miprimita.com

Vida perra

en Otros Textos

Esto no es un relato erótico aunque lo pudiera parecer. Es simplemente un canto, un canto a la vida… a mi vida… mi vida perra.

 

Soy puta, sí, y en la medida de lo posible, todo lo profesional que una puede y quiere; también alguien... en la medida de lo posible, que desea trabajar honradamente. Sé que muchos no lo puedan llegar a comprender pero es así.

Puede que no se me crea, pero al igual que un gran número de mis colegas, llegué aquí más por necesidad que por vocación… sí, sí, ya se algunos piensan que a las putas nos encanta follar y claro, no voy a ser yo quién hable en nombre de todas, pero no, aquí no se llega por vicio, precisamente. Si nos gustase follar tanto, lo haríamos gratis, aquí, desgraciadamente se viene porque… no queda otra.

Mi caso, como el de tantas otras compañeras mías es el hambre, el dejar de estar en la calle mendigando, el tener una familia, a veces numerosa, sin oficio y sin beneficio, que no solamente se ve incapaz de llegar a fin de mes, sino que a duras penas puede pasar el día a día. Nuestro afán no es otro que el querer dar a nuestros hijos un techo donde vivir o simplemente aspirar a que se puedan merendar un Bollycao como todo hijo de vecino y en definitiva, poder pagar honradamente las facturas cada mes. Claro, otros podrán pensar, pues vaya signo de honradez siendo puta… pues sí, a mucha honra, es un trabajo tan respetable como cualquiera, pero no parece que sea así para esta hipócrita sociedad. Hay incluso quién cree que somos un despojo, que no tenemos remedio, que nosotras nos lo buscamos, que somos unas jodidas toxicómanas… cerdas sin escrúpulos ó zorras baratas que no sabemos hacer otra cosa mas que esto... Bueno, pues hay de todo sí, no lo voy a negar, pero a mi tampoco me gusta generalizar en eso y de momento yo me considero puta... pero honrada. ¿Es tan difícil entender eso?

A estas alturas no creo que vayan a cambiar las cosas, ni tan siquiera pienso que la sociedad acepte esto hasta los extremos de creer que tendríamos los mismos derechos que los demás… nada más lejos, eso sería una utopía, pero sí al menos decir en mi defensa, que se tenga en cuenta mi opinión personal, mi visión desde este lado, y al final un pequeño reconocimiento y una ayuda moral al entendimiento de algo que no es tan simple como follar por dinero, aunque esa sea la base de nuestra empresa. Nuestro trabajo, digo yo, aporta mucho más de lo que se quiere ver. Nosotras ponemos sexo, sí, pero también compañía, conversación, amistad, incluso me atrevería a decir que hasta algo de amor, pero además, evitamos tensiones, agobios, estreses y aunque parezca paradójico, mantenemos más parejas unidas de las que podamos separar, sí, es cierto. Cuando recibimos por parte de nuestro cliente un buen trato y algo más que una relación de "polvo express", la cosa puede llegar a ser muy gratificante y estimulante por ambas partes y el vínculo también ayuda a que la relación, digamos comercial, sea fructífera en el futuro... una demostración más del trabajo bien hecho.

Por otro lado y volviendo a lo que un gran número de personas piensa de este antiguo oficio, es cierto que no debería ser considerado medianamente normal: Son muchas las veces que me he quedado sin cobrar, después de habérsela chupado a un montón de tíos, que incluso se divierten cuando acudes como una perra reclamando tu recompensa. Resulta humillante una y otra vez, ser tratada como basura, cuando alguien ha venido a reclamar precisamente esa misma basura. Me han pegado y maltratado infinidad de veces, hasta dejarme incluso ingresada en un hospital, algunas de esas ocasiones por el solo hecho de “mirar mal”, otras por pura diversión… e incluso a veces no solo me han pegado y se han largado sin pagar, sino que además me han quitado la poca recaudación que llevaba encima.

Con esto no voy a decir que no vaya a seguir desempeñando mi trabajo de la mejor manera posible, para nada. Tampoco voy a quejarme ahora de mis clientes, al contrario, porque a muchos les guardo mucho cariño y conservo esa gran amistad que comentaba. La inmensa mayoría, son chicos normales y por cierto, mucho más jóvenes de lo que la gente se cree, sin más intención que la de divertirse ó evadirse de algo o de alguien y sin hacer daño, al menos que no sea para hacérselo a ellos mismos, pero sin más interés que la de aliviarse de ese estrés, de esa tensión. De ahí que mi trabajo pueda tener esa buena contraprestación con la inmensa mayoría de mis parroquianos.

Mi petición no es de compasión, ni de lástima, si acaso aprovecho para hacer un llamamiento a las autoridades, para un definitivo control de prostíbulos, medidas sanitarias y seguridad para todas las que ejercemos, que la prostitución sea considerado un trabajo legal, con su correspondiente cotización a la seguridad social y el pago religioso de nuestros impuestos, es decir, los derechos y deberes de cualquier trabajador... tan solo mi petición vaya más por un entendimiento, un poco más de solidaridad y el respeto a este oficio tan digno como cualquier otro, que simplemente cuando hablen o vean a una prostituta, que no sea de forma negativa, que piensen que tampoco somos todas iguales, pero sí personas normales y corrientes.

Gracias.

Sylke

(25 de agosto de 2008)