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Wonder Dark Night

en Orgías

Fue como todas estas cosas que te llegan por casualidad a través del correo electrónico… y la curiosidad morbosa pudo conmigo.

Me habían hablado del sitio, pero nunca me hubiera atrevido a asegurar que fuera por allí, pero esa atracción de lo prohibido era superior a todas mis fuerzas.

Ese correo famoso decía:

"¿Eres una mujer caliente? ¿Te sientes plenamente satisfecha en tus relaciones de pareja? ¿Te gustaría probar con un desconocido una aventura alocada y nunca te atreviste? ¿Sueñas con tener un encuentro con varios hombres a la vez y ni te lo plantearías en serio? Te ofrecemos una solución, que te permita liberarte de esos miedos, de esa inseguridad, que rompas con todo y que de una vez por todas des el paso, para una aventura, sin tener que dar la cara… a oscuras… ser partícipe de una orgía con varios hombres y volver a casa como si nada hubiera ocurrido, sin dar explicaciones, sin que nadie te reconozca. Eso es Wonder Dark Night… el lugar que te permite hacer tus fantasías realidad. Y además, te pagaremos por ello.  WDN."

Al principio lo consideré una patochada publicitaria más, pero el solo hecho de imaginármelo me mantuvo en vilo y muy caliente. Pregunté en un email como funcionaba ese lugar prohibido y cuando me aseguraron que todo estaba controlado, que la confidencialidad estaba por encima de todo, que no veria la cara a ninguno de esos chicos, ni por supuesto ellos a mí y sobre todo que me harían gozar como nunca y que además cobraría una cantidad considerable de euros por la sesión, fue lo que terminó de convencerme.

Acudí al local en cuestión en una calle de oficinas, ataviada con un abrigo largo negro, un pañuelo en la cabeza y gafas de sol… Lo que menos hubiera querido era encontrarme con nadie y tener que dar explicaciones. Afortunadamente todo estaba bien organizado, llamé a un timbre y sin tener que pasar con nadie, una puerta se abrió automáticamente, un cartel indicaba donde tenía que seguir, una habitación intermedia en penumbra y al final una tercera en la más absoluta oscuridad.

Allí fue donde me sobresaltó una voz de una mujer al pedirme el abrigo e indicarme que me mantuviese tranquila, asi que me quité el abrigo, se lo entregué y me quedé con el conjunto que me había preparado para ese día loco: Un mono ceñido de color canela que se pegaba a mis curvas como una segunda piel, sin mangas, con un escote abrochado en cordones y acabado en un pantaloncito corto muy corto y también muy sexy, que me marcaba el culito respingón, además de unos zapatos de tacón de aguja. Siempre me había apetecido vestirme así y nunca lo había hecho, el caso es que me hizo gracia pensar, que nadie me lo vería puesto.

La chica me abrió una puerta y llegué a la última sala, también en completa oscuridad.

A partir de ahí me empezaron realmente los nervios y los miedos, aunque ya era muy tarde para echarme a atrás.

Seguidamente noté que las primeras manos se apoderaban de mi cintura a la vez que en mi cuello percibía el calor de un aliento masculino y una mano acariciaba mi espalda, para tranquilizarme… la situación era realmente extraña pero cargada de morbosidad, saberme con un hombre que no fuera mi pareja, por primera vez y a sabiendas que era la mayor locura que hacía en toda mi vida, era lo más excitante del mundo.

Las manos de ese chico soltaron los primeros cordones de mi mono ajustado pero sin dejar de acariciar mi espalda y mis hombros, con una ternura y una suavidad que me iban avivando por momentos. Mi escote se abrió mucho más, sin esos cordones y su mano se coló por dentro acariciando suavemente mi teta izquierda, haciendo que mi cuerpo se tambaleara por momentos. A continuación, sacó mi pecho por fuera y le dio una pequeña lamida a mi pezón, que para entonces ya estaba duro y sensible . Su boca subió por mi canalillo y me besó en los labios. Mi boca se abrió y recibió una lengua que se adentró en busca de la mía. Yo no me atrevía a tocarle, pero me dejaba llevar por sus caricias, por sus besos y por esa fiebre que me dominaba.

De pronto sentí otras manos a mi espalda… Una tocaba mi culo y la otra hacía lo posible por acariciar ese pecho que en un instante era compartido por dos bocas. Un bulto duro se pegó a mi culo por detrás y ese abrazo me hizo también sentirme más cachonda. Tenía dos hombres tocándome, besándome, acariciándome y a pesar de no ver nada en absoluto, parecía estar viéndoles como me miraban con deseo… el mismo deseo que tenía yo en todo mi cuerpo.

