miprimita.com

Mis hermanos se apostaron mi virginidad

en Amor filial

MIS HERMANOS SE APOSTARON MI VIRGINIDAD

Unos años atrás, cuando apenas mi cuerpo se transformaba en el de una mujer.

Sin darme cuenta, mis formas pasaron de ser las de una niñita sin ninguna curva, al de una hembra de formas bien definidas.

Mis senos estaban en su máximo esplendor, grandes y firmes, mis nalgas se apreciaban duras y respingadas, por lo que debido al coqueteo natural femenino, comencé a vestir Más provocativa.

Mi guardarropa se encontraba en su mayoría conformado por pequeños vestidos muy vaporosos y delgados, minifaldas de todo tipo de materiales, shorts tipo ciclista y mallones de licra entallados, tops y Playeras de moda, etc.

Mis pantaletas eran las típicas de algodón, no muy grandes, pero tampoco pequeñas, alcanzaba a abarcar media parte de mis nalgas, pero quería vestir y sentirme más sexy, por lo que, a escondidas de mis padres, adquirí algunas tangas, ya que para ellos no tenia la suficiente edad (16) Para ese tipo de prendas, pero aun así las compre.

Con ciertas prendas la tanga se llegaba a notar, por lo delgado o entallado de mi ropa, cosa que llamaba la atención de varios hombres cuando caminaba por las calles, así como mi cuerpo bien formado de adolescente y mi cara de niña.

Con mi familia siempre tuve una excelente comunicación, por lo que me llevo a la perfección con mis hermanos, los cuales solo me llevan un par de años, siempre jugábamos y nos platicábamos casi todo.

Así que no me daba pena andar ligera de ropas frente a ellos.

Sin embrago, el cambio de mi cuerpo provoco lo que a continuación les contare:

Cierta mañana me levante, con un pequeño camisón que apenas me cubre las nalgas, ya que es demasiado pequeño, debajo llevaba una tanguita color carne de satín transparente, esa mañana me desperté con algo de hambre, por lo que, aprovechando que era muy temprano y que mi familia estaba todavía en cama, baje tal como tal y como me encontraba.

Estaba de puntitas buscando comida sobre el refrigerador y, en cierto momento me sentí observada y pude ver a Roberto, uno de mis hermanos, estaba parado en la puerta con una cara que reflejaba un asombro tremendo, supongo que por el hecho de verme vestida con ese atuendo.

Algo apenada, solo atine a decir que buscaba algo de comer, pero que no alcanzaba a ver bien sobre el refri, entonces Roberto se ofreció a ver por mi, ya que es mas alto que yo, solo que no me dio tiempo de retirarme del refrigerador y quede aprisionada entre este y mi hermano.

Roberto repego su miembro directamente sobre mis nalgas y como yo vestía mi delgado y pequeño camisón y Roberto solo llevaba su pantalón de dormir, pude sentir su endurecido falo en mi culo, no me permitía retirarme, ya que me sostuvo con la mano por la cintura.

 

Clarito percibí que frotaba lentamente su verga en mi trasero, tardándose más de lo normal en buscar sobre el refrigerador, -supongo que para prolongar la fricción en mis duras nalguitas, por un momento pensé que eran figuraciones mías, por lo que no mencione nada al respecto.

Después de unos termino por darme un plátano y preguntándome si no quería algo mas, a lo que le dije que con el plátano era suficiente hasta que mi mama preparara el desayuno, me retire algo turbada por la situación, pero una vez en mi cuarto..

Me di cuenta de que me había excitado! Aquel encuentro con mi hermano y que me mariposeaba el corazón de imaginar su pené hinchado bajo el pantalón.

Mas tarde baje, ya bañada y vestida con un trajecito rosa claro de licra, pero el pantaloncito solo me llegaba hasta medio muslo, los tirantes se prolongaban desde la parte baja de la prenda, por lo que el conjunto se me metía dentro de las hendiduras del cuerpo, delineando toda la forma del pubis y, por el color de la ropa, mi tanga se notaba casi a la perfección bajo la entallada prenda.

Al bajar me encontré en las escaleras a mis padres, los cuales iban de salida porque tenían que llevar unas cosas a unos tíos, iban a estar fuera casi todo el día, así que mi madre antes de salir me dijo que en comedor estaba servido todo y que mis hermanos ya estaban desayunando.

