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Los martes es un día salvaje

en Hetero: Primera vez

LOS MARTES ES UN DÍA SALVAJE…

 

La verdad es que tengo un problema...

No es porque la tenga gorda ni grande, o me guste follar a lo salvaje, o yo sea demasiado feo y no me quiera nadie. No, no, ese no es un problema, el problema es más grande... Soy sonámbulo, diréis ¡Bah! Eso no es un problema. Sí, si. Lo será para ti, para mí si lo es. ¿No te has despertado por la noche con ganas de mear y has ido al baño? Si, claro por supuesto que si. Bueno, pues yo eso lo hago sin despertarme. ¿No has corrido una maratón de día con mucha gente? Claro por supuesto que sí. Pues eso yo lo hago solo, de noche y sin despeinarme… Imagínate despierto, despierto aún corro más. La verdad es que yo soy muy tierno y muy dulce, muy cariñoso y meloso, como un peluche, como ese peluche que tienes en tu cama, ese oso grandote, ese... Ese soy yo.

La verdad es que NO me gusta maltratar a las mujeres ni por darles placer, las relaciones para mí son de dos, tienen que ser consentidas. Imagínate hacer el amor por delante, follar a lo salvaje hasta que el cuerpo no aguante. Siendo joven, un día fui a un club a desfogarme y me dicen, esa es la puta salvaje, pues bien, a esa elegí yo, no le mire ni el físico. Lo hicimos a lo salvaje más de una vez y me dijo: Si lo haces por detrás lo mismo que por delante, ese polvo no te lo cobr... Pues bien, la enganche por detrás y no le dio tiempo ni a terminar la palabra. Para mí que se quería dar placer a mis costillas, después de hacerlo por el culo y correrme en su cara, me vuelve a decir, si me lo haces lo mismo o mejor y me pegas no te cobro. Que inocente era yo entonces, no sabía que había mujeres que les gustan que las azoten mientras te la comen o te las follas. Pues bien, pensé con tal de no pagar hago lo que me pida y le di tal ostia, que le puse la cara del revés, le salto unos lagrimones de cocodrilo. Y me dice llorando, me la tienes que meter por el culo y azotarme el culo, so salvaje. ¡A ver empezado por hay! Le digo y me pongo a cumplir sus órdenes. Órdenes son órdenes, las cumplí también, que ahora ya no le llaman la puta salvaje, le llaman la gata melosa, no quiere ni que le zurren, ni que se la metan por el culo. Y lo mejor de todo es que me ahorre 5.000 pesetas. Así me gusta a mí hacerlo… A lo salvaje.

Esa ha sido una aventurilla de tantas de mi vida.

Me casé a los 18 años con una chica de 20 años, morena bajita, ojos negros como cuevas en los cuál te pierdes en ellas. Por aquel entonces me llamaron al servicio militar, me apunte a cuerpos operaciones especiales (COE), en anti-guerrilla, en los comandos de esos para buscar comandos y acabar con ellos. Yo la verdad es que soy un poco bruto, como Brutus de los dibujos animados de Popeye y Olivia, pues como ese casi casi, que es clavadito a mí. Yo con mi amor es que siempre lo he hecho suave, muy suave, hacíamos el amor light, el normal a medias, el oral a medias ¿Pero y al anal? El anal, nada de nada, solo para cagar. La verdad es que con ella me gustaba mucho hacer el amor, con ella solo amor, nada de follar como me gusta a mí, para ella él no va más, para mí, amor a ralentí bajo. La verdad es que duró poco ese matrimonio, duró menos que la mili. Una vez en un permiso largo, de un mes una noche de calentón, la verdad es que hacíamos el amor todas las noches, por las madrugadas y al alba… No sé si seré ninfómano, pero me gusta tenerla en caliente siempre que puedo.

Aquella noche me dio problemas mi sonambulismo, soñando que hacíamos el amor mi mujer y yo, pues nada yo durmiendo y haciendo el amor con mi mujer, haciendo sexo oral, la verdad es que solo chupaba y lamía y nunca se la trago entera, hasta aquella noche que durmiendo, la cogí de los pelos y la maneje a mi antojo arriba y abajo, arriba y abajo, a un lado y al otro, mete la cabeza y saca, como un molinillo, todo el tiempo que quise, cada vez que lo introduzco ella se estremece, mezcla de dolor y placer... Y ella acariciándose con violencia su almeja.

- Me corro. – Dijo ella.

