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Sexo, drogas y RocknRoll! (9): Sandra

en Sexo Oral

1 de mayo del 2000

 

¿Hasta dónde puede llegar tu voz, tu solo de guitarra, tu fuerza para golpear la batería y tus notas del bajo? Gracias al XIII Concurso de Esperanza podrás, tú y tu banda, daros a conocer en el mejor concurso de la región, la más valorada y más exitosa desde sus inicios.

El concurso se compone de tres fases iniciales: la primera eliminará a la mayoría de los participantes, para quedarse los mejores 50 grupos musicales apuntados; la segunda eliminará a otros veinticinco, y finalmente, la tercera fase dejará en pie a las 10 mejores bandas, que competirán para repartirse los dos accésit, el tercer, segundo puesto, y la fabulosa grabación de un disco en Discutre, como primer premio.

-He hablado con Anabel- comentó Sandra-. Los Apolo 18 también se han apuntado al concurso. También lo han hecho grupos como Los Eternos, Principes, o Me Cagüen tu puta madre.

-¿Eso último es broma, no?- quiso saber Enrique.

-Estos tres grupos llevan participando por lo menos tres veces seguidas, quedando entre el tercer y quinto puesto.

-¿Eso se puede hacer?- preguntó Cris-. Es decir, lo de participar consecutivamente.

-Hasta que se gana el concurso- puntualizó Sandra-. Bien, tenemos dos semanas para entregar para entregar nuestra maqueta con la que pasaremos de ronda.

-¿Qué concurso tiene tres rondas para eliminar bandas?

-Una con muchísimas participaciones- contestó la pelirroja-. Me he documentado en la página web del concurso, y el año pasado se inscribieron unos 500 grupos, y cada año se apuntan más que el anterior.

-Pocos concursos tienen el premio que tienen…

-¿Entonces, cual es el plan?

-Elegir canción, por supuesto- dijo Sandra-. Yo opto por la de I’m in love with my dog.

-Votemos pues.

La votación fue un éxito: cinco de cinco votaron por la propuesta de Sandra. Una vez decidido, cada uno marchó a casa. Tan solo se quedaron, como de costumbre, Sandra y Joaquín. Pero desde que Joaquín le puso los “cuernos” a la chica, este siempre se había mostrado distante, y siempre tenía que tomar la iniciativa la pelirroja.

Por eso, en un descuido, se acercó a él y le comió la boca.

Sandra se abalanzaba sobre Joaquín, que parecía estar nervioso y sudoroso. Transpiraba como nunca y su respiración era entrecortada y fuerte. Le tocaba el paquete sobre los pantalones, y enseguida obtuvo respuesta: empezó a crecer rápidamente. Ya hacía tiempo que Joaquín se resistía a tener sexo con Sandra. Cualquier tipo de acercamiento le ponía nervioso, porque le recordaba al momento en el que se folló a la vocalista de Apolo18.

-Parece que se te ha despertado…-decía Sandra con voz picarona, suave y sensual-. Hace tiempo que ya la deseaba y no la tenía.

-Sí, esto…- decía Joaquín, pero no seguía, ya que en realidad no tenía nada que decir.

Sandra desabrochó los pantalones y la cogió con ambas manos, liberándola de la prisión de aquellos calzoncillos. Le hizo un par de movimientos en vertical para ponerla aún más dura. En el rostro de Joaquín se veía unos sentimientos de placer y culpa que no podía esconder.

La pelirroja soltó aquel miembro que le miraba desde la entrepierna y las dirigió esta vez a los huevos peludos de su chico infiel. Los masajeó dulcemente. Podía notar como su miembro palpitaba debido al grandísimo placer que le proporcionaba.

-Dios… Sandra…-decía Joaquín, que estaba a punto de estallar-. Vamos…

Pero Sandra no continuó. En vez de masajear los testículos de su novio, sus manos quedaron quietas, sujetando aquellas dos bolas sagradas de todo hombre, mientras su expresión se ponía más seria. Tan seria que daba miedo. Y Joaquín se asustó.

-¿Qué?- quiso saber-. ¿Qué es lo que pasa? ¿Sandra?

