Dead or Alive: Y todo empezo una noche...
Beatriz Lanza es una joven periodista deseosa de sobresalir pronto en su profesión, hace poco la llego un soplo, algo gordo se cocía en aquella ciudad, y ella no dudo en conseguir y verificar (o al revés) esa noticia. Iba sola porque no quería que la pisaran la noticia. Se para en una oscura esquina para escribir los últimos movimientos de su objetivo. Una mano enguantada la agarra por detrás, otra la inmoviliza los brazos.
-Que tenemos aquí, una joven entrometida, sonríe estas saliendo por la tele.
Un enmascarado con una cámara, adosada en donde irían los ojos, ha puesto ya su ojo- cámara a funcionar, siempre graba o fotografía sus crímenes.
Comienza a meter sus frías manos bajo la camiseta de Beatriz, acaricia sus firmes pechos. La gira y besa su carnosa boca. Luego acaricia el sexo de la chica.
-Buen material, acaba el juego muñeca, estas muy bien hecha... disfrutare.
Saca su cuchillo y agarra la cara de Beatriz, ella intenta usar las manos para evitarlo... estas caen amputadas sobre el asfalto.... luego un grito rompe la noche de la ciudad.
Horas después este video circulara por toda la red...
Un joven ve el crimen desde lejos... No se atreve a entrometerse, así que asiste como espectador a la carnicería...
Kid, que así se llama el chico prefiere girarse, y reza porque el psicopata no le viera...
En otro lugar:
Yo fui batería de un grupo punk, fue hace mucho tiempo, rabioso y antisistema. Ahora parece que fue hace siglos pero no es así.
Me separo del póster, desde el cual D.H. Peligro me mira desafiante.
Amor, primer beso,... Desmintiendo el ya famosos mito, todo eso me llego después de dejar de tocar. Siempre soñé con una pequeña bailarina que danzara, me hechizara, antes de posar sus dulces labios sobre los míos.
Yo por entonces pasaba las noches de local en local, bebiendo, fumando y charlando, con los sempiternos colegas.
Caminaba aquella noche por la pista de baile, el dj reventaba una u otra vez un viejo tema de Dover. Hacia tiempo que había abandonado mis viejas cadenas, conservaba los vaqueros, las botas militares, y la chupa de cuero.
Miraba a mis compadres y pensaba en lo que había pasado junto a ellos. Miraba cada una de sus caras y venían a mi mente las múltiples aventuras, desventuras, carreras, etc vividas junto a cada uno de ellos.
Pero de pronto llego la imperiosa necesidad de salir de allí, necesitaba aire fresco y fui a buscarlo. El viento soplaba suave fuera del disco-pub, la calle estaba repleta de gente. Cerré los ojos y di alas a mi memoria.
Oí a alguien susurrarme al oído, abrí los ojos y allí me encontré ante una muchacha morena, de mi altura mas o menos, vestía prendas negras y ajustadas que permitían el disfrute de sus voluptuosas formas. "¿Deseas ser mi perro?", la pregunta me desconcerté, he de reconocerlo, pero pronto me percate de su sonrisa: tan solo bromeaba con un desconocido (llevada por el alcohol).
Daniela era una chica compleja, alguien de quien te enamoras sin darte cuenta, sin quererlo. Me preguntaba qué que tenia para hechizarme así desde el primer momento, lo único que se es que antes de darme cuenta caminábamos juntos por las calles de la ciudad.
Quería aceptarlo, por mi mente paso toda mi vida y creo que no pude evitar contársela. Así era Daniela, era muy difícil no abrirse con ella. La hable del lugar donde había nacido, de donde me crié, de mi infancia, mi adolescencia, mis desengaños amorosos, el grupo, lo que mas temía y lo que mas me gustaba.
Llego el día y nos tuvimos que separar tras aquella larga noche. Pero volvimos a vernos, montamos un bello juego que los dos protagonizábamos. Fuimos como niños durante aquel tiempo en que estuvimos juntos.
Un día estábamos hablando en una cafetería, era de noche y nos encontrábamos solos, ella se me acerco y no pude evitar caer hechizado por esos ojos negros y profundos. Su lengua se coló en mi boca, sus labios se posaron sobre los míos. Pasaron minutos jugando nuestras lenguas, los dientes de cada uno mordisqueaban los labios y la lengua del otro. Aquel fue mi primer beso, ella se quejo de mi inexperiencia pero prometió enseñarme a besar.
Camino por las calles, todos los coches escupen Rap / Hip Hop, me dejo llevar por su adrenalítico ritmo (por lo menos para mi) mientras prosiguen mis recuerdos.
Un día me desperté y me quede mirándola dormir. Era muy bonita. Su desnudez, llena de suavidad y sensualidad, se adivinaba bajo las finas sabanas.