Acabamos con un orgasmo simultáneo, probablemente uno de los mejores premios que cualquier pareja desea cuando folla, correrse los dos a la vez. Y yo me lo perdí. Ella rebosa esperma por sus labios, su coño está dilatadísimo, también todo encharcado, me agacho y le succiono el clítoris frenéticamente. Grita:

- Fuerte, fuerte….-

Se corre otra vez, antes era una orgasmo vaginal, ahora clitoriano, que gozada. Me dice;

- Así más, más ¡Ahhh! Métela ya, métela como a ti te gusta.-

Y yo allí dormido, instintivamente se la clave como como a mi me gusta, al primer empujón y hasta el fondo, ella sintió como si la  atravesará un pulmón, pero ese no fue lo mejor no, lo mejor estaba por llegar, se la saqué casi que enseguida y antes de estar totalmente fuera, se invirtió la fuerza, esta vez le di tal empujón a mi verga, que un poco más llega hasta cuenca, o esa sensación le dio a ella, que se le iban a salir las cuencas de los ojos y allí estaba yo, con el mete y saca de turno, dormido, perdiéndome todo el placer que le estaba dando, todo el placer del que ella estaba disfrutando. En un momento de tantos la saco por entera, le apunto mi polla en su ano y hala, haya vamos, a embarcarnos en el viaje más placentero de la vida, sin timón (dormido) se la metí por entera a lo vivo, como si quisiera coger la moneda del fondo la fuente. Pego tal grito, que aún me resuena los oídos, pegó tal grito… Que se escucho hasta en Madrid, tal grito pegó, que se entero la nación entera. Claro, yo también me enteré, me despierté y me encuentro con mi pene en tal cueva.

¿Y ahora que hago yo aquí? Me dio tal bofetón que un poco más y me arranca tres muelas, pues nada, ya que está dentro, se va a enterar está. Ya termine de hacerlo, con cariño, despacito para fuera, despacito para adelante, pero poquito a poquito, cada vez que notaba que se le acercaba para salir empujaba su culo hacia mis huevos, como si no quisiera que saliera, le doy tal beso que un poco más y le veo hasta las ideas y mi polla allí dentro, calentita sin querer salir y va y me hace la gracia, se corre allí dentro. Si antes me dio la bofetada con la izquierda, su mano derecha no es tonta, me arreó tal guantazo, que un poco más y me deja sin dientes ni muelas. Y allí terminamos los dos, nunca mejor dicho, nuestra relación se fue al traste.

Se levantó y se cambio de habitación y allí solo me dejo, pienso... ¡Bah! Ya se le pasará, no, no señor. No se le pasó, hasta que me tuve que reincorporar a filas no me habló. Estuvo 3 días sin hablarme y el día antes de reincorporarme me dice;

- Porque sé tu enfermedad del sueño… Te perdono hacerme el amor de esa manera.-

A ella no le gusta decir vámonos a follar, ni le gusta que le diga cariño vámonos a follar, aquella noche no follo. Ella dice que cuando dos personas se quieren, se dice hacer el amor, bueno, pues aquella noche no folle, ni hicimos el amor.  

- Te perdono, haberte corrido en mi boca, te perdono hacerme el amor a lo salvaje, te perdono el hacerme el amor anal, pero lo que NO te voy a perdonar, es haberte corrido en mi culo so guarro.-

-¿No me dirás que no te ha gustado? –

- Si me ha gustado, pero tú no me vas a catar nunca más. –

Pues nada, ya estando en mi compañía en Oviedo (Asturias) ni recibo cartas de mi mujer, ni contesta a las llamadas de teléfono ni nada, les llamo al teléfono a sus familiares y me dicen que se ha mudado de ciudad, se ha ido a vivir con su padre. Bien, que le vamos a hacer. Y recibo notificación del juzgado de Teruel, es de ella, quiere el divorcio, bueno lo que quiera, se lo concedo… Solo quiero que sea feliz, yo... Yo sabiendo que ella es feliz, también lo soy yo.