Sandra le miraba sin decir nada. Pero le miraba a los ojos. Era una mirada tan penetrante que no se dio cuenta de que aquella pelirroja le estaba empezando a estrujar los huevos con bastante fuerza. Cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde: los tenía completamente cogidos con tal fuerza que parecía que se las estaba robando. Y parecía que realmente le estaba robando las fuerzas, porque con los huevos cogidos, le era imposible levantar las manos y apartarla.

Joaquín quería agarrarla y lanzarla al otro lado de la habitación, da igual que se diese un golpe en la nuca y se desnucara, con tal de liberar a sus doloridos huevos. Pero sin embargo, no tenía fuerzas ni para levantar el brazo. Ni siquiera para hablar.

-¿Sabes?- empezó a hablar Sandra-. Hace ya casi un mes que no estás igual que siempre. Has cambiado. Estás más distante,  más serio, bastante más gilipollas. Estuve a punto de pensar que me querías dejar tirada. Justo cuando yo creía que estábamos en lo mejor de nuestra relación, ¿sabes?

-…

-Pero, un día, me dio por comentarlo con Anabel- mintió la pelirroja-. Y ella, joder, que tetas que tiene, ¿verdad? Ella, que estaba a punto de llorar, me dijo que te la follaste en la casa abandonada. Joder, ¿y quién no lo haría, verdad?

Joaquín negó con la cabeza.

-¿No?- inquirió Sandra, apretando aún más los huevos-. ¿No lo hiciste en el baño, en la habitación, desnudos, rodeados de toda aquella gente que os miraba?

-…

-Tú sabes que soy capaz de apretar hasta destrozarte los huevos- dijo ella-. ¿No tienes nada que decir?

-…- Joaquín no podía gesticular palabra, pero lo intentaba-. Lo… sie…n…to…

Sandra apretó aún más sus huevos, con mucha más fuerza. Tanta que incluso le dolió a ella.

-¿Lo sientes?- preguntó ella. Joaquín afirmó con la cabeza-. ¿Lo volverías a hacer?- esta vez Joaquín negó-. ¿Me quieres?- ahora volvió a afirmar-. ¿Sabes? Anabel me contó que estabais hasta las cejas de alcohol y drogas. Si me lo hubieses dicho desde un principio, te hubiese perdonado. Ahora, bueno, te puedo perdonar, pero con una condición.

En ese momento, Sandra liberó los cojones del infiel, y este respiró profundamente.

-¡Joder!- exclamó jadeando-. ¡Joder, joder! Dios, mis huevos.

Recibió acto seguido una bofetada por parte de la pelirroja, que dejó parte de su cara bien roja y dolorida.

-Me vas a escuchar, gilipollas infiel- dijo Sandra-. Me vas a hacer caso. Esta vez no vas a acercarte a ninguna mujer sin que yo me entere, ¿de acuerdo?

-De acuerdo, de acuerdo...-decía Joaquín-. Por Dios, Sandra, lo siento… no quería, estaba fatal,  me sentía tan culpable…

-¡Cállate!- exclamó la chica. Luego se separó de él y se bajó los pantalones, dejándose ver con un tanga finísimo de un color rosita, con caritas de ositos pandas por todas partes. Poco después también se desprendió del tanga, dejando ver un coño bien cuidado y rasurado, con un poco de pelo pelirrojo en la parte superior. Luego, se sentó sobre la polla de Joaquín, recibiendo su calor corporal, y notando como volvía a crecer-. Vas a tener que trabajar mucho para que te perdone, Joaquín- le susurró al oído.

Acto seguido, la chica se levantó nuevamente, dejando su entrepierna a la altura de su cara. Se acercó hasta colocarle el coño en su boca.

-Vamos, chico, haz que te perdone- le ordenó.

Joaquín sacó su lengua lo máximo que pudo y recorrió con ella lo largo y ancho de aquel coño bien cuidado, a lo que la pelirroja respondía con una respiración entrecortada y fuerte.

A Sandra le gustaba que sus novios, los cuales habían sido escasos, y sus líos de una noche, que esos ya no se podían contar con los dedos de una mano, le comieran el coño decentemente. Desgraciadamente, llegar al orgasmo requería de una profesionalidad a la hora de lamer coños a la que muy pocos podían llegar. Joaquín, evidentemente, no iba a ser uno de ellos.

