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Un espectador de excepción

en No Consentido

Como cada noche, Tania se asoma a la webcam para ofrecer un show en vivo de lo más erótico. Su joven y bien proporcionado cuerpo hace las delicias de todos cuantos se conectan a su página web. Y no es para menos, su tipazo es de infarto y también multiplica los efectos una vestimenta de lo más sugerente: Body sexy de color rojo, que con unas copas eleva sus pechos más de lo normal y que se ajusta a su cintura de avispa, unas piernas embutidas en medias de rejilla, un culito respingón enfundado en un leve tanga igualmente rojo y zapatos de plataforma, para darle más erotismo al asunto. Y luego, claro está, el arte para despojarse de todo ello...

Las visitas se multiplican cada día y hoy no va a ser la excepción. De vez en cuando Tania acude al teclado a contestar algunos de los mensajes más simpáticos, atrevidos, originales... y después vuelve al centro de su habitación para seguir bailando al ritmo de la música con toda la sensualidad. Se acaricia entre las piernas, se muerde los labios, se soba suavemente los pechos, todo sin dejar de danzar provocativamente.

Sin embargo, esta noche Tania no sabe que tiene un espectador de excepción que la observa escondido tras la puerta de su habitación. Es su hermano Hugo. Ella, totalmente desinhibida y desconocedora de ese punto estratégico de observación, desde donde la espían y continúa bailando sensualmente como siempre ante sus incondicionales internautas sedientos.

La puerta se abre y Hugo se adentra en el mundo prohibido de Tania, rompiendo la más escondida de sus intimidades y el mayor de sus secretos. Invade su territorio vedado. Ella se gira sorprendida.

    - ¿Qué haces aquí? - pregunta asustada, escondiéndose tras un pequeño cojín que difícilmente oculta nada de su reducido body.

    - Nada hermanita - contesta sonriente su hermano acercándose hasta la webcam y desconectándola- yo también quiero participar del festín.

    - ¿Qué dices?, ¿Cuánto tiempo llevas ahí? - dice ella alterada ante la presencia incómoda de su hermano mirón.

    - Pues llevo un rato observando y vengo a por mi premio.

    - Pero ¿qué dices?

    - Que quiero ser tu invitado de honor en este show, hace tiempo que te sigo y pago por verte cada noche... ya va siendo hora de que me des mi merecida recompensa a un precio de familia, por supuesto.

Tania no parece creerse lo que está oyendo.

    - Vete a la mierda Hugo y sal de aquí inmediatamente. - le repite ella con furia y con toda la convicción posible en su papel de hermana mayor.

    - Ah vale, a lo mejor te gustaría más que viniera papá al espectáculo. - añade él con una sonrisa guasona.

Todo parece dar vueltas en la cabeza de la chica, que queriendo desaparecer, no sabe por donde poder salir de ese embrollo, sin que se monte ningún espectáculo. Lo primero que se le ocurre es ofrecer una alternativa a su acosador. Abre su bolso y busca en su cartera unos cuantos billetes que los extiende hacia él, pero este no parece estar por la labor y niega con la cabeza. Para colmo, ha sacado su polla por encima de sus bermudas y completamente empalmado se pajea ante ella con un descaro absoluto, como nunca antes se le había visto.

    - Hugo, ¿qué haces? No seas idiota y sal de mi cuarto... ¡pero ya! - repite indignada pero sin poder remediar que sus ojos se dirijan al instrumento que mueve el chico arriba y abajo.

    - Vamos hermanita, lo haces todas las noches... dedícame hoy un privado especial, no te hagas ahora la estrecha.

    - Pero ¿De que coño vas tío? Soy tu hermana. Guárdate eso, por favor, si no quieres que la líe. - Insiste ella señalando el miembro que parece crecer por momentos bajo la mano de él.

    - ¿Liarla? ¿Con papá? ¿Decirle que desde hace meses te desnudas y te masturbas para miles de tíos por la red? ¿Qué estás cobrando como una vulgar puta por ello? ¿Qué te despelotas con descaro y te metes un consolador en el coño ante mogollón de gente?

Su ironía ya no es tal, sino una amenaza a todas luces... más que explícita, no es socarrona, es desgraciada y dolorosa para Tania que ya no sabe por donde salir de todo ese lío.

    - Papá no creo que se tragara nada eso... - contesta la chica casi en un susurro intentando convencerse a si misma.

    - Quizás sí, cuando le enseñe mis grabaciones. - añade sonriente Hugo.

"Hijodelagranputa" Es la primera palabra que cruza por la cabeza de ella. Recapacita durante unos segundos... los suficientes para darse cuenta que no existe ninguna evasiva, que está totalmente en las manos de su hermano y que el hecho de que su padre pudiera enterarse es más que una catástrofe.

    - ¿Qué es lo que quieres Hugo? ¿Más dinero? - Insiste.

    - No quiero pasta hermanita, quiero que me hagas un trabajito especial, sin cobrar, claro.

    - Pero... somos hermanos.

    - Por eso quiero que sea gratis, entrada VIP, digamos... jeje...