Termino el servicio militar, vuelvo a mi ciudad y mi vida es un desastre, también la sexual… Ya me han echado de más de un club por salvaje… Y eso que voy pagando. Me puse a trabajar en una empresa de cobro a morosos. Mientras me voy sacando los estudios, nada más que estudio criminología, ciencias policiales y derecho, no no, no estudiaba de pie, estudiaba para abogado, lo deje en el primer curso. De criminología tengo un certificado y de ciencias policiales soy diplomado... Aquel trabajo no era para mí, a mi me gusta ser militar, así que sin terminar las carreras voy y me apunto a la Legión Extranjera, estuve destinado en Marsella, pero no tarde mucho para venirme otra vez para España, solo estuve un año, hasta que me dijeron que tenía que renunciar a ser español, como si fuera tan fácil renunciar a los orígenes de uno mismo. Hala ahora soy francés, hala ahora soy alemán, jajajaj… Como si fuera tan fácil renunciar a la personalidad de uno mismo. Así que me cabreo, sin un franco en el bolsillo, ni siquiera para comerme un bocadillo, sin esperar a cobrar la paga, solo con lo puesto, voy  y me salto la valla y me vengo para España.

Andando manos a la obra y a andar, así sin más, me vine andando. No tenía dinero para viajar, ni para comer, para comer me da igual, siempre me he buscado la vida. Sabía que los gendarmes me van a buscar y también la policía militar, así que no me doy a destacar no deseo ir al penal, ya estaré más tranquilo en España, mi patria. Nada más y nada menos que tiene la valla 5 metros, está gente se cree que con una vallita de nada, me van a mí  a encerrar, a mí que en la COE (Cuerpo Operaciones Especiales) era el campeón de salto de obstáculos, claro, obstá-culos… Por eso me gustan a mí tanto los culos, al mejor culo que veía, por ese obstaba yo, pero de mujer, claro por supuesto. 

Ya estoy en España ¿Y ahora que hago, de que vivo? ¿A trabajar de lo mismo?  La idea no me seduce nada, trabajar de matón no es lo mío. Encuentro un anuncio en un periódico de tirada nacional, que necesitan personal para guardaespaldas de un militar, un general retirado en Logroño, amenazado de muerte por los GRAPO.

Esta es mi ocasión, me digo a mi mismo, llamo y me aceptan, pero no les digo mi aventurilla en Francia… Aún me buscan por desertor. Hala, a recoger los bártulos y me voy de Granada, tengo que estar en Logroño antes de una semana. Me dieron la plaza de conductor, casi siempre detrás del jefe, donde quería ir, allí lo llevaba yo, a él y a otros dos guardaespaldas más. Cogió tal confianza conmigo, que me dejaron de niño de los recados, lleva los niños allí, lleva a mi mujer a comprar. Cuando quiere irse de guarras me llamaba a mí para que lo lleve, sin escolta ninguna, para que más escolta si conmigo le sobra.

Llevo debajo el asiento del conductor una FN Five-Seven (pistola semi-automática) y otra FN en la guantera porta-documentos, en los bajos del vehículo muy disimulada una  Zeta 72, (subfusil de asalto),  en el maletero un armero con una Winchester Model 101 Field (escopeta), dos cajas de munición para cada una las diferentes armas, amén del armamento que va sobre mi persona. En mi funda tobillera un revolver 38 cañón corto, un 38 Special cañón largo en la funda riñonera, un bastón extensible y un cuchillo de monte en una funda espaldera, que ya lo quisiera el mismísimo David Crokett, me acostumbre a portarlo de mi tiempo en las operaciones especiales. Y claro, el vehículo blindado,  por supuesto. Cambio la ruta que me dan a cada momento, no paso dos veces por el mismo sitio, y si me dan una ruta fija, cambio el horario establecido o lo adelanto o lo atraso a mi antojo. ¿Qué más seguridad quiere? Lo dicho, yo me sobro y me basto, además soy primer Dan en diferentes Artes Marciales.

Ahora tengo toda la semana para los niños y su mujer, que casi nunca me llaman, me han dicho has lo que quieran los niños, llévalos donde quieran, estate al tanto de ellos, jajajaj, los niños… Si ya tienen 18 años, bueno, supongo que para sus padres serán siempre los niños. Muy pronto conocería a los niños, a aquellos angelitos, pienso yo.

Tenía un apartamento dentro la finca para mí solo, es una de las condiciones concertadas y más sabiendo de mí problema, estaba disponible las 24 horas, soy separado sin familia, para mí no era ningún problema. Aceptaron mis condiciones y yo acepté las suyas. Este matrimonio, tenía dos hijas y un hijo que vivían con ellos, eran gemelas, mejor dicho trillizas.

Me gusta andar descalzo por casa, siempre lo hago y andar en calzoncillos dependiendo de la temperatura que haga. Y aquí en España, hace muy buena temperatura. La tele enchufada y en el vídeo una película porno de tres criados en la cocina practicando sexo, yo en la cocina preparando la pizza para introducirla en el microondas, de cocinar se lo justo, nada. Solo meter un plato en el microondas y ya está. Siento ruido en la cerradura, la puerta que se abre, y allí están las muchachas, yo pensando que eran tres chicas, lo de que eran dos chicas y un chico, me entere después, para mí son tres nenas a simple vista.