Pero al menos lo intentaba.

Lamía bien el agujerito, penetrándolo con todas sus fuerzas con su húmeda lengua. Luego relamía los labios exteriores, pasaba por el clítoris y luego bajaba hasta el culo.

-Mmmm… mmm…- gemía interrumpidamente ante los torpes paseos de la lengua de su novio-. Vamos, joder, hazlo como yo te digo.

Joaquín seguía en su empeño de comerle el coño a su cornuda novia para que esta le perdonara por sus infidelidades, lamiendo como podía aquella húmeda entrada y aquel abultado clítoris, pero la excitación no llegaba hasta Sandra, que tan solo notaba como aquella boca se restregaba por su coño, desgraciadamente

Joaquín tuvo que rendirse y utilizar la que se le daba bien: los dedos. Mientras lamía el botón mágico de la chica pelirroja, su par de dedos más largos invadían su vagina. Fue entonces cuando la excitación llegó.

Estaba tan y tan excitada que notaba que chorreaba y que iba a explotar, sus pezones estaban tan duritos que creía que iba a correrse ya sin necesidad de que aquella lengua le penetrara más… Estaba a mil por hora.

Y ya por fin sentía su lengua en contacto con su clítoris, moviéndose de arriba abajo, en círculos, era inmenso el placer que sentía, ella tenía sus manos en su cabeza y le acariciaba el cabello. Su clítoris había crecido tanto que casi no le cabe en la boquita, notaba que le encantaba comérselo, y ya no digamos cuando le metía dos deditos bien profundo en su vagina y empezaba también a moverlos, metiéndolos y sacándolos  sin parar de mordisquear su fantástico botoncito, solo para ella…

¡¡Dios!! ¡¡Ya no podía más!! Estaba demasiado excitada...

Sandra acabó corriéndose entre gemidos y gritos en la cara de Joaquín, mientras este seguía chupando y lamiendo todo aquel coño que chorreaba fluidos. La pelirroja estaba exhausta, sudada y cansada, y se tiró sobre el sofá, totalmente agotada, a la vez que su novio infiel se levantaba y se dirigía al lavabo para lavarse entero.

Se durmió. Pero solo durante unos minutos, ya que la polla de Joaquín, que intentaba follarle el coño, le despertó.

-¡¿Qué coño haces?!- le gritó ella-. ¿Intentas follarme?

-Me has dejado la polla totalmente dura, Sandra, por favor, dejame follarte.

-Te jodes. Hazte una paja. Nada de esto hubiese pasado si no me hubieses puesto los cuernos, cerdo.

-Mierda… ya he dicho que lo siento, Sandra…

-¡Sentirlo no te servirá de nada, imbécil! Ahora sal de mi casa, que quiero dormir.

-¿Cris?- dijo Sandra al teléfono-. Soy Sandra, ¿tienes un minuto?

-Esto… sí, claro- dijo Cris sin ningún reparo-. ¿Qué sucede?

-Al fin lo he hecho- dijo ella.

-¿Qué has hecho, el qué?- preguntó él-. ¿Se lo has dicho?

-Sí.

-¡Mierda, Sandra!- se quejó-. Ahora me va  a matar.

-Tranquilo, no le he dicho que me lo comentaste tú.

-¿Cómo?- preguntó-. ¿Entonces, como lo has hecho? Me dijo que solo me lo dijo a mi.

-Se ve que, mientras hablaba con Anabel, la culpa pudo con ella y lo soltó todo.

-¿Espera, qué? Explica eso.

-Le he hecho creer que Anabel me lo ha contado. Aún cree que es verdad.

-¡Vaya! ¿Y qué va a pasar ahora?

-Pues no estoy segura, Cris- dijo Sandra-. Pero ha estado ocultándomelo todo. Si tanto me quiere, tendría que haberlo contado. Me toca jugar a mí ahora.

-Me das miedo, Sandra…

Se agradecen enormemente todo tipo de comentarios sobre el capitulo o la serie en sí. Me gustaría saber vuestras críticas para mejorar en un futuro próximo esta serie. Esto lo podéis hacer por medio de: los comentarios en el mismo relato o agregándome mí correo, david_92_eu@hotmail.com. Muchas gracias a todos.