Me dirigí a donde estaban ellos y de inmediato pude observar que me miraban como estudiándome detenidamente, algo extrañada me comencé a servir el desayuno, quede de espaldas a ellos, dándoles una perfecta visión de mis nalgas, ya que mi trajecito estaba completamente metido entre mi carnoso culo.

En un momento dado Roberto se paro y sin más, me palpo el trasero descaradamente al tiempo que le hablaba a mi hermano Rubén.

- Mira que nalguitas esta echando nuestra hermana, quien pensaría que hace unos meses tenia el culo más flaco del mundo-

Su manoseo y sus palabras, lejos de enfadarme, me producían cierto acaloramiento, ya que nunca antes ningún hombre me había hablado ni tocado de esa manera, incluso me sentía halagada con sus manoseos, por lo que yo solo les sonreía y les decía que no fueran maloras conmigo.

La obvia aceptación de mi parte a los manoseos de mi hermano provoco que estos fueran mas atrevidos, palpando completamente todo lo ancho y largo de mi trasero, tomando especial interés en el canal central de mis nalgas y la parte baja de ellas, donde terminan y comienzan las piernas, llegando en dado momento a meter sus dedos entre la rajada que conduce al ano, en acto reflejo apreté mis carnes aprisionando sus dedos en el caliente canal, entonces mi hermano me toco a conciencia percatándose de mi delgada tanga.

- Pero mira la pequeña ya porta ropas de mujer y vaya que sabe llevarlas!

Sus dedos recorrían mi trasero delineando el elástico de mi tanga, para entonces yo tenia las piernas y brazos como de trapo, las fuerzas me abandonaban y termine por dejar mi desayuno sobre la estufa, para abrir levemente las piernas parando lo mas posible las nalgas, facilitando aquel manoseo que me estaba volviendo loca.

Roberto coloco su mano en la parte baja de mis nalgas para deslizarla hacia adelante entre mis piernas, apoderándose desde atrás de mi delicado sexo, luego deslizo un dedo en mis labios vaginales, los cuales se encontraban separados por la tela de mi tanga, que se encajaba en la raja frontal.

Comencé a sentirme rara y claramente percibí como se humedecía mi panochita.

En ese momento Roberto dejo de tocar mi sexo para pegarse completamente a mi espalda, coloco su duro pené en contra de mi culo y paso las manos hacia adelante apoderándose de mis senos, apretándolos y robándolos de forma enloquecedora y sin soltarme me jalo rumbo a la mesa donde se encontraba mi otro hermano y me hizo inclinarme sobre la mesa.

En ese momento me percate de que Rubén se frotaba el pené que ya tenia fuera del pantalón, supongo que excitado por la escena que Roberto y yo le estábamos brindando.

Fue increíble ver la tremenda verga de Rubén crecer entre sus manos mientras veía como mirada lubrica el cachondo espectáculo que se presentaba sin tapujos y con infinito descaro ante sus ojos, ya que Roberto al ver que nuestro hermano participaba y aprobaba aquellos sucesos lo animo.

- Eso Rubén, chaqueteate a gusto, mientras le enseño a la nena como se portan las golfitas, así no tendrá hombres insatisfechos.

- SI, méteme la mano para que sepa lo que es un macho-

- Si, si manoséame hazme sentir como a una verdadera mujer.

- caramba, ósea que nunca has probado una verga, verdad?

-No nunca.

-pues ahorita vas a probar la mía y luego la de Rubén, cachorrita.

-si, si métanmela.

-vaya, salió caliente la niña pues vamos a bajarle los calzones.

De inmediato Rubén se paro de la silla, se dirigió hacia nosotros y mientras él me despojaba de la parte superior de mi trajecito y se metía mis pechos a la boca, Roberto se apodero de mi tanga y me la bajo hasta el piso, en tanto que se ponía de rodillas y chupaba mi pepita, introduciendo la lengua lo mas que podía, abrí las piernas al máximo por lo que mi hermano metió la cabeza debajo de la vagina y me lamió todo el canal desde el clítoris hasta el ano.

Rubén por su parte no perdió la oportunidad de apretar mis nalgas, morder mis pezones y besar mis labios.

Me sentía fuera de este mundo cuando pude sentir que Rubén deslizaba un dedo por mi pepita, mismo que en un punto dado se encontraba con la lengua de Roberto y ambos jugueteaban, así estuvieron un rato.