Allí estaban ellas, las tres igualitas. Rubitas con pelo ni muy corto ni muy largo, una cosa entremedias, con vaqueros con rajones por todos lados, de esos modernos, en mis tiempos mi padre me hubiera pegado un bofetón o una colleja por llevar lo pantalones rotos. Eran planas de pecho casi que no tenían tetitas, parecían muñequitas de feria, de esas que ponen en la tómbola en hilera y son iguales y no sabes cual elegir, pues a mí me habían elegido las tres, el muñequito era yo, bueno mejor dicho el oso de peluche, el que veas más grande en la tómbola de todos los ositos, ese era yo, pues así me sentía. Venían con comida, como el cuento de caperucita que van a llevarle comida a su abuelita, lo mismo. Pero a mí no me apareció, una sola caperucita, me aparecieron tres caperucitas, con comida preparada para mí, que han echo sus criados.

- Hola.- Me dicen las tres a la vez, con una gran sonrisa.

- Hola.- Intento buscar una sonrisa dentro mi cuerpo, pero no la encuentro.- La próxima vez llamáis a la puerta, por favor. –

- ¿Por qué, estamos en nuestra casa? -  Me contestan las tres a la vez. Y yo dijo;

- Parad, parad, hablarme de una en una, que os siento como un eco. ¿Qué es eso de que estáis en vuestra casa? Aquí mando yo.-

- SÍ, aquí mandas tú,  pero es nuestra casa, además estás disponible para nosotras las 24 horas ¿Verdad? - Me dice mirándome las tres el paquete, no, el de Marlboro no, ese no, que no fumo, el otro paquete, además voy en calzoncillos no llevo ni camisa ni camiseta.

- Sí.- Digo, sintiéndome como un ratoncito rodeado de víboras. La sonrisa se les ha hecho aún más grande, saliéndoles de oreja a oreja.

- ¿Vosotras no coméis? – Les pregunto antes de ir a comer, intentando  cambiar de conversación.

- No, comeremos más tarde.- Responde siempre la misma.

Y me siento a comer, mirando la tele, todo colorado y me voy a levantar a coger el mando para apagar la tele, me aguanta una por un hombro y otra por el otro, me preguntan.

- ¿Donde vas? –

- A apagar la tele. –

- A nosotras no nos molesta, siéntate.-

Pues nada, allí me siento, si a las nenas no les molesta a mi tampoco, a lo que una mano me acaricia un pezón y en el otro pezón siento una boquita, todo lo tienen chiquito y bonito, a mí aquello no me desagrada lo más mínimo, ahora en mi otro pezón siento unos dientes mordisqueándolo, que delicia, uno lo están masajeando y el otro chupando, estás nenas perversas me tienen entretenido, para que no vea la tercera debajo la mesa con unas tijeras, la cuál corta los calzoncillos por los lados, cayendo mi árbol, en otra boquita chiquita, que inexperta, no sabe chupar -pienso  yo – a lo que la cojo de su cabezita y la dirijo suave mente, a estas nenas las veo como muñequitas, a lo que me entra un poco de lucidez y digo;

-Parad, parad.- Y me dicen.

- No vamos a parar, en la finca no hay nadie, nada más que notros cuatro, las alarmas exteriores están puestas y hemos soltado a los perros, así que si quieres salir, tú mismo, te expones a que te den un bocado hay mismo (se refiere a mi polla). – A lo que me pregunta otra.

- ¿No quieres jugar con nosotras? ¿No  te gusta que te la chupen? Pues enséñanos.

Pienso… Prefiero que me la chupen las nenas, que no que me la muerda un perro. A lo que se intercambian las nenas chupando, o mejor dicho se arrodillan dos delante de mí, como dos pajaritos compartiendo la comida, mi miembro. Me parece a mí que las tres son inexpertas y tendremos que enseñarlas suavemente, suave, suavecito. Pensando lo que me ha caído, tres nenas todos los días encima de mí, les digo;

- Vale, juguemos. Pero os voy a poner condiciones. Los viernes, sábados y domingos, nada de juegos. – Pienso en su padre, tengo que estar alerta por si desea ir de guarras.- Y les digo a las nenas señalándolas cada vez que las nombro.

