miprimita.com

El fetichismo de Joana

en Fetichismo

SESIÓN FOTOGRÁFICA FETICHISMO PIES

Aquella mañana estaba muy nervioso y excitado. Había quedado a través de un chat con Joana, una chica inglesa, para realizar una sesión de fotos sobre el fetichismo del pie. Le comenté que quería comenzar una página web y ella accedió con la condición que sólo fotografiaría sus pies.

La estaba esperando en mi oficina con un arsenal de complementos para sus pies. Unas mules súper sexys, medias de rejilla, negras, transparentes, una pulsera para el tobillo, etc. Lo tenía todo controlado. Todo menos a ella, sólo había visto fotos de sus pies.

Llamó a la puerta y me apresuré a abrir. Ahí estaba Joana, con unas zapatillas chinas, una falda tejana corta, un top de tirantes que me hacían suponer que no llevaba sujetadores por la prominencia de sus pezones. Y esa cara de chica que sabe lo que quiere, ojos azules y cabello rubio cortita, como despeinado.

La invité a pasar. Ella accedió, dejó un pequeño bolso encima de la mesa y se sentó en una silla delante del ordenador como le indiqué.

Habíamos quedado en que primero le enseñaría algunas fotos del estilo que quería realizar con ella. Busque las mejores de mi colección, tacones, pies arqueados, medias sobre los dedos, etc.

Me gustan – me dijo.

¿Estas nerviosa? – Pregunté.

Ahora no, te imaginaba más mayor…

Entonces, ¿te gustaría que te hiciese fotografías a tus pies?

Son todo tuyos…

Le ofrecí para comenzar unas mules con tacón de madera. Se las puso y con sólo oír el sonido de la madera replicando el suelo, me comenzó a venir una erección. Me arrodillé y muy cerca de sus pies le iba indicando como debía ponerlos. Ella sabía que me estaba excitando y eso hacía que a ella le ocurriera lo mismo.

Después de unas cuantas fotos le ofrecí las medias transparentes, y le propuse que se las pusiera con las zapatillas chinas que ella había traído. Accedió. La hice sentar sobre la mesa y que jugara con las zapatillas, como si estuvieran a punto de caer. Ella se lo estaba pasando muy bien.

¿Desde cuando te gustan los pies de las mujeres? – Me dijo.

Creo que desde siempre…

¿Te gustan los míos?

Son preciosos… - Mi verga explotaba en el pantalón.

¿Te gustaría chuparlos?

Si me dejaras lo haría…

Me gustaría que los atases como en una fotografía que he visto antes.

Me incorporé, dejé la cámara y con la ayuda de las medias negras le até los pies por los tobillos.

Me pone cachonda que me aten… ¿Te gustaría rozarte con mis pies?

Si… - Ella ya había visto mi polla dura dentro de mi pantalón.

No sabía si me ponía más cachondo la situación de tener una mujer atada, o que encima le gustara, o ese acento extranjero ofreciéndome sus pies. Me saqué la verga y comencé a frotarla entre sus pies.

Ata tu polla a mis pies…

Joana estaba cachondisima, con una mano disimulando un poco parecía que quería tocarse. Con mi polla entre sus pies, cogí las medias de rejilla y me até a ellos, ahora estaba con los pantalones bajados, con sus pies en posición de masturbarme y con las medias presionando mi culo hacia ella. Joana tenía todo el poder. Comenzó a tocarse, y con cada gemido un movimiento de atrás hacia delante hacía que embistiera con sus pies mi polla. Yo veía como se tocaba y quería participar pero no me dejaba. Tampoco me podía separar a causa de las medias de rejilla. Su excitación iba en aumento, y sus embestidas a mi verga también. Yo estaba a punto de explotar, pero ella lo hizo antes. Se corrió con u grito de placer y estirando sus pies izo que mi polla quedara completamente descapillada. Aguantó así unos segundos, los suficientes para que mi leche saliera con una fuerte presión y fuera a parar entre sus piernas. Al fin su presión cedió y pude incorporarme hacia ella y darle un beso en el cuello. Nos desatamos. Joana me miró fijamente, con mi leche en sus piernas.

Ha sido increíble… Me gustaría hacerlo otra vez…

A mi también, la semana que viene si quieres…

Si…

Se calzó las mules de suela de madera, y después de limpiarse mi leche salió de la oficina moviendo el culo. Pensé que la próxima vez no podía dejar escapar ese fenomenal trasero.