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Los pies de Carlota y una película fetichista (1)

en Fetichismo

Aquella tarde se abrió un nuevo mundo para mí. Estábamos mi amigo Carlos y yo tomando unas cervezas en un bar del centro. Hacía calor y la terraza estaba llena. Se sentaron en la mesa de al lado unas chicas, rápidamente los dos las miramos, eran muy guapas y con unos buenos cuerpazos, diría que eran rusas, pero lo que más me llamó la atención fueron las increíbles piernas y los preciosos pies que tenían, y como los llevaban adornados con pulseras en los tobillos y vestidos con mules de tacón alto. Entonces fue cuando la conversación comenzó. Mi amigo me comentó que le había comprado unas mules parecidas a su mujer y que le habían costado una pasta. Yo intenté hacerme el gracioso y le espeté que si era él quien le compraba el calzado a ella. Carlos ni siquiera dudó al afirmar que sí, que a él le encantaba ir a comprar zapatos y sandalias para Carlota. Es más, se declaró fetichista de los pies y el calzado. Yo me quedé asombrado, toda la vida con él y ni siquiera lo había notado. Entonces siguió contándome que Carlota era una gran fetichista, que le encantaba que le comieran los pies, que ahí estaba su punto G. Carlos me explicó con pelos y señales como se corría su mujer cuando él le mordía los dedos de los pies suavemente. Mi polla comenzaba a ponerse juguetona, tanto por el relato de mi amigo como por la visión de las mules de las rusas.

- Además, - prosiguió Carlos- También sé que eres fetichista…

Mi polla bajó a los mínimos.

- Carlota y yo lo hemos comentado muchas veces, ella se fija en como le miras siempre los pies, y yo siéndolo sé reconocer a los míos….

- Lo siento, no quería incomodar a tu mujer…

- ¡Que va! ¡No sabes la de veces que se ha puesto cachonda contigo cuando has estado en casa!

- Joder, dicho así parecemos amantes…

- De hecho, eso te quería comentar… ¿Qué te parecería comerte los pies de Carlota?¿Te gustaría?

- Pero Carlos, es tu mujer…

- Y tu mi mejor amigo, verás, se nos ha ocurrido grabar una peli fetichista casera para un foro donde estamos inscritos, y pensamos que mientras yo grabo tú podrías actuar con ella…

- Hostia, ¿Y por qué no lo hacemos al revés?

- Por qué la peli la hago yo según mis gustos y quiero grabar yo, además me pone cantidad de cachondo verla con otro tío… Venga joder, que no tienes pareja y nosotros nos morimos de ganas por que aceptes…

- Vale…

- La haremos este fin de semana en el apartamento, saldremos el viernes por la noche y hasta el domingo tendremos tiempo de hacer la peli… Ah! Nada de follartela ¿eh? Sólo pies…

- Tú eres el director…

Me había olvidado por completo de las rusas, sólo podía pensar en Carlota, una mujer de 40 años, morena, con la piel canela, unas buenas tetas, un culo durísimo y unas piernas muy bien torneadas, además de unos pies preciosos siempre muy bien cuidados… Ahora entiendo por qué.

Llegó el tan ansiado viernes, me pasaron a buscar por casa, el coche era un todoterreno, Carlos me cogió las maletas y las colocó en el maletero, mientras me acerqué a la ventanilla y le dí dos besos a Carlota que para variar estaba increíble. Ella sonrió y levantó una pierna para mostrarme las mules de madera con una fina tirita negra que las adornaba. Le comenté que eran preciosas y subí a la parte posterior del coche. Carlos arrancó y comenzó el viaje hacia el apartamento. Durante todo el viaje sólo hablamos de cosas banales, yo observaba desde mi posición las piernas de Carlota y mi excitación crecía cada vez que las cruzaba y podía ver como la mule colgaba de su pie sin llegar nunca a caer. Después de la hora y media de viaje puedo asegurar que mis calzoncillos estaban mojados.

Llegamos al apartamento y rápidamente entramos las cosas, Carlos estaba más preocupado por la cámara que por las maletas. El apartamento tenía una sola habitación, por lo que a mi me tocaba dormir en el sofá del comedor. No había pasado ni media hora que Carlos ya quería comenzar a grabar.