Para ti el lunes.- Señalo a una. – Para ti el martes.- Señalo a la de su lado.- Y para ti será el miércoles. - Señalo a la última. - Así que tú será lunes, tú serás martes y tú serás miércoles. Ya que no me aclaro con ellas, me han dicho sus nombres y no sé quién es quién. Son tan idénticas que ni un lunar para diferenciarlas, como una gota de agua, clavada a otra gota de agua… Lo mismo.

Digo señalando a cada una y yo.- Me señalo en el pecho. – Yo seré para todas jueves. El jueves será para mis juegos, así que si algún jueves os llamo, vendréis todas. Y si alguien rompe las reglas del juego se acabó el trato, así que empecemos el juego hoy lo tomaremos como un día extraordinario.-

- ¡Vale! Me dicen las tres a la vez, pero nada de tocarnos los pechitos ni la cosita.-

- Me parece correcto. – Y va miércoles y me pone un pasamontañas por la cabeza, solo con la abertura de la boca. Y allí empezamos a jugar. No sé si se desnudaron o no, yo solo sé que tenía allí dispuestos para mí tres culitos y tres boquitas, como pajaritos en su nido a los que su padre tiene que alimentarlos.

Me coge una de una mano y otra de la otra mano y la otra nena se deja caer encima en la mesa, boca abajo y se agarra fuerte con las dos manos en la mesa con el culo en pompa, yo cojo con una mano mi polla y con la otra le abro las nalgas y apunto al  orificio, voy despacito y mi polla que no entra, aquello era como entrar un camión en un parking subterráneo. Así que le escupo en su ano, e intento introducirle la lengua al máximo alternándolo con lametones y un dedito.

- Veis como lo he hecho, pues haceros lo mismo que yo he hecho, pero una a la otra, antes hay que dilatarlo y luego hay que lubricarlo, para hacer el menor daño posible y que la penetración sea placentera, no así a las primeras de cambio… A lo salvaje. De esa forma no vais a querer hacerlo nunca ¡Tenéis vaselina! –

- No ¿Para qué? –

- Para lubricarlo que entre todo lo suave posible la primera vez. – Y hago intención de quitarme el pasamontañas.- Y me dicen;

- No, no te lo quites.-

- Vale, quitármelo la que queráis, quitarme el pasamontañas. Antes de empezar los juegos sexuales hay que prepararse. Quiero ir a la nevera, a ver si encuentro algún remedio. – Les digo.

 No sé cuanto tardaron para mi que 10 minutos aproximadamente, me quitan el pasamontañas y tarde otro rato en acostumbrarme a la luz. Voy a la nevera y cojo la mantequilla y me pongo a buscar entre un paquete de zanahorias que tengo en el compartimento de la verdura. Yo como muchas zanahorias que dicen que es bueno para la vista, en esta profesión hay que cuidarse la vista, hay que entrenar mucho los reflejos y la mente. Siempre hay que ir alerta, si se quiere durar mucho en la profesión. Dejo todo en la mesa y les digo;

- Cuando queráis seguimos el juego.- No tuve que repetirlo, ya lo tenía puesto otra vez el pasamontañas. Y volvimos a la posición donde dejamos el juego y hay lo reanudamos. Y digo;

- Pasadme la mantequilla y una zanahoria.-

Lo cual me pusieron en las manos enseguida. Yo para mí que la nenas tenían prisa por aprender, o darse placer. Es la forma que mejor se aprende uno... Por placer. Cojo le unto mantequilla y se la introduzco por el ano la zanahoria, despacito, como un explorador en terreno enemigo, así despacito y suave hasta la mitad, ahora despacito y suave para fuera sin sacarla, solo medio recorrido, hasta que dijo más, hay intente introducirla más hondo y cuando me pidió más, más, más, saqué la zanahoria y la cambie por mi nabo. Y yo a sus órdenes, lo que me pedía. Así, más para dentro, tal como me iba pidiendo, hasta que ya me harte y la metí y saqué a placer. Mientras yo allí, comiéndome una zanahoria con mantequilla con olor a su ano, y la nena engullía mi polla como el que se come un nabo. Así me sentía yo. Devorado.