    - No me puedo desnudar delante de ti, Hugo, compréndelo - adujo Tania con pena.

    - ¿Cómo que no? ¿No lo haces ante miles de tíos que no conoces de nada cada noche?

A continuación es Hugo el que se quita la camiseta y sus bermudas, mostrando con naturalidad desafiante su desnudez y su ya descomunal erección. Los ojos de ella parecen salirse de las órbitas. El cuerpo del chico es precioso ante su vista, es todo un hombrecito, con una polla gigante bajo su mano, pero recuerda por un instante que no es un hombre cualquiera… es su hermano.

    - ¡Hugo! ¿Qué haces?

    - ¿Ves como es fácil? Vamos hermanita, ahora dale tú, muéstrame ese cuerpazo que tienes.

    - No… no puedo.

    - Vale, no voy a discutir, guapita, lo arreglamos luego con papá y punto. - añade serio, pero sin dejar de pajearse.

Tania, que ya se ha deshecho del cojín, no parece creerse lo que ocurre. Como una autómata va desabrochando los corchetes de su coqueto body. Hugo permanece expectante ante la visión de esa mujer espectacular que es su hermana y que ahora se está desnudando en exclusiva para él. Lo primero que aparece es la tersura de dos pechos redondos cuando el body se desliza hasta el suelo, quedando ante los ojos viciosos de Hugo, la visión de su hermana con un tanga rojo, unas medias de rejilla y sus zapatos de plataforma como único atuendo. Su cuerpo es joven y precioso ante los ojos de su privado espectador, que no la mira más que como a una mujer muy deseable. Ella se limita a sonreír, esperando que eso sea suficiente, aunque en el fondo sabe que no es así.

    - Hugo, esto no puede ser. – añade con temor.

    - Calla... venga putita, acaríciate las tetas, como haces ante la cámara. - ordena él que menea su polla con mayor velocidad.

La chica cierra los ojos, pero a diferencia de otras veces, no precisamente para ofrecer su mayor erotismo sino para decir para sí misma un: "Tierra, trágame". Sus manos acarician dulcemente esos juveniles pechos en presencia de un único cliente, su hermano, que la admira desde muy cerca, desnudo, sentado sobre la cama. Tania lo sabe hacer como nadie, por eso es que consigue millones de visitas al mes, entre ellas la de ese que ahora disfruta en primera fila.

    - ¡El tanga, el tanga! - grita él, masturbándose frenéticamente.

Tania continúa con los ojos cerrados. Se siente avergonzada, humillada y chantajeada por su hermano pequeño, pero paradójicamente esa sensación de exhibirse ante él, le produce una excitación extrañamente elevada, es algo inevitable. Se gira quedando de espaldas a su hermano, que observa como ese cuerpo de curvas vertiginosas es ahora solo para él. Los dedos finos de la chica coronados por unas largas uñas de porcelana, se colocan a la altura de sus caderas y flexionando ligeramente las piernas desliza el tanga hasta que desaparece a la altura de sus tobillos.

    - Joder hermanita... qué buenísima que estás... - grita él excitadísimo.

Tania levanta su culo estirando sus piernas y ahora se agacha para recoger el tanga de sus pies, al hacerlo sabe que la visión que deja a su hermano debe ser, cuando menos, alucinante para sus juveniles ojos. Un coñito rasurado que muestra sus labios hinchados entre sus muslos.

    - Date la vuelta, preciosa. – la ordena, sabiendo que en ese momento no es una hermana, sino una profesional del baile erótico que se exhibe como nadie ante él.

Tania sabe que tiene miles de admiradores, pero nunca antes había hecho un striptease en vivo ante un público tan entregado, por tanto, inconscientemente continúa moviendo sus caderas, tal y como hace cada noche ante la cámara, esmerándose aun más en sus poses, sabiendo que esta vez, el que se corra no será uno de sus habituales seguidores, sino su hermano, que la observa en directo, mientras ella continúa moviéndose como una diosa prohibida. Se gira lentamente acariciando todo su cuerpo, sus pechos, estrujándolos entre sus dedos, bajando hasta sus caderas, pasando un dedito por ese coño libre de vello.

    - ¡Dios, que pasada, Tania! - dice él, cuando de repente detiene su masturbación.

Ella también se paraliza en el momento que había abierto sus piernas y acariciaba la parte interna de sus muslos con su asombrosa sensualidad.

    - ¿Qué pasa? - pregunta la chica.

    - Nada, que quiero que me hagas una mamada.

    - ¡Pero Hugo!

    - Sí, ven, como cuando chupas cada viernes ese consolador plateado que tienes.

Tania se da cuenta de que su hermano no se ha perdido ni uno solo de sus numeritos, debiendo dejar la tarjeta de crédito de su padre temblando... Saber que eso, sumado a lo de su exhibición diaria ante miles de personas, podría provocar un infarto a su progenitor le hace sentirse aterrada.

    - No puedo hacer eso. – expone avergonzada.

    - ¿Cómo que no? Mira, te pones aquí de rodillas y te metes mi polla en la boca. Es sencillo ¿no?

    - Pero... somos hermanos.