El hombre que estaba a mi espalda, soltó mi mono por detrás hasta liberarme de él a la altura de mis hombros y después lentamente mientras iba besando toda mi espalda, lo fue dejando caer, hasta mis tobillos… Mi única prenda, aparte de los tacones era una braguita tipo culote, de color negro, aunque creo que el color nunca se vería… Percibí unas nuevas manos en esa prenda, por lo que entendí que había entrado en escena un tercer hombre, sorprendiéndome de nuevo a pesar de saberlo… Tres hombres para mi sola… y además, sin percatarme visualmente, pero si de forma táctil… a través de unos cuantos roces… sus tres cuerpos desnudos.

Mis braguitas desaparecieron por esas manos nuevas mientras su lengua dibujaba un rastro por detrás… Una vez más, el primer cuerpo se pegó más a mi espalda y en ese momento sentí de lleno el cuerpo desnudo de un hombre fuerte en mi propia desnudez, otro caliente a un costado y el otro delante de mí… aquel mismo primero que no había dejado ni un instante de besarme en la boca, en el cuello, en mis tetas… El de detrás, me sobaba el otro pecho y mordía mi cuello mientras el tercero, acariciaba mis muslos, como si los estuviera amasando, todo ello era una sensación fascinante y excitante.

El hombre a mi espalda, empujo mis hombros para que me agachara... como si fuera un ritual medido por lo que pronto noté la tersura de una polla grandiosa cerca de mis labios. No dudé en absoluto a la hora de encargarme de ella y empezar a lamerla con devoción. Me sentía feliz, de verme recompensada por esos hombres que tan dulcemente me trataban y tanto placer me estaban proporcionando.

Siguiendo con esa especie de ritual, pronto, el hombre que estaba tras de mí se había ubicado de tal forma que tumbado en el suelo o en una especie de alfombra, obligaba a que yo quedara prácticamente sentada sobre él, para que, con apenas echarme hacia detrás, poder notar en mi culo el roce de un glande que muy lubricado. No creía estar viviendo ese momento, ni que aquella verga hacía todo un poder por adentrarse en mi culito. Agachada de esa forma, ligeramente caída hacia atrás y sujetándome al culo del hombre al que estaba pegándole la mamada, fue difícil mantener el equilibrio y al final de mi tensión, me dejé caer por completo sobre el hombre que tumbado en el suelo esperaba penetrar mi esfínter y así fue, en pocos segundos tenía aquella polla insertada en mi culo. Fue maravilloso, nada doloroso, creo que todo estaba tan bien preparado, tan bien, planificado, que parecía perfecto en su ejecución y solo me quedaba dejarme llevar por la sensación de estar insertada por el culo y lamiendo con más ganas aun la polla del primero. Tanto estaba dedicada a ello, que no supe nunca como se colocó el tercer hombre por debajo del primero al que yo estaba chupándole los huevos y me penetró el coño de una embestida certera. En ese mismo instante me sentía abordada por tres cuerpos y mis tres agujeros estaban ocupados por esos hombres que no veía, pero que me parecían hermosísimos. La sensación vivida era algo que siempre había imaginado en mis fantasías, pero que no podía pensar poder hacerse realidad. Ahora, por fin, mi sueño estaba cumplido y tres hombres invisibles, pero reales, me estaban dando todo el placer y más del que incluso imaginé.

Mientras uno me follaba el culo, agarrándose a mis caderas, el otro casi tumbado sobre mí, me penetraba lentamente por el coño, acompasando los movimientos del primero y el tercero era el que recibía mi mamada más enérgica. Mis gemidos eran apagados por los de los otros chicos y los cuatro parecíamos estar gozando plenamente de ese polvo perfecto, completo, impresionante, inolvidable.

Cambiaron sus puestos, modificamos posturas, pero no perdimos nunca nuestra forma de dar y recibir placer, dos pollas alternativas en mi boca, mientras otro me taladraba el coño de manera magistral, o bien a cuatro patas, sodomizada por uno, mientras los otros dos, se dedicaban a besarme, a morderme a acariciar todo mi cuerpo. Si no hubieran quedado señales en mi cuerpo después de aquella intensa sesión, hubiera pensado que se trataba de un sueño... y casi así fue, cuando ellos se corrieron varias veces sobre mí, en mi cara, en mi pelo, en mi boca, en mi coño... y yo también lo hice unas cuantas veces, algo que nunca antes había conseguido con nadie... me habían hecho gozar como jamás en mi vida.

Tal y como vinieron, desaparecieron, en aquella oscuridad, me vestí aun con el sabor dulce y salado de mi cuerpo sudoroso, pasando a la otra habitación, donde la chica que me atendió me entregó mi abrigo, mis gafas, mi bolso... y un cheque por la cantidad pactada...

Seguramente esos hombres no serán muy atractivos, no tendrán unos cuerpos impresionantes, la verdad, es que no lo sé, pero eso, no fue lo que más me importó, porque tampoco lo ví, lo único que percibí fue placer y más placer... Ahora estoy segura que repetiré y volveré muchas más veces a ese lugar llamado Wonder Dark Night... aunque tenga que poner el dinero yo.

Sylke (29 de septiembre de 2008)