Hasta que dijo ya no más, entonces cambie de tercio, aquí este culito ya estaba lubricado y dilatado, me fue más fácil y más rápido, así hasta el tercero. Que culitos más tiernos, al tacto, y su piel aterciopelada, como el culito de un bebé o como un melocotón, yo no note cambio ninguno para mí que siempre la había introducido en el mismo culito con intermedios. Hasta que dije;

- Ahora os la quiero introducir en la boca.-

Yo, para mí que se pelearon por el trofeo, pero habrá para las tres. A una más y otra menos, pero hubo, no es lo mimo  regalar un pastel a una, que repartir el pastel entre tres. Para mí que si no llego dividirlas, una cada día, no hubiera durado aquí ni un mes. Cada día que les tocaba y a la que le tocaba, venía a traerme la comida, yo comía y ella también me la comía, si la quería en su culito, pues nada a meterla allí, calentito. Yo estaba allí para cumplir las órdenes de las nenas. Órdenes que yo cumplía con enorme placer, todo el placer que me daban.

Cada día mejor me la comían. Es como cuando a uno le enseñas a abrir una botella, cada día la abre más rápido y con mejor maestría. Ahora que los jueves me iba de parranda con las expertas, a cualquier casa de citas, ahora ya no soy tan… Ni tan siquiera salvaje. Tengo tres nenas que han domesticado al oso y de mi sonambulismo, ya ni me acuerdo, duermo como un bendito, ya hace dos meses que duerme conmigo a la que le toca ese día, me la come durmiendo, me cabalga durmiendo  y ni me entero, bueno sí, cuando al despertar el día, me despierto y la tengo plantada y despierta la polla como yo. Digo está noche carlitos (mi polla) no ha salido de parranda.

Hubo un martes de una de las semanas,  que no fue igual que todos los martes de todas las semanas pasadas, no, no señor. Allí estaba la nena cabalgando agarrada al pomo de la silla de montar, me despierto y no era nena, era nene y encima se estaba pajeando y le digo;

- ¿Qué haces aquí? ¿Quién eres? – Se tapa la cara como si pensara que le iba a dar una bofetada, quizás hice la intención. Y me dice.

- Soy martes.- Me quedo pensando y le digo.-

- ¿Y que haces parada? Deja de pajearte y sigue. Para mí que fue la mejor cabalgada que me han hecho en mi vida.

Termina todo satisfecho y exhausto y le digo ponte boca abajo en la cama, te incas de rodillas y levanta tu culito, coge la almohada y muérdela fuerte, bien fuerte,  lo cojo del pelo y le dije al oído.

- ¿Quieres ser una mujer? Ahora vas a ser media mujer.-

Y se la introduje como me agrada a mí, a la primera y hasta el fondo y a la segunda más fondo todavía, sin delicadeza y con rabia. Me sentía más timado que un chino.- Se le escapo un gritito y eso que tenía la almohada mordida.  Le digo de nuevo.

- Prepárate que aún no hemos terminado. Y no me llores que te pego unos guantazos en las nalgas que no te vas a poder sentar en por lo menos una semana. -

Y me dedico a hacer lo mismo que antes, pero ahora con más brío, más salvaje, sacándola del todo y volviendo a meterla, cuando siento que me viene, la dejó metida en su culito y allí descargo todo mi semen. Hasta que salió por si sola.

- Que gusto esta es la segunda vez en mi vida que me dejan hacer esto. -Pienso.

Me parece que habrá más, muchas más veces y no solo en un culito, habrás más culitos. Me voy a correr de gusto cuando nunca me han dejado hacer esto ni pagando y aquí lo voy a hacer gratis. Bueno será media mujer, lástima que no se la pueda meter por delante también. Y el miércoles seguimos como si no hubiera pasado nada, no sé si se lo contaría a las hermanas. Pero el jueves es mi día, hoy voy a hacer de las mías, hoy no me voy de parranda, hoy tengo tres nenas que me van a hacer compañía. ¿Estás nenas que se han creído que pueden reírse de todo el que les de la gana? Pues no, no señor. Y les preparo una emboscada.

Las cito para la tarde a las tres nenas en mi apartamento y diciéndoles, que cada una en una habitación distinta con la luz apagada. He comprado tres máscaras, las he encargado en una tapicería, con solo orificios para la boca y la nariz. Entro en una habitación cualquiera, le digo a la nena que hay en aquella habitación, tápate los ojos con la almohada, no tumbada no, sentada en la cama. Cuando la tengo como yo quiero, enciendo la luz para verme, raudo le pongo la máscara y le dijo túmbate sobre la cama boca abajo y desnúdate toda. Me pregunta;

- ¿Está la luz apagada?

- SÍ, esta la luz apagada.