    - ¿Otra vez con eso?... Mira nena, no digo que te comas la polla de uno de tus cerdos adictos, sino la mía, la de tu hermanito querido. Prometo que papá no sabrá nada de nada.

Nombrar a su padre, hace temblar el cuerpo desnudo de Tania. Se acerca temerosa hacia su hermano y se arrodilla ante él. Sabe que está siendo manipulada, sabe que es una humillación, un chantaje y un pecado irreparable, pero aun así, se somete a la decisión del pacto de silencio con su hermano o la tortura de pasar por otra humillación peor, la de que su padre se entere.

Tania coge la polla de Hugo por la base, le mira fijamente e intenta en última instancia que se apiade de ella, sus ojos claros parecen decir un: "Hugo, no, por favor".

- Se buena. - es lo que termina por decir él.

Ella acaricia el miembro erecto del chico y lo pajea con suavidad, sin dejar de mirarle, creyendo que así, se sentirá culpable y detendrá esa locura a la que se ve sometida, sin embargo, Hugo no está por la labor de perdonar nada, al contrario, la mirada de su hermana mientras le masturba, es toda una provocación. Señala su polla, para que ella la aborde de una vez por todas. Y así lo hace, no es su primera vez... sin embargo lo parece, se siente cohibida y temerosa, como si fuera a romper un mito sagrado... Hugo gime al recibir el contacto de los hermosos labios de su hermana sobre su dilatado glande. Tania vuelve a cerrar los ojos, entregándose a la acción sin que resulte una tortura, de todos modos, ella no puede evitar la sensación de placer al hacerlo y a medida que se mete ese tronco en la boca, su sentimiento de culpa pasa al de dulce sensación, al de compartir el dulce manjar de un joven miembro que ella sabe devorar como toda una experta.

Los segundos pasan y Tania se está olvidando de todo, ahora es su lengua la que sale de su boca, en busca de ese frenillo sensible, sus dientes resplandecientes que destacan sobre el color oscuro del miembro se aprietan sobre las venas hinchadas, sus sensuales labios abarcan toda la longitud ese pene vigoroso, intentando llegar a lo más hondo de su garganta... mientras Hugo jadea cerrando los ojos, recibiendo una mamada por primera vez en su vida y por medio de una sensual y experta boca, la de su preciosa hermana.

Él separa la cabeza de su hermana, sabiendo que está a punto del orgasmo.

    - Súbete Tania, quiero follarte. - le dice señalando de nuevo a su polla que se balancea desafiante, como su dueño.

    - ¿Qué dices tío? Eso ni loca...

    - Bueno, no me seas ahora una puta estrecha...

    - No, no puedo hacer eso, Hugo.

    - Venga zorrita, seguro que te has follado a unos cuantos...

    - Eso no te importa... además no puedo follar contigo, Hugo, compréndelo.

    - No me obligues a tomar medidas, puta. - es la contundente última frase de Hugo.

Ella se levanta, observando que no puede escapar de ese callejón sin salida. Ahora mismo tiene que limitarse a obedecer sino quiere provocar una catástrofe. Permanece de pie frente a su hermano que admira la desnudez de Tania. Le ofrece una mano invitándola a que se suba sobre él, sin miedos... sellando con sus sexos el silencio. Se va a follar a su hermana y eso le hace estremecer. Se tumba sobre la cama y ella sobre su juvenil cuerpo. Sus sexos se rozan y en ese instante ambos cierran los ojos y aprietan sus labios, algo inevitable, algo... irremediable, el placer les invade. Tania se acaricia ligeramente su rajita y percibe que está completamente empapada, sabe que está más que excitada por la situación a pesar de que dentro de ella afloren los más encontrados sentimientos, las culpabilidades, las incertidumbres... Sostiene la polla de su hermano y la apunta directamente a su sexo. No cuesta ni un ápice que la penetración sea perfecta y al recibir la verga de Hugo en su interior, su calentón es evidente, todo su cuerpo se estremece y se entrega, se entrega y se entrega a un polvo adorable. Su pelvis se echa hacia a atrás y vuelve a clavarse la polla erguida de su hermano, una y otra vez, mientras sus manos se apoyan sobre los hombros de este. Hugo nunca antes había tenido la oportunidad de penetrar a una chica y se estrena con Tania, su querida y escultural hermana que gime a cada embestida de su polla en el coño que tantas veces había adorado a través del monitor... Ahora es ella, de carne y hueso, la diosa perfecta, la que cabalga sobre él. Sus curvas se mecen sobre su cuerpo.

El vaivén incesante no puede durar mucho, ella se deja llevar por el orgasmo que le invade mientras Hugo arroja el primer chorro de su semen en el interior de su ahora amante... y así se entregan al éxtasis del placer, jadeando y mirándose mutuamente a los ojos, sintiendo que el pecado está hecho y cometerlo es más placentero de lo que pudieran imaginarse... Su orgasmo llega entre convulsiones que se van apagando con un beso tierno y apasionado entre ambos, el que sella el secreto, el que abre las puertas del paraíso más prohibido.

Sylke

(24 de Julio de 2008)