Pero la vida real no suele ser un cuento de Hadas, un día, sin si quiera avisarme, desapareció. Llegue a su apartamento y su compañera de piso me informo de que se había marchado fuera. Pregunte por cuanto tiempo, ella me informa de que no volvería (para verificármelo me enseño el anuncio, de búsqueda de una nueva compañera para el piso, que había puesto al enterarse de las intenciones de Daniela). ¿Cómo no me lo había dicho?, se suponía que ella y yo...
No se cuanto tiempo pase corriendo por las calles, sin saber donde ir ni por donde iba (las lagrimas de impotencia me impedían ver).
Los días y los meses pasaron para los dos. Una imagen estereotipica: dos ciudades, la lluvia, y dos jóvenes (separados por la distancia), junto a una ventana miran llover y se recuerdan (y añoran) el uno al otro... De fondo suena Ill Stand by you de The Pretenders. Quizá fuera así, o, quizá así quise yo que fuera.
Vuelvo de mi paseo, me tumbo en mi cama (bajo la atenta y desafiante mirada de D.H, Peligro), me dejo ahogar por la dulce melodía del What´s a wonderful world.
Me imagino a Daniela, por entonces, haciendo lo mismo: tumbada en su cama y añorándome (llorando de vez en cuando). Pero es difícil que hiciera eso, ella era (supongo que sigue siendo) diferente, era ajena a cualquier sentimiento que pudiera entorpecer la vida que había decidido llevar. Decidí dar clases de bateria, a todo aquel a quien pudiera interesar aprender a tocar, para ganar algo de pasta y distraer mi mente.
Pero pronto llegaron las ganas de huir, de buscar nuevos horizontes, de hacer algo que la arrancara de mi mente.
Me levante un día decidido a cambiar mi rumbo, cogí mi cazadora y las llaves de casa decidido a buscarme un trabajo mas rentable con el que financiar mi gran escapada.
Comencé a trabajar como mozo de los recados en una empresa de la que nunca pregunte su razón de ser. Aunque si recuerdo a Stefanie, se daba un aire a la de Flashdance y, bueno, me encantan las bailarinas. Ella era secretaria, aun conservo la foto que me dedico.
Tenia un culito muy lindo, el cual sabia agitar con gran magia (aunque pronto descubrí que también sabia agitar otras cosas con la misma calidad). Nos caímos pronto en gracia, comíamos juntos y pronto también comenzamos a salir juntos. Así olvide a Daniela, abandonando el ultimo resquicio de nuestro pretérito amor, un día en mi casa, en los dulces labios de Stef.
Cuando salíamos solíamos quemar las pistas con bailes incendiarios, que solian acabar en la cama de uno de los dos (El sexo con ella era algo divino, aun creo levitar cuando recuerdo como utilizaba cada rincón de aquel cuerpecillo de bailarina de ébano para darme placer).
MMMM, cada cita con ella era algo mágico.
Pero se acabo, a Steff y a mi, lejos del sexo y la diversión, nos unía poco.
Una chica extraña y una pantera danzarina, hasta ahora la lista parece interesante. Me levanto de la cama y vuelvo a mirar a D.H. Peligro, si, ya se, ahora tendría que hablar de Sophie...
Algo fue mal
Tu no te ríes
No es tan fácil ahora conseguir que sonrías
Tienes que ser fuerte
para andar por estas calles
e impedir caerte
pero cuando no lo seas, sólo permítete a ti misma llorar
Has estado trabajando duro
sólo intentando pagar el alquiler
intentando trazar la línea entre quién eres
y quién inventas
pero si lanzas una piedra
alguien va a romperse en pedazos en alguna parte
Todos somos tan frágiles
Todos estamos tan asustados
Dices que quieres aprender como vivir tu vida sin lágrimas
pero hemos estado intentando eso durante miles de años
así que adelante y llora Ofelia
Es lo único que se puede hacer a veces
Tu sabes que yo estoy llorando también
justo aquí contigo
Todo está bien Ofelia
Todo el mundo llora
Agradezco a Dios mi mala memoria
He olvidado algunas de las cosas estúpidas que he hecho
He llegado a un poco de sabiduría
a través de un montonazo de fracasos
así que vigilo más cuidadosamente lo que se desprende de mi lengua
Tu rezas por lluvia
pero no quieres que venga de una tormenta
Encuentras una rosa
y te pinchas el dedo en una espina
así que adelante y llora Ofelia
Es lo único que se puede hacer a veces
Tu sabes que yo estoy llorando también
justo aquí contigo
Todo está bien Ofelia
Todo el mundo llora
Sophie era una preciosidad: ojos verdes como el mar, media melena castaño clara, labios jugosos, cara de eterna niña. Mi pequeña Ophelia, bella aunque siempre en tu mundo, que no era él de los demás. La niña que quiso ser feliz, pero a quien el mundo nunca dejo serlo. Su madre había muerto en el parto, su padre( el cual era, de profesión, diplomático) moriría 12 años después en un atentado contra la embajada donde el trabajaba, era huérfana desde los 12 años (cuando la conocí contaba 17) y vivía con una hermana de su padre.
