Mirando hacia delante

-Hi, cari

-hola

-Sigues enfadado conmigo?

-Siento haberme puesto tonto estos días, no se, contigo no estaba enfadado

-¿Y hoy?... Jo cari, no quería hacértelo pasar mal, si es una tonteria

-Bueno, lo hecho, hecho esta, pero tranquila que me entregaras a unos vampiros sedientos no es un obstáculo a nuestra relación

-¿Por qué me dejaste una llamada a la 1 y media?

-Por si estabas cabreada aun tu por mi egoísmo, y el asunto con Lety

-Pues en parte si

-Joooooo

-Aquello fue una puñalada trapera, pero bueno, se que eres así y ya esta... o todo o nada... y yo lo quiero todo de ti

-Jooooo

-Jo, no te enfades conmigo, te quiero mucho

Ladybird se acerca y abraza a su amado

-... y eres lo mas importante para mi

-Lo que pasa que yo te dejo libertad a ti, y tu a mi no mucha

Ladybird baja la vista, Doberman se da cuenta que no debió haber dicho eso. Ella le quería mucho, debía agradecerla esa nueva oportunidad.

-cari, yo también te quiero

-¿¿Entonces, no te enfadas??

Él responde a la pregunta con un beso.

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Ladybird pasea de un lado a otro, mira las fotos de la que un día fue "Su Familia".

Yo la observo y por primera vez me doy cuenta que ella sabe lo que hago.

-Te vas a presentar, o vas a seguir escondiéndote tras las sombras

-No... claro

-Se de tus ansias y deseos, y deseo que las satisfagas antes de que reunamos a parlamentar... Ray.

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Lo hace, me entrega una pleyade de jóvenes efebos de no mas de 13 añiros... delgaditos y suaves... muy entregados en satisfacerme y dejarse hacer...

No me doy cuenta de que la noche ha caído... de que mis efebitos no son mas que vampiros bebes... No me doy cuenta hasta que es demasiado tarde...

.... Aquel chulito al que mate, accidentalmente, era de "Su Familia"...

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Ladybird esta sentada en su sillón de terciopelo, sobre su regazo descansa la cabeza de su amado Doberman... Ella escribe un cuento...

Aquella era una noche especial, tenía una cita importante y notaba el cosquilleo en el estómago, ese cosquilleo mezcla de incertidumbre y expectación. Prometía ser la mejor noche que había pasado desde hace tiempo, pensando esto salió del cuarto de baño después de haberse dado una ducha , aún con gotas de agua deslizándose por su cuerpo femenino, y se puso el albornoz mientras luchaba por desenredarse el pelo. El vapor inundaba la estancia pero a ella le reconfortaba, se sentía a gusto consigo misma.

Después de salir del baño se tomó un café, si, tenía que admitirlo era un poco adicta al café pero le daba mucho placer el sentir ese aroma y sabor en su lengua, en sus labios, era muy cremoso. Anduvo hasta la habitación para escoger un vestido que fuese un tanto sugerente, quería estar bella para su cita y llegar a hechizar más a esa otra persona, si es que se podía hechizar aún más. Revolviendo el armario y después de probarse unos cuantos modelos escogió uno, si ese estaría bien, era de color azul su color favorito que le inspiraba añoranza, melancolía pero al mismo tiempo estabilidad y seguridad.

Se asomó a la ventana del cuarto, qué buena noche hacía, una noche de estío en la que soplaba una tenue brisa apenas perceptible y cálida , sin embargo ella sintió frío, un raro escalofrío inundó su ser, se puso a temblar. Ya le había pasado antes eso y sabía lo que era, llegaba a tener raros presentimientos, unas veces se cumplían y otros no. Era algo extraño pero siempre se dejaba guiar por ellos. Esa noche pese a que la atmósfera estaba a su favor presentía algo funesto, una extraña visión pasó por sus ojos como una extraña sombra negra, pero en seguida se esfumó; pensó que eran tonterías y que se pasaba la vida asustándose por cosas que luego seguro no ocurrían.

