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Tarde de lujuría fetichista

en Fetichismo

TARDE DE LUJURIA FETICHISTA

Eran las cuatro de la tarde, estaba a punto de llegar a casa de Sara, una mujer de 40 años con la que había comenzado una relación de carácter fetichista. Después del primer encuentro en el que acabé corriéndome en sus sandalias vinieron más, pero esta tarde me había prometido que sería diferente.

Llamé a la puerta y me extrañó verla sin sus típicos tacones. Llevaba una bata de estar por casa y unas zapatillas de felpa, dejando sus talones al descubierto. Su sonrisa, como siempre sexy y encantadora. Me invitó a pasar y la acompañé hasta el salón.

Hoy me apetece una cosa nueva. Desnúdate y siéntate en la silla – Me dijo, nunca era tan directa. Asumí el rol que quería e hice lo que me había dicho.

Una vez desnudo y sentado, Sara se me acercó por detrás y llevó mis muñecas hacia ella. Me puse un poco nervioso cuando noté unas esposas que no me dejaban mover los brazos.

Tranquilo – Me susurro al oído- no quiero que te toques todavía.

Después de esto me ató los tobillos a sendas patas de la silla. Mientras me ataba el último tobillo acercó sus labios a mi pene y lo besó. Fue un simple beso, pero suficiente para que mi excitación comenzará a notarse.

Sara se sentó en el enorme sillón que había, abrió sus piernas y levantó levemente su bata para que pudiera ver su coñito rasurado.

Hoy no estamos solos, ha venido Monique una chica belga con la que juego a menudo – Me dijo.

Cuando terminó la frase apareció bajando las escaleras del piso superior Monique, una chica de 30 años con un cuerpo escultural, ojos azules, una larga melena rizada pelirroja y unas piernas y pies de infarto. Estaba completamente desnuda excepto por los pantys que le llegaban a la cintura y unas impresionantes sandalias de tacón. Su coñito estaba rasurado, dejando un hilito de vello sobre su monte de Venus como para marcar el camino a seguir.

Monique se quedó de pie enfrente de mí, Sara le indicó que se quitara las medias, Monique accedió sin dudar. Mi polla se endurecía por momentos, tenía muchísimas ganas de tocarme y dejar salir toda mi leche. Cuando se acabó de quitar las medias, Sara le indicó que se pusiera a cuatro patas delante de mí y que me ofreciera su conejito y su culo. Monique le hizo caso y comenzó a mover la pelvis, lo que hizo que mi verga estuviera a punto de explotar. Sara cogió las medias de Monique y se acercó a mí. Me las pasó por la cara y por el pecho suavemente. Enseguida se arrodilló y metió mi verga dentro de las medias, simplemente el tacto del nylon ya estaba a punto de provocarme la eyaculación. Agarró con fuerza mi polla y la sacudió dentro de la media.

¿Te gustaría entrar en su culo? – Al decir esto, no me pude reprimir y con un fuerte gemido expulse una cantidad considerable de leche que traspaso el nylon y manchó la mano de Sara. Me quedé exhausto. Monique seguía ofreciéndome su culo. Mi erección bajo a los pocos segundos. Sara me desató.

Necesitaba que te corrieras antes del segundo paso. – Me dijo Sara. Yo estaba muy intrigado con eso de que aún había más.

Sara le indicó a Monique que rellenara su ano con un tubo de lubricante. Sumisa como pocas asintió he hizo lo que le ordenaron. Yo estaba de pie junto a ella y la ayude, penetrándola con un dedo primero y con dos después, me sorprendía la capacidad que tenía para dilatar. A los pocos segundos mi polla comenzaba a querer jugar de nuevo. Sara le indicó a Monique que se descalzara, y cogiera unos pantys que había sobre el sillón. Eran transparentes y sin costuras, prácticamente invisibles. Le indicó a Monique que se los pusiera, a lo que accedió como siempre. Entonces, me indicó que le bajara los pantys hasta la punta de los pies, lo hice intrigado y excitado no sabía que adonde quería ir a parar. Cuando las medias ya estaban en los pies de Monique le indicó que se pusiera de puntitas, dejando espacio entre sus talones y la parte inferior de las medias. Me indicó que colocara mis pies debajo de los de Monique. Cuando ya los tenía donde Sara quería, se acercó y comenzó a subir las medias dejándonos a Monique y mi dentro de ellas prácticamente sin poder movernos. Mi polla estaba que reventaba. Nos hizo tumbarnos en el suelo de lado, y me ayudo con su mano a entrar mi dura verga en el culo de Monique, que soltó un pequeño gemido. Sara nos junto hasta que mi polla entro prácticamente toda dentro de Monique. Entonces, se sentó en el sillón y nos ofreció uno de sus pies para cada uno que comenzamos a lamer inmediatamente. Sara se masturbaba, mientras Monique notaba mi polla dentro de su culo sin poder hacer nada para remediarlo. Yo intentaba bombear dentro de Monique, pero estaba tan adentro y la presión de pantys era tan fuerte con dos cuerpos en su interior que no podía moverme. Lamía y besaba los pies de Sara que estaba a punto de correrse viéndonos a los dos en el suelo adorando sus plantas y dedos. Sara con un movimiento brusco se corrió, Monique y yo seguimos lamiendo sus pies durante unos segundos, hasta que Sara se repuso y se acercó a nosotros.

Rompió las medias a la altura del culo y mi polla y con los dedos índice y pulgar rodeo la base de mi verga, lo poco que quedaba fuera de Monique. Comenzó un masaje frenético que me hizo explotar como nunca, Monique gritaba de placer al notar como un fuerte chorro de leche la rellenaba por dentro, Sara había comenzado a masajearle el clítoris. De su culo salían pequeños chorros de leche que no le cabían a causa de mi polla. Monique se corrió con un fuerte grito y con espasmo que rompió definitivamente las medias que nos encadenaban. Nos quedamos los tres en el suelo besándonos durante unos minutos.

- ¿Os apetecería repetir otro día? Aún me quedan muchos juegos por probar. – Nos dijo Sara.