Yo me tumbo encima de ella sobre su espalda y con una mano le tapo la boca, con la otra voy a tocarle sus pechitos, si, la primera es nena, pero voy a comprobar su cosita, me entretengo masajeando aquella cosita rica e introduzco mis dedos  y le pregunto;

- ¿Cuántas chicas sois? Me responde.

- Tres. –

- No me mientas, que sé lo de martes.-

-  Dos chicas y un chico. –

- ¿Y porque, de ese juego? –

- No queríamos que supieras que martes era un chico. Somos trillizas martes siempre a jugado con muñecas y siempre estamos muy unidas, mi mamá quería que fuéramos niñas, martes siempre a jugado, a vestido y a hecho la vida como una niña. Solo lo sabe papa y ahora tú también.

- ¿Y hay algunos motivos más? ¡Si no me lo dices me la vais a pagar! - Aquella chica estaba toda asustada, yo no tenía intención de hacerles daño, bastante drama habían vivido ya, o estaban viviendo.

-Sí, soy virgen.- Me dice toda avergonzada.

- ¡Ostia! Dije de la sorpresa.- ¿Y tú hermana también?

- SÍ, todo lo hacemos juntas.-

- ¿Y sabíais que yo soy sonámbulo?

- Sí, lo pone en tu ficha, por eso te elegimos, porque no te ibas a enterar de nada y así nos servías de juguete.

- Pues nada cosita rica, no te voy a hacer daño, solo será un momento y todo habrá pasado.-

Le digo mientras con mi mano su coñito se lo voy masajeando y frotando, con un dedito introducido, su almejita le voy rascando, con mi otra mano, le quito la máscara para que no se pierda el espectáculo más espectacular de su vida, como le voy a arrebatar su virginidad, de eso soy incapaz arrebatarle a una mujer el momento de ser mujer, ver como va a perder su virginidad, como va a ser su paso de niña a mujer. Me levanto cojo el pote de vaselina que tengo preparado, lo abro cojo y con dos dedos me unto un buen puñado en mi nabo y le dio arriba y abajo, como si estuviera haciéndome una paja, me voy hacia ella con paciencia como un tigre el cual ya tiene su merienda, me limpio las manos con las sábanas y nada, a la faena a lubricarla con sus caldos, empiezo con sus pechitos a tocarlos a pegarle pellizquitos en sus pezones y a estirárselos, suave, suavemente, solo con las manos, nada de morderlos solo besarlos. Introducirlos en mi boca como si fueran naranjas, no tienen suficiente tamaño para ser melones. Solo lamerlos, pasar mi lengua sobre sus pechos, en círculos grandes para terminar en círculos pequeños, tratarla como a la niña que era en su interior. Diciéndole como va a ser el espectáculo, como se va a desarrollar el concierto, allí solo hay dos músicos y un instrumento, una partitura a tocar. Sexo, placer. Ella, yo y mi flauta, ella será el director de la orquesta, así que le digo, mientras no paro en la faena.

- Cuando me pidas más, yo te daré más, cuando me digas para, yo pararé, cuando me digas sigue, yo seguiré. Cuando me digas más, más, más, yo te daré más, más, más. Sentirás un dolor, un dolor pasajero, un dolor placentero, un dolor de placer, mucho placer. No vamos a follar, vamos a hacer el amor, así que tú dirigirás la perdida de tú virginidad, dirigirás tu propio dolor y a la vez dirigirás tu propio placer… Tú mucho placer. Así se va a desarrollar, no a lo salvaje, no follar, solo amor, mucho amor.

Y así fue, todo se cumplió como yo pronostiqué, con mucho placer, con mucho amor, pero no solo para ella, fue un placer para los dos, un placer compartido, un placer consentido, un placer de enorme amor, no un salvaje placer. Cuando mi polla reventó el himen, fue como pichar un globo, como pinchar una rueda, pero el auto seguía (mi polla) para dentro, cuando dijo para, yo pare, pare enseguida, la saque de poco a poco, suavecito. Deposité mis labios en aquella boquita dándole un besito, un besito que casi la asfixio. Y le digo.

- Incorpórate un poquito, para que veas tus calditos que van a salir ya mismo.-

Mientras se deslizaba unos hilos de sangre por los lados mi polla, que yo ya estaba notando en mis huevos. Ya semi-incorporada, decido acabar el espectáculo, el recital de sexo. La saco suave, completamente suave y lentamente, hasta que salió del todo, fue como abrir una botella de champan o de cava, mejor decir una botella de cava que estamos en España, el champan para los franceses, hay que consumir productos del país. La botella de cava, que era la nena, explotó al sacar mi polla que era el tapón. Que placer y que delicia, era la vida misma, un hombre y una mujer, unidos, unidos por sus fluidos, los de ella y los míos, con sangre, la sangre de su propia virginidad. Me dio tal beso que está vez soy yo el que casi me asfixio. Y le pregunto.