Se deshizo de esos pensamientos y volvió a sumergirse en la calidez de la noche, había preparado una cena algo romántica , bueno en realidad muy romántica, ella era así pero sabía que a él le gustaba eso y él también lo era, era algo en lo que se compenetraban bastante bien. Fue hacia la habitación y cogió dos velas para ponerlas encima de la mesa y cenar con su luz, mientras lo hacía empezó a recordar vivencias que había tenido con él, había sido lo mejor que le había pasado en mucho tiempo e iba a hacer lo imposible por retenerlo a su lado. Recordaba como él la abrazaba y estrechaba contra su pecho y ella se sentía entonces como una niña protegida contra todo lo malo que se podría encontrar en la vida y, a la vez, tierna, cariñosa , apasionada.... cambiaba radicalmente de un estado a otro y eso le divertía.

Lo había dado todo por aquella persona y no se arrepentía, estaba con

la persona que más amaba pero, al mismo tiempo, era la persona que

más daño podría hacerle, en caso de que le llegase a faltar, no se sentía con fuerzas para enfrentarse sola a la soledad, a la tristeza y al silencio..... Se obligó a abandonar por la fuerza aquellos pensamientos y empezó a poner música de ambiente pensando en momentos mas alegres. Se acordó de las torpezas de él y de su cara de preocupación ante cosas sin importancia que la dejaban realmente asombrada. De repente, sonó el timbre de la puerta, era él, aparecía, como siempre, de improvisto y rápidamente se introdujo en la casa. Se dieron un tímido beso y se acomodó, tras fijarse y agradecer, con un beso en la mejilla, el detalle de haberlo puesto tan arreglado, en la mesa. Ella asintió como si nada pero un rubor empezó a subirle por las mejillas llegando a alterarla. Él empezó sirviendo vino blanco, espumoso y dulzón al paladar, mientras se contaban las vivencias de aquel día que llegaba a su fin.

Tras acabar de cenar ensalzó el vestido que ella llevaba, comentándole lo preciosa que estaba, y agarrándola de la mano la invitó a bailar. El sabor del vino les embriagó, y quisieron embriagarse también con el perfume de sus pieles juntas. Poco a poco la pasión les dominó y al son de la música se unieron en uno solo. Juntos en la cama la noche transcurría entre besos y caricias envolviéndose con el sudor y calor de sus cuerpos; ella no podía dormir muy bien porque le acechaban pesadillas pero gracias a que él la consolaba y la recogía entre sus brazos pudo volver a dormirse. Qué feliz era, quería que el tiempo no parase jamás, él la había dicho que la amaba por encima de todo y que pasaría con ella el resto de su vida, ella con lágrimas en los ojos de felicidad le dijo que también sentía lo mismo......

La luz del amanecer le impactó directamente en sus ojos, se despertó bruscamente pensando en un nuevo día junto con el hombre que más

amaba en el mundo. Lentamente giró la cabeza y se fijó en la silueta que tenía al lado. Lo encontró algo raro, dormido de costado en extraña forma. De repente su corazón le empezó a latir más deprisa y, recordando aquél presentimiento, se incorporó rauda y giró el cuerpo inerte que yacía a su lado, no pudo retener un grito de dolor. Se le había partido el corazón, lágrimas de desconsuelo le resbalaban por las mejillas.....le observó durante unos minutos, que raro era, era como si estuviese durmiendo con los ojos cerrados pero una sonrisa se dibujaba en su cara, aún sin vida seguía estando guapo. Intentó reanimarle pero no obtuvo resultado. Una vez más sus presentimientos se hacían realidad, ¿por qué? ¿por qué....?.....toda la felicidad , todo el amor que había sentido en esta vida se esfumaban con él, cómo podía cambiar la vida en una sola noche, en esa noche. Cada beso, cada verso escrito, cada palabra quedaban enterradas con él. Parte de ella se había ido y la otra parte no tenía fuerzas para luchar, su corazón se había parado en aquella noche y con él el suyo.

Después de unos días le entregaron sus cenizas, y decidió cumplir el ultimo de los deseos de él: quería que las arrojaran al mar. Con ellas en la mano se dirigió hacia un acantilado, pensar que llevaba ahí su cuerpo, que no le podía acariciar más, ni besar.... Se torturaba internamente y sabía que sólo había una solución para poner fin a su desdicha, sí una única solución... Se sitúo en lo alto del acantilado para arrojar las cenizas, depositó un último beso en la urna y la tiró al mar........

Lo último que volvió a verse de ella era su larga cabellera azabache mezclada entre la espuma, y el oleaje, que chocaba contra las rocas donde finalmente se unió con él.

Ladybird.