a casa inmediatamente sonó mi celular y era Marie nuevamente y comenzamos a charlar casi durante dos horas. Mi esposo estaba curioso por saber quién era y al rato se fastidió y se fue a dormir. Realmente haberla encontrado, ha traído memorias tan lindas y reprimidas del cariño entre dos mujeres. No pude conciliar el sueño hasta que muy calladamente y con ayuda de un poco de aceite de bebe me masturbé en el baño alcanzando una intensidad inusitada en mi orgasmo, consecuencia de las nuevas sensaciones de mi conchita depilada y de mis pensamientos en Marie. Cada roce de sus manos, sus besos en mis mejillas y hasta el piquito en los labios alcanzaron niveles sensoriales extraordinarios dejándome el orgasmo, exhausta y cargada de un cansancio muy rico y sereno.

Los siguientes días fueron de un constante encuentro. Aprovechaba cualquier momento en la oficina para llamarla y almorzábamos juntas. Contaba los minutos para la hora de la salida para encontrarme con ella y compartir unas copas de vino y algunas tapas antes de ir a casa. Les cuento muy rápido lo que pasó con mi marido al notar que ahora no tenía pelos en mi concha. Lo descubrió días después cuando salía de la ducha y el estaba lavándose la cara. Su rostro era un poema, no sabía si enojarse o excitarse al final solo comentó que le gustaba pero quería saber porque me lo había hecho, y de repente solo se me ocurrió contarle que el ginecólogo lo había ordenado para controlar un pequeño hongo que tenía en mis labios vaginales y eran los causantes de la irritación que a veces se me presentaba. El me miró con ojos incrédulos, ya que no conocía la historia de las irritaciones y menos que tuviera un hongo. De la misma manera, a pesar de que nuestras relaciones sexuales eran esporádicas, no le gustó que le dijera que no podía tocarme hasta la siguiente consulta el próximo mes. Joder, haber visto al pobre tío, casi se desmaya. Bueno, por otro lado solo imagínenme cumpliendo mi rol de esposa manualmente jajajajajajajajaja…

Que tan fácil es sorprendernos de lo que puede hacer una persona enamorada. Hace dos días, Marie me invito a conocer un piso que le habían dado para cuidar mientras su dueña volaba a Alemania por un mes. Solo me dijo en esa oportunidad que me pusiera el regalo que me había hecho aquel primer día en la tienda de lingerie. Guao… imagínense ustedes, como mis piernas me temblaban mientras cuidadosamente me aseaba y perfumaba cada uno de mis rincones íntimos de mi cuerpo. Mi sonrisa no desaparecía de mi cara y hasta el siempre extraviado marido mío, parecía darse cuenta. El encuentro estaba pautado para después de las dos de la tarde y la intención era darle una vuelta al apartamento y luego tapear un poco por los lados de la Puerta del Sol donde estrenaban una obra de teatro callejero bastante divertida y especialmente sin costo, esto último no parecía molestarle a Marie pero para mi, las finanzas siempre las tenía patas para arriba.

Luego de parquear el coche algo distante al edificio donde se ubica el piso, llegamos alborotadas como par de chiquillas que parecemos en nuestra forma de actuar. Constantemente nos reímos y andamos tomadas de la mano. En esta oportunidad me sentía particularmente sensible, quizás porque mi mente ya comenzaba a construir castillos de fantasías que desde hace mucho tiempo rondaban en mi cabeza. El apartamento estaba decorado muy femeninamente sin ser excesivamente cargado y no parecía faltar nada para ser de una persona sola. Licores, comida aún fresca, buen estereo y música para escoger y sobretodo privacidad. Todo comenzó a transformarse cuando alcanzamos la habitación y nos conseguimos una inmensa cama de agua. Las recuerdan? Que locura y que sensación tan extraña acostarse en ellas, todo parece moverse a tu alrededor y es casi como que si estuvieses ebria sin tomar licor jejejejejeje…