Mi querida Ophelia vivía aterrorizada en esa casa, sufría acoso y abusos sexuales por parte de su primo Henry bajo amenaza, por parte de toda la familia, de acabar en la calle si hablaba. Sophie acabo encerrándose en su propio mundo, apenas era posible comunicarse con ella cuando la conocí. Era bella y muchos chicos la deseaban, pero a ella la repugnaba cualquier acercamiento por parte del sexo masculino.
´ La conocí al visitar a un amigo en su facultad, me llamo la atención su belleza y su timidez que rayaba en el autismo. Se me informo que no recibiría buena respuesta, por su parte, si trataba de acercarme a ella, pero yo lo hice. Sophie trato de huir pero la cerré el paso, "Solo deseo una sonrisa de esos labios y me iré", la dije y pareció hacerla gracia porque enseguida sus labios se fruncieron en una celestial sonrisa. Cumplí mi palabra y me marche, a mis espaldas escuche "Sophie", me gire y la dije me nombre.
Poco a poco me fui acercando a Sophie, la niña de las lagrimas dulces, pronto me convertí en su amigo (aunque nunca pude saberlo todo de aquella niña de la eterna tristeza). Me enamore de sus melancólicas sonrisas, de sus ojillos de mar, de la dulzura de su rostro, de su melenita de oro, y de esa boca que apenas movía al hablar.
Un día bajo la lluvia la encontré caminando sin paraguas, me acerque y vi que estaba empapada. De pronto hizo algo que nunca hubiera esperado en ella, me abrazo y note que estaba llorando. Aquel día mientras veíamos llover me declaro lo que ocurría en su casa. Me enfurecí y mi furia la asusto, enseguida intente calmarla pero ella me rechazo y salió andando, de nuevo, bajo la lluvia. Se volvió a repetir la situación del día en que nos conocimos, pero esta vez, una vez la había cerrado el paso, no pude evitar besarla. Ella me miraba con terror cuando separe mi boca de la suya. Salió corriendo y nunca jamás volví a verla.
Sophie ha quedado como un fantasma, nadie se acuerda ya apenas de ella porque nunca volvió a la facultad ni a vérsela por ningún sitio. Pero yo se que existió porque aun conservo el candor de sus labios en los míos. A ver Peligro, ¿quién toca ahora?... Ah, si, Michelle.
¿Como explicarlo?, ¿nunca os habéis enamorado del riesgo?, digamos que eso era Michelle: Puro riesgo. Era modelo, cantante, go-go, prostituta, profesora de baile, y todo a la vez (o tal vez no era nada de eso, y todo era una manera suya de jugar con el resto del mundo). Nos presento un amigo, y enseguida quede prendado por aquellos ojos azules y esos labios carnosos.
Ella se auto-invito a montar en mi coche, el cual acababa de comprarme a través de un anuncio en un periódico. Durante el viaje tuve su rubia cabecita entre mis piernas, luego en mi casa consumamos el inicio de nuestra nueva relación.
Pronto me vi metido en su mundo de noches eternas, la vi ejercer cada una de las ocupaciones que antes enumere. Michelle basaba su vida en la búsqueda de su propio placer, era una estética salvaje (Creo que diría el amigo Kierkeggard que tanto amaba Michelle) que solo se preocupaba de succionar hasta el ultimo jugo a la vida. Yo solo era otro vehículo de lograr placer. Debería haberme sentido molesto por esto, pero no fue así, Michelle me abrió los ojos hacia una visión de la vida. Ella me acerco a autores como Kierkeggard o Heiddegger, al mismo tiempo que comencé a comprender el termino existencia (única, libre, que es frente a otras existencias).
Hacíamos el amor como seres salvajes que nunca sabían cuando volverían a hacerlo otra vez, o si volverían a hacerlo.
Un día Michelle decidió que tenia que cambiar de rumbo y, como ya hiciera Daniela, un día se marcho sin avisar, y, para no volver nunca más. Esta vez no dolió porque yo ya era otro, y nos habíamos prohibido amar.
Bueno, viejo D.H., aquí nos encontramos, 4 mujeres que son 4 vidas vividas: La post-adolescente junto a Daniela (que fue bucólica hasta que los sueños (los que nos imponemos) nos separaron), la del fuego en el cuerpo junto a Steff (que fue vibrante hasta que añoramos el amor que nos faltaba), La dulce / espiritual junto a Julie (la que acaba cuando se quiso profundizar en lo carnal), la existencialista salvaje junto a Michelle (que nunca acabo, pues eso significaría renegar del regalo que me dio, me dio unos "nuevos ojos" a través de los cuales ver la vida).
Ahora vuelvo a mirar por la ventana, ya es de noche, y me pregunto donde estarán. Ayer y Hoy se funden en esta noche que ahora observo.
Unas palabras se escuchan a mis espaldas...
Yo fui batería de un grupo punk, fue hace mucho tiempo, rabioso y antisistema. Ahora parece que fue hace siglos pero no es así.