- Venga, Carlota vístete rápido y hacemos un par de tomas… Y tú despelótate…

- ¿Qué me desnude?

- Claro, a Carlota le gusta que le coma los pies un tío en pelotas…

- Ya, pero no sé, me da vergüenza, es tu mujer…

- No es mi mujer ahora, sólo una actriz, y tu un actor…

Salió Carlota de la habitación con un simple vestido de tirantes que apenas podía contener las redondas tetas, y no tapaba más debajo de la ingle. Se había puesto una pulsera en el tobillo y calzaba unos zapatos rojos de tacón altísimo muy escotados que dejaban ver la terminación de sus dedos.

- Vamos, no pasa nada, tú tranquilo, sólo es un juego… - Me calmó la bella mujer.

Accedí y me desnude allí mismo, mientras Carlos filmaba planos de los pies de su mujer descalzándose y volviéndose a calzar. Mi verga estaba a punto de alzarse hacia el cielo y Carlota se dio cuenta enseguida.

- Vaya, vaya, verdaderamente sí que eres un buen fetichista…

Me ruboricé, había confianza, pero no tanta como para que la mujer de mi mejor amigo a la que conocía desde hacía unos doce años me viera en pelotas y empalmado. Carlos rápidamente reaccionó y comenzó a dar directrices.

- Si es que estás muy buena Carlota – le dijo- Venga, como veo que no vas a aguantar mucho, la idea es que te corras dentro del zapato, ella te tocará un poco con sus pies y tu mientras te haces una paja y te corres dentro, luego se lo pones lentamente. Carlota tu también te tocas un poco.

Hicimos lo que Carlos nos dijo, le descalcé un pie, ella lo acercó hasta mi cara, tímidamente saqué la lengua e intenté tocarlo con ella, Carlota lo acercó un poco más hasta hacer entrar su dedo gordo en mi boca, mi polla estaba dura como un canto, Carlos filmaba toda la escena y en su pantalón se apreciaba un bulto que dejaba claro que se lo estaba pasando en grande. Carlota subió el pie y lamí toda su planta, suave, tersa, aterciopelada. Comencé a tocarme lentamente, si lo hiciera rápido me correría en ese momento, y no quería quedar como un “leche rápida” ante mis amigos. Carlota subió su vestido y me mostró su coño rasurado, estaba mojada, sus labios brillaban por la excitación, rojos, hinchados, abiertos. Comenzó a tocarse. Gemía. Me puse de pie, mi mano aceleraba el bombeo, Carlota no sacaba la vista de mi polla, mientras con los pies me acariciaba parte del tronco y entre las piernas. Con la mano izquierda yo sujetaba el zapato por el tacón, mientras con la derecha me pajeaba e intentaba apuntar al interior. Mis piernas se endurecieron, mis pies se irguieron casi en cuclillas, Carlota susurro alguna cosa, Carlos subió su cámara hasta mi nabo y mi leche salió con una presión descomunal. El primer chorro se me escapó y fue a parar directamente a Carlota, los otros entraron perfectamente en el zapato. Cuando terminó mi orgasmo, estaba destrozado y sudoroso, Carlos me indicó que debía seguir con la escena, me arrodillé y coloqué suavemente el zapato en el pie de Carlota, ella se levantó y caminó hacia la habitación pisando mi leche a cada paso que daba. Carlos gritó un corten.

Carlota volvió corriendo aplaudiendo y felicitándome. Aún conservaba restos de mi leche en sus tetas. Carlos también estaba feliz. Yo estaba descolocado.

- A quedado de puta madre, vaya chorro que has soltado… - me dijo Carlos.

- Espero que no se me vea la cara – dije yo.

- Que mas da, si no te va a conocer nadie. – soltó Carlota.

- Vale, ducharos que nos vamos a cenar y luego seguimos, ¿te gustan las medias Carlos?

- Mucho

- Carlota, ponte medias, quiero otro chorro así para la siguiente escena…

Mi polla ya comenzaba a estar juguetona. Me duché, me vestí y mientras esperaba a que salieran de la habitación no pude dejar de ver por el resquicio que dejaba la puerta entreabierta a Carlota de rodillas comiéndole la polla a su marido mientras este la gravaba con la cámara. Esa noche creo que me iba a gustar.