Espontáneamente surgió, acostadas una al lado de la otra era el momento perfecto, bastó que giráramos sobre nuestros hombros y nos encontráramos cara a cara. El beso fue tierno y suave. La caricia había que sentirla y disfrutarla, poco a poco el mismo beso pedía mas intensidad y nuestras lenguas comenzaban a bailar un breve sarao entre ellas. La de ella era pulposa y las rugosidades de sus papilas las percibía como una caricia ruda en la sensibilidad de mis labios. Su mano me tomo por la nuca y apretó sus labios contra los míos buscando aumentar la sensación ruda. Apoyó nuevamente su mano en mi hombro y me hizo colocar boca arriba mientras ella se montaba encima, sus manos poco a poco habían iniciado una danza entre mis botones y la cremallera de mi falda que ya estaba toda recogida en mi cintura. Me desnudó, tomándose su tiempo con cada pieza de ropa. Mantuvo su mirada en mi cara en todo momento, porque lo que importaba era el significado de desnudarme y no lo que cubría la ropa. Traté de ayudarla a quitarse la de ella y no me dejo, me pidió que me quedara acostada con mis piernas ligeramente abiertas mostrando mis labios vaginales húmedos e hinchados esperando la caricia de sus labios, sus besos y lamidas.

A pesar del momento tan sensual a veces no conteníamos la risa por el movimiento del colchón de agua, especialmente cuando su boca se comía a grandes besos y chupadas mi conchita excitada. Ya no eran recuerdos de otros momentos que parecían eternos, eran sensaciones muy reales de un presente que disfrutaba. Era experta en sus administraciones y no pude ahogar el gemido de placer cuando el orgasmo reventó en mi clítoris arrastrando sensaciones a todo lo largo de mi rajita mojada y obligando a mi culito a boquear buscando un algo que pronto le llegaría. Marie complacida por lo que había conseguido, se unió a mi en un lindo abrazo y me besó profundamente y muy húmedo y pude saborear mis propios jugos mezclados con su dulce saliva. No parecía apurada y realmente todo había sido muy rápido, se levantó y mostrando su desnudez con altivez se dirigió al bar y tomo una botella de vino. Me invito a la sala donde podíamos oír la música, sentadas en los mullidos sofás o simplemente acostadas en la gruesa alfombra de Alpaca peruana.

La música era encantadora y muy suave pero quise sorprenderla y colocando un disco de Cristina Aguilera con la canción Dirty, me puse a remedarla simulando un baile muy erótico y movido. Marie me acompañaba con palmas y muchas risas hasta que termino el disco y me abalancé sobre ella en el sofá. Ya a esta altura nos habíamos tomado dos botellas y con todo el jaleo estaba cachonda como nunca. Ahora fui yo que tomé la iniciativa y comencé a besarla en el cuello, en la cara y a deleitarme calmadamente de sus senos con sus hermosos pezones rosados. Los tenía muy erectos y extremos sensibles. El succionarlos le producía gran placer y el solo roce de mis dientes le causaba dolor. Mis manos buscaron entre sus piernas para encontrarse su conchita tan pelada como la mía y muy mojada. Ella es de esas mujeres que lubrican en exceso y sus jugos se derramaban por sus muslos. Decidimos acostarnos en la alfombra para no machar el sofá y fue cuando mis sensaciones actuales prevalecieron por sobretodo mis experiencias anteriores. Calmadamente me deleite con su aroma muy femenino, lamí sus labios delicadamente y chupe su pepita suavemente hasta que sus manos me empujaban para que aumentara mi presión y dureza. Subí una mano y conseguí su seno duro y su pezón muy erecto. Cuando sentía como su cuquita temblaba y sus piernas apretaban duro mi cara en señal de que su orgasmo llegaba, tome el pezón entre mis dedos y se lo apreté mientras movía los dedos como si exprimiera una fruta. El dolor por la rudeza del gesto mezclado con las sensaciones pre orgásmicas resultaron en una mezcla explosiva que hicieron que Marie gritara de un placer nunca antes sentido. Me enorgullecí de la ocurrencia y me asusté un poquito pero la mirada de placer y cariño que llego de ella fue suficiente recompensa para saber que lo nuestro era tierno, dulce y duradero…

PD: Aún en la distancia, un bonito sueño puede hacer que consigas un hermoso orgasmo… es solo para ti Ana con muchas p’s.