Riva
Riva subió aquella montaña con la intención de encontrar la paz en su cúspide, Riva aun lloraba la muerte de sus padres pero esos había sido hace 16 años... ni siquiera los llego a conocer. Llora ahí arriba, aunque ahora es una guerrera como lo fueron ellos (a eso le dijeron), empuña su arco y se enjuga las lagrimas... en la base el fragor de una nueva batalla la llama.
Se que por su mente pasa la noche que pasmos juntos, y se que se insulta y se odio por haberse dejado caer entre mis brazos. Un cuerpo fibroso, una sonrisa carnosa y amplia, los ojos claros y atentos... el pelo oscuro.
El cortejo se realizo en un bar, uno de los pocos que aun seguían en pie en la zona, ahí solo se reunían los guerreros... Ella acababa de llegar de aquel lugar tan lejano... el lugar donde habían muerto sus padres a manos de Ellos (quiero decir, y perdonen si esto les estropea un evidente final, Nosotros). Estaba sola, yo vestía como uno de los guerreros, aquel día había ido, de incógnito a echar un vistazo y hacer un poco de daño (provocar algunas bajas), si podía.
Me derritieron su boca y aquellos ojos verde esmeralda, me acerque a ella... deseaba poseerla... Ella trato de esquivarme, "A lo mejor no le van los tíos", recuerdo que pensé... pero yo no soy lo que se puede decir un tío. Insistí, hice alguna gracieta y eso pareció hacerla bajar la guardia... esa sonrisa me recordaba a alguien (tarde mucho en reconocer a quien, su madre). La emborrache y la saque de aquel bar...
... Por supuesto la lleve a mis aposentos en La Casa Magna. La ofrecí otra copa, ella acepto... me dijo que le gustaba la decoración... debió extrañarme que no sospechara (mas tarde me entere que de donde ella venia nunca se llegó a saber de este lugar). Me tu me junto a ella, una de mis manos recorrió el contorno de su cuerpo desde su mejilla hasta su muslo, era... es preciosa... La abrace, ella parecía aceptarme la petición de entrada en su intimidad, y me puse sobre ella... bese suavemente cada resquicio de su rostro... que dulce elixir bebí de sus rosados, y carnosos, labios... que placer fue sentir bajo los míos la suavidad de su piel morena... me abrió el camino hacía su sexo y yo penetre dulcemente... Cabalgamos al unísono, pero ella prefirió terminar por otra vía el flujo del acto amoroso... y dios, que gozo provocaban esos labios sobre mi pene...
Cuando despertó al día siguiente debió darse cuento de donde estaba, pues yo había recuperado mi forma humana, y de lo que había hecho... a mi si me conocía, le hablaron de mi antes de conocerme, me había conocido en aquel lugar de donde venia (pero yo aun no había llegado a ese lugar, aun faltaban 14 años para eso) y según parece casi la mato (es una pena, me dolería dañar a una rosa como esa), y me odiaba...
Fue hace unas semanas, en aquel mismo bar donde conocí a su hija (entre ambos acontecimientos habían pasado un día o dos, Riva había llegado tarde para salvarla, y era la única oportunidad que se la daba), la saque del bar a rastras... estaba herida tras un breve contiendo conmigo... había poca gente en el bar, nadie quiso ayudarla (en el fondo nos temen)... era idéntica a su hija, piel morena, mirada clara y viva, y esa boca que desflore con sadismo asesino (un ultimo placer antes de matarla como habíamos hecho con su compañero, el padre de Riva)... que goce aquellos labios que bese llenos de semen y sangre... luego llego la parte desagradable... murió empalada por una lanza que entraba por su sexo y salía por su linda boca, la deje ahí como ejemplo para esos guerreros rebeldes.
Riva no sabía que la habían, algunos de mis hombre, seguido en su viaje, que la preparaban una emboscada. Riva iba a morir, merecía morir...
Eran solo tres hombres, Riva era un genial guerrera, acabo con sus vidas... entonces yo... yo... me alegre de su victoria.
Riva bajo de la montaña decidida a continuar la lucha de sus padres contra nosotros.