Mas tarde me hicieron inclinarme al máximo y mientras le chupaba la verga a uno, sintiendo que me revolcaba de deseo el otro se daba gusto con mis nalgas y mí rajada y nuevamente a cambiar de lugar.

- esta muchachita resulto toda una perrita verdad Rubén?

- si, va a ser muy felices a todos los cabrones que se meta entre las nalgas.

- Pero quien mejor que nosotros para enseñarle como gozar a un macho y cogersela primero?

Hubo un momento de silencio, cruzamos miradas interrogantes, deseosas y llenas de una lujuria incontenible ante la deliciosa idea del incesto.

-que dices Roberto, se la metemos?

-pues ella es la que lo esta pidiendo, o no?

- SI, SI métanmelo.

Todavía hubo una pausa y de repente, ambos acordaron que querían contemplarme excitándolos, mientras se preparaban para ser el primero en penetrarme.

Con solo ver ambos miembros babeando en la punta, sentí correr entre mis piernas un hilillo de liquido caliente y de peculiar aroma, mientras trataba de controlar las punzadas de mi panochita, que ya me dolía de deseo, así que, como toda una experta comencé a bailar y a moverme cual puta de table dance ante sus ojos, tome una silla en la que subí las piernas alternadamente, dejándoles ver todo lo que iban a disfrutar, me sobaba las nalgas, los pezones y la vagina, mordía mis labios y pellizcaba mis pezones al tiempo que realizaba un baile exótico y lleno de lujuria virginal.

- así mamita, se me hace que te voy a padrotear.

- si enséñanos tu verijita nueva corazón.

Con el miembro mas duro que una roca y los huevos llenos de leche espesa y caliente, mis hermanos ya no pudieron resistir mas, intercambiaron miradas y se levantaron al mismo tiempo sin soltar su respectiva verga que apuntaba hacia mi rosada hendidura.

-ven, te voy a coger.

-No, yo me la voy a echar primero yo.

- tu porque? El que descubrió sus ricuras fui yo.

-No importa, yo soy el mayor.

Aquello se estaba tornando en una discusión sin sentido, y al verlos encendidos de lujuria, coraje y ansiedad por estrenarme, se me ocurrió una idea:

-No se peleen, se trata de disfrutarlo, no? Recuerden que tengo 2 hoyitos.

-tienes razón, pero... a ver, Roberto vamos a echar un volado, el que pierda se la coge por atrás.

-órale.

-pide Rubén.

-águila.

Nunca supimos de donde salió la moneda, el caso es que en un par de segundos, la suerte estaba en el aire:

-cayo águila, maldita sea perdí!

-porque, Roberto dijo que el que perdiera me cogería por el culo y tu ganaste.

-No perdí, porque yo prefiero cogerte por detrás.

-Perfecto, entonces nadie perdió, porque yo si quería el quintito delantero.

-Aquí la que quiere perder soy yo... pero la virginidad de ambos lados.

Como un trío de chiquillos felices, subimos corriendo a la recamara que ambos compartían, juntaron el par de camas individuales y nos echamos uno encima de otro, de manera que formamos un delicioso sándwich sexual. Roberto debajo de mí, Rubén encima y yo en medio.

Los tres acordamos que seria al mismo tiempo por mis dos hoyitos, así que prepararon sus palos, afinaron puntería y yo sentí abrirse mis pliegues hasta casi desgarrarme, me puse tensa, mientras ellos jadeaban sin poder creerlo aun, sentí un dolor inmenso en ambos lados que eran penetrados, pero el goce de aquella experiencia era superior y acabe disfrutándolo.

Finalmente mis pliegues cedieron y en un momento me sentí, traspasada por ambos lados, entonces acompasamos los movimientos de tal manera que él mete y saca fue delicioso para los tres, y como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, empezamos a acelerar los movimientos, mientras nos mordíamos, arañábamos y manoseábamos todo lo que pudimos, hasta que, al unísono lanzamos un grito de placer que anuncio la llegada del tremendo orgasmo compartido.

Desde entones, no me interesa probar el sexo con ningún hombre, ni a ellos con otra chica.

Pues entre los 3 armamos tremendas orgías, cada vez que mis padres no están, claro, practicamos el sexo seguro, para evitar algún embarazo pues, estamos convencidos de que nacimos para amarnos.