- ¿Qué nombre te di a ti? – Me dice.

- Soy lunes.- Y le digo.

- Que bien se besa los lunes, bésame lunes. ¿Quieres que sigamos el trato, un trato pactado con sangre? – Le digo mirando la sangre de su virginidad, derramada en las sábanas, dándole la oportunidad de decidir por ella misma. Y me dice.

- Sí, sí.- Me dice contenta y feliz, como la más hermosa flor, una flor abierta a la vida. Me estampa otro beso este aún mejor, como un beso de un tratado aceptado entre un hombre y una mujer.

Y esta nena, esta nena besaba mejor que las demás. Me voy a la siguiente habitación, repito la misma operación, no, no, toda no, solo comprobar si es nene o nena, a esta no le pregunto su nombre dado por mí... Es martes.  Le doy la oportunidad de decidir como a lunes, su hermana.

- ¿Cómo quieres que te trate, como hombre o como mujer? Y me dice sin pensarlo ni una vez.

- Soy mujer, muy mujer. Túmbate en la cama y te lo demuestro.- La miro entre las piernas y le digo;

- Hay que darle solución a eso. A mí me gusta plantarla en un huerto, hoy en día hay medios y remedios.- Va y me da en mis labios un beso, me dice;

- Trato hecho, lo que tú decidas.-

Me tumbo en la cama, se sube encima mio, apunta mi polla en su culito y zas, hala, a lo salvaje, esta nena es una troglodita, pero que bien cabalga la maldita, es una experta amazona. La mejor de las tres, la que mejor me cabalga la zona, así es ella, martes. Me dice.

- Quiero toda tu leche en mi culo, la quiero toda.-

Y yo voy y la complazco, carlitos (mi polla) va y se pone a escupir, lo hizo cinco o seis veces con unos fuertes latigazos. Martes parecía una fuente toda llena de agua a rebosar, claro, su culito la fuente, el agua mi semen y al final los dos terminamos bañados en mi semen, se abraza a mi pecho con toda mi polla dentro, hasta que sale por si sola, también sale mi semen el cual me baña, completamente los huevos. Va martes y me limpia mi polla, toda, todita, con su linda boquita. También cerramos el pacto… Bañados en mi semen.

Y ahora lo mejor… Comerme otro coñito, hacer sentir a una mujer ser toda mujer. Me meto en la habitación y enciendo la luz. Aquí no hago la misma operación, no señor, está la voy a desvestir yo. Y allí está la nena bendita,  tumbada en la cama esperando como una ovejita en su corral, esperando al lobo que la venga  a devorar, por supuesto el lobo soy yo. O así me sentía, pero todo con amor, mucha delicadeza, mucha suavidad y ternura. Y ella con su cabezita tapada por la almohada. Le digo al oído que todo ya lo sabía, incluso lo de su virginidad, me abrazo fuerte y dejo su carita bonita en mi pecho y se echa a llorar. La agarro de su carita con mis manazas y le estampo un besito en su bonita naricilla. La miro fijamente y le digo.

- Nena bonita, criatura chiquita. No va a pasar nada, que tú no quieras que pueda pasar.-

Me levanto y dirijo mis pasos a la salida, al echar la mano en el pomo para completar mi salida de la habitación. Me grita;

- ¡Espera! Ven aquí.- Me dice tumbada en la cama, ofreciéndose entera. No lloraba porque no me lo hicieras, lloraba de felicidad.

Pues nada, órdenes son órdenes, las órdenes que me gustan a mí cumplir a placer, darles placer, amor o todo los que ellas quieran.  Martes se ha operado, y ha elegido unos pechitos idénticos igual a sus hermanas, ya no se quién es quién, son iguales. Las he convencido para que se hagan un tatuaje, un tatuaje cada una diferente, no muy grande, solo chiquito para  poderlas distinguir, no me agrada llamarlas lunes, martes, y miércoles, me gusta más llamarlas por sus nombres. Rosa, Jazmín y Violeta. Ahora ya no soy conductor, soy Escolta y jardinero, tengo tres hermosas flores que cuidar. Ya no solo amor les doy, les doy mucho amor y follamos... Ahora que los martes... Los martes es un